Mi peregrinaje hacia la sanidad espiritual: Escape de la homosexualidad – Michael R. Newman
Mi peregrinaje hacia la sanidad espiritual: Escape de la homosexualidad – Michael R. Newman
Cada cristiano tiene su propia historia de su encuentro personal con Jesucristo. A causa del Sacrificio de Jesucristo que murió por nuestros pecados, reclamó las vidas arruinadas para hacerlas testimonios vivos. Nada es imposible con Dios, y eso incluye la gente que se cree homosexual.
Yo vengo de una ciudad mediana situada en un ambiente bastante rural en la costa del Golfo de México. Mi padre trabajó largos días y noches en un una fábrica de nailon. Proveyó todas las necesidades económicas y tuvimos una casa cómoda. Mi madre era una mujer muy capaz y diligente en todos sus proyectos. Ella también trabajó afuera de la casa durante gran parte de mi niñez y adolescencia. Yo soy el hijo varón, y mi hermanita nació cuando yo tenía tres años y medio. Fue un gran chasco para mí el descubrir que tenía una hermana. En mi simplicidad de niño tenía muchas ganas de tener un hermanito, y lloré al enterarme de lo contrario. Mi hermana entró en el mundo padeciendo de cólico y requirió mucha atención de parte de mi madre. Entonces muy temprano en mi vida hice los votos de ser «el niño perfecto/ el pequeño adulto». Así comenzaron algunos aspectos de un punto de vista equivocado que Satanás iba a usar más tarde en mi vida.
Aunque se interesaron en la escuela dominical por nosotros los niños, mi familia no era muy religiosa. Solamente asistían a la iglesia de vez en cuando. Del lado paterno, de mi abuela y bisabuela , vino mi herencia espiritual. Fuimos los únicos nietos, y nos adoraron. De mi bisabuela aprendí mis primeras oraciones antes de acostarme por la noche. Yo era un niño muy creativo, inteligente, y obediente con muchas ganas de recibir la aprobación de todos. Como mi padre trabajaba largas horas en la fábrica, no tenía mucho tiempo para mí. Pasé más tiempo con las mujeres, y por eso, me identifiqué más con ellas. Mis talentos artísticos comenzaron con mis dibujos de vestidos para mamá, abuela, y bisabuela. Como niño muy sensible, me sentí «diferente» temprano en mi niñez. No me sentía cómodo en las actividades con los otros muchachos, empecé a dudar de mi suficiencia masculina. Oí las burlas y maldiciones sobre mi femeninidad. Me dañaron mucho. Escondí mis ansiedades, y puse todos mis esfuerzos en la excelencia académica.
Un verano, teniendo yo trece años, fui a un programa de actividades para jóvenes y oí el testimonio de un muchacho muy bien parecido que se convirtió de una vida de drogas. Eso me impresionó mucho. Desde mis primeras oraciones con mi bisabuela, siempre tenía mucho interés en cosas espirituales. Yo era muchacho bien dócil y obediente, pero reconocí mi necesidad de un salvador personal para perdonar mis pecados. No fui influído ni por presión de mis padres ni de mis amigos. Fue mi propia decisión personal de aceptar Jesucristo personalmente. La evidencia de mi decisión eran más interés en la Biblia y el deseo de compartir las buenas noticias con mis amigos y con mi familia. Asistí fielmente a las actividades de la iglesia con mi abuela y mi bisabuela.
