Por Michael Newman
Durante más de treinta años he ministrado a personas con quebrantamiento sexual, y también a sus familiares. A menudo he planteado la importancia de la enseñanza del diseño perfecto e ideal de Dios para la sexualidad.
Por Michael Newman
Durante más de treinta años he ministrado a personas con quebrantamiento sexual, y también a sus familiares. A menudo he planteado la importancia de la enseñanza del diseño perfecto e ideal de Dios para la sexualidad.
Por Miguel Ángel Alcarria
El siglo XXI se caracteriza por un nuevo género de ingeniería, la ingeniería social. Jamás en la historia, la sociedad ha sido moldeada a la velocidad que lo ha hecho en las últimas dos décadas. Las modas, las subculturas y los diferentes movimientos sociales contemporáneos, lejos de ser fruto de la casualidad, responden a un proyecto de transformación social bien elaborado. A dicho plan social lo hemos denominado postmodernidad.
La postmodernidad busca la reestructuración de la cultura y, por ende, de la sociedad. Y, aunque el fenómeno lleva impulsándose desde hace unos 50 años, iniciándose con el movimiento de mayo de 1968 en París, la Iglesia no ha tomado conciencia de los efectos que podía tener las reivindicaciones sexuales y sociales de este movimiento hasta hace relativamente poco.
Por Pedro Delgado
El quebrantamiento de un miembro de la familia casi siempre tiene que ver con quebrantamiento familiar, especialmente bagaje tóxico que el matrimonio viene arrastrando y trae, en principio, a su matrimonio. Algunas personas en la Iglesia creen que la restauración debiera centrarse únicamente en quienes manifiestan una situación de afectación o pecado sexual en sus vidas, pero el trabajo de prevención y restauración integral-sexual involucra a todos sin excepción en la Iglesia, y haciendo un mayor acercamiento, nos enfocamos esta ocasión en la familia, especialmente en los matrimonios.
Por Pedro Delgado
En el boletín anterior presentamos el artículo: “Recomendaciones para implementar el ministerio de restauración sexual en su su iglesia local”, que tuvo como propósito, dar una visión general sobre cómo introducir en nuestras congregaciones locales enseñanzas y ministración encaminadas a prevenir el quebrantamiento sexual, así como pautas para brindar ayuda a quienes han sido afectados por el mismo.
Dimos sugerencias y pautas, incluso un orden propuesto de áreas de atención y haciendo algunas recomendaciones de recursos para tener más herramientas de discipulado
Es importante enfatizar una vez más, que los temas relacionados con la restauración y la prevención del quebranto sexual, no son temas únicamente para los jóvenes, o para quienes luchan con algún tipo de quebrantamiento sexual. Son temas que competen a toda la congregación, hombres y mujeres de todas las edades.
Esly Carvalho
La iglesia impone presiones y exigencias casi sobrehumanas en el liderazgo. Las expectativas de lo que deben hacer no son realistas, y los que intentan alcanzar esas expectativas caen, se desaniman o mueren (literalmente) por el camino.
Creo que las ovejas también tienen culpa de esa crisis de transparencia del liderazgo. Esperan un modelo perfecto, lo que es imposible. No saben cómo lidiar con los errores humanos de sus dirigentes. Así, imponen al liderazgo una carga que más parece maldición y que Dios jamás intentó que cargasen sus líderes.
Por Leo Chain
¿Cuál debiera ser nuestra postura como cristianos ante los recientes acontecimientos trágicos en Orlando? La actitud de Jesucristo, una actitud compasiva, dolor ante la tragedia, tristeza ante la pérdida de vidas humanas; más aún cuando estas personas fueron asesinadas sin motivo alguno y de una forma tan cruel.
¿Hace alguna diferencia el hecho de que muchas de las personas acribilladas hayan sido homosexuales? Ninguna. Eran personas cuyas vidas fueron arrancadas; personas a las que Dios amaba y por las que Cristo murió; personas a las que fuimos llamados como iglesia a ministrar, abrazar y servir.
