Mike Cleveland

En mi tiempo de esclavitud a la pornografía e impureza sexual, parecía como si mi vida entera girara alrededor de gratificar la lujuria de mi carne. Todo tenía que ver con la emoción, con escapar a un mundo de fantasía, con experimentar placeres carnales. Corría hacia la impureza por comodidad, para aliviar el aburrimiento, y cualquier otra razón que pudiera encontrar.

¡Pero esto es cautiverio! El mundo lo llama “adicción”, pero las Escrituras nos dicen que cuando cometemos pecado de manera habitual somos atrapados (Isaías 42:22), “encadenados” (Salmos 107:10-11), en “cautiverio” o “esclavizados” (Juan 8:34), en rebeldía (Proverbios 17:11), y desobediencia (1 Juan 3:4). Es algo muy serio.

Por Mike Cleveland

David suplicó para que Dios lo lavara y lo limpiara de su pecado (Salmos 51:7). Esta limpieza del alma es lo que nosotros necesitamos también. Necesitamos experimentar una limpieza profunda, un lavamiento de regeneración (Tito 3:5), una purificación de nuestros corazones (Tito 2:14).

La razón para esto es porque la pornografía y la impureza sexual son contaminantes; ambas dejan manchas oscuras en nuestras almas, como tinta negra en un lienzo. El pecado sexual brilla y seduce, pero una vez consumido, nos deja llenos de vergüenza y culpa.

Por Mike Cleveland

Seguramente te has dado cuenta de que puedes hacer votos para cambiar, promesas para mejorar, hacer un compromiso para luchar con ahínco; pero, aun así, la tentación termina siendo más fuerte que tus esfuerzos. Por eso es por lo que definitivamente, no sirve hacer votos determinantes, o unirse con algunos otros para comprometerse juntos a ser puros, tampoco sirve prometerles a nuestras esposas, o a alguien más, que lo vamos a dejar esta vez para siempre. Ninguno de estos esfuerzos sirve a largo plazo, porque no es la manera de Dios de liberar a los cautivos.  El Rey David en la Biblia tuvo una caída moral terrible. Estaba en la parte alta fisgoneando a una mujer desnuda bañándose, y él la deseó en su corazón y terminó cometiendo adulterio con ella. Un pecado llevó al otro y al final hasta logró que el esposo de ella fuera muerto. David fue endurecido en su pecado (Hebreos 3:13) durante nueve meses, hasta que Dios envió al profeta Natán para reprenderlo. El corazón de David se quebrantó por su pecado y mientras suplicaba a Dios por perdón, dijo estas palabras:

Cuando leemos el libro de Apocalipsis, en los primeros tres capítulos podemos ver los mensajes a las siete iglesias. Los teólogos han debatido largo tiempo si las iglesias de Asia representaron solo iglesias bien establecidas en esas localidades, o si representan etapas históricas de la Iglesia, o representan al conjunto de creyentes en el mundo, en toda la historia de la iglesia, que para fines prácticos es el enfoque que utilizaré en el presente artículo.

La iglesia de Pérgamo representa a los creyentes que han sido leales, que han demostrado su fe por sus obras; creyentes que siempre están dispuestos a servir en los ministerios en la iglesia, en donde sus servicios son necesarios; han hecho sacrificios por la obra del Señor, han trabajado duro, se han esforzado, quizá no haya en la iglesia creyentes tan serviciales y leales como los que aquí son representados.