En el otoño de este mismo año occurieron otras dos cosas muy importantes en la formación de mi vida. Me enamoré de una chica y empecé a estudiar el español. Nancy y yo vivimos un idilio infantil tan embelesados el uno con el otro, que parecía que el mundo se hubiera apagado. Pero ella estaba enamorada del amor, el ser humano en sí, no le importaba nada, y un día cualquiera, después de tres meses, me dejó. Me lastimó tanto que que hice otro voto: «no permitiré nunca en mi vida que una mujer me dañe así.» Los idiomas (especialmente el francés) siempre me fascinaron, pero no tuve oportunidad de aprender en la escuela hasta ese año. A pesar de estudiar el español de un gringo en una región donde no había gente de habla hispana, me gustó. Hice otro voto importante «de ser profesor de idiomas a nivel universitario»
Durante mi adolescencia mis inquietudes sobre mi sexualidad todavía existían. Cuando al fin supe lo que era la homosexualidad, no me atrajo ese tipo de vida porque yo ya era cristiano y no tenía esos deseos sexuales. Sí, me sentí inadecuado entre los hombres y tenía cierta atracciones hacia chicos, pero escondí todo detrás de mi fachada de excelencia como alumno inteligente. No conocí a un «supuesto» homosexual hasta llegar a la universidad. Bebíamos y discutíamos las cosas importantes de la vida. Fue un chico inteligente de mi edad (diecinueve años), que me desafió a abrir mi naturaleza a la homosexualidad. Poco después tuve mi primer relación homosexual. Ahora lo veo como si fuera Satanás susurrando en el oído,«Vete a probarlo. Todos estos años todo el mundo sabe que tú eres maricón.» Mentiroso!
Inmediatamente me sentí culpable, pedí perdón, y busqué en la Biblia la opinión de Dios sobre la homosexualidad. Aunque iba regularmente a la iglesia, ésa iglesia no me dio una buena base Bíblica en muchas de sus enseñanzas. El Espíritu Santo me mostró todos esos versículos en Levítico, Romanos, Corintios, etc. También leí la teología homosexual que reinterpreta éstos. Yo tenía tanta necesidad de la amistad y la aprobación de hombres, que acepté la mentira de que la única manera de lograrlo era en el mundo homosexual. Buscaba el amigo perfecto, sin éxito.
En esta misma época Dios arregló mi encuentro con Sam, un joven cristiano muy fuerte en el Señor. Lo encontré en la cafetería de los dormitorios y él comenzó a hablarme de su vida con Cristo. Sam también tuvo interés en comenzar los estudios Bíblicos entre los estudiantes, me invitó a participar en uno y me presentó a sus amigos cristianos. Yo podía ver a Cristo en su manera de comportarse y esto resultaba muy atractivo para mí. Le pedí ser su compañero de cuarto en el dormitorio. Se tomó una semana antes de hacer su decisión y yo tenía mucho miedo de su rechazo. ¿Adivinó él mis luchas? Al fin dijo que sí. Entonces quería confesarle todas mis angustias, pero no pude. Después de cuatro meses, Dios me dio el ánimo de decirle. El me escuchó pacientemente y me respondió «Cuando me preguntaste si quería ser tu compañero de cuarto, oré al Señor y El me dio la paz que no era por casualidad que nos encontramos, sospeché la lucha con la homosexualidad en tu vida y pensé que SI ASÍ FUERA, EL PUEDE RESTAURAR TODO y mi parte es simplemente ser tu amigo.» Qué madurez de la gracia de Dios! Todavía tenía mis batallas interiores en los meses que fuimos compañeros. No teníamos que hablar de ello frecuentemente porque el Espíritu ya me estaba convenciendo. Sam fue un testigo excelente para mí. A causa de su ejemplo, re-dediqué mi vida a Cristo a la edad de veintiún años cuando me gradué de la universidad.
