Por Lori Rentzel

Si has tratado de ser un cristiano, pero has estado cayendo en pecado, hay un paso importante que Dios quiere que tomes.Tenía 19 años cuando le pedí a Cristo que entrara en mi vida. Hice esto con gran aversión, más bien impulsada por el temor de que Jesús pudiera regresar pronto y que no estaría preparada para ir con Él.A pesar de mi negación en aceptarlo, Cristo vino a mi vida y vi algunos cambios. De pronto estuve consciente de la presencia de Dios. Descubrí que podía entender la Biblia por primera vez y empecé a disfrutar de cosas que anteriormente no podía, tales como ir a la iglesia y platicar con mis nuevos amigos cristianos. Era como si hubiera entrado a un mundo nuevo, uno del cual habla ignorando su existencia.Pero era miserable. Cada día era una lucha por permanecer con interés hacia Dios. Reunirme en el bar los viernes por la noche era mucho más gratificante para mí que asistir a una reunión de oración.

Lori Rentzel

David y Ken se conocieron en el campamento de verano de la iglesia, donde cada uno estaba a cargo de un grupo de niños de cuarto grado. En el día de apertura, David notó con que facilidad Ken se hacía cargo de su grupo. “Es de esperarse”, pensó David, “mírenlo, un atleta por naturaleza, muy bien parecido y obviamente un líder innato”.

Lo que sí sorprendió a David fue la invitación de Ken a jugar al básquetbol con él una tarde. Después se refrescaron tomando unas sodas y contando historias junto a los niños del campamento. En poco tiempo, el gran sentido del humor de David hizo reír a Ken a carcajadas. Al terminar al semana, todos se daban cuenta de que David y Ken eran muy buenos amigos.