Cómo brindar a los niños una formación y educación sexual más efectiva – Parte 2/2
Pre-adolescencia (aproximadamente desde los 9 a los 11 años)
En esta edad los niños prefieren relacionarse con sus coetáneos (otros de su misma edad y género). Al mismo tiempo, generan un temporal antagonismo con quienes son del sexo opuesto.
Algunos niños y principalmente algunas niñas, pueden llegar a la pubertad a los 11 años o antes. Es bueno que ya sepan lo que esto significa, y será conveniente hablar sobre los inicios de sus cambios que se evidencian por sus características sexuales primarias y secundarias (internas y externas).
En esta edad los preadolescentes ya tienen conciencia clara de lo que está mal, aunque hay que dimensionar de manera adecuada la magnitud de sus faltas, ellos tenderán a minimizarlas. Los padres y educadores deben continuar trabajando en la formación de la conciencia y voluntad de los niños, en la generosidad y preocupación por los demás. Además, es una excelente edad para interesarles en deportes y actividades que los lleven a utilizar de manera sana su energía física y sexual.
En esta edad suelen presentarse períodos de ambivalencia. Pasan de la mayor obediencia y docilidad a la rebelión absoluta. Es una etapa de emotividad intensificada, en el desarrollo emocional, se irán autoafirmando y formando criterios y una personalidad más propia. La conciencia empieza a construir un sistema de valores más personal. Es muy importante la compañía, la proximidad y el testimonio de los adultos alrededor de ellos. Si no hay congruencia se generará confusión, inconsistencia y se le deja libre de elegir su propia opción, o la de otros.
Los padres tienen la difícil tarea de encontrar el justo equilibrio entre libertad y autoridad, evitando los excesos de abandono, dejadez, afecto y sobreprotección y autoridad. A esta edad necesitan que se les marquen límites firmes y se les den pautas, pero también que se les permita responsabilizarse de sus emociones, decisiones y acciones.
Es en esta etapa en la que más abiertamente hay que tratar los temas relacionados con la sexualidad, la procreación, el noviazgo, matrimonio, pureza y santidad sexual.
Objetivos de la educación sexual en esta edad:
- Promover el desarrollo armónico e integral de la persona, aceptando su propia sexualidad.
- Favorecer el respeto a la dignidad humana del varón y de la mujer.
- Promover el conocimiento de los procesos físicos, psicológicos, sociales y éticos relacionados con la sexualidad
- Conocimiento de los abusos y desviaciones como protección contra los mismos.
- Prepararlos para los cambios propios de la pubertad
- Lograr educar formando valores y obediencia a la Palabra de Dios.
- Promover el sentido de responsabilidad y consecuencias en la toma de decisiones.
- Evitar que la satisfacción personal se circunscriba a la esfera sexual, dejando de lado los logros interpersonales, físicos, intelectuales, académicos e incluso ministeriales.
- Llevarlo a vivir un estilo de vida Cristocéntrico caracterizado por la pureza y santidad sexual. La decisión de vivir su sexualidad de acuerdo con los criterios de Dios y no los del mundo.
Algunas consideraciones:
- Los niños deben ir conociendo su sexualidad conforme a sus etapas y áreas de interés.
- La familia es el principal educador de los niños en la sexualidad, y en ella, los padres.
- La educación sexual debe introducirse conforme a una completa formación moral de los niños y jóvenes, buscando reafirmar una actitud sana hacia la sexualidad humana, basada en el respeto a la dignidad de la persona, en la virtud de la castidad y en la práctica de la autodisciplina y dominio propio.
- La base de la educación sexual exitosa en la familia es la relación de confianza entre padres e hijos.
- Los educadores, pastores, maestros de escuela dominical, deben colaborar con los padres, intentando involucrarlos en los programas que refuercen y coadyuven la sana formación en la sexualidad.
Medios que pueden utilizar padres y formadores:
- En las conversaciones utilizar términos correctos y posiciones coherentes y firmes con respecto a la sexualidad que se expresa en la Palabra de Dios.
- Unir sexualidad y afectividad: el amor entre un hombre y una mujer es el fundamento y razón de la vivencia de la sexualidad en el matrimonio. Educar hacia la afectividad y santidad y no hacia la carnalidad.
