Por Leo Chain
El padre es el primer modelo de masculinidad que tiene un niño; si hay una vinculación adecuada, es más probable que el niño o niña desarrollen una sana masculinidad o femineidad, lo cual le ayudará a establecer mejores relaciones interpersonales conforme vaya creciendo.
Un buen padre contribuye de forma significativa a la autoestima en los niños, les ayuda a pulir sus habilidades y a sentirse más fuertes, más competentes y capaces. Cuando un padre interviene en la crianza de los hijos, les ayuda a fomentar mejores actitudes ante la resolución de conflictos y problemas cotidianos, lo cual los lleva a tener un mayor auto control y ajustarse de forma adecuada a las normas sociales, por lo que es menos probable que abusen de otros o que usen drogas o alcohol en la adolescencia.