Por Lori Rentzel

Si has tratado de ser un cristiano, pero has estado cayendo en pecado, hay un paso importante que Dios quiere que tomes.Tenía 19 años cuando le pedí a Cristo que entrara en mi vida. Hice esto con gran aversión, más bien impulsada por el temor de que Jesús pudiera regresar pronto y que no estaría preparada para ir con Él.A pesar de mi negación en aceptarlo, Cristo vino a mi vida y vi algunos cambios. De pronto estuve consciente de la presencia de Dios. Descubrí que podía entender la Biblia por primera vez y empecé a disfrutar de cosas que anteriormente no podía, tales como ir a la iglesia y platicar con mis nuevos amigos cristianos. Era como si hubiera entrado a un mundo nuevo, uno del cual habla ignorando su existencia.Pero era miserable. Cada día era una lucha por permanecer con interés hacia Dios. Reunirme en el bar los viernes por la noche era mucho más gratificante para mí que asistir a una reunión de oración.

Por Leonor M.

Actualmente hay mucho desconocimiento de lo que es la homosexualidad, y más aún de cómo abordar a las personas que luchan con atracción por el mismo sexo (AMS), por ello en ocasiones sólo se trata de ignorar la situación o de lado contrario se utiliza hostilidad y agresividad que ocasionan el efecto contrario al buscado: aleja, aísla y resiente a la persona.

Si eres un pastor, líder, padre de familia, o simplemente una persona interesada en ayudar a alguien en esta situación, aquí te presentamos algunos consejos prácticos para abordarlo y generar un ambiente de confianza que facilite el poder brindarle una ayuda más efectiva.

  1. Infórmate sobre la homosexualidad

Conoce qué es la homosexualidad, sus causas, cuáles son las situaciones conflictivas que viven las personas que luchan con tendencias de AMS.

Tener claro que LA PERSONA ES HETEROSEXUAL, y que cuando solucione sus conflictos dicha heterosexualidad emergerá, aunque la finalidad de la restauración es que la persona asuma su identidad como hijo de Dios, y no que tenga atracción por personas del sexo opuesto o que se case.

  1. Respeta a la persona, hónrala.

No ofendas, evita comentarios y actitudes hirientes hacia la persona y en general de las personas que sufren de AMS, menos desde el púlpito.

Sigue la regla de oro: trátalo como quieres ser tratado (Mateo 7:12), y todos requerimos atención, aceptación y afecto.

En términos prácticos tratar a otros con respeto significa:

  • Afirmar las cualidades de los demás.
  • No burlarse de otras personas ni llamarles con apodos
  • No contar chistes gays.
  • No unirnos cuando nuestros amigos se burlan de otra persona (esto es difícil no hacerlo, pero es importante).
  • No hablar de otros a sus espaldas, decir mentiras sobre ellos ni decir sus secretos. Permitir que otras personas tengan diferentes creencias y tomen decisiones diferentes, en lugar de insistir en que creen y elijan las cosas que hacemos.
  • Escuchar cuidadosamente y hacer el mejor esfuerzo para entender lo que dice la otra persona. Cuando no entendemos algo, le pedimos amablemente para obtener una explicación. Por ejemplo, “no creo que haya entendido lo que acabas de decir. ¿Puedes explicarlo nuevo?” (en lugar de “¿qué quieres decir?! ¡No tiene ningún sentido en absoluto!”).
  • Tratar bien a todos.
  1. Sé incluyente. Intégralo en las actividades, no lo rehúyas ni excluyas.

Principalmente involúcralo en actividades propias de su sexo. Es una forma de que se identifiquen con su propio sexo, aprendiendo a comportarse de acuerdo a su género.

  1. Bríndale tu amistad sincera.

Debido a que una de las principales carencias que las personas con AMS han tenido es la FALTA DE IDENTIFICACION CON SU PROPIO SEXO. Es importante tener en mente que debido a sus problemas relacionales en ocasiones puede ser complicado llevar una amistad. Se paciente. Dale la oportunidad de tener compañerismo con sus pares.

  1. Mira a tu amigo como una persona, no te enfoques sólo en su sexualidad.

Ante todo, tu amigo es una persona, un ser humano con sentimientos, inteligencia, esperanzas y temores, habilidades, fortalezas y debilidades. No dejes que lo que sabes acerca de su sexualidad, anulen todas las otras cosas que sabes acerca de tu amigo. Aún tiene todas las cosas buenas (y malas) que tenía antes de que supieras esto.

  1. Fomenta un ambiente de confianza que permita el diálogo.

Toca el tema u otros similares en forma que expreses tu posición de comprensión y esperanza para él.

Si eres líder: Predica sobre el tema en forma constructiva, sin burla, mofa o condenación. No es el pecado imperdonable.

  • Puedes mencionar algo de las noticias o de un programa de televisión que tiene que ver con la homosexualidad.
  • Puedes comentar cómo te molesta cuando hablan mal de los gays y lesbianas.
  • Si te has dado cuenta de que algo es molesto a tu amigo, puedes decir algo como: “parece que eso te molesta ¿quieres hablar sobre el tema?” Si tu amigo dice que no, respeta su elección, pero comunícale que te encuentras disponible.
  • Podrías compartir algunas cosas personales de ti, para mover su amistad a un nivel más profundo donde tu amigo puede sentirse más cómodo hablando de cosas personales.
  • Le puedes preguntar directamente.

