Batallar contra la carne

Mike Cleveland

Voy a compartir contigo cosas muy específicas que he hecho, y que todavía hago, para ganar contra enemigos más poderosos e inteligentes que yo. También, quiero aprender de ti cosas que vas a hacer para dar la mejor pelea y así aprender el uno del otro.

En cualquier batalla, el lado que gana es el más preparado. Se tienen planes; planes de contingencia y un sinnúmero de estrategias, así mismo, debemos estar armados hasta los dientes. Esto es razonable. En la guerra, es la vida o la muerte, y debemos tomar esta batalla espiritual con más seriedad que cualquier otra cosa en nuestras vidas.

¿Recuerdas que hablamos del Rey David, aquel que cometió adulterio? Vimos cómo él estaba caminando en la azotea, como cualquiera que fisgonea a su vecino(a) de abajo, pero ¿sabes cómo empezó todo? Fíjate en esto:

“Al año siguiente, en el tiempo en el que los reyes salen a la guerra, David envió a Joab y a sus siervos, y a todo el ejército de Israel, a combatir a los amonitas, a los que vencieron luego de ponerle sitio a la ciudad de Rabá. David se quedó en Jerusalén, y un día por la tarde, mientras se paseaba por la azotea de su palacio después de la siesta, vio desde allí a una mujer muy hermosa, que se estaba bañando. Al preguntar quién era ella, le dijeron que se llamaba Betsabé, y que era hija de Elián y esposa de Urías el hitita. Entonces David ordenó que la llevaran a su presencia, y ella se presentó ante él, y él la tomó y se acostó con ella. Después de tener relaciones, ella se purificó y regresó a su casa” 2 Samuel 11:1-4 (RVC)

Ya debiéramos saber que la Biblia nunca incluye detalles si no existe una buena razón para hacerlo. La Biblia nos dice que era “el tiempo cuando los reyes iban a la guerra” cuando David, en lugar de estar en batalla, estaba caminando en la azotea observando a la esposa de otro hombre. Dios resalta un peligro particular para nosotros.

¿Sabes que a menudo caemos porque estamos viviendo en la comodidad y el facilismo cuando deberíamos estar en batalla? ¿Durmiendo cuando deberíamos estar peleando? ¡Eres un soldado y deberías estar peleando! Llegará el tiempo en el que puedas descansar, ¡pero si todavía estás vivo es momento de levantarte, ponerte las botas y pelear! “¡Hurra!”

Ahora, para que no perdamos de vista nuestro primer principio fundamental, en nuestro afán de luchar, te invito a que vengas conmigo por un momento a la cruz. ¿Ves a Jesús allí colgado en la oscuridad? Él ha sido golpeado ferozmente y está sufriendo en cuerpo y alma; porque Dios ha hecho de Su alma una “ofrenda por el pecado” (Isaías 53:10), y muriendo solo, habiendo bebido la copa de la ira de Dios contra el pecado.

Pero ¿qué está haciendo Él ahí realmente? ¡Te digo que Él está ganando la batalla por ti! ¡Él está aplastando la cabeza de Satanás (Génesis 3:15) y deshaciendo sus obras! “Por esto se ha manifestado el Hijo de Dios: para deshacer las obras del diablo” (1 Juan 3:8).

Mira cómo la cruz fue la más grande victoria sobre la batalla más intensa que jamás hemos peleado:

“Antes, ustedes estaban muertos en sus pecados; aún no se habían despojado de su naturaleza pecaminosa. Pero ahora, Dios les ha dado vida juntamente con Él, y les ha perdonado todos sus pecados. Ha anulado el acta de los decretos que había contra nosotros y que nos era adversa; la quitó de en medio y la clavó en la cruz. Desarmó además a los poderes y las potestades, y los exhibió públicamente al triunfar sobre ellos en la cruz” Colosenses 2:13-15 (RVC)

¡Jesús ganó por medio de la muerte! ¿Y sabes qué? ¡Tú vas a ganar de la misma manera!

“Sabemos que nuestro antiguo yo fue crucificado juntamente con Él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido liberado del pecado” Romanos 6:6-7.

No estoy hablando de tu muerte física, sino de unirte a Cristo en Su cruz y morir con Él al pecado. ¡Esa es la clase de muerte que nos libera! Entiendo que no a todo el mundo le gusta imaginarse ser un soldado en guerra; a algunos de nosotros nos repudia pensar en la violencia. Sin embargo, si queremos ganar la batalla contra la impureza sexual, no debemos apoyarnos en nuestra propia inteligencia (Proverbios 3:5-6). Al maligno le encantaría que rechazaras una mentalidad de guerrero, en contra del pecado y tu carne.

El mundo, tu carne, y el diablo quieren que seas “razonable” con el pecado. Quieren que hagas la paz con el pecado, hacerte creer que puedes manejarlo. Pero todas esas son mentiras que, lo único que harán, es tenerte atado. Entonces, si ser un soldado no viene de manera natural a nosotros, debemos aferrarnos a este llamado bíblico para nuestras vidas: “Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza” Efesios 6:13 NVI.

El tercer principio fundamental de libertad es “Batallar Contra la Carne”. Vas a ver estos principios fundamentales repetidos y reforzados. Cada vez que revisitemos uno de los tres principios, construiremos sobre lo que ya hemos aprendido, y los expandiremos con diferentes pasajes bíblicos y aplicaciones.

Publicado con permiso: https://www.settingcaptivesfree.com