Entonces Dios me trasladó al desierto de Arizona para los estudios avanzados de español y francés. Más que éso, Dios proveyó un psicólogo cristiano para ayudarme con mis problemas con la homosexualidad. Llegué a estar muy invulcrado en las actividades cristianas de la universidad, y de veras crecí más en mi conocimiento de Dios, Su Palabra, Sus Promesas, etc. Fue una época de gran crecimiento espiritual. A la edad de veintitrés años recibí mi maestría en los idiomas romances (español y francés). Me pensé listo para mi carrera esperada
¡Dios tenía otros planes para mí! No recibí ninguna oferta para posición de profesor al nivel universitario, y pasé un año miserable antes de hacer planes alternativos para empleo. Después de muchas oraciones, decidí irme a Houston a causa de las oportunidades de empleo y su fama internacional. Encontré un empleo con la división internacional de un banco grande en el centro y llegué a ser miembro de una iglesia con un buen programa para los adultos jóvenes. Toda iba bien en mi transición a mi nueva vida profesional en este metrópoli.
Dios me había protegido de mucho, y fue un descubrimiento no anticipado cuando conocí a un homosexual en esta misma iglesia. Después de siete años de matrimonio este hombre decidió declararse y dedicarse a la vida homosexual; Dios ya había trabajado tanto en mi vida y como yo había sentido su toque de sanidad espiritual, quería compartirlo con este hombre. Llegamos a ser amigos, y yo, tan ingenuo, no vi que él de veras no tenía interés en arrepentirse y cambiar. Se formaron lazos emocionales muy fuertes entre nosotros y poco a poco la amistad se cambiaba al aspecto sexual. Desesperado, me pregunté ¿Cómo occurió? No buscaba las relaciones homosexuales y me pensé salvo y sano dentro una iglesia. La convicción del Espíritu Santo me pesó, e hice esfuerzos de romper con él y las relaciones sexuales, pero estuve muy débil. A la vez era mi mejor amigo, y por eso las relaciones continuaron casi un año.
Otra vez Dios usó la influencia santa de mi abuela. Cuando estaba luchando y cayendo, ella murió. Su muerte me afectó profundamente pues éramos muy unidos. Su muerte me hizo considerar otra vez mis valores de una perspectiva eterna. Claro que esta amistad homosexual no era parte del plan de Dios, y estaba separándome de El. ¿Podía Dios perdonarme y ayudarme a escapar de esta situación? Dios resiste a los orgullosos y da gracia a los humildes. Pero esta vez no me mudó al otro lado del país ni quitó la persona de mi vida. Yo tuve que cambiar de iglesia y romper con él. No fue fácil, pero Dios me ayudó a hacerlo.
Sabía que nuestro Padre nunca se equivoca, pero pregunté en mis oraciones el por qué de esta situación. Cariñosamente tocado por el Espíritu Santo, recordé
«No tendrás dioses ajenos delante de mí» (Exodo 20:3)
El significado de este pasaje para mí tuvo que ver con mi gran necesidad de aprobación de otros para darme valor personal. Aún mis planes de mi carrera fueron basados en mis deseos de establecer mi valor por medio de mis talentos e inteligencia. Dios estaba abriéndome a conocer mi valor basado a causa del sacrificio de Jesucristo. Cada cristiano es peregrino en su camino con Jesucristo. Nos enseña más de Él si lo deseamos, entre más sigo a Jesús, más comprendo el valor que Él me da. Sigo aprendiendo más y más de su gracia y su amor en mi vida.
El Señor también me dirigió a EXODUS INTERNATIONAL , una coalición mundial de ministerios dedicados a proclamar el poder transformador de Jesucristo para cambiar homosexuales. Establecí CHRISTIAN COALITION FOR RECONCILIATION como ministerio miembro en 1985. Varias veces veces al año damos el seminario básico COMO MINISTRAR LIBERTAD DE LA HOMOSEXUALIDAD. El motivo de este seminario es enseñar a los cristianos a ministrar a un homosexual o a una lesbiana. Tiene lugar en varios lugares. Para más información pueden llamar a la oficina: 713-782 -7084.
(Este texto fue publicado originalmente por LA VISION,
Copyright 1996 Michael R. Newman, Christian Coalition for Reconciliation,
PO Box 420437, Houston, Texas 77242-0437.www.ccrhouston.org
Prohibida su reproducción sin permiso escrito del autor.
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