Lo que elijas, depende de varias cosas: ¿por cuánto tiempo se conocen entre sí? ¿Es tu amigo generalmente agradable y abierto, o él o ella no dice mucho acerca de cosas personales? ¿Qué dirías si tu amigo te preguntara por qué quieres saber? ¿Qué le dirías acerca de tu actitud hacia la atracción del mismo sexo?

  1. Escúchalo y comunícate abiertamente.

Escucha los sentimientos que están detrás de las palabras que utiliza tu amigo. ¿Se siente solo? ¿Enojado? ¿Deprimido? Si tu trabajo no es la consejería, de todos modos, puedes apoyarlo sólo por escuchar y reconocer sus sentimientos. No saltes a conclusiones: escucha cuidadosamente lo que dice tu amigo y presta atención a lo que hace él o ella, basa tus conclusiones en eso, no en rumores o historias que escuches sobre tu amigo. Pregúntale directamente aun cuando se trate de sus sentimientos por ti o por otra persona, puede decidir no responder, pero es de esperarse que se obtendrá algún tipo de respuesta que te dará una idea más precisa de lo que tu amigo piensa y siente en lugar de simplemente “llenar los espacios en blanco” tú mismo.

Si te confiesa que es gay, proporciona retroalimentación verbal, no asumas que tu amigo sabe cómo te sientes acerca de lo que se ha compartido -es probable que él o ella tenga miedo al rechazo y es importante decir lo que se piensa.

Dependiendo del caso, podrías decir:

  • “Me preguntaba si eras gay, por lo que no me sorprende que me lo digas. Eso no cambia cómo me siento acerca de ti; eres mi amigo, y eso es todo”.
  • “Bien, realmente no tenía idea, pero está bien. Somos amigos, ¿no?”
  • “Eso me desconcierta un poco. No tenía ni idea. Pero yo todavía quiero ser tu amigo, aunque necesito un poco de tiempo para acostumbrarme a la idea. ¿Está bien?
  • “Gracias por ser tan abierto. Me siento un poco incómodo con esto… ¿me ayudarías a entender más acerca de esto?”

Para animarlos a hablar puedes decir algo como: “Siento como que algo te preocupa, cuando desees hablar sobre eso, aquí estoy yo para escucharte”

Si alguien empieza a comentarte detalles más personales o íntimos que no te hacen sentir cómodo, puedes amablemente decir algo como: “Me alegra que confíes en mí tanto que podemos hablar de todas estas cosas. Pero estaba considerando que preferiría no escuchar todos los detalles acerca de ________ ¿te importaría omitirlos?

Si tienen diferentes puntos de vista sobre el tema, dialoga si él lo desea, pero no discutas. El dialogo no trata de forzar a la otra persona a estar de acuerdo contigo. Todos tienen el derecho de creer lo que deseen creer, aunque no haya ninguna evidencia que sostenga sus creencias, respetar a otro involucra el concederles ese derecho.

SI LA PERSONA TE CONFIESA TENER TENDENCIAS O COMPORTAMIENTO HOMOSEXUAL… TAMBIEN PUEDES:

  1. Apoyarlo para que busque ayuda o consejería basada en principios bíblicos

Reconociendo tus límites. Si la persona está luchando con sentimientos de AMS o ya con la conducta homosexual, pero DESEA CAMBIAR ESO, lo puedes ayudar. Si cree que está en lo correcto sólo te queda respetarlo, dejándole claro que lo aceptas como persona pero que no estás de acuerdo con esa forma de vida.

  1. Guarda siempre la confidencialidad.

No defraudes la confianza que depositó en ti. Si necesitas comentar con alguien maduro y discreto el asunto para que te oriente, no des nombres ni circunstancias que puedan identificarlo.

  1. Ora por tu amigo.

Si eres cristiano lo más valioso que puedes hacer es orar por esa persona para que Dios le hable, y le dé convicción de que ese estilo de vida no le agrada a Él, a fin de que tu amigo busque al Señor y de la restauración que Él Señor, sanado sus heridas internas, transformando su entorno y cambiando su conducta.

Recuerda siempre que con misericordia y verdad se corrige el pecado (Proverbios 16:6), y que es la BONDAD DE DIOS la que guía a una persona al arrepentimiento (Romanos 2:4).

Por Dan Hitz – Director de Reconciliation Ministries

Familia Emocionalmente Saludable

Este artículo se centra en algunas maneras que puede construir y mejorar la relación con su hijo. Lo comunicacion-padres-e-hijos-aletheiamejor sería empezar a utilizar estas ideas desde que nuestros hijos son pequeños. Sin embargo, si su hijo es mayor, no es demasiado tarde para comenzar. Dese cuenta de que se necesitará más tiempo construir o reparar una relación cuando su hijo ya es mayor. A veces es posible que necesite un poco de ayuda exterior como la de un consejero o un pastor. No importa la edad que tenga su hijo, podemos confiar en el Señor para que nos guíe en la crianza que les damos a nuestros hijos.

 Habla claro con tus hijos sobre el sexo_0001

¿Quiénes les hablan a tus hijos acerca del sexo?

En una cultura mediática obsesionada con el sexo, puedes estar seguro de que tus hijos están recibiendo el mensaje. Sin embargo, ¿es el que quieres que perciban? Es probable que no.

