Superando la rebelión
A través del cambio hacia la gracia y la verdad
Dos historias de esperanza
Rebelión —un asunto que conozco muy bien. Habiéndome considerado la oveja negra de la familia (siempre me sorprendían haciendo algo malo), me sentí confortablemente calificado cuando se me pidió dar una parte de mi testimonio referente a ese tema. Ser un rebelde fue parte de mi fuerte personalidad individualista —una parte de «quien yo era». Obviamente, esto no siempre se mezclaba muy bien con mi caminar cristiano. Me involucré con Desert Stream como participante de su programa de Living Waters en el otoño del ’89. Mi ruptura sexual, tanto en el área homosexual como en el área heterosexual, habían estado siendo barridas bajo la alfombra cuando llegué a convertirme en primavera de 1986. Era mi esperanza que nunca tuviera que tratar con ello otra vez, ahora que esto había sido cubierto bajo el manto de Dios. Tenía algunas cosas que aprender…
Puedo ver ahora que era acosado por heridas que no habían sido sanadas y por límites brumosos con la gente, llegué a hacer amistad con un vecino que compartía mi pasión por lo «creativo», y quien por otra parte era un haragán de la playa de Santa Mónica. A medida que la amistad crecía y mi protección se desvanecía, poco a poco e ingenua y tontamente me entregué a un avance sexual una mañana cuando mi vecino tocó a mi puerta. Una relación de compromiso pendiente con una mujer rápidamente se deshizo y me inscribí en Living Waters.
Esta fue mi primera exposición a la adoración y el Señor lavó mi alma adolorida con hermosas melodías y letras. Experimenté una gran sanidad medular y me enamoré del Espíritu de Dios mientras a medida que se revelaba en el personal de Desert Stream y en sus enseñanzas. Acabé siendo el líder de un pequeño grupo año siguiente. Mi caminar en la soltería resultó ser más fácil de lo que yo creía. Como Desert Stream enseña, continué estando involucrado en la cobertura de un pequeño grupo de varones del cual yo había estado siendo parte durante más de dos años.
PÉRDIDA DE LAS PRIORIDADES ESPIRITUALES
Mi situación cambió sutilmente, ahora me doy cuenta, cuando empecé a trabajar más tarde en la oficina de mi condado de Orange (90 millas de viaje redondo diariamente), y empecé a faltar más y más a mis reuniones de oración semanal con los muchachos. Comencé a vivir en el condado de Orange durante la semana para disminuir mis viajes, pero como resultado esto también me alejó de mi bien establecida comunidad de amigos de apoyo. Estaba en control de mi vida (o al menos eso creía) y lidiando juntamente con sus constantes demandas de tiempo. Había estado asistiendo a La Iglesia en el Camino durante cuatro años, enseñando en la Escuela Dominical y ayudando en Living Waters los martes por la noche. Ni siquiera me había desconcertado el que había tenido que dejar escapar una de mis más importantes prioridades espirituales —el compañerismo y la oración con mi grupo íntimo de amigos varones.
Había estado comprometido con una joven en ese tiempo durante cinco meses. Una noche, alcanzamos la cima de la frustración en lo que yo consideré ser una pobre comunicación y una creciente falta de compatibilidad. Encima de todo esto, Sharon y yo acabábamos de regresar de un enfadoso viaje de negocios y unas cortas vacaciones. Yo estaba cansado y enfurruñado por haber perdido un valioso artículo personal en el aeropuerto. No hablé con ella durante todo el camino a casa. Todas estas señales debieron haber sido banderas rojas de alerta para detenerme, pero no las consideré. Después de llegar a casa esa noche, en vez de dirigirme directamente del estacionamiento a mi departamento, elegí cometer un acto de desafío (a Dios) y un rápido remedio a mi frustración de no ser capaz de «conectarme» con una mujer. Tiré un guijarro a la ventana de mi vecino, repitiendo un viejo patrón. Suficientemente seguro, él me encontró en su puerta. Mi remedio rápido estaba en su departamento y yo iba por él.
CONSECUENCIAS DOLOROSAS
Las consecuencias fueron más que allá de lo espiritual. Sabía que tenía que decírselo al personal de Desert Stream. Esas eran las reglas. Me reuní nerviosamente con Jody Spinuzza, sabiendo que tenía que bajar de mi liderazgo. Se me puso a prueba, y me dijeron que posiblemente podría ser asistente de líder de grupo en el grupo de Living Waters en el otoño de 1991 (si podía controlar mi situación). No se me permitió asistir al grupo de apoyo de varones de liderazgo de Desert Stream mientras estaba a prueba. El engaño de Satanás y mi propia voluntad me impidieron ser el vaso de sanidad que yo quería que Dios utilizara.
El Señor tenía una profunda sanidad por hacer y yo necesitaba comprometer toda mi atención a ello. Esto fue doloroso y triste a veces, pero el Señor continúa conmigo a lo largo del camino.
Un mes más tarde, aproximadamente, caí con mi vecino en una secuencia los viernes por la noche. Ahora sabía lo que significaba ser un adicto sexual. Estaba temeroso y confundido y realmente contemplaba el hecho de alejarme del Señor durante este período de obscuridad. ¡Con qué rapidez podemos ser engañados cuando participamos en comportamiento pecaminoso!
