Por Leo Chain

Mientras estudiaba en la facultad, una profesora dijo en clase: “todas las enfermedades mentales son primas hermanas, todas se apellidan ansiedad”. Mientras me recuperaba de la impresión, pensé en lo que Dios nos dice a través del apóstol Pedro “Echen sobre Él toda su ansiedad porque Él tiene cuidado de ustedes” (1 Pedro 5:7, RVA).

A menudo se define ansiedad como “exceso de futuro”, nos preocupamos por cosas que aún no suceden, aunque también nos preocupamos por asuntos que simplemente no podemos sobrellevar solos. La Biblia dice que “mejor son dos que uno… porque si cayeren, el uno levantará a su compañero” (Eclesiastés 4:9-10), así que hay tentaciones, luchas, crisis y tormentas, que no deberíamos pasar solos, sino más bien buscar gente que pudiera brindarnos apoyo.

Esly Carvalho

La iglesia impone presiones y exigencias casi sobrehumanas en el liderazgo. Las expectativas de lo que deben hacer no son realistas, y los que intentan alcanzar esas expectativas caen, se desaniman o mueren (literalmente) por el camino.

Creo que las ovejas también tienen culpa de esa crisis de transparencia del liderazgo. Esperan un modelo perfecto, lo que es imposible. No saben cómo lidiar con los errores humanos de sus dirigentes. Así, imponen al liderazgo una carga que más parece maldición y que Dios jamás intentó que cargasen sus líderes.