- Es importante reforzar el mensaje sobre la necesidad de vivir el pudor y el cuidado del propio cuerpo y la propia intimidad. En general lo que ven en la publicidad y en los lugares públicos se opone a esto, es importante ir ayudando a los niños a crear su opinión y decisión, y no dejarse llevar por el ambiente. Por esto es tan importante ayudar a los niños a formar correctamente su conciencia de acuerdo con los principios bíblicos.
Por otro lado, la ideología de género está intentando promover:
- Que los niños inicien a una edad temprana la actividad sexual, fomentando la pornografía, masturbación y mutua exploración entre iguales u otras personas, argumentando que el niño tiene un cuerpo sexuado y, por lo tanto, el derecho y la capacidad para decidir experimentar placer sexual.
- So pretexto de establecer la igualdad de género, los materiales y programas educativos tienen la finalidad no sólo de aceptar diferentes preferencias sexuales, sino de promover la homosexualidad, lesbianismo, bestialismo, voyerismo, necrofilia, como estilos de vida aceptables y viables para el ser humano.
- Se defiende e instiga al niño para que se vista de niña y se comporte como tal, de igual forma a la niña para que se vista y comporte como niño, para que identifiquen a edad temprana con su género o tomen la decisión de cambiarlo. Y si ese es el caso, se obliga a los padres a educar al niño de acuerdo con el sexo que éste decida, llevarle al pediatra para que inicie un proceso de hormonización para en la etapa de la adolescencia se evite el desarrollo de los rasgos sexuales primarios y secundarios para finalmente llevar a cabo una cirugía reconstructiva de genitales, acorde al género elegido.
- Las diferentes leyes han sido modificadas para favorecer el matrimonio homosexual, la adopción homoparental y el aborto.
Ante todo ello, es importante que los padres de familia, pastores, maestros, líderes de la iglesia estén informados y atentos para reafirmar la identidad sexual y educar con una tipificación sexual correcta. Dios diseñó sólo dos sexos, hombre (XY) y mujer (XX). Si física, genital, emocional, intelectual y cognitivamente somos diferentes, debemos educar de acuerdo con el género biológico que Dios le ha designado a cada uno. A este proceso se le conoce como autoaceptación sexual o tipificación sexual.
La educación sexual se inicia en la familia siendo ésta un modelo digno a imitar, estableciendo y viviendo los criterios bíblicos para la sexualidad. ¿Cómo podemos evitar confusión en la identidad sexual de los niños?
Objetivos de la relación del padre con el hijo:
- Ser un varón ejemplar y cabeza de su hogar. Es el padre quien refirma la identidad sexual tanto del niño como de la niña. Por la forma en la que se comporta como hombre reafirma al niño y por la forma en la que trata a su esposa reafirma a la niña.
- Resolver la crisis de paternidad. Dejar de ser un padre ausente física o emocionalmente.
- Intervenir para rescatar al niño de la influencia psicológica dominante de la madre sobre el hijo y evitar así que el niño sea feminizado por ella.
- Establecer un vínculo fuerte de amor y guianza en la forma en la que según su identidad sexual pueda vivir.
- Enseñar al niño roles, papeles y funciones propias de su identidad masculina.
- Convivir con el niño, y fomentar un vínculo sano de confianza e imitación.
- En caso de la ausencia del padre, recurrir a otras figuras masculinas dentro de la familia que reafirmen su identidad masculina.
- Un padre decidido y seguro imprimirá una masculinidad adecuada.
Objetivos de la relación de la madre con el hijo:
- No intentar ser “padre y madre”. El niño necesita ser amado por una figura masculina y una figura femenina.
- Evitar los mensajes negativos de la mamá sobre la masculinidad. Mujeres resentidas dañan la adecuada conceptualización de la identidad masculina.
- Permitir que el padre se involucre en la relación con el hijo, sin criticarlo o devaluarlo delante de él.
- No manipular al hijo, ni intentar realizarse emocionalmente con él tratándole como “el esposito”, “su hombre”, “su novio”.
- No debilitar sus reacciones transmitiéndole sus temores, ni sobreprotegiéndolos.
- Dejar al padre ser protector, ejemplo de seguridad y firmeza.
Objetivos de la relación del padre con la hija:
- Ser un marido ejemplar de protección y equilibrio emocional.
- No abusar de su hija de ninguna manera, sino amarla, cuidarla, respetarla y valorar y afirmar su feminidad, a fin de que, en la edad adulta, no termine rehuyendo de los hombres, lo cual puede ser un factor que contribuya a una posible inclinación al lesbianismo.
- Tratar con ternura y delicadeza a su hija.
