El amor del Padre – Steven

El amor del Padre – Steven

Esa noche hice cinco cortes en mi muñeca izquierda, esa misma noche estaba sentado en frente a una analista del centro médico quien decidiría si internarme en el hospital psiquiátrico era lo mejor para mí, en realidad no tenía temor de ser internado, en otras ocasiones por mi cuenta y a causa de mis crisis de ansiedad y mi depresión había asistido; la razón por la cual me sentía atemorizado era por no querer escuchar esa frase que cada médico que me atendía me decía cuando contaba que la razón de mi depresión era el no querer vivir una vida de homosexualidad…– tranquilo, sea feliz y acéptese como es.

Tiempo después y sin encontrar una salida tomé el número que un consejero me había dado cuando en su desesperación por no poderme ayudarme dio, está persona no se encontraba en el país; realmente sentí una gran desilusión pero le dije al Señor que si realmente era Su deseo que yo cambiara ese estilo de vida entonces le iba a poner a prueba, días después llamaría y esperaba que esa persona fuese la que me respondiese…catorce días después esa persona me estaba dando una cita para charlar conmigo. El pastor Álvaro Aguilar Zeledón me incluyó en sus reuniones de grupo de apoyo en el Ministerio Volviendo al Modelo del Padre del cual él era el director, recuerdo que durante algunas reuniones le escuchaba decir – perdón podría hablar más fuerte…realmente me era imposible levantar mi cabeza, aún lo era más hablar…el dolor, la culpa, el temor y tristeza no me permitían hablar de ese primer momento donde con una broma de mi abuelo descubrí la sexualidad a mis cinco años de edad y cuyo descubrimiento me condujo a una vida de masturbación desde ese momento y por más de quince años.¿Cómo poder contarle que años después estaba en medio de mi habitación experimentando mis primeros juegos eróticos con un compañero de primaria? que las burlas y los comentarios así como las bromas de mal gusto que me hacían por no saber patear un balón, o no ser bueno para las carreras, el no saber montar en bicicleta y temer a los juegos bruscos eran el pan de cada día en primaria y en los primeros años de secundaria. ¿Cómo contarle que una noche ingresó a mi casa un muchacho del cual sentí una gran admiración y que con el tiempo se hizo miembro de mi familia y formó una amistad con otro miembro, continuamente teníamos conversaciones las cuales terminaban en temas de “sexualidad”? que poco a poco permitían que tuviese juegos sexuales con ellos; una forma de abuso sexual que años después entendí como tal.

Llegada mi mayoría de edad tomé la decisión de  trabajar, en este lugar conocí a un muchacho que despertó la misma admiración que ya había sentido antes, con el pasar de los días iba formando una relación con él y comenzaba a pasar mucho tiempo junto a él, del mismo modo comencé a provocar encuentros para tener juegos sexuales aunque no los tenía conmigo si lo permitía, nuestra “amistad”se transformó en una gran relación de codependencia lo cual ignoraba…en muchas ocasiones permití abusos emocionales, verbales y hasta permitía que me golpeara, en realidad el impedirlo me daba temor porque podía perderlo de mi lado, meses después ocurrió, al ver mi situación decidí abandonar mi trabajo…si no lo hacía yo, en algún momento lo decidiría el supervisor de mi departamento puesto que por mi relación con este muchacho había descuidado en gran manera todas mis responsabilidades. Aún así esperaba tener momentos juntos; se había convertido en el hombre al que le había dicho que el 99.99% de mi amor era para él y que si deseaba el .01% que me quedaba se lo daría.

Me aleje de su vida porque no tuve más opción, el me lo había pedido y aunque intente no hacerlo él tomó la decisión de no volverme a ver jamás, lo que me llevó a una gran depresión que durante muchos meses no me permitió salir de mi cama, dormir ni alimentarme correctamente…sumido en ella trate de hacer un día venganza, tomaría nuevamente el rumbo de mi vida, trabajaría y trataría de tener nuevamente lo que había perdido pero está vez mientras ingresaba en una página web mi hoja de vida, recordé aquellas veces que en secundaría cuando mis compañeros ingresaban a páginas web de pornografía heterosexual yo lo hacía en páginas con contenido homosexual y mantenía por chat conversaciones con hombres que me hacían ofrecimientos sexuales pero por temor no los tomaba, en esta ocasión si lo hice y comencé una vida de homosexualidad buscando hombres homosexuales en la web para tener relaciones sexuales en cualquier lugar disponible aunque estuviese algunas veces rodeado de bolsas de desecho y todo tipo de basura.

Un día no pude mantener mi silencio y confesé mi pasado a mi familia aún las veces que cometí abuso contra miembros de mi familia, conté el dolor de no saber cómo cambiar mi situación y aún teniendo su apoyo un día tomé la decisión de quitarme la vida lo que me lleva al inicio de este relato.

Al tiempo de formar parte del Ministerio Volviendo al Modelo del Padre, logré comprender la diferencia entre atracción y
homosexualidad, entendí que los constantes abusos sexuales habían dejado una marca de culpa, temor y una noción errónea de la sexualidad, que las burlas continuas de mis compañeros derribaban mi autoestima hasta hacerla casi  desaparecer. Llegué a entender que en una relación codependiente intentaba llenar los vacíos de afecto que nunca recibí de mi padre y que en los continuos encuentros homosexuales trataba de obtener una identidad, porque en una relación estrecha aunque incorrecta con un hombre podía ser lo que en ese momento no me consideraba…un hombre y esto porque el responsable de dicha enseñanza mi padre no lo hizo, sus acercamientos eran para decirme lo inútil que me consideraba, para amenazarme con darme una paliza, para atemorizarme o gritarme. Carecí durante mi infancia y adolescencia de sus abrazos, besos, caricias, palabras tiernas y una relación estrecha con él, comprendí que mi homosexualidad no era un asunto psicológico, ni una enfermedad contagiosa sino una necesidad de satisfacer el amor que mi padre no supo o pudo dar.

Pero comprendí algo mayor: que esos vacíos los podía llenar con el amor y la identidad de un hombre que él había conocido y que me quería mostrar, este hombre tomó en sus manos mi  vida y me ha llevado en procesos de sanidad, a usado la vida de pastor Álvaro Aguilar para hacerme entender que en cada momento en que al perdonar las faltas de mi padre y de todos aquellos y aquellas que hirieron mi vida voy sanando mi alma y obteniendo una mente renovada, con pensamientos nuevos y correctos, con un amor y heterosexualidad sanos…aún más que eso me ha hecho saber que su muerte en la cruz por mi vida me compró para formar parte de un Reino y una eternidad celestial, Jesús el hombre del que puedo decir que hoy amo aún más que con el 100% de mi amor es quién a sanado mi vida y me a llevado en un proceso que aunque largo y doloroso es el que me a dado una vida y una identidad completamente nuevas.

Constantemente descubro áreas de mi vida que debo sanar y con su ayuda lo he logrado, aún áreas que no tienen relación con el tema de homosexualidad lo que me ha enseñando que Jesús ha hecho de mi Steven Antonio: sí, un ex homosexual, sí un heterosexual… pero más que ello un hijo de nuestro Padre Celestial, un hijo de Dios que continua en un camino constante de libertad y sanidad, madurez y crecimiento espiritual. El objetivo de este testimonio no es mostrarte mi vida pasada de pecado sino el amor del Padre, su Hijo y el Espíritu Santo, su misericordia y poder para cambiar las vidas de pecado de quienes los aceptan en sus vidas y abren su corazón para aceptar su propósito y voluntad.


Testimonio disponible en video o DVD, Audio CD y MP3 descargable en línea.
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