Esto es algo que tú puedes hacer.

Si tus hijos van a recibir el mensaje sobre el plan de Dios para el sexo, tú eres la mejor opción para dárselo. Las estadísticas muestran que te escuchan  a ti y que quieren escucharlo de ti. Esto no es fácil, pero Josh y Dottie McDowell hacen que sea muy factible. Basados en su propia experiencia familiar, en su amor desde hace décadas y en su preocupación por los jóvenes, junto con la investigación actual, proporcionan una guía completa, fácil de usar que te ayudará a

  • poner el sexo y la sexualidad en un contexto bíblico de la relación con Dios
  • ser directo y franco sin violar las emociones de tus hijos
  • estar al tanto de las preguntas y las oportunidades
  • crear una base positiva para las vidas de tus hijos, a medida que te relacionas y sueñas con ellos con respecto a su futuro

Los capítulos cortos con ideas y consejos prácticos añaden un impulso adicional, dándote la confianza y la información sólida para el proceso, a veces incómodo, de guiar a tus hijos en una sana comprensión del regalo de Dios del sexo.

HABLA CLARO CON TUS HIJOS SOBRE EL SEXO
Autor: Josh y Dottie McDowell
191 Páginas
Editorial Unilit
$120 MXN
$    6 USD

Recobra lo que el enemigo te robó

¿Acaso sufres por un ser querido que está descarriado? Quin Sherrer y Ruthanne Garlock mantuvieron una luz encendida en la ventana, aguardando el regreso de sus hijos pródigos.

Por Tati Martínez

LOS HECHOS

El abuso sexual es setenta y cinco veces más común que el cáncer pediátrico.abuso-sexual-infantil-ethosvirtual.blogspot.com_

Una de cada cuatro niñas y uno de cada seis niños serán abusados sexualmente antes de llegar a los dieciocho años.

De acuerdo con el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, en la Unión Americana hay un abusador por cada milla cuadrada.

Como cristianos, nuestra forma de pensar sobre el abuso infantil debe ser guiada por cómo ve y valora Jesús a los niños:

…y tomó a un niño, y lo puso en medio de ellos; y tomándole en sus brazos, les dijo: El que reciba en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí; y el que a mí me recibe, no me recibe a mí sino al que me envió.
Marcos 9:36-37

En esta poderosa escritura Jesús comunica el valor tan grande que para el PADRE tienen los niños.

Como padres y líderes, nuestro enfoque debe estar en los niños, son el blanco más atacado, ellos son los más indefensos y vulnerables.

Una vieja encuesta elaborada por un ministerio cristiano reveló que había aproximadamente 70 reportes semanales de abusos hechos dentro de las iglesias en contra de los niños, (esto sólo de las iglesias que lo reportaron).

El número actual es mucho mayor que eso. Una agenda oscura –destruyendo a niños vulnerables.

Si tú haces que uno de estos pequeños que confían en mí caiga en pecado, sería mejor que te arrojaran al mar con una gran piedra de molino atada al cuello. Marcos 9:42 (NTV)

El propósito de satanás es destruir a los niños.

El Centro de Control de Enfermedades y Prevención, encontró que los individuos que sufrieron abuso sexual una o más veces en su infancia tienen una mayor tendencia al alcoholismo, depresión, drogas, parejas violentas, múltiples parejas sexuales, enfermedades de transmisión sexual, cigarro, tendencias suicidas e iniciación temprana al sexo, entre otras cosas.

No sólo eso, sino que se afecta su vida espiritual tremendamente. Sentimientos de culpa, vergüenza, condenación, duda, temor a la muerte, la creencia de un Dios injusto, etcétera.

Por otra parte, es importante saber algunas cuestiones básicas, como las siguientes: la mayoría de los ofensores son personas que nunca sospecharías, no los delata su apariencia ni su estrato social; a menudo los ofensores se aprovechan de los niños y jóvenes que son confiados y vulnerables, ellos pasan mucho tiempo con los niños hasta ganarse su confianza; los ofensores tienen varias víctimas.

PREVENCIÓN

Es vital tener en cuenta que como padres hay que darles a nuestros hijos la confianza de que pueden contarnos todo, enseñarles que si alguna persona, incluso un “familiar” les pide que guardaran ​un secreto, no lo tienen que hacer, y que es sumamente necesario que los padres desarrollen una comunicación abierta con el corazón de sus hijos.

Para la protección del abuso sexual se debe enseñar a los niños algunas cosas:

  • Enseña a los niños que las partes que cubre el traje de baño y/o ropa interior no las puede tocar ninguna persona excepto papá o mamá para bañarlos o cuando van al doctor con la supervisión de los padres. (Ya Basta dispone de un cuento y audio del libro “Secretos Incómodos”, material diseñado específicamente para la prevención al abuso sexual, el audio incluye una canción donde dice que nadie puede tocar sus partes privadas).
  • Enseña a los adolescentes y jovencitos a no estar tan “apegados” a personas adultas que no son sus padres y familiares cercanos de confianza.
  • Educar a los jóvenes sobre cómo piensan y actúan los ofensores.
  • Instruye a los niños de todas las edades sobre qué hacer si han sido tocados de una manera inapropiada o si se sientan incómodos con algunas personas incluyendo compañeros de su misma edad.
  • Explica a los jóvenes la diferencia entre estar pecando y ser víctima del pecado de otros. Muchos chicos (as) guardan este secreto por años ya que lo único que saben es que el sexo fuera del matrimonio es “pecado”. Muchas veces los abusadores atemorizan y controlan a sus víctimas diciéndoles que lo que han hecho es pecado, es por ello que en la mayoría de las ocasiones las víctimas se sienten responsables y con ello acarrean un gran sentido de culpabilidad.

