Esperanza en medio de un mundo quebrantado

Por Elsa Izaguirre

La mayoría conocemos que existen países del oriente donde prohíben la Navidad como: Corea del Norte, Somalia, Brunéi, Tayikistán, Arabia Saudita y China, entre otros.

Pero cuando hablamos de América latina, Aunque no parezca real, ya se da, que en algunos países se presenten proyectos que prohíben colocar representaciones de Jesucristo, y en general imágenes religiosas (incluyendo nacimientos y cruces), en espacios públicos, porque alegan que lastima la susceptibilidad de algunas personas que se sienten agraviadas viendo esas imágenes.

¿Hacia dónde avanzan estas leyes? A la eliminación del cristianismo; a omitir el milagro del nacimiento del Mesías Salvador.  No podemos dejar de celebrar la esperanza de un Dios que no perdió la fe en la humanidad; más bien se hizo carne, se humanizó y compartió nuestra historia, nuestro espacio, penas y alegrías, ilusiones y frustraciones. 

Seremos espectadores como los pastores e ir y ver lo que está sucediendo, lo que Dios está revelándonos. Jesús nace y con ello su incursión en la Historia, pues es un parteaguas significativo; hay un antes y un después de Jesucristo. Lo mismo que pasa en nuestra historia personal: hay un antes y un después de Cristo.

Que Dios se hiciera hombre, abre el camino a nuestra santificación, a redimirnos, salvarnos, darnos libertad y todo lo que conocemos y hemos experimentado con El.

Aunque hay muchos momentos en los que parece que el pecado y la oscuridad se apoderan del mundo. Los grupos de presión abortista son cada vez más atrevidos y no dejan de avanzar.  La agenda LGTBI es cada día más agresiva con nuestros niños. Las Naciones Unidas aceleran su agenda de imposiciones ideológicas radicales y dominantes.

Nuestros gobernantes cada día se alejan de los principios bíblicos, de la moral cristiana. Sin embargo, Dios está; el Espíritu Santo no descansa y está también activo. Dios no nos ha abandonado.

Nuestra esperanza no se ha ido. El Salvador nació, el anunciado por los profetas, Isaías 7:14 Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel. Emmanuel significa “Dios con nosotros”, así que no deja lugar a dudas, en que estaría en medio de la humanidad.

Cómo no celebrar el nacimiento del Salvador: “Hoy ha nacido en la Ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor” (Lucas 2:11). Este suceso es la entrada a la eternidad; el inicio de la gracia y la redención.

Este es un tiempo de celebración, de regalos, reuniones familiares, comida y actividades especiales. La celebración de que Dios se hizo carne no se trata de pesebres, de pastores ni de ángeles, sino de la obra de Dios Todopoderoso para redimir a la humanidad. Es la época del año en la que celebramos que Jesús vino a este mundo para dar comienzo a un plan divino diseñado en la Eternidad, un plan que culminaría en nuestra salvación.

Uno de los pasajes de las Escrituras que Jesús leyó al comienzo de Su ministerio fue del profeta Isaías, que decía: “El Espíritu del Señor está sobre Mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas…” (Lucas 4:18).

Navidad es la obra redentora de Dios para con la humanidad, es la encarnación de Dios con esperanza de eternidad. Y sucedió esa noche que Dios nos dio la manera de conocer y experimentar Su gracia y misericordia, a través de recibir a Su Hijo por fe. Nos ama tanto que envió a su Único Hijo a la tierra para vivir y, al final, morir por nosotros.

El apóstol Pablo resumió el nacimiento de Cristo con estas palabras: “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo” (Gálatas 4:4-7).

Jesús impactó la vida de todos aquellos que se cruzaron por su camino. ¿Y si estas fechas pudiésemos recordar lo que representa Jesús en nuestras vidas, e impactar y bendecir la vida de otras personas tal como Él lo hizo? Somos llamados a ser bendición e impactar a muchas personas con el amor de la obra redentora de Cristo.

RECURSOS RECOMENDADOS