Creemos que la Biblia es la Palabra inspirada de Dios, contiene la verdad y es nuestra norma de fe y acción sobre todos los asuntos de vida, de moral, doctrina e instrucción para vivir una vida recta, abundante y con propósito.
Creemos en un Dios existente eternamente en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Creemos en la Deidad de nuestro Señor Jesucristo, en Su nacimiento virginal, Su vida sin pecado, Su muerte y expiación, Su resurrección corporal, Su ascensión y Su regreso personal.
Creemos que para la salvación de hombres perdidos y pecadores, la fe en el Señor Jesucristo y la regeneración por el Espíritu Santo son esenciales.
Creemos en el ministerio presente del Espíritu Santo, que por morar en el cristiano éste es facultado para vivir una vida santa.
Creemos en el perdón de los pecados, la resurrección del cuerpo y la vida eterna.
Creemos en la unidad espiritual de la Iglesia, la cual es el Cuerpo de Cristo, compuesta por todos aquellos que son regenerados a través de la fe en el Señor Jesucristo, independientemente de posturas denominacionales.
Creemos que la Biblia enseña que toda práctica sexual fuera del pacto matrimonial entre un hombre y una mujer está en contra de las normas y el diseño de Dios; que las Sagradas Escrituras comunican un mensaje de esperanza y restauración para todos aquellos que luchan con una sexualidad quebrantada y que a través de hacer un compromiso incondicional con Cristo, somos facultados por Él, quien nos da la victoria sobre el pecado y nos conduce a una nueva vida y a un nuevo caminar que vaya conforme a Su voluntad.
Creemos que la Iglesia de Jesucristo puede proveer un lugar de restauración, transformación y crecimiento espiritual para los creyentes que batallan con el quebranto sexual.
Creemos que cuando la Palabra de Dios habla de cambio o de crecimiento, es visto como una característica que se espera en cada creyente. Cuando elegimos seguir y obedecer a Cristo experimentamos cambios integrales. Cambio o crecimiento es un proceso continuo para todos, independientemente de nuestro trasfondo y luchas personales.
Creemos que el quebranto puede impactar diferentes áreas en nuestra vida y a menudo distorsiona la percepción de quiénes somos. Como resultado de la caída, todos hemos sido afectados de diferentes maneras, pero en Cristo todos hemos sido llamados a tener una nueva identidad (2 Corintios 5:17).
Creemos que aunque el Espíritu Santo trabaja en nuestra vida, no podemos señalarle cuándo, cómo o en qué grado debería transformarnos. Las luchas o tentaciones que enfrentamos pueden experimentar cierto grado de cambio; independientemente de ello, nuestra meta principal siempre debe ser seguir a Cristo y vivir en santidad y obediencia a Él.