¿QUÉ MÁS DEBO DE SABER?

Sigue la ley para efectos de responsabilidad y protección de los niños. La mayoría de los países tienen leyes que mandan que los ciudadanos reporten tanto la negligencia como el abuso a menores. Los cristianos no estamos exentos de obedecer las leyes. El libro de Romanos capítulo 13 indica claramente que el gobierno civil juega un papel diseñado por Dios para la protección de la sociedad y su gente. El propósito principal de la ley es castigar a todos aquellos que intencionalmente cometen malos actos.

Sé enseñable. Algunas veces son las palabras y/o acciones que pensamos traerán alivio y confort a los que han sido devastados por el abuso sexual, las que más hieren sus vidas. En una ocasión una chica que fue abusada –usando su abusador asuntos religiosos y de fe como medios para vencer su resistencia-, leyó una carta enviada por una mujer que seguramente tenía las “mejores intenciones de traer sanidad a su vida”. Esta mujer comenzó hablando del amor de Dios y al instante que esta chica empezó a leer sus palabras, sus manos empezaron a sudar, a temblar, la respiración le estaba fallando y literalmente se sintió enferma, fue un balde de agua fría recibir su correo ya que ella pensaba:

“¿Tú me estás diciendo que debería de tomar la misma espada (el amor) que algún día usaron para destriparme y que ahora caiga en ella nuevamente?

No puedo hacer eso. Mi amor por Dios, mi fe, mi extraordinario deseo de vivir la voluntad de Dios…esas son las partes de mí que fueron transformadas en armas que ahora me destruyen”.

Hemos creído erróneamente que por el solo hecho de ser cristianos nos convierte automáticamente en expertos para traer alivio y sanidad a los que han sido profundamente heridos.

De manera bien intencionada puedes hablarles del amor de Dios creyendo que eso será usado para su sanidad y es precisamente eso lo que no pueden escuchar ya que alguna vez pusieron su amor y confianza en Dios y se sienten traicionados.

No siempre tenemos que sentirnos con la obligación de darles una palabra de aliento, seamos enseñados por Dios y que Él sea quien nos dirija.

Nunca mencionemos frases como: Yo entiendo o, sé lo que estás pasando, SI TÚ NUNCA FUISTE ABUSADO(A).

Ora. El que pide recibeMateo 7:7

Por los niños, por su protección y cuidado, por valentía y fortaleza para enfrentar la situación, por perdón y sanidad de sus emociones y cuerpos.

Por las familias, por paz y unidad, sabiduría y discernimiento de los padres, sanidad y quebrantamiento de pecados generacionales.

Por los abusadores, que Dios traiga convicción de pecado, arrepentimiento y salvación, que sus planes de perversión sean frustrados, que sean arrestados y procesados justamente.

Por los gobiernos, que desarrollen e implementen leyes justas en contra de los abusadores y programas de prevención del abuso sexual infantil; que se frene la educación sexual explícita en la que se induce a los niños y adolescentes a usar su sexualidad fuera del diseño de Dios; que cese la corrupción y el humanismo; por más cristianos que participen en los gobiernos y la política para ser sal y luz en esos lugares.

Por la Iglesia, que haya unidad para combatir en oración esta situación; que desarrollen programas de ayuda para las personas en riesgo y los que han sido lastimados mediante el abuso sexual; para que prevalezca y las naciones anden a su luz.

Por ministerios como Ya Basta, y otros que están enfocados en la prevención y restauración de los quebrantados sexuales.

¿QUÉ HAGO SI COMO PADRE/MADRE DETECTO ABUSO EN MI HIJO(A)?

Algunos de los síntomas de que un niño(a) que pudiera haber sufrido abuso sexual, son: aislamiento, temor, orinarse en la cama, cambio drástico en su manera de relacionarse, falta de apetito.

La manera como enfrentemos el asunto es muy importante, nuestros hijos son “muy” susceptibles ante nuestra manera de reaccionar.

​1.  Trata de ganar su confianza para que te cuente lo sucedido (recuerda que uno de los mayores problemas de esto, es que el niño ha sido amenazado de no decir NADA).  El padre o madre que siempre está ocupado y ni siquiera nota un cambio en la personalidad del hijo, puede arrepentirse más adelante cuando su hijo sea mayor.

​2.  Si tu hijo(a) te lo cuenta, CRÉELE.

  1. No reacciones con gritos y un llanto desconsolado, NO ENFRENTE DE ÉL, es muy probable que el niño internalice que “él” fue el culpable.
  2. ¡No lo regañes! Él cargará con el peso de la culpa.
  3. Repórtalo a las autoridades.
  4. Es muy importante que en todo tiempo le des tu apoyo y amor incondicional, un psicólogo cristiano será lo más recomendable para su sanidad emocional. No des por sentado que con el solo hecho de sacarlo a la luz recibirá sanidad inmediata.

