Por Eduardo Cadena
La Declaración de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en su primer artículo expresa que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”. Cabe mencionar que todo ello parte de la Biblia, ya que en Gálatas 3:28 dice que “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús”
La Palabra de Dios y los derechos suelen converger porque ambos establecen “la dignidad inherente” de todos los miembros de la familia humana, como lo llama la Declaración Universal de Derechos Humanos, esta se refiere al valor sin precio del hombre. 1 Corintios 6:20 dice que “…han sido comprados por precio; glorifiquen, pues, a Dios en su cuerpo y en su espíritu, los cuales son de Dios”