Por Elsa Izaguirre
La mayoría conocemos que existen países del oriente donde prohíben la Navidad como: Corea del Norte, Somalia, Brunéi, Tayikistán, Arabia Saudita y China, entre otros.
Pero cuando hablamos de América latina, Aunque no parezca real, ya se da, que en algunos países se presenten proyectos que prohíben colocar representaciones de Jesucristo, y en general imágenes religiosas (incluyendo nacimientos y cruces), en espacios públicos, porque alegan que lastima la susceptibilidad de algunas personas que se sienten agraviadas viendo esas imágenes.
¿Hacia dónde avanzan estas leyes? A la eliminación del cristianismo; a omitir el milagro del nacimiento del Mesías Salvador. No podemos dejar de celebrar la esperanza de un Dios que no perdió la fe en la humanidad; más bien se hizo carne, se humanizó y compartió nuestra historia, nuestro espacio, penas y alegrías, ilusiones y frustraciones.
Seremos espectadores como los pastores e ir y ver lo que está sucediendo, lo que Dios está revelándonos. Jesús nace y con ello su incursión en la Historia, pues es un parteaguas significativo; hay un antes y un después de Jesucristo. Lo mismo que pasa en nuestra historia personal: hay un antes y un después de Cristo.