Utiliza recursos que le ayuden a sanar, el abuso sexual no debería ser tratado sin la ayuda de Dios. Él es la verdadera fuente de protección y de sanidad. (Ya Basta dispone de un programa de 7 semanas llamado “Corazón puro” diseñado especialmente para la sanidad de quienes han sufrido abuso sexual en alguna etapa de su vida).

Curan por encima las heridas de mi pueblo, y les desean: ¡Paz, paz!, cuando en realidad no hay paz.  Jeremías 6:14

 

CONCLUSIÓN

¿Cómo debería de ser la respuesta de los cristianos que han aprendido de este tema? ¿Responderemos como el sacerdote o el levita en la parábola del buen samaritano? (Lucas 10).

El evangelio de Jesucristo nos llama a cada uno de nosotros a tomar acción hacia los HERIDOS motivados por el amor que le tenemos a Dios.

Tomado y adaptado con permiso del libro Protegiendo a nuestros niños. Prevención al abuso sexual dentro de las iglesias.  Autora: Tati Martinez. Derechos reservados. Producción de Ya Basta.

www.yabastausa.org

Testimonio: Anne Paulk

Hay muchas razones por las que pienso que Dios tiene sentido del humor- su sentido de la ironía es una de ellas.

Por ejemplo, ¿quién hubiera imaginado cuando argumenté en la clase de inglés en mi universidad a favor del aborto y de la compatibilidad del cristianismo y la homosexualidad, que me iba a convertir en la mujer que soy hoy en día?

En aquellos días de la universidad, me destaqué en varias cosas, una de ellas era la Lógica, pero eso no significaba necesariamente que mi vida dio el fruto de mi mente lógica. De hecho, ese primer año en la universidad, mi vida estaba llena de confusión.

Yo había sabido durante mucho tiempo que tenía una fuerte atracción romántica por las chicas, aunque traté de ocultarlo saliendo con hombres. Pero fue durante ese dramático primer año que finalmente reconocí que era sin duda “gay”.

Fue una admisión emocionante el ser capaz de identificarme con mis largas luchas reprimidas. La pregunta ahora se convirtió en: ¿Sería capaz de encontrar a esa mujer perfecta para mí? Fue en ese tiempo que también descubrí que me sentía atraída hacia una estudiante en particular de tercer año. “¿Es ella la correcta?”, me pregunté. Cuando comencé a imaginar la vida con ella, también consideré qué pasaría si fuéramos separadas por la muerte, la tragedia o la traición. Yo acostumbraba adelantarme a los hechos, pero esta vez estaba yendo bastante lejos. En mi imaginación, me veía en algún momento de mi futuro sola, devastada y vacía. Entonces, una noche, mientras miraba hacia el cielo y consideraba la permanencia de las estrellas, que ellas existirán durante siglos innumerables, me pregunté,

“¿Hay algo más para mí en la vida?”

Esa pregunta fue respondida de forma inesperada en mi próximo año en la universidad, aunque no por mis clases. Debo decir que, como mujer joven abrazando la identidad “gay” y anhelando las relaciones futuras, veía la idea del Dios Cristiano más como una dificultad que como una ayuda, por lo que en la búsqueda de mi nueva identidad “gay”, me había quitado mi concepto vacilante y desinformado de Dios revelado en la Biblia. Pero entonces, en mi semestre de otoño, mientras estaba abrazando mi homosexualidad empecé a tener sueños controvertidos por la aparición de Jesús. Les confié estos sueños a mis amigos más cercanos quienes eran judíos, y ellos se rascaban la cabeza conmigo en cuanto a lo que podían significar los sueños.

Entonces, un día en una reunión gay en el campus, repentinamente penetró mi entendimiento

– “Tú no vas a encontrar aquí lo que estás buscando”.

¡¿Qué?! ¿No encontraría en la comunidad gay el amor que estaba buscando con una mujer con quien pasaría el resto de mis días? Pero increíblemente, esta “otra voz” me estaba diciendo la verdad y en mi corazón lo sabía. Fue como si una luz atravesara mi alma desde el cielo. Salí de esa reunión sollozando por el dolor de la verdad que me había encontrado. Pero esta nueva verdad no significaba que yo estaba dispuesta a abrazar el cristianismo. De hecho, a pesar de que estaba dispuesta a aceptar la verdad, yo no quería que fuera la verdad cristiana. Sabía lo suficiente de la lectura de la Biblia que el Dios Cristiano no aprobaba las relaciones homosexuales y que si me hacía cristiana, mi esperanza de una vida en pareja femenina se iría para siempre. Algo estaba pasando, pero yo no podía comprenderlo. Así que mi siguiente pregunta fue:

“Si realmente hay un Dios, entonces, ¿quién es el verdadero dios o dioses?”

Con el fin de encontrar la respuesta a esta pregunta, puse a Dios -quienquiera que fuese – a prueba. Pedí que el verdadero Dios se mostrara a mí al responder esta petición – que me conectara con una mujer que hubiera lidiado con la homosexualidad en su propia vida, que tuviera el pelo castaño y corto, fuera atlética y amable-. En pocas semanas se me había olvidado esta lista, pero mi petición fue respondida durante un curso superior en mi clase de contabilidad. Ella sobresalió delante de mí como una especie de chica punk – tenía el pelo castaño y corto y un cuerpo atlético -. Muy pronto nuestros caminos se cruzaron, inexplicablemente, una y otra vez, y finalmente terminamos estudiando juntas, conmigo enamorándome perdidamente de ella. Mientras tanto, ella me explicó que aunque entendía mi lucha personal, Jesús era su “marido”. Esto no tenía sentido para mí.

