Por Frank Worthen

“Tu padre agravó nuestro yugo, mas ahora disminuye tú algo de la dura servidumbre de tu padre, y del yugo pesado que puso sobre nosotros, y te serviremos…. y les habló conforme al consejo de los jóvenes, diciendo:  Mi padre agravó vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, mas yo os castigaré con escorpiones” (1º Reyes 12:4, 14).

La nación de Israel estaba atravesando por una situación triste.  Salomón había muerto y su hijo, Roboam, ahora era rey.  Salomón había puesto cargas difíciles sobre la gente para que él pudiera vivir lujosamente.  Aun cuando la gente buscó alivio, no pudo hallarlo.

El nuevo rey planeaba incrementar la carga sobre la gente.  Esto llevó al pueblo de Israel a tomar una decisión crucial:  ¿Deberían seguir sirviendo a los reyes de Israel?  ¿O deberían tomar su propio camino?

Sólo las dos tribus de Judá y Benjamín permanecieron con el rey; las demás se alejaron.  Se alejaron más que solamente de un rey, estaban dejando su destino dado por Dios.  En lugar de Dios ahora adorarían a dos becerros de oro.

Tiempos difíciles

Los tiempos difíciles nos llegan a todos, durante los cuales tenemos que tomar decisiones difíciles.  Nunca se nos ha prometido un jardín de flores; la vida de un cristiano no es fácil.

A veces, nos preguntamos cómo Dios puede parecer tan distante, tan despreocupado e indiferente.  Aún sigue siendo éste el camino hacia la madurez.  Sin decisiones difíciles qué tomar, simplemente no crecemos ni llegamos a ser más útiles para Dios.  Leemos en las Escrituras que el gran dilema encarado por los Israelitas era obra de Dios.  “Porque era designio de Jehová para confirmar la palabra que Jehová había hablado”  (1 Reyes 12:15).

Para aquellos que están saliendo de la homosexualidad, habrá momentos de gran tentación, y momentos de negarse a sí mismos.  Serás llamado a obedecer a Dios cuando todas tus emociones tengan que ser dejadas a Él.

La vida célibe solitaria puede parecer una prisión comparada con la frenética actividad de la vida gay.  A menudo la iglesia parece irrelevante, incapaz de ayudar, incluso condenatoria.  Aun si elegimos alejarnos, estaremos dejando mucho más que un simple grupo de gente.  Nos alejaríamos de la autoridad de Dios.

Muchos me han dicho que la vida gay es mucho más afirmante que la Iglesia, a pesar de eso el resultado final de toda la afirmación que la vida gay puede proporcionar es muerte (Romanos 6:23).

Muchos parecen tener una tarjeta de puntuación en el área de la afirmación, la evaluación es: Iglesia 0; vida gay 10.  En forma similar con el amor, contacto e intimidad: iglesia 0; vida gay 10.

Los israelitas se enfrentaron con una decisión difícil similar y respondieron, “¿Qué parte tenemos nosotros con David?  No tenemos heredad en el hijo de Isaí.  ¡Israel a tus tiendas!  ¡Provee ahora en tu casa, David!  Entonces Israel se fue a sus tiendas”.  (1 Reyes 12:16).

Apoyo local

Recientemente varias personas dejaron nuestra congregación, quejándose que no estaban siendo “alimentados” allí.  Pero más tarde, me enteré que no se habían ido a otra iglesia con mejor enseñanza; sino que simplemente abandonaron la iglesia por completo.

Satanás los había engañado con la mentira, “sigan su camino, aquí no hay nada para ustedes”.  El problema es que el enemigo nunca va a afirmar que estamos en la iglesia correcta, o si estamos en el lugar en el cual Dios nos quiere.

Se necesita valor para perseverar cuando parece que no hay crecimiento.  Sin embargo Dios honra nuestra obediencia.

Somos responsables

Nada bueno ocurrirá por escuchar y seguir la voz del enemigo.  Los israelitas se enfrentaron con una alternativa que parecía imposible, aun cuando desobedecieron, Dios los responsabilizó.  Podemos tener miles de formas para defender nuestras acciones, sin embargo todas las excusas no cambian nada.  Tenemos el derecho de elegir libremente, pero debemos sufrir la pena por nuestras decisiones equivocadas.

Muchos encuentran alivio al brincarse el cerco, tratando de caminar en ambos lados a la vez.  Pero la obediencia parcial es desobediencia.  