Por Andrew Comiskey
Cada uno de nosotros se convierte en ser humano como producto de la unidad entre un hombre y una mujer.
Después de esto nos definimos basados en lo que parece ir en contra de nosotros, lo que no somos, como no somos como el otro, como no seremos como ‘ellos’.
Tito 3:3 ‘…nosotros éramos necios y desobedientes…éramos esclavos de todo género de pasiones y placeres. Vivíamos en la malicia y en la envidia.’
Para mí la Iglesia era el enemigo, que se oponía a mí. Yo justificaba mi odio que estaba basado en la hipocresía que percibía.
Sin embargo, una cosa quedaba de la religión de mi niñez: el poder de la cruz. Acostumbraba a llevar una cruz en el pecho y aunque insensato y odioso, creía en su autoridad. Un día estábamos en el lago y un amigo se estaba ahogando, mientras el luchaba por sujetarse a mí para ayudarlo a salir del agua el jaló la cruz que llevaba puesta. Me reí y pensé: ¡una cruz en intercambio por la vida de un amigo!
Largo tiempo después llegó un momento en que tuve que darle cara al hecho de que como mi amigo yo estaba muriendo y necesitaba ser salvado, yo también estaba debajo de las profundas aguas del odio y de la necedad. Ahora yo tenía oídos para oír; el pobre escucha, el pobre hombre que yo era podía escuchar la voz del cielo que nunca se detuvo de hablarme a mí.
Tito 3:4-5 ‘Pero cuando se manifestaron la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador, él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia sino por su misericordia.’
Mis ojos comenzaron a abrirse al real poder de la cruz: el poder de la misericordia. Yo comencé a entender lo que Dios había soportado por mí –el sufrimiento del Hijo y del Padre como el peso del pecado- mi pecado y todo el pecado del mundo que separaban a Dios de Dios. Lloré al considerar la agonía que el Padre y el Hijo tuvieron que pasar para asegurar mi libertad.
Mi división, lo que estaba opuesto a mí, había sido quebrantado por la separación de Dios de Dios. ¡Eso era el abandono de Jesús por parte del Padre! Entonces reunidos en el poder de la resurrección, el Hijo y el Padre me invitaron a entrar en una relación con ellos. Misericordia: yo había encontrado a mi hermano Jesús, y a mi padre Dios.
La “herida paterna” de Jesús sanó mi herida. Todo lo que tomó fue una simple aceptación de mi necesidad de misericordia. Sin embargo, yo no sabía en lo que me estaba metiendo.
Yo pronto descubrí que la cruz me ofrecía mucho más que sanidad ‘espiritual’; la cruz cambiaba todo, como yo existía en relación a todo el mundo.
La cruz y su misericordia significaban que yo ahora era definido por la unidad del Padre y del Hijo, y de Su Iglesia. Esto significaba unirme a otros en relaciones que dan vida y en formas creativas.
Pablo lo dice de la mejor manera a los efesios que luchaban con una inmensa diferencia entre judíos y griegos en la Iglesia. ‘Porque Cristo mismo es nuestra paz, que ha hecho de los dos uno, y ha destruido la barrera, la pared de división de hostilidad…Su propósito era el crear una nueva humanidad de los dos, haciendo así la paz y de esta forma un solo cuerpo para reconciliar a ambos a Dios a través de la cruz…porque a través de Él ambos han accesado al Padre por un mismo Espíritu.’
Yo me reconcilié con otros a través de la cruz en la iglesia. Yo descubrí esto rápidamente al huir de una fiesta gay en la que estaba: ‘Ustedes antes ni siquiera eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios; antes no habían recibido misericordia, pero ahora ya la han recibido.’ 1P 2:10
Yo descubrí la misericordiosa cruz en la iglesia. El comenzó a arrancar paredes que dividían mi ser. En verdad yo estaba opuesto a mí, yo estaba en desacuerdo con la masculinidad. El amor de Cristo a través del apoyo de los hombres me ayudó a arrancar las paredes que me separaban de mi propia masculinidad. Esto me llevó a ver una profunda división en mí ser, el odio a mi padre. El descubrir la unidad con otros hombres me preparó para sanar mi relación con mi padre. Esto comenzó un largo proceso de unirme a él. Mi padre recientemente falleció, y yo con tristeza recuerdo su buena memoria a diario.
Luego yo comencé a experimentar los deseos normales hacia la mujer, combinado con un llamado a amar como Jesús la ama a ella. No solamente convirtiéndome en ‘normal’; sino transformándome como Cristo, en como Él ama a los demás.
Mas compromiso en el cuerpo de Cristo: mis pastores me invitaron: “¿extenderías tú la cruz misericordiosa a otros quebrantados para que puedan encontrar su lugar en el Cuerpo de Cristo?” Un lugar para cualquiera que sabía que él o ella eran pobres y necesitaba misericordia. Un grupo se convirtió en dos y tres grupos se convirtieron en una capacitación para que otros grupos pudieran ser llevados a cabo. Ahora gente se une en cada continente para descubrir la cruz y el poder misericordioso que los une en el amor real.
En una ocasión en una Capacitación de Aguas Vivas en Argentina Dios me recordó: “Andy la cruz está quitando las paredes de división entre hombres y mujeres, protestantes y católicos, ricos y pobres, europeos y africanos/gente nativa, el educado y el iletrado, esos que lidian con pecados sexuales más exóticos y el pecado heterosexual normal, el abusado y esos que han abusado”.
Todos están encontrando sanidad a través de la misma cruz –Dios sacando la paredes divisorias de la hostilidad que nos hace tontos y odiosos; Él se está convirtiendo en nuestra paz en este cuerpo y reconciliando a todos de una manera creativa y de una manera que da vida.
Ese es el poder de la misericordia –estas son buenas noticias de lo que Jesús ganó para nosotros en la cruz! Él y el Padre ahora nos invitan a nosotros a su casa a tomar parte de la plenitud de esa misericordia de una manera profundamente personal pero a la vez relevante a todos.
¡Hay esperanza para todos! El desea que nosotros seamos libres en unión a Él y a Sus ricas intenciones para nuestra vida.
Por Esly C.
Desde una perspectiva cristiana podemos tratar el tema de la “homosexualidad” desde tres puntos de vista: como posesión demoníaca, como desvío de conducta y como estilo de vida alternativo. En este trabajo estaremos presentando las tres perspectivas en cuanto a su base conceptual, su base bíblica, su pronóstico y resolución, y una breve evaluación de cada postura.
Este primer acercamiento percibe la homosexualidad como causado por demonios. Se entiende que los demonios existen todavía y que su existencia es capaz de explicar muchos de los problemas que las personas afrontan.
“Espíritus demoníacos pueden invadir y vivir en los cuerpos humanos… al habitar en la persona, obtienen ventajas sobre la persona… cuando los demonios habitan en el individuo la persona “tiene” o “está con” demonios, o se queda “poseída por demonios” (Hammond & Hammond, 1973).
La expresión “poseída por” demonios parece haber creado mucha confusión a través de los siglos. En el griego antiguo, había la palabra daimonizomai, que significaba “endemoniado” o “tener demonios”, en cuanto que posesión tiene la connotación de propiedad total. Esta diferencia se vuelve significativa cuando a esta enorme polémica se añade el hecho sobre si los cristianos pueden o no tener demonios. Hammond & Hammond, (1973) hacen esta observación para aclarar que si bien los cristianos pueden tener demonios, no pueden ser poseídos por ellos ni ser su propiedad ya que son propiedad de Cristo. Los demonios en un cristiano no serían más que “inquilinos” o invasores que tendrían que ser confrontados y expulsados.
Desde esta perspectiva se cree:
Según Hammond (1973) hay también distintos tipos de demonios. Hace una lista de 53 grupos de demonios (pp. 113-115) que incluyen desde los demonios de amargura, rebelión, envidia, depresión hasta los de impureza sexual (en ellos se incluye la homosexualidad) y la muerte.
Como comentamos más arriba, hay corrientes que perciben que la homosexualidad tiene como causa la presencia de un demonio en el cuerpo de la persona. El demonio de la homosexualidad (o lesbianismo) sería la causa de dicha conducta, por esto la causa sería espiritual y no tendría origen emocional y/o psicológico. También su resolución tendría que tener elementos espirituales.
Esta perspectiva cristiana es muy corriente entre los miembros de iglesias más conservadores, especialmente entre los pentecostales y/o los que abrazan los conceptos de “guerra espiritual”.
Esta es la perspectiva más defendida por los psicólogos cristianos. Se cree que la homosexualidad es causada por un(os) trauma(s) en la primera infancia que impidieron el desarrollo psicosexual apropiado de la persona. Elizabeth Moberley (1983) en su libro afirma que el individuo sufre de una falta de identificación con del progenitor de mismo sexo y que, al entrar en la pubertad, las necesidades no satisfechas de la primera infancia se erotizan haciendo que la persona busque en las personas de su mismo sexo lo que no encontró en su padre o madre, pero ya con el elemento sexual. Esto explicaría la falta de madurez emocional en muchas personas que sufren de tales dificultades de orientación sexual ya que no desarrollaron un aspecto importante y significativo de su personalidad.
Dentro de este acercamiento la conducta homosexual es percibida como pecado, pero Collins (1980) hace una distinción muy significativa: él diferencia entre la conducta homosexual (donde se practica actos homosexuales) y la orientación homosexual (donde existe una atracción por las personas del mismo sexo, pero no hay la práctica de actos homosexuales; de hecho, hay situaciones donde la persona rechaza tales sentimientos y deseos.)
Collins reconoce que en el primer caso, de la práctica de actos homosexuales, habría una situación de pecado ya que la Biblia condena claramente tal conducta (Génesis 19:1-11; Levítico 18:22; Levítico 20:13; Jueces 19: 22-25: Romanos 1:25-27; 1 Cor. 6:9, 1 Tim. 1:9-10) Hay cinco pasajes bíblicas que tratan de la homosexualidad en un contexto de prostitución masculina: Deuteronomio 23:17; 1 Reyes 14:24; 1 Reyes 15:12; 2 Reyes 23:7).
Por otro lado, Collins afirma que en ningún lugar de la Biblia se condena la orientación homosexual aunque fomentar fantasías y pensamientos homosexuales podrá llevar al individuo al riesgo del pecado de lascivia (de la misma manera que pasa con los heterosexuales). Esta diferencia es muy importante para los que trabajan en consejería con personas que están luchando con dificultades en su orientación sexual porque les ofrece la posibilidad e no caer en la condenación bíblica (al no estar desarrollando una vida sexual activa fuera del matrimonio – cosa condenada también a los heterosexuales). Esto produce un sentimiento de alivio en cuanto al sentimiento de culpa, lo que posibilita que el desarrollo de la psicoterapia o consejería sea fructífero. Así el enfoque de la condenación ya no es sobre la persona (que es más difícil de cambiar) sino sobre sus actos, sobre los cuales sí tiene control.
Collins (1980) también menciona otra diferencia: identifica a homosexuales circunstanciales, aquellos que eligen una conducta homosexual temporal porque parejas sexuales del sexo opuesto no están disponibles (por ejemplo, encarcelados o marineros).
Dentro de esta perspectiva no se puede afirmar que haya una única causa clara para la homosexualidad, pero se descarta la idea popular que tenga causa genética, biológica o congénita (Evans apud Collins, 1980: 319).
Hay varias teorías sobre cómo se desarrolla la homosexualidad. La más aceptable hoy en día por personas que trabajan directamente con aquellas que están saliendo de un estilo de vida homosexual es la que compartimos más arriba: que hubo una falta de identificación con el genitor del mismo sexo, el niño o la niña no desarrolla el rol sexual que le pertenece y al erotizar su conducta con la entrada a la pubertad, se encuentra en una situación donde su sexualidad sufre de un desvío en cuanto al objeto de su deseo. Recomendamos la lectura de los libros señalados en la bibliografía de este artículo.
Collins también apunta otras posibles causas:
Posiblemente sea una sorpresa para algunos cristianos en América Latina, pero el acercamiento de ser cristiano y homosexual activo es defendido por muchos cristianos, especialmente en los Estados Unidos y Europa. Su defensa es que no hay condenación bíblica para una relación homosexual “monogámica” y duradera dentro el contexto del amor y cuya contra parte sería el matrimonio heterosexual.
Bíblicamente, la defensa depende de las siguientes afirmaciones (y aquí estamos resumiendo la posición de Scanzoni y Mollenkott, 1980):
a). El deseo de practicar actos homosexuales violentos con los huéspedes de Lot;
b). La falta de hospitalidad con extranjeros.
2. Las condenaciones descritas en Levítico 18:12 forman parte de un Código de Santidad de los israelitas antiguos. Si fuéramos a obedecer todo lo que está allí tendríamos que prohibir a las mujeres que se vistan con ropa de hombre, prohibirles llevar cabello corto, no tener relaciones durante la menstruación, no usar tejidos de hilos mixtos, no comer carne que tenga sangre, etc. Las autoras insisten que tales reglas fueron dadas para mantener al pueblo israelita separado de sus vecinos ya que muchas de las religiones de las naciones vecinas incluían prácticas homosexuales en los ritos de fertilidad. Así el pueblo judío debería evitar todo tipo de idolatría y sus prácticas
3. Las autoras Scanzoni y Mollenkott (1980) hacen una larga exposición sobre el texto de Romanos 1, en cuanto a lo que sería o no natural, el contexto social de la época en que escribe San Pablo, y el uso de algunas palabras en el griego original cuya comprensión, para las autoras, es bastante discutido. Vale volver al texto original de ellas para una mejor comprensión de la defensa de esta posición.
Por otro lado, Scanzoni y Mollenkott insisten en la necesidad de una experiencia de conversión para entrar en el Reino de Dios, pero afirman que tal conversión no borra automáticamente la orientación homosexual ni transforma a la persona en heterosexual por milagro. Todos (homo y heterosexuales) tienen que lidiar con la “naturaleza antigua”.
También citan en su libro muchos estudios que han sido desarrollados por personas que son homosexuales y que no son perturbadas o “neuróticas”. Defienden la posición que la homosexualidad es simplemente una variación sexual, de origen genético y que simplemente no se ha podido confirmarlo todavía. La idea es que los homosexuales sufren lo que sufren porque son discriminados por la sociedad y, en especial, por la Iglesia. La autoras afirman que la Iglesia no debería discriminar contra los homosexuales porque están perpetuando mitos y estereotipos, o que están “levantando falso testimonio contra su prójimo” (Scanzoni y Mollenkott, 1980).
Elegimos el libro de Scanzoni y Mollenkott, “Is the Homosexual My Neighbor? ” para ejemplificar este acercamiento, por no es el único libro que defiende esta posición. Ya existen las Iglesias Comunitarias Metropolitanas que congregan específicamente a homosexuales, afirmando que es necesario que haya un lugar donde tales personas puedan adorar a Dios sin discriminación ya que las Iglesias tradicionales no las aceptan. Defienden que es posible ser cristiano y homosexual, y que no hay necesidad de cambiar de orientación, pero que se debe evitar la promiscuidad y el sexo casual, manteniendo relaciones duraderas, del tipo matrimonio, con una pareja única.
Evaluemos los tres acercamientos en cuanto a su aspecto terapéutico o resolución.
Hay que hacer algunas observaciones en cuanto a los tres acercamientos aquí presentados.
En cuanto a la cuestión de posesión demoníaca el riesgo más grande es el de las generalizaciones simplistas y reducciones absolutistas. Se empieza a” ver demonios detrás de cada árbol” y todo se explica por demonios. Es importante percibir que somos criaturas complejas y que no hay explicaciones simples para todo. No dudamos que haya casos donde la persona se haya sanado a través de la oración [ref]Feitosa, R. (1979) Coisas da Vida, programa de televisión auspiciado por los Ministerios de Nueva Vida, transmitido en Brasil por la antigua TV Tupi. Disponible en portugués a través de Eirene Internacional. Hay una entrevista con un hermano que se curó de esta manera.[/ref], pero parece ser la excepción y no la regla.
También es importante no atribuir todo a causas externas al punto que la persona se sienta impotente para resolver la situación. Muy pocos cristianos que creen que la homosexualidad es simplemente un demonio, aceptan que pueda haber otras explicaciones para el problema, pero nada impide que una persona que tenga un demonio reciba oración, que se eche el demonio y que la persona siga con síntomas de homosexualidad.
Esto es porque pueden existir dos condiciones a la vez: aunque se echa el demonio, persisten las huellas emocionales del pasado. Es importante tener en cuenta esta realidad, ya que muchos piensan que al volver o seguir con los impulsos y atracciones homosexuales que “no son salvos”, que ” han perdido su salvación” o que la oración no les sirvió para nada. Hay cosas que toman tiempo para sanarse: así es con la homosexualidad. Las personas que siguen con sus dificultades después de haber recibido oración y/o liberación debe considerar la posibilidad de hacer psicoterapia con un psicólogo cristiano a fin de resolver los aspectos emocionales y/o psicológicos.
En cuanto a la tercera posición hay que hacer la observación que muchos de los autores que defienden la postura de ser cristiano y homosexual se encuentran en esta situación. ¿Hasta que punto no buscan justificar su misma condición? Dos preguntas básicas tienen que ser contestadas con honestidad: 1) ¿Las Escrituras condenan (o no) la práctica homosexual? 2) ¿La ciencia podrá comprobar verdaderamente que cambiar la orientación es imposible?
Además de estas preguntas existe el hecho referente al número de parejas homosexuales en una relación de fidelidad mutua de por vida: es ínfimo. Nicolisi (1991) describe un estudio de McWhirter y Mattison (1984 apud Nicolisi) donde buscaron comprobar que homosexuales lograban vivir en relaciones duraderas. Ellos, una pareja homosexual, uno psicólogo y el otro psiquiatra, después de mucha búsqueda encontraron 156 parejas cuyas relaciones de convivencia habían durado entre 1 y 37 años. Dos-tercios de los que contestaron al estudio habían iniciado la relación con la expectativa de fidelidad mutua.
Los resultados demostraron que de los 156 apenas siete habían logrado mantener la fidelidad mutua. De estas siete parejas, ninguna había vivido juntos más de cinco años. “En otras palabras, fueron incapaces de encontrar una pareja homosexual que mantuviesen fidelidad sexual por más de cinco años.” (Nicolisi, 1991:111)
Quisiera compartir un poco de mi experiencia sobre este tema. En todos mi años de práctica psicoterapéutica los únicos que me han buscado con propuesta de cambio de orientación sexual, sin excepción, fueron cristianos. Muchos homosexuales no-cristianos me buscaron también, pero no con esta propuesta de ayuda. Quizás el Espíritu Santo que vive dentro del cristiano hace que busque vivir más de acuerdo con la Palabra de Dios…
He visto cambiar a varias personas, tanto hombres como mujeres, pero les confieso que en general no tuvieron mucha ayuda de la Iglesia. Muchos me buscaron porque temían (con razón) que si el pastor supiera, les echaría de la Iglesia. Buscaban la gracia de Jesús y no la condenación eclesiástica.
En los últimos años he visto que las actitudes de muchos pastores en cuanto a la homosexualidad han empezado a cambiar y también he visto una búsqueda sincera para una mejor comprensión de la situación de estas personas. He visto consejeros cristianos que honestamente quieren entender más, para poder ayudar mejor.
Las personas a las que he tratado tampoco se han sanado de un día al otro. Fueron meses y a veces años de psicoterapia, pero los resultados son muy positivos. Es interesante notar que ellos tenían algunos elementos en común: 1) poseían gran motivación para cambiar, un enorme deseo de dejar atrás su orientación homosexual; 2) tenían un firme compromiso y invertían su tiempo en el proceso de la psicoterapia. No fallaban a las sesiones, luchaban con sus problemas sin pena aún con todo el dolor que muchas veces tenían que enfrentar al recordar el pasado. 3) tenían una vida de oración activa.
En su proceso hubo básicamente dos momentos: el primero fue de tratamiento. Evaluar las experiencias del pasado, muchas veces revivirlas para poder desahogarlas; hacer la quirurgia emocional de abrir heridas infectadas, echar el alcohol del Espíritu Santo y hacer los puntos que ayudarían a cicatrizar las huellas de una forma sana. Había que averiguar las experiencias del pasado, su relación con sus genitores y familiares, ¿qué modelos de conducta fueron incorporados? ¿ qué conductas fueron reforzadas por los padres? Es un trabajo de paciencia. No hay curas mágicas, pero hay sanidad.
El segundo aspecto es el de aprendizaje. Cuando hayamos podido encontrar los “nudos” del pasado y el proceso de cicatrización esté bien instalado, la persona está lista para progresar en su desarrollo psicosexual que estuvo estancado. Hay que “aprender” a ser hombre o mujer, como todos lo han aprendido: viendo a los demás, imitando a modelos sanos, conviviendo con personas que puedan ayudar en esto. Hay que aprender a relacionarse con las personas del mismo sexo a través del vínculo de la amistad, del amor cristiano, y no por el eros como en el pasado. Hay que descubrir el misterio del sexo opuesto. Hay mucho que aprender.
Creo que el psicodrama ha sido muy útil en este proceso al permitir que las personas puedan aprender sus nuevos roles en un ambiente de protección y ayuda. Me acuerdo de casos donde el chico tuvo que aprender a invitar a una chica al cine por primera vez, o una chica que tuvo que aprender a vestirse como mujer y desarrollar su feminidad. J.L. Moreno observó una vez que las personas se enferman en grupo (su familia) y que tienen que sanarse en grupo. He encontrado la verdad de la importancia de la Familia de Cristo en situaciones así.
La psicoterapia de grupo a veces refleja esta realidad. También los hermanos y hermanas en la Iglesia han podido ofrecer su contribución. Me acuerdo de un pastor que se dispuso a ser modelo de hombre para muchos jóvenes que estaban dejando la vida homosexual, y otro que no temía mostrarles afecto, darles abrazos, y ofrecerles amistad como parte del amor sincero de Cristo. Quizás lo que más me conmueve todavía es el pastor que acompañó a un querido hermano que, habiendo dejado la homosexualidad, descubrió que estaba con SIDA. Este pastor le acompañó hasta la puerta del Cielo y no permitió que otra persona, le entregara al Señor cuando El le vino a recoger.
Espero que estas palabras le ayuden a reflexionar con seriedad sobre este tema, pero deseo ardientemente que también les lleve a tener una postura de compasión y rescate hacia las personas que sufren por su orientación sexual. Nadie puede alcanzar la “estatura de la persona perfecta” que es Jesús (Ef. 4:13), sin la gracia de Dios. Todos necesitamos redención.
Berry (1982), Clark (1978) Ellens(1978) en el antiguo CAPS Bulletin. Actualmente la Christian Association of Psychological Studies (CAPS) publica el Journal of Psychology and Christianity.
Collins, G. (1980) O Aconselhamento Cristão. Sociedade Religiosas Edições Vida Nova: São Paulo. Capítulo 22. Dirección: Caixa postal 21486; 04698-970 São Paulo, SP, Brasil.
Comiskey, A. (1989) Pursuing Sexual Wholeness: How Jesus Heals the Homosexual. Lake Mary, FL: Creation House.
Cook, C (1985) Homosexuality: An Open Door? Boise, ID: Pacific Press.
Dallas, J. (1991) Desires in Conflict: Answering the Struggle for Sexual Identity. Eugene: Harvest House Publishers. (Eugene, Oregon, 97402)
Hammond y Hammond (1973) Pigs in the Parlor.
Moberley, E. (1983) Homosexuality: A New Christian Ethic, publicado por James Clarke: Cambridge, Inglaterra. Dirección James Clarke & Co. Ltd; 7 All Saints Passage, Cambridge, CB2 3LS, England.
Nicolisi, J. (1991) The Reparative Therapy of the Male Homosexual. Northvale: Jason Aronson, Inc. (Jason Aronson Inc, 230 Livingston St.; Northvale, NJ 07647, USA).
Payne, L. (1981) The Broken Image: Restoring Personal Wholeness through Healing Prayer. Westchester, IL: Crossway Books. Un lindo testimonio de una mujer que dejó el lesbianismo y pasos prácticos de grande ayuda.
Rogers, S. (1994) El Hombre en el Espejo. La Paz: Eirene Internacional. (Casilla 3450, La Paz, Bolivia).
Scanzoni y Mollenkott (1980) Is the Homosexual My Neighbor?
Sall (1975) Faith, Psychology and Christian Maturity. Tiene un capítulo sobre el diagnóstico diferencial entre enfermedad mental y posesión demoníaca que es un verdadero tesoro. Publicado en portugués por Eirene do Brasil, Caixa postal 900; 80001-970 Curitiba, PR, Brasil).
Worthen, F. (1984) Steps Out of Homosexuality. Love in Action.
Información adicional:
En español:
Rogers, S. (1994) El Hombre en el Espejo, publicado por Eirene Internacional. Un testimonio fascinante de un hombre que vivió casi dos años como mujer, preparándose para la operación de cambio de sexo cuando Dios intervino en su vida.
Varios otros materiales también disponibles por Exodus Latinaomérica, www.exoduslatinoamerica.com 1. También saben de ministerios existentes en América Latina.
En portugués:
Carvalho, E. (ed) (1989) Homossexualismo: Abordagens Cristãs, publicado por Eirene do Brasil. Pedidos a Caixa postal 900; 80001-970 Curitiba, PR, Brasil. Contiene muchos artículos sobre el tema.
Dando Inicio a um Ministerio Cristão com Homossexuais, (1989) publicación del Cuerpo de Psicólogos y Psiquitras Cristianos (CPPC) del Brasil, junto con Eirene do Brasil, Caixa postal 900, 80001-970 Curitiba, PR, Brasil.
Ultimato, revista que ha publicado varios artículos sobre este tema. Caixa postal 43; 36570-000 Viçosa, MG, Brasil.
Exodus Internacional Brasil, Caixa postal 222; 36571-000 Viçosa, MG, Brasil
En inglés:
Love in Action, P.O. Box 753307, Memphis, TN 38175-3307, EUA. Tienen un programa residencial de un año.
Regeneration, Box 9830, Baltimore, MD 21284-9830. EUA. Este ministerio vende la gran parte de los libros aquí mencionados en inglés.
(Este texto fue publicado por Eirene Internacional.© Esly Regina Carvalho. Prohibida su reproducción sin permiso escrito de la autora.)
Derechos autorales de traducción en español © 1995 Esly Carvalho. Todos los derechos reservados. Publicado originalmente en portugués 1988.
Spanish translation copyright © 1995 by Esly Carvalho. All rights reserved. Originally published in portuguese in 1988.
¿Cómo debería responder la iglesia a la homosexualidad? Las siguientes dos alternativas representan la respuesta visible de muchas iglesias locales al tema de la homosexualidad.