“Oh no, ¡Jesús otra vez!…”

me dije a mí misma.

Aun así, decidí preguntarles a todos mis amigos y compañeros de dormitorio lo que pensaban acerca de Jesús. Todos ellos tenían respuestas superficiales así que le pregunté a un ministro cristiano en el campus y pronto estaba inscrita en su clase “Entrenamiento Evangelístico”. Fingí encajar con esa gente, pero Dios no se dejó engañar. Una noche, mientras oramos, Dios se reveló a mí en una forma increíble como una Persona con gran autoridad y ternura, que se movió por la habitación mientras los estudiantes oraban. También fue muy claro para mí que donde yo estaba, había un espacio vacío sin esta persona increíble.

¿Existía Dios? Sí…pero no en mi vida. Él me estaba revelando ser el Dios cristiano -y sin embargo yo me seguía enfrentando con el “estira y afloje” entre mis propios deseos por el mismo sexo y esta nueva realidad. Después de eso hablé con el pastor del campus y le conté mi experiencia, entonces él me compartió cómo recibir a Cristo en mi vida y me explicó que, sí, era verdad, la homosexualidad y el cristianismo son incompatibles.

Mientras él me compartía las Escrituras, yo sabía que lo que estaba diciendo era verdad. Dios era real, y Él quería una relación conmigo y había provisto el camino a través de Jesús. Pronto supe que yo cambiaría todo, -incluso la esperanza de tener una pareja de vida femenina- para que este Dios estuviera en mi vida. Por esta razón, Mateo 13:44 ha sido una gran alegría para mí:

“El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre encuentra, y lo esconde de nuevo; y gozoso va y vende todo lo que tiene y compra aquel campo”.

Mateo 13:44

Desde ese momento, mi vida se llenó de preciosas aventuras y relaciones fraternales sanas con otras mujeres. Sí, algunas luchas también- batallas diarias con mis propios deseos errantes, pero luego vino la victoria al entregar mis dolores, heridas y las percepciones equivocadas a Dios. Se convirtió en un proceso de intercambio de las mentiras que yo había creído por la verdad de lo que Dios dice.

También empecé a enfrentarme a los demonios de mi pasado: abuso sexual a la edad de cuatro años y la percepción resultante de que los hombres eran generalmente peligrosos y no confiables. Empecé a confiar en Dios para que sea mi defensa, lo que suavizó mi corazón y mi mente como una mujer. Con los años, he tenido la ayuda de ministerios cristianos que caminaron junto a mí y me animaron. Aprendí que la lucha homosexual a menudo se basa en las heridas del pasado. Al confrontar y orar acerca de estos rincones oscuros de mi vida, comencé a experimentar una mayor libertad de la fuente de dolor de mi corazón, y como resultado, las garras de la lucha homosexual perdieron fuerza. Encontré esperanza y libertad mientras me movía a lo largo de este camino, incluida la libertad de escoger cómo responder acertadamente a la tentación. Encontré la libertad para deleitarme y disfrutar el ser mujer. Encontré nuevas posibilidades que nunca había pensado me sucederían, la atracción romántica hacia un hombre, después el matrimonio y una familia. Encontré que Dios es capaz de terminar la obra que comenzó en mí, y que Él es capaz y desea alinearme con sus grandes planes que son grandes, correctos, y llenos de belleza no adulterada. También he encontrado en Él, al compañero íntimo que nunca me dejará ni me abandonará. Me he enfrentado a muchos desafíos en el camino, incluyendo la traición de mi marido y nuestro divorcio posterior. A través de todo, he sentido la cercanía, cuidado y deleite de Dios en mí. Desde que me embarqué en este viaje maravilloso, he podido compartir mi esperanza en Cristo Jesús con muchas personas lastimadas a quienes Dios ama. Debido a la bondad de Dios, soy capaz de prosperar a pesar de los altibajos de la vida y seguir compartiendo mi esperanza con los demás. Puedo decir que cambiar mis caminos por Sus caminos fue el mejor trato que he hecho en todos los sentidos.

“Yo soy de mi amado y mi amado es mío”

Cantar de los Cantares 6:3

Anne Paulk es la Directora Ejecutiva y miembro del Consejo de Restored Hope Network, madre de 3 hijos maravillosos, autora y oradora popular en temas homosexuales. Anne ha sido entrevistada en la televisión, radio y en revistas como Oprah Winfrey, Good Morning America, CBS Evening News, Club 700, Coral Ridge Ministerio de D. James Kennedy, Enfoque a la Familia, y la revista People. Ella es la autora de “Restauración de Identidad Sexual: Esperanza para mujeres que luchan con la atracción hacia el mismo sexo”.

En sus estudios con mil adictos al sexo, Pat Carnes encontró que el 97% habían sido víctimas de violencia emocional, el 74% habían sido maltratados físicamente, y el 81% habían sido víctimas de abuso sexual.  Esto revela que la violencia desempeña un papel importante en el desarrollo de la adicción sexual. Para que el adicto al sexo pueda sanarse es vital que entienda la violencia que sufrió y cómo lo ha afectado.

