Katrina Kalinowski

Antes de entrar en materia, quiero aclarar un concepto erróneo común sobre la trata de personas. En los cuatro años que he trabajado con sobrevivientes y escuchado sus historias, nunca escuché a ninguno de ellos decir que fueron secuestrados. Cada mujer con la que he hablado ha tenido algún tipo de “relación” con su traficante. Las redes sociales suelen ser la plataforma que utiliza el traficante. Hoy en día, generalmente publicamos todo sobre nuestras vidas. Esto es lo que buscan los traficantes. Recorren y buscan a los vulnerables. Luego se harán amigos y se ganarán su confianza. Los traficantes son muy hábiles en lo que hacen. En cuestión de días se habrán ganado tu confianza, te habrán convencido de que tienen una vida mejor para ti y de que te quieren. Esta es una de las razones por las que la mayoría de las mujeres tienen dificultades para salir y sanar. Sienten que tomaron la decisión inicial de estar con su traficante, por lo que ahora se merecen lo que reciben.

Por Ricky Chelette

Living Hope Ministries (LHM) y ministerios afines están bajo ataque. Debido a que LHM se basa en la Palabra de Dios y en el diseño de Dios para la sexualidad humana, nuestra simple existencia es una amenaza para aquellos que promueven creencias y comportamientos que se alejan mucho de la Palabra y del diseño de Dios. Como resultado, recientemente se han producido blogs, artículos, podcasts, vodcasts, libros e incluso un “documental” que menciona específicamente tanto a LHM como a mí, como líder, y nos acusan de todo tipo de malas motivaciones, intenciones, control, manipulación, e incluso daño. Estas acusaciones son descaradamente falsas y representan una reinterpretación de la realidad con la esperanza de ilegalizar el trabajo de LHM.

Por Miguel Alcarria

El apóstol Pablo es ampliamente reconocido y admirado actualmente por el nivel de compromiso que mostró en torno a sus convicciones; no obstante, tras su conversión, por nadie fue ni tan reconocido ni tan admirado como lo es ahora. El Saulo celoso de la fe y de las tradiciones de sus padres (Gál. 1:14; Hch. 22:3), que iba casa por casa sacando a rastras a los cristianos para encarcelarlos (Hch. 8:3) y era admirado por todos sus compañeros fariseos; de la noche a la mañana, se convirtió en el apóstol Pablo, un instrumento de Dios para llevar Verdad a judíos y a gentiles (Hch. 9:15; Hch. 20:24).

Por Miguel Ángel Alcarria

El siglo XXI se caracteriza por un nuevo género de ingeniería, la ingeniería social. Jamás en la historia, la sociedad ha sido moldeada a la velocidad que lo ha hecho en las últimas dos décadas. Las modas, las subculturas y los diferentes movimientos sociales contemporáneos, lejos de ser fruto de la casualidad, responden a un proyecto de transformación social bien elaborado. A dicho plan social lo hemos denominado postmodernidad.

La postmodernidad busca la reestructuración de la cultura y, por ende, de la sociedad. Y, aunque el fenómeno lleva impulsándose desde hace unos 50 años, iniciándose con el movimiento de mayo de 1968 en París, la Iglesia no ha tomado conciencia de los efectos que podía tener las reivindicaciones sexuales y sociales de este movimiento hasta hace relativamente poco.