Miremos a Jesucristo en la cruz

Publicado por: Setting Captives Free

¿Por qué los cristianos caen en pecado habitual? Pecados como pornografía, impureza sexual, alcoholismo, drogadicción, glotonería, falta de perdón, chismes, amargura, entre otros. La respuesta a ambas preguntas es la misma: porque no miran a la cruz.

En Gálatas 3:1-5, Pablo escribe: “¡Oh, gálatas insensatos! ¿Quién os ha fascinado a vosotros, ante cuyos ojos Jesucristo fue presentado públicamente como crucificado?”. La palabra traducida como “presentado públicamente” debe ser entendida como un aviso en una valla de publicidad, entonces Pablo está diciendo:

“Yo presento la cruz públicamente como en una valla publicitaria, para que puedas verla en claro detalle y así puedas empezar como cristiano. Pero tú alejaste la mirada de ella porque alguien te atrajo con un péndulo hipnotizante, y te quedaste allí, completamente embrujado por esa enseñanza. ¿Pero, por qué? Porque alejaste tu mirada de la cruz”.

Los falsos maestros estaban enseñándole a los gálatas que mientras el evangelio era necesario para la salvación, seguir la ley era un requisito para la perfección; o sea, el evangelio más tus obras. Los gálatas, hechizados por esta falsa enseñanza, alejaron su mirada de la cruz e intentaron ganar su perfección a través de una obediencia religiosa. Ellos estaban equivocados y pecando. ¡Lo mismo pasa con nosotros! Olvidarse de la cruz de nuestro Salvador es el primer paso de nuestra caída.

“He aquí el comienzo de su necedad. Los gálatas se olvidaron de la cruz de su Salvador. Este fue el primer paso de su caída. Si sus ojos hubieran permanecido fijos en el Calvario, los legalistas hubieran argumentado y discutido en vano. Dejemos que la cruz de Cristo pierda su encanto con nosotros… y estaremos a la merced de cualquier viento de doctrina. Seremos como marineros en una noche oscura y en una costa peligrosa, habiendo perdido la vista de la luz emitida por el faro. Nuestro cristianismo quedará hecho pedazos. Si el Cristo crucificado cesa de ser nuestro centro de atención, desde ese mismo momento la Iglesia quedará condenada” – La Biblia del Expositor

Así es. Si estos gálatas hubieran fijado sus ojos en Cristo y en Su cruz esta falsa enseñanza no habría tenido cabida en ellos, y no hubieran caído en el pecado habitual. Ellos se habrían dado cuenta de que los frutos del amor no crecen en la dureza de la Ley, ¡sino en el madero del Calvario!

Gálatas 3:1-5 nos da tres soluciones para nuestro problema con el pecado. Echémosle un vistazo:

Recuerda la cruz. Cuando digo recordar quiero decir mirarla. “ante cuyos ojos Jesucristo fue presentado públicamente como crucificado” (Gálatas 3:1). Mira a tu Rey llevando una corona de espinas para remover la maldición del pecado de ti, mira Sus manos y pies clavados en ese madero para darte libertad, míralo exhalando Su último aliento para soplar vida nueva en ti, míralo siendo traspasado en Su costado para que brotara la sangre y el agua que te dan el perdón y te limpian de todo pecado. Pero no sólo veas Su sufrimiento físico, míralo cargando con tu pecado para quitarlo de ti, míralo siendo traspasado con las flechas de la ira de Dios porque el Señor odia el pecado, míralo desangrándose y muriendo de amor por ti, para perdonarte y redimirte. Finalmente, mírate a ti mismo(a) en Él, en quien ahora tienes redención, el perdón de tus pecados (Colosenses 1:13-14). Recuerda la cruz y lávate en ella todos los días; verás que no vas a caer en doctrinas erróneas y serás libre de las ataduras del pecado.

Recuerda cómo obtuviste el Espíritu Santo. “Esto es lo único que quiero averiguar de vosotros: ¿recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? (Gálatas 3:2). Cuando escuchaste la buena nueva, de que Cristo murió por tu pecado para rescatarte -y creíste en ese mensaje-, recibiste el Espíritu Santo. Esto pasó una y otra vez en el libro de Hechos: “Mientras Pedro aún hablaba estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que escuchaban el mensaje” (Hechos 10:44). Y de nuevo: “Cuando comencé a hablar, el Espíritu Santo descendió sobre ellos, tal como lo hizo sobre nosotros al principio” (Hechos 11:15). Es como si Pablo estuviera diciendo: “Quieres experimentar el poder del Espíritu Santo de nuevo? Entonces ven a donde lo obtuviste, ven a la cruz y mira a Cristo, escucha la buena nueva y cree otra vez”.

Recuerda dónde está el poder sobrenatural de Dios – en la cruz. “Vuelvo a preguntarles: ¿acaso Dios les da al Espíritu Santo y hace milagros entre ustedes porque obedecen la ley? ¡Por supuesto que no! Es porque creen el mensaje que oyeron acerca de Cristo” (Gálatas 3:5). Pablo está diciendo: “Aquel hombre que está allá y que estaba en atadura al alcohol, el Espíritu Santo trabajó milagros en él y lo ha liberado en la cruz. La dama en atadura a la comida vino a la cruz y allí el Espíritu Santo hizo un milagro en su vida y la liberó. Esa pareja a punto de divorciarse vino a la cruz donde el Espíritu Santo derramó el amor de Dios en sus corazones y los unió de nuevo. ¡Los milagros pasan en la cruz!

La solución de hoy para nuestro problema con el pecado es expresada claramente en este pasaje: “¡Recuerda la cruz, recuerda cómo obtuviste el Espíritu Santo, recuerda los milagros!”

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