PROFUNDO ARREPENTIMIENTO
En ese tiempo, Shawn Corkery, a quien estaba ayudando a dirigir un pequeño grupo, estaba fuera del país. Tuve que confesarme con el «principal», Andy Comiskey. Hablé con él por teléfono, en ese momento hice confesión y oramos, y luego él me pidió que confesara delante de mis compañeros de mi pequeño grupo de líderes durante nuestro tiempo regular de oración, antes de que comenzara el programa de Living Waters ese martes por la noche. Eso fue duro. Allí estaba mi pequeño grupo de líderes, algunos para quienes incluso yo había sido su líder de grupo en años anteriores. Estaba turbado y avergonzado y mi orgullo estaba tratando de impedirme hacer esto.
Tenía una opción. Un viejo dicho de Desert Stream me vino a la mente… «Yo podría, o tener la apariencia de ser restaurado e íntegro, o buscar realmente la restauración y la integridad». Y Andy me había ofrecido permitirme continuar en el programa ese año como participante (en lugar de líder). Me humillé a mí mismo, lloré delante de mis hermanos y hermanas, y confesé mi pecado. Su calidez e interés genuino tocaron mi corazón. Jody me aseguró que no había sido en vano toda la restauración que ya había experimentado hasta ese punto. Dios imprimió en mí que este era el camino correcto a seguir, en vez de retroceder y refugiarse en el aislamiento y ocultamiento. Lo siguiente es que mi pequeño grupo de varones tenía que ser informado. Ahora tenía que pedirles permiso para unirme a su grupo como participante, bajándome de mi liderazgo. Una vez más, la compasión de Dios fue expresada a través de las palabras de estos hombres. El proceso de restauración había comenzado, con la confesión, como regularmente empieza. El Señor tenía una profunda sanidad por hacer y yo necesitaba comprometer toda mi atención a ello. Esto fue doloroso y triste a veces, pero el Señor continúa conmigo a lo largo del camino.
CONFESIÓN PARA CRECIMIENTO
Hoy estoy más fuerte en Él y tengo una gran sobriedad sobre la seriedad de mis prioridades espirituales que me ayudan a mantenerme en Su senda recta y estrecha. Esto incluye participar en pequeños grupos de cobertura, y un sano y continuo compañerismo con mis hermanos. Para mí, esto ha significado unirme a una iglesia más pequeña e íntima donde verdaderamente puedo llegar a conocer lo que es ser parte de una comunidad ¡Y amo esto!
Gracias al liderazgo de Desert Stream por apoyarme en el proceso de sanidad. Amo este ministerio y lo que Dios está haciendo a través de él.
Jay Nuzser
Hace no mucho tiempo, me encontré con una vieja amiga quién aún está en el estilo de vida homosexual. Compartió conmigo las cosas que ha estado haciendo. Yo le compartí cómo Jesús ha estado sanándome y cómo Él me ha sacado fuera de ese estilo de vida. Ella no quería oír que Dios puede cambiarla ni que hay sanidad de la ruptura sexual. Aun así, yo puedo escucharla y en su conversación había una obscuridad de rebelión que la sobre cubría tratando de convencerme de que ella era feliz. Habiendo tomado cada quien nuestro camino, sucedió que a veces me sentía y me siento aún propensa a ser rebelde a la voluntad de Dios.
EL COSTO Y EL DOLOR DE LA REBELIÓN
Mirando retrospectivamente hacia mi sanidad, estoy sorprendida de cómo Dios me buscó en medio de mi rebelión. Una y otra vez, Dios mostró su misericordia y amor, aun así, la obscuridad en la que uno cae cuando abrimos la puerta a la rebelión es muy costosa y dolorosa. Es muy costoso porque la relación con Dios es obstaculizada. Y es doloroso porque te sientes como si la mano de Dios fuera quitada de ti y no sientes Su cobertura y bendición sobre ti. Como ves, hace no mucho tiempo pensaba que sabía todo y que había recibido toda la sanidad que necesitaba. Pensaba que Dios había hecho todo conmigo y que había terminado con toda la consejería que necesitaba mi alma. Ahora sé que Él apenas había comenzado.
CONFIANZA EN UNO
En otoño de 1990, mi vida parecía muy saludable. Habían pasado cuatro años desde mi último encuentro homosexual. Pensaba «no hay nada más que necesite ser sanado», aun así, Dios puso a dos mujeres sabias en mi vida que me estuvieron diciendo que aún necesitaba más terapia. Sin escuchar a mi pastor y a Jody, me negué a buscar más sanidad. En invierno del ’91, caí en pecado con una mujer a quien Dios había sacado del satanismo. Ella también había sido rebelde hacia la gente que la había llamado a estar bajo su cobertura.
Mientras veía atrás, me daba cuenta de que mi confianza no descansaba sobre Dios por las cosas que yo había hecho para mi sanidad. En vez de eso yo confiaba en las formas en que yo había buscado sanidad. No me mal interpreten —Dios nos da herramientas, programas y gente para ayudarnos en nuestra sanidad. Pero cuando uno pierde de vista de QUIEN es el ÚNICO que nos da su gracia para ir a través de todas las cosas, uno llega a estar centrado en uno mismo, cansado y rebelde. Cuando lo pierdo de vista, sé que estoy en problemas, porque Él es el Padre amoroso que nos llama a ser obedientes y a estar bajo su cobertura y bajo la cobertura de otros.
Creo que Dios siempre proveerá gente que esté deseosa de caminar contigo en tu proceso de sanidad, así como lo hizo por mí. Escucha el consejo de hombres y mujeres santos porque ellos han ido antes que tú. Porque ellos ven cuánto ha hecho Dios en tu vida, ellos quieren alentarte a recibir más de Aquel que verdaderamente sana, de Jesús.
María Cárdenas
Tradujo: Pedro Delgado