Andar en el Espíritu

Mike Cleveland

En mi tiempo de esclavitud a la pornografía e impureza sexual, parecía como si mi vida entera girara alrededor de gratificar la lujuria de mi carne. Todo tenía que ver con la emoción, con escapar a un mundo de fantasía, con experimentar placeres carnales. Corría hacia la impureza por comodidad, para aliviar el aburrimiento, y cualquier otra razón que pudiera encontrar.

¡Pero esto es cautiverio! El mundo lo llama “adicción”, pero las Escrituras nos dicen que cuando cometemos pecado de manera habitual somos atrapados (Isaías 42:22), “encadenados” (Salmos 107:10-11), en “cautiverio” o “esclavizados” (Juan 8:34), en rebeldía (Proverbios 17:11), y desobediencia (1 Juan 3:4). Es algo muy serio.

Por esta razón es que Dios tiene que cambiar nuestros corazones, darnos nuevos deseos, hacer que empecemos a detestar nuestra antigua vida de auto gratificación, porque de lo contrario, viviremos y moriremos en la oscuridad y cautiverio del pecado.

Pero hay una forma de ser totalmente libre de la esclavitud al pecado. No se logra al luchar más fuerte, prometiendo dejarlo o decidiendo ser libre, etc. El siguiente pasaje nos dice cómo ser libres:

“Digo, pues: Anden en el Espíritu, y así jamás satisfarán los malos deseos de la carne. Porque la carne desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu lo que es contrario a la carne. Ambos se oponen mutuamente para que no hagan lo que quisieran. Pero si son guiados por el Espíritu, no están bajo la ley” Gálatas 5:16-18 (RVA-2015)

La verdadera clave de Gálatas 5:16 es que, no gratificar los deseos de tu carne, es el resultado automático de andar en el Espíritu.

Piensa en la religión por un momento, con todas sus prohibiciones y reglas. Todas las religiones en el mundo tienen una cosa en común: nos dicen que debemos dejar de hacer algo: Deja de ver pornografía, deja de gratificar tu carne, deja de mirar a las personas con lujuria, etc.

Sin embargo, a los creyentes se les dice “anden en el Espíritu” (Gálatas 5:16), para “vivir en el Espíritu” y ser “guiados por el Espíritu” (Gálatas 5:25). Si logramos aprender a hacer esto, el resultado automático va a ser que ya no viviremos un estilo de vida dispuesto a gratificar nuestra carne. ¿Puedes ver el poder de esta verdad?

Es verdad. La carne de cada uno de nosotros naturalmente desea lo que es contrario al Espíritu de Dios. Nuestra carne, tal y como un niño pequeño, quiere ser gratificada. Quiere un chupón/chupete. Quiere lo que quiere, ¡y lo quiere ya mismo!

El Espíritu de Dios quiere que crezcamos y maduremos para salir de una vida de gratificación carnal. Él quiere que seamos conformados a la imagen de Jesucristo, que aprendamos a vivir una vida en la que crucifiquemos la carne en lugar de gratificarla. “Porque los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos” (Gálatas 5:24).

Esta lucha dentro de nosotros puede llevarnos a un gran fracaso cuando escogemos dejar que nuestra carne viva alimentando su apetito por pornografía e impureza. Al final, nos haremos un gran daño a nosotros mismos y a otros. He experimentado esto de manera personal, posiblemente tú también. El diablo, usa la pornografía y la impureza (entre otras muchas cosas) para venir a matar, robar y destruir (Juan 10:10).

Por tanto, estos dos deseos que compiten entre sí están en gran desacuerdo y nunca podrán ser reconciliados. Si alimentamos nuestra carne, pecaremos de maneras que realmente no queremos. “Ambos se oponen mutuamente para que no hagan lo que quisieran” (Gálatas 5:17).

En esta ocasión estamos introduciendo este concepto, pero continuaré compartiendo contigo cómo Dios me ha enseñado esta verdad, la cual me ha llevado a libertad continua en mi vida. Pero por el momento, quiero que estemos claros en cómo recibimos el Espíritu de Dios para que, de esa manera, empecemos a Andar en el Espíritu.