Veamos cómo opera la violencia en la adicción sexual:

José y su esposa, María, han tenido discusiones respecto al sexo desde hace años. Desde la luna de miel, José lo exige y María suele negarse. Entonces José se siente rechazado, herido y muy enojado, mientras que María se siente denigrada, manipulada y también muy enojada. Sus discusiones son violentas y destructivas. Ambos se sienten culpables porque no pueden complacerse. Piensan que tienen un horrible matrimonio porque su vida sexual está vacía. José es también un adicto al sexo: se masturba, mira pornografía, y frecuenta prostitutas.

La intensidad de sus discusiones obedece a viejas heridas originadas en sus respectivas familias. La madre de José lo abandonó emocionalmente: ella nunca tenía tiempo para él. María fue violada varias veces por su padre cuando tenía entre 12 y 16 años. Cuando José desea tener relaciones sexuales, María recuerda el trauma del incesto. Cuando María lo rechaza, José recuerda cómo su madre lo rechazaba. José no tiene sexo con las prostitutas porque lo necesite y no pueda tener relaciones sexuales con María. En realidad, quiere encontrar el amor, cuidado y afecto que nunca recibió de su familia.

La violencia doméstica es cualquier acto cometido por un miembro de la familia que dañe o lesione a otro familiar. Estas heridas afectan negativamente y por el resto de su vida a quien la sufre, a no ser que él o ella las entiendan y se recuperen.

El ciclo de violencia es vicioso: la mayoría de las personas agresoras a su vez fueron víctimas de maltrato. Muchas familias tienen una larga historia de violencia que se remonta a varias generaciones. La violencia es un medio por el que ¨los pecados de los padres¨ se transmiten de generación en generación (Éxodo 20:5), y de cómo los pecados del padre y la madre no se olvidarán (Salmo 109:14). El pecado sexual de David con Betsabé dejó una herencia de problemas sexuales, incluyendo incesto y el asesinato.

Ahora bien, describimos la violencia con el fin de comprenderla, no con el propósito de culpar, el entendimiento posibilita la sanidad, la culpa implica un juicio. Para entender la violencia y poder sanarse, la víctima necesitará enojarse. La víctima necesitará eventualmente  enfrentar al padre o al agresor. Tanto la ira como el enfrentamiento son medios para sanar a la víctima, no para culpar al agresor, y constituyen elementos vitales en la recuperación de la adicción sexual.

Tipos de violencia

En la identificación de las heridas y la violencia doméstica es importante considerar cuatro aspectos de la experiencia humana que pueden ser afectados por la violencia: el emocional, el físico, el sexual y el espiritual.

Hay dos tipos de violencia: la invasión y el abandono.

Si la familia tenía límites muy inciertos, es posible que no se hayan respetado los límites emocionales físicos, sexuales o espirituales, se trataría de una invasión. Si los límites eran demasiado rígidos, los miembros de la familia no recibieron el amor, la atención, el cuidado, o la información que necesitaban para prosperar, sería un caso de abandono.

A continuación se  presenta un esquema de los ocho tipos de violencia, se detallan los dos tipos de abuso: invasión y abandono, y cómo se pueden presentar en los cuatro aspectos de la experiencia humana mencionados, conformando cuatro columnas. El esquema nos ilustra cómo una persona puede sufrir una invasión y/o abandono emocional, físico, sexual, o espiritual. Al revisarlo,  quizá identifique el tipo de violencia de que fue víctima y desee hacer su propio esquema en una hoja de papel.

El Abuso

Pídale al Espíritu Santo que le ayude a  entender y a aceptar cualquier experiencia dolorosa que haya tenido en la vida para poder sanarse. Pida a Dios su protección y fuerzas mientras reflexione en las heridas familiares y la posible violencia sufrida. No se trata de estar ¨escarbando¨ en busca de experiencias, sino en permitir que el Espíritu Santo traiga a luz lo que Él desea sanar, trátese con cariño, y si siente que su dolor se vuelve insoportable, busque ayuda de un consejero o persona madura en Cristo que pueda apoyarle.

El maltrato y la vergüenza

Cuando se maltrata a los niños, éstos se lastiman desde el punto de vista emocional, sexual, espiritual, e incluso físico. Ellos son demasiado pequeños e indefensos para protegerse solos de estas heridas. ¿Qué pueden pensar los niños de sí mismos cuando se les invade o se les abandona?  Llegan a una conclusión muy lógica: ¨Si me está pasando esto, debo ser malo; porque se castiga a las personas malas¨. ¨Si nadie me ama debe ser porque soy malo, porque todos aman a las personas buenas¨.

Estas heridas producen un sentimiento muy intenso de vergüenza. Es posible experimentar la vergüenza de manera sana o enferma. La vergüenza sana reconoce que todos tenemos habilidades y limitaciones, es parte de la condición humana y lleva a una persona a depender de forma sana de otros y de Dios. La vergüenza sana nos confirma que como seres humanos no podemos ganarnos la salvación y de que dependemos de Dios.

Las víctimas de violencia, sin embargo, han interiorizado este sentido de vergüenza y creen que no sirven para nada. La vergüenza morbosa quiere hacernos creer que no merecemos la salvación de Dios y que ni siquiera podríamos aceptarla. Éste tipo de vergüenza convence a las personas de que tiene una naturaleza mala. La Dra. Sandra Wilson, diferencia la vergüenza de la culpa: ¨Sentimos culpa cuando sabemos que hemos cometido un error. Sentimos vergüenza cuando sentimos que somos un error¨.

