Mike Cleveland

Voy a compartir contigo cosas muy específicas que he hecho, y que todavía hago, para ganar contra enemigos más poderosos e inteligentes que yo. También, quiero aprender de ti cosas que vas a hacer para dar la mejor pelea y así aprender el uno del otro.

En cualquier batalla, el lado que gana es el más preparado. Se tienen planes; planes de contingencia y un sinnúmero de estrategias, así mismo, debemos estar armados hasta los dientes. Esto es razonable. En la guerra, es la vida o la muerte, y debemos tomar esta batalla espiritual con más seriedad que cualquier otra cosa en nuestras vidas.

Mike Cleveland

En mi tiempo de esclavitud a la pornografía e impureza sexual, parecía como si mi vida entera girara alrededor de gratificar la lujuria de mi carne. Todo tenía que ver con la emoción, con escapar a un mundo de fantasía, con experimentar placeres carnales. Corría hacia la impureza por comodidad, para aliviar el aburrimiento, y cualquier otra razón que pudiera encontrar.

¡Pero esto es cautiverio! El mundo lo llama “adicción”, pero las Escrituras nos dicen que cuando cometemos pecado de manera habitual somos atrapados (Isaías 42:22), “encadenados” (Salmos 107:10-11), en “cautiverio” o “esclavizados” (Juan 8:34), en rebeldía (Proverbios 17:11), y desobediencia (1 Juan 3:4). Es algo muy serio.

Publicado por: Setting Captives Free

¿Por qué los cristianos caen en pecado habitual? Pecados como pornografía, impureza sexual, alcoholismo, drogadicción, glotonería, falta de perdón, chismes, amargura, entre otros. La respuesta a ambas preguntas es la misma: porque no miran a la cruz.

Por Mike Cleveland

La palabra de Dios nos dice que si queremos liberarnos de la adicción de cualquier tipo, debemos venir a la cruz de Jesús y experimentar el poder del Espíritu Santo. En verdad, no hay esperanza de que ganemos la batalla contra el pecado habitual por nuestra propia cuenta. Por nosotros mismos, estamos indefensos contra la atracción del pecado habitual. Con nuestras fuerzas y ​​con las mejores intenciones, podríamos tratar de guardar las leyes de Dios, firmar promesas, hacer compromisos de cambio, etc., pero tarde o temprano surgirán dificultades, nos estresaremos o estaremos enojados, para finalmente fracasar. “El Espíritu da vida; la carne no vale para nada…” (Juan 6:63 NVI).