“En Él también ustedes, cuando oyeron el mensaje de la verdad, el Evangelio que les trajo la salvación, y lo creyeron, fueron marcados con el sello que es el Espíritu Santo prometido” Efesios 1:13 (NVI)

Entonces ahora entendemos cómo el primer principio de libertad, Lavarnos en la Cruz, está conectado con el segundo principio, Andar en el Espíritu. En la cruz, vemos a Jesús entregando Su vida por nosotros, escuchamos que Su muerte es para nuestro perdón y liberación, y cuando creemos ese mensaje, recibimos el Espíritu Santo. Este sí es un evento de una sola vez, cuando una persona se vuelve creyente en Jesús y recibe el Espíritu Santo.

Entonces, a medida que escuchamos estas buenas nuevas una y otra vez, y las creemos, podemos andar por el poder del Espíritu Santo en lugar de vivir en la debilidad de nuestra carne.

¿Puedes ver esto? La cruz y el Espíritu están íntimamente unidas, y cuando visitamos la cruz a menudo, recibimos infusiones frescas del poder del Espíritu Santo.

Fijémonos en otro pasaje, donde el Apóstol Pablo le hace una serie de preguntas a la iglesia en Galacia:

“¡Gálatas torpes! ¿Quién los ha hechizado a ustedes, ante quienes Jesucristo crucificado ha sido presentado tan claramente? Sólo quiero que me respondan a esto: ¿Recibieron el Espíritu por las obras que demanda la ley, o por la fe con la que aceptaron el mensaje? ¿Tan torpes son? Después de haber comenzado con el Espíritu, ¿pretenden ahora perfeccionarse con esfuerzos humanos? ¿Tanto sufrir, para nada? ¡Si es que de veras fue para nada! Al darles Dios Su Espíritu y hacer milagros entre ustedes, ¿lo hace por las obras que demanda la ley o por la fe con la que han aceptado el mensaje?” Gálatas 3:1-5 (NVI)

Gálatas 3:1-5 explica que recibimos el Espíritu Santo y Su milagroso poder cuando creemos las buenas nuevas de Cristo crucificado por nosotros.

Lo que el Apóstol Pablo hizo por los gálatas fue retratar claramente a Cristo crucificado (Gálatas 3:1), muy probablemente usando las Escrituras del Antiguo Testamento para describir los sufrimientos de Cristo en su lugar, y los exhorta a creer las buenas nuevas (Juan 5:39).

Y cuando los gálatas “vieron” a Jesús levantado en la cruz, cargando sus pecados en Su propio cuerpo en el madero, sufriendo la maldición de Dios para que ellos fueran bendecidos; se conmovieron hasta el punto de cortar sus corazones y darles esperanza. Ellos pusieron fe en ese mensaje ¡y lo creyeron! Y cuando creyeron, el Espíritu Santo vino a ellos con todo Su poder milagroso para transformar sus vidas.

Si no eres un creyente, necesitas ver a Cristo crucificado por ti, escuchar que Él se llevó tus pecados y que te dio Su justicia porque Su resurrección de entre los muertos significa tu justificación ante Dios (Romanos 4:25). Necesitas creer este mensaje, ¡que Jesús hizo todo esto por ti!

Si eres un creyente, tú tienes el Espíritu Santo al igual que Su poder para transformarte de un estilo de vida para gratificar tu carne a un estilo de vida crucificando tu carne. Para ti, se trata de aprender cómo Andar en el Espíritu y ser guiado por el Espíritu.

Para terminar, hemos visto que cuando creemos el mensaje de la cruz, recibimos el Espíritu Santo. Ahora debemos aprender lo que significa Andar en el Espíritu, vivir en el Espíritu y ser guiados por el Espíritu. Porque si Andamos en el Espíritu no gratificaremos las lujurias de nuestra carne (Gálatas 5:16). En otras palabras, ¡seremos libres!

Publicado con permiso: https://www.settingcaptivesfree.com