NOTA: Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del autor, y no necesariamente representan la posición de Exodus Latinoamérica.

Por Greg Johnson

«Mike, ¿sabes una cosa? Yo solía ser gay», dije.

Mike dejó de mover su brocha cuando las palabras salieron torpemente de mi boca. Él estaba pintando el apartamento en la ciudad de St. Louis al que llamé hogar durante el verano de 1997 cuando inicié el programa de doctorado en Teología Histórica.
Me había preguntado por mis estudios y empezamos a hablar de la fe. Mike me había explicado que sentía que nunca podría ir a la iglesia porque era gay.
«Sé que dicen que eso no debería suceder», continué, después de soltar la bomba. «Pero esa es mi historia». Mike me miró con interés mientras bajaba la lata de pintura al piso, equilibrando suavemente su brocha en el borde.
Al recordar este encuentro, puedo ver que tenía todos los rasgos de lo que se conoció como el movimiento exgay, del que fui un entusiasta defensor. Lo más notable es mi uso del guion exgay: «Yo solía ser gay». La frase implicaba que yo ya no era gay. Tenía un testimonio, una historia que contar sobre cómo había dejado la homosexualidad atrás.

Por Dr. Alberto Gandini

Existen diversas teorías acerca del génesis del quebranto sexual debido a su complejidad. Pero hoy en día se reconoce que es un desvío —en gran parte resultado del anormal desarrollo de la personalidad— y que hay una cantidad de factores que han interferido, a saber:

Por: Norma Esquivel

Tanto la homosexualidad masculina como la femenina tienen varias causas. Elizabeth R. Moberly escribió su libro acerca de la identidad de género masculino. En este libro, “Homosexualidad, una nueva ética cristiana”(1983), menciona que las necesidades no suplidas de amor, dependencia e identificación con el padre del mismo sexo pueden producir incertidumbre e inseguridad, y que la persona al ser adulta tiende a llenar ese vacío a nivel inconsciente con otro hombre que le dé su apoyo y su amor.

Por otro lado, la relación del varón con su madre es su modelo para relacionarse con las demás mujeres. Si esto no se da así, porque de niño se identifica con ella en lugar de hacerlo con su padre, se va construyendo un modelaje más fuerte de identidad femenina. Cuando el padre no suple sus necesidades emocionales el niño se identifica más con su madre “copiando” más el modelo femenino que el masculino. Aquí se da una actitud defensiva, un distanciamiento de su padre, aceptando más el modelo femenino.

Por Víctor T

Las personas con quebrantamiento mencionan a menudo que una de las cosas que más dolor les causó en los primeros años de vida, y que se prolongó a la adultez, fue la relación con su padre. El anhelo de vivir en plenitud y libertad se ha visto interrumpido dramáticamente por la ausencia de una de las personas más importantes en el desarrollo, nuestro padre.

La escasa o nula presencia, o la equívoca participación e involucramiento en los años formativos puede causar mucho daño. A través de los años Éxodus Latinoamérica y muchos otros involucrados en los temas de quebranto sexual y relacional, han planteado que la figura paterna es un eslabón importante en la cadena de la formación de identidad.

Por Pedro Delgado

Hemos estado emitiendo en los boletines de este 2019, artículos que plantean la enorme e innegable necesidad de implementar en nuestras congregaciones locales un trabajo de prevención e intervención del quebrantamiento sexual. Comenzar con el liderazgo y atender las necesidades de los matrimonios, es fundamental. Ahora queremos dar algunas pautas para brindar ayuda a hermanos afectados por el quebrantamiento sexual, no solamente a quienes batallan con homosexualidad, sino también para quienes han caído en hábitos pecaminosos relacionados con la pornografía, la masturbación, la fornicación, o el adulterio, entre otras formas de quebrantamiento y pecado sexual.  Aunque hay una gran variedad de recursos con mucha información y recomendaciones sobre cómo ayudar a personas en estas situaciones, queremos recordarles que, indudablemente, la base para orientarlos y ayudarles es el discipulado.

Psic. Emmanuel Muñoz

 

Una sociedad en transformación

De alguna manera, mientras como Iglesia realizábamos nuestras reuniones, asistíamos a nuestros retiros y hacíamos actividades de evangelismo; avanzaba un movimiento social que hoy pareciera ser una avalancha de cambios, reformas sociales y morales que nunca vimos o que nunca pensamos que llegaría a ser tan intensa. En términos legislativos, en Chile, se logró la ley antidiscriminación, el acuerdo de unión civil entre parejas del mismo sexo y actualmente se está legislando con respecto al matrimonio homosexual, la adopción homoparental y la ley de identidad de género, entre otras. En los medios de información masiva, en educación parvularia, escolar y universitaria; en el cine, las series de televisión, los dibujos animados, etc. podemos ver distintas temáticas relacionadas con la diversidad sexual, que han ido ganando terreno hacia una mayor aceptación, normalización y promoción de la misma; las iglesias no están excluidas.

Leo Chain

La Organización Mundial de la Salud define sexo como la condición orgánica que distingue a las mujeres de los hombres. El sexo biológico es la anatomía sexual junto con los cromosomas de cada persona. Biológicamente se nace hombre o se nace mujer[1].

Por Anne Paulk

Leer 1a Parte

Trauma Infantil

Tanto Chris como Latasha fueron testigos de diferentes formas de abuso contra sus madres. En consecuencia, ambas hicieron votos de no ser como sus madres, débiles y vulnerables. Las dos mujeres se moldearon a sí mismas como varones, rechazando sus propias cualidades femeninas e involucrándose en actividades predominantemente masculinas.

De acuerdo con la encuesta que llevé a cabo entre ex lesbianas, más del 60% fueron testigo de alguna forma de abuso contra un miembro de su familia. Sorprendentemente, un 90% experimentó alguna forma de abuso contra ellas mismas.

Por Anne Paulk

Tomado del libro “Restaurando la Identidad Sexual”

Cuando daba clases de bachillerato, conocí a Natalie, una estudiante joven y atractiva de grandes ojos cafés y cabello castaño. Me buscaba mucho, me felicitaba constantemente por mi maquillaje, comía su almuerzo cerca del comedor de profesores y prefería mi compañía sobre la de sus compañeros.

Mis conversaciones con Natalie comenzaron por un artículo que yo estaba escribiendo para enseñar en una clase de la universidad. Se suponía que debía de entrevistar a un par de estudiantes sobre sus intereses y sobre lo que deseaban seguir estudiando como carrera. Le pregunté a Natalie si quería ser una de mis entrevistadas y ella accedió.

Ver Parte 1/2

Pre-adolescencia (aproximadamente desde los 9 a los 11 años)

En esta edad los niños prefieren relacionarse con sus coetáneos (otros de su misma edad y género). Al mismo tiempo, generan un temporal antagonismo con quienes son del sexo opuesto.

Algunos niños y principalmente algunas niñas, pueden llegar a la pubertad a los 11 años o antes. Es bueno que ya sepan lo que esto significa, y será conveniente hablar sobre los inicios de sus cambios que se evidencian por sus características sexuales primarias y secundarias (internas y externas).

En esta edad los preadolescentes ya tienen conciencia clara de lo que está mal, aunque hay que dimensionar de manera adecuada la magnitud de sus faltas, ellos tenderán a minimizarlas. Los padres y educadores deben continuar trabajando en la formación de la conciencia y voluntad de los niños, en la generosidad y preocupación por los demás. Además, es una excelente edad para interesarles en deportes y actividades que los lleven a utilizar de manera sana su energía física y sexual.

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