La vergüenza morbosa impide que los individuos reconozcan lo que valen como personas, y es el principal sentimiento en el niño maltratado y herido. Junto con este sentimiento central hay otros sentimientos: el niño abandonado se siente solo y triste, el niño maltratado siente ansiedad y temor.

El enojo suele acompañar a la vergüenza. Aunque las víctimas de violencia creen que merecen el maltrato, hay otra parte de ellas que está tremendamente enojada con la agresión. No obstante bloquean este sentimiento y ni siquiera se permiten experimentarlo. El sentimiento subyacente infecta todo, y a veces se revela como un comportamiento adictivo. El enojo se filtrará de alguna manera a pesar de todos los intentos que la persona haga por reprimirlo.

Los adictos al sexo pueden estar irritados con Dios y piensan: ¨¿Porqué dejó Dios que me sucediera esto?¨. Puesto que Dios no previno el abuso, el enojo puede hacer que el adicto al sexo concluya, justificándose: ¨No me importa lo que piense Dios. Él no me ayudó, me tendré que ayudar yo mismo¨.

Cuando se maltrata los niños y a los adolescentes en su lógica piensan: ¨Si fuera una buena persona, esto no me sucedería¨, o ¨Si fuera una buena persona, alguien supliría mis necesidades¨. La conclusión lógica es que deben ser personas malas que no sirven para nada.
Este razonamiento triste, desesperado, inducido por el enojo y la rebelión, convence a los adictos al sexo de cuatro opiniones sobre su persona:

1. Soy una persona mala y no sirvo para nada.

2. Nadie me amará como yo me amo.

3. Nadie puede satisfacer mis necesidades excepto yo.

4. El sexo es mi necesidad más importante.

El adicto al sexo cree que la actividad sexual es la única manera de satisfacer su necesidad de amor, cuidado y afecto. Para muchos de ellos el sexo fue la única atención y el único contacto físico que recibieron. Aprendieron a asociar el amor, el cuidado, el contacto físico y el sexo. El sexo se convirtió en una necesidad imperiosa porque era la única necesidad que podían satisfacer.

Los adictos al sexo para satisfacer sus necesidades profundas de amor y para sobrellevar el sentimiento de vergüenza que los agobia, utilizan en términos generales dos grandes mecanismos de defensa: el escapismo a través de diversas adicciones y la codependencia.

Lo anterior se ilustra en la gráfica siguiente:

El niño abusado o herido

El inicio de la recuperación

Ser víctima de una agresión cometida por uno de los padres o un miembro de la familia puede ser una experiencia muy fuerte. Provoca sentimientos intensos, de confusión, terribles, los que a su vez pueden generar mecanismos de defensa que sean pecaminosos y autodestructivos. Las personas que pecan y se apartan de Dios a menudo se han sentido privadas del amor de sus padres. Para cambiar, además de la violencia, deben aceptar que hicieron lo mejor que podían: sobrevivieron. Ahora sin embargo, tienen otra alternativa, y pueden decidir aceptar el amor de Dios, que no es como el de su familia.

Cuando se comprende la violencia sufrida, la víctima puede darse cuenta de lo que sucedió y decidir cómo hará para convivir con su dolor mientras se recupera de la adicción. De esa manera entenderán lo doloroso que fue la violencia, cuánto temor, soledad y enojo sintieron. Admitir estos sentimientos y encontrar maneras saludables de expresarlos y soportarlos contribuirá a su recuperación.

Al enfrentar la violencia, la víctima acepta la gravedad de su experiencia y procura evitar que el comportamiento se repita en el futuro. Las víctimas de violencia necesitar estar en guardia para no reiterar los errores de sus familias. Todos tendemos a reproducir lo que aprendimos en la niñez. A pesar de lo agresivas que pudieron haber sido las conductas familiares, nos criamos en un medio que considerábamos normal, podemos llegar a repetir los patrones violentos sin pensarlo.

Los adictos al sexo deben reflexionar sobre lo que le sucedió, comprenderlo, permitirse aceptar el dolor en vez de eludirlo con una adicción, y enfrentarlo como señal de que saben que estuvo mal. Se trata de un proceso que puede ser largo, pero que es vital para tomar decisiones beneficiosas en el futuro. Con la toma de estas nuevas decisiones, los adictos al sexo rompen el ciclo de comportamiento violento y de pecado, y entonces los pecados de los padres no se transmiten a las futuras generaciones.

Esta conciencia constructiva servirá para honrar a nuestra familia conforme a los mandamientos de Dios. Cuando Natán confrontó a David por su adulterio con Betsabé, honró a David para procurar su restauración. Cuando los adictos al sexo buscan que sus familiares reconozcan su culpa, los están honrando porque procuran su restauración y la reconciliación. La restauración sólo es posible cuando se dejan de repetir las conductas pasadas y es posible expresar los sentimientos y discutirlos con franqueza.

Tomado y adaptado del Libro “Cómo sanar las heridas de la adicción sexual” del Dr. Mark R. Laaser, fundador del Ministerio Leal y Confiable.

La adicción al sexo comienza en familias marcadas por dinámicas y características no saludables.

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