- El padre establece los criterios con los cuales la niña se familiarizará sobre la forma en la que debe ser tratada. Si es tratada con amor y respeto, en el futuro, no rechazará la relación heterosexual, se sentirá segura, amada y protegida. Y su reacción ante una figura masculina será de admiración, respeto y colaboración.
Objetivos de la relación de la madre con la hija:
- Irradiar felicidad, paz, plenitud en su propia identidad como mujer, motivando a la hija a desarrollar su propia feminidad.
- Una madre herida, irritable, renegada censurará constantemente a la hija, y le enseñará a auto-rechazarse y a sentirse subestimada. Si la madre no tuvo a su vez, una relación de amor con su propia madre proyectará una separación en el vínculo afectivo con la hija. La niña debe sentirse amada por su madre, si no es así, la niña buscará una figura femenina sustitutoria que la reafirme y le haga sentirse amada.
- No rechazar a la hija por su género, aspecto físico, habilidades o temperamento.
- Los obstáculos en la comunicación y aceptación, se interpretarán como rechazo y desamor. El lesbianismo es la búsqueda errónea de amor, en un vínculo con la madre que no pudo establecerse o no pudo ser sano y adaptativo.
Nadie nace siendo homosexual o lesbiana, son los vínculos, necesidades afectivas no resueltas, y la carencia de una relación que forme y nutra emocionalmente al hijo o a la hija, entre otros factores, lo que contribuye a que un niño vaya desarrollando paulatinamente una atracción al mismo sexo. Por lo tanto, no existen niños homosexuales, pero un niño o niña, puede estar evidenciando la falta de una adecuada relación con su padre o su madre y presentando señales de prehomosexualidad que deben ser atendidas de manera oportuna e inmediata.
Señales de prehomosexualidad
- Insistencia del niño o niña por querer ser del otro sexo.
- Preferencia por la vestimenta del sexo opuesto.
- Fuerte preferencia por los papeles del otro sexo en los juegos imaginarios o fantasías de pertenecer al sexo opuesto.
- Intenso deseo de participar en juegos típicos del otro sexo.
- Fuerte preferencia por compañeros de juego del sexo opuesto.
- Se sienten incómodos y rechazados con niños o niñas de su mismo sexo.
- Tienen sentimientos perturbadores en cuanto a ser diferentes e inferiores.
- No debemos generalizar, no todos los niños afeminados serán homosexuales, ni todas las niñas agresivas y fuertes serán lesbianas. Quizá un niño que ha convivido mayormente con mujeres, manifiesta una falta de masculinidad, no es atlético, tiende a ser pasivo, no agresivo o decidido y pueden no interesarle los juegos bruscos. Sin embargo, pueden ser, por su temperamento, sociables y con talentos artísticos. De la misma forma, quizá una niña que ha convivido mayormente con figuras masculinas, que ha crecido desvinculada afectivamente de su madre, dando muestras de rudeza y de ser poco afectiva tampoco necesariamente terminará siendo lesbiana. Por lo tanto, no debemos etiquetarlos.
Joseph Nicolosi en su libro “Una guía para padres sobre cómo prevenir la homosexualidad”, dice: “las madres hacen niños, los padres hacen hombres, no existen niños homosexuales pero si no se les trata oportunamente tienen un 75% de probabilidad en convertirse en homosexuales, bisexuales o transexuales”. Dios diseñó sólo dos sexos, si hay alguna desviación, errores en la formación o carencias en el desarrollo psicosexual desde la infancia, y se trata oportuna y eficazmente, esto puede corregirse antes del término de la adolescencia. Y si el joven llegara a involucrarse en el estilo de vida homosexual, aun así, sabemos que, si se arrepiente, busca ayuda de Dios y de gente que lo acompañe en su proceso, puede ser restaurado.
En resumen, la sexualidad es un regalo de Dios, y debe vivirse de acuerdo con su diseño y principios. Es responsabilidad y privilegio para los padres educar y moldear la vida de los hijos y tomar medidas preventivas, a fin de lograr fomentar en sus hijos criterios que se basen en la Palabra de Dios, en el diseño de Dios para la sexualidad, y no en la influencia y enseñanzas postmodernas del mundo que no reconocen a Dios, ni se sujetan a Él ni le obedecen, y que han decidido vivir conforme a su carnal percepción de aparente libertad.
Eduquemos bíblicamente en todas las áreas a las siguientes generaciones, de tal forma que, en ello, le demos la gloria a Dios.