¿Quién cuida a los pastores?

Esly Carvalho

La iglesia impone presiones y exigencias casi sobrehumanas en el liderazgo. Las expectativas de lo que deben hacer no son realistas, y los que intentan alcanzar esas expectativas caen, se desaniman o mueren (literalmente) por el camino.

Creo que las ovejas también tienen culpa de esa crisis de transparencia del liderazgo. Esperan un modelo perfecto, lo que es imposible. No saben cómo lidiar con los errores humanos de sus dirigentes. Así, imponen al liderazgo una carga que más parece maldición y que Dios jamás intentó que cargasen sus líderes.

Estamos enfrentando muchas caídas y fracasos en el liderazgo. Algunas caídas se hacen públicas, pero la gran mayoría ocurren en silencio, en un secreto peligroso que impide la buena resolución de la situación y el acceso a la ayuda que se necesita. El miedo al “qué dirán” impide que muchos busquen ayuda a tiempo. Hablamos mucho de transparencia, pero ésta es más fácil cuando los resultados son buenos. Pero ¿Dónde está la transparencia cuando vienen las dificultades?

Si un líder sufre, todo el cuerpo de Cristo, en todo el mundo, se ve afectado. Nuestro Señor Jesús dijo que los que tienen mayor responsabilidad tendrán que rendir cuentas conforme a ella. Por otro lado, el enemigo busca con más furia hacer caer a nuestros líderes porque cuando ellos caen, las ovejas se dispersan.

Entonces la cuestión no es qué hacer si un líder enfrenta tentaciones, sino qué hacer cuando el líder las enfrenta.  ¿Qué podemos hacer nosotros para ayudar a nuestros líderes?

Hay que hablar abiertamente de las necesidades y tentaciones que están enfrentando nuestros líderes, y aquí se ofrecen sugerencias útiles y prácticas para los líderes, la iglesia, y los que cuidan del liderazgo.

Si no hay alguien que esté pendiente del bienestar de los líderes, eso es un problema grave. Todos podemos ayudar a cuidar a los líderes haciendo lo siguiente:

  1. Orar por ellos. Le tentación de quejarse o criticar al líder es muy grande, pero lo que debemos estar haciendo es orar para que Dios dirija los pasos de nuestros líderes. Debemos orar por su protección, la de su familia, de sus ojos y su corazón; pedir a Dios que los libre del mal, y que puedan andar en santidad.
  2. Ayudarlos con las cargas que llevan, como compañeros de yugo que somos. Muchas veces las personas tienen la impresión de que el pastor o líder debe hacerlo todo. El pastor hace, las ovejas asisten. Pero el cuerpo de Cristo tiene una variedad de funciones enorme, y necesita de todos y cada uno para funcionar bien. Si el pastor tiene el don de predicar, es la “boca”, pero no tiene un don para la consejería (¡y muchos no lo tienen!). En ese caso, ¿Quién va a ser el “corazón” y hacer el trabajo de consejería con las ovejas?
  3. Dar a nuestros líderes el permiso de ser transparentes. Aceptar que pueden sufrir y tener problemas, y que estamos presentes para ayudarles, aunque sea para acompañarlos en sus tristezas y penas.
  4. Proveer ayuda práctica para alivianar el trabajo y dificultades del pastor y su familia. A veces los sueldos de los pastores no les permiten contratar ayuda para los quehaceres de la casa. Quizá las hermanas de la iglesia pueden ayudar a la esposa, o cuidar a los niños cuando tienen otros compromisos. Asimismo, pueden ayudar a la pareja a “escaparse” unos días para descansar y fortalecer su matrimonio. Pueden ayudar a arreglar la casa pastoral cuando necesite mantenimiento, o ir de compras para darles tiempo para sus tareas.

Hay muchas formas prácticas en que la congregación puede ayudar a la familia pastoral y a los líderes de su congregación. Espero que lo que compartimos aquí también desafíe a nuestros líderes a examinar su liderazgo y su forma de ser líder. Quizás algunos deban hacer ciertos cambios sanadores.

* Extracto tomado de “Cuidemos de nuestros líderes: Lidiando con temas delicados del liderazgo cristiano”. Carvalho Ph.D., Esly Regina Plaza del encuentro, 2013. Disponible en: https://goo.gl/rVxBxL y en https://goo.gl/gk5peD