Por Elsa Izaguirre

La mayoría conocemos que existen países del oriente donde prohíben la Navidad como: Corea del Norte, Somalia, Brunéi, Tayikistán, Arabia Saudita y China, entre otros.

Pero cuando hablamos de América latina, Aunque no parezca real, ya se da, que en algunos países se presenten proyectos que prohíben colocar representaciones de Jesucristo, y en general imágenes religiosas (incluyendo nacimientos y cruces), en espacios públicos, porque alegan que lastima la susceptibilidad de algunas personas que se sienten agraviadas viendo esas imágenes.

¿Hacia dónde avanzan estas leyes? A la eliminación del cristianismo; a omitir el milagro del nacimiento del Mesías Salvador.  No podemos dejar de celebrar la esperanza de un Dios que no perdió la fe en la humanidad; más bien se hizo carne, se humanizó y compartió nuestra historia, nuestro espacio, penas y alegrías, ilusiones y frustraciones. 

Seremos espectadores como los pastores e ir y ver lo que está sucediendo, lo que Dios está revelándonos. Jesús nace y con ello su incursión en la Historia, pues es un parteaguas significativo; hay un antes y un después de Jesucristo. Lo mismo que pasa en nuestra historia personal: hay un antes y un después de Cristo.

Mike Cleveland

En mi tiempo de esclavitud a la pornografía e impureza sexual, parecía como si mi vida entera girara alrededor de gratificar la lujuria de mi carne. Todo tenía que ver con la emoción, con escapar a un mundo de fantasía, con experimentar placeres carnales. Corría hacia la impureza por comodidad, para aliviar el aburrimiento, y cualquier otra razón que pudiera encontrar.

¡Pero esto es cautiverio! El mundo lo llama “adicción”, pero las Escrituras nos dicen que cuando cometemos pecado de manera habitual somos atrapados (Isaías 42:22), “encadenados” (Salmos 107:10-11), en “cautiverio” o “esclavizados” (Juan 8:34), en rebeldía (Proverbios 17:11), y desobediencia (1 Juan 3:4). Es algo muy serio.

Por Ricky Chelette

Living Hope Ministries (LHM) y ministerios afines están bajo ataque. Debido a que LHM se basa en la Palabra de Dios y en el diseño de Dios para la sexualidad humana, nuestra simple existencia es una amenaza para aquellos que promueven creencias y comportamientos que se alejan mucho de la Palabra y del diseño de Dios. Como resultado, recientemente se han producido blogs, artículos, podcasts, vodcasts, libros e incluso un “documental” que menciona específicamente tanto a LHM como a mí, como líder, y nos acusan de todo tipo de malas motivaciones, intenciones, control, manipulación, e incluso daño. Estas acusaciones son descaradamente falsas y representan una reinterpretación de la realidad con la esperanza de ilegalizar el trabajo de LHM.

Por Tim Broach

Guarda tu corazón

La intimidad con Dios es esencial para el desarrollo del liderazgo espiritual. Proverbios 4:23 nos recuerda “Por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida”. Buscar a Dios desde la profundidad de nuestro corazón es una de las tareas principales de un líder. Si un líder no presta atención especial a su vida interior, su liderazgo causará más daño que bendición. La investigación de Bobby Clinton de líderes cristianos actuales y también los mencionados en la Biblia, reveló que únicamente el 30% de los líderes terminan bien (Rice, 2007, p 16). La razón por la cual el 70% no terminan bien, está relacionado con un quebranto en su vida personal: mal uso de finanzas, abuso de poder y autoridad, orgullo, fracaso sexual, problemas familiares y estancamientos en su crecimiento personal.

Publicado por: Soldados de Jesucristo

Soy una mexicana, y si conoces un poco la cultura de mi país; debo decirte que las madres son una figura casi santa. Siempre tienen la razón, son apasionadas, intensas, representan fortaleza, son pilares de las familias. Incluso, hay una frase que probablemente, si eres de América Latina, la has escuchado también: “No hay amor más grande que el de una madre” ¿te suena familiar?

Publicado por: Setting Captives Free

¿Por qué los cristianos caen en pecado habitual? Pecados como pornografía, impureza sexual, alcoholismo, drogadicción, glotonería, falta de perdón, chismes, amargura, entre otros. La respuesta a ambas preguntas es la misma: porque no miran a la cruz.

Cuando llegué a Portland Fellowship hace más de cinco años, no entendía realmente en qué me estaba involucrando. Me fascinaron los testimonios que escuché; historias de la redención de Dios, la liberación de la adicción y de la fantasía, y la bendición de las relaciones saludables. Esto me dio una esperanza que nunca había experimentado. Al igual que muchos creyentes, durante tanto tiempo pareció que solo tenía dos opciones: reprimir mis deseos, seguir mi camino por la vida con los nudillos blancos y obedecer a Dios al no actuar sobre mis sentimientos; o abrazar una identidad gay y rechazar mi fe, familia y comunidad. Fue aquí donde realmente comencé a aprender y caminar en una tercera opción: el proceso de transformación.

Por Miguel Alcarria

El apóstol Pablo es ampliamente reconocido y admirado actualmente por el nivel de compromiso que mostró en torno a sus convicciones; no obstante, tras su conversión, por nadie fue ni tan reconocido ni tan admirado como lo es ahora. El Saulo celoso de la fe y de las tradiciones de sus padres (Gál. 1:14; Hch. 22:3), que iba casa por casa sacando a rastras a los cristianos para encarcelarlos (Hch. 8:3) y era admirado por todos sus compañeros fariseos; de la noche a la mañana, se convirtió en el apóstol Pablo, un instrumento de Dios para llevar Verdad a judíos y a gentiles (Hch. 9:15; Hch. 20:24).

Por Fernando Garzón

Uno de los mayores problemas en la actualidad en temas de confusión de identidad sexual, está relacionado con la falta de entendimiento por parte de padres, maestros, sociedad, cultura, psicólogos y gobiernos, sobre la importancia de compartir y propiciar momentos significativos de intimidad, amistad, confianza entre padres e hijos como modelo e hilo conductor en la formación integral de seres humanos saludables, emocional y relacionalmente, capaces de amar y ser amados,  de dar y recibir amor sin temor a equivocarse. Es esta, además, una excelente manera de suplir las necesidades de amor, cariño y afirmación de nuestros hijos.

Por Charlie Hernández

Por años, muchos de nosotros hemos batallado con la atracción al mismo sexo y la hemos visto convertirse en un enemigo implacable y cruel, destruyendo nuestras relaciones familiares, haciéndonos personas amargadas, cínicas, inseguras y pedantes al mismo tiempo.

Yo fui alguien que decidió esconder su lucha con esta conducta, por muchos años, para encontrarme luego cosechando el fruto de mentiras y terrores, que me mantuvieron atado a la soledad y a la frustración.

Muchos optan por “salir del clóset” para restregarle en la cara al mundo, a la familia y a las instituciones culturales tradicionales, su ira por los años que trataron de esconder esta situación, por tratar de complacer y de intentar vivir a la altura de las expectativas de otros; y a la vez, como una manera de desquitarse por los apodos, las burlas y las calumnias infligidas por la misma gente que se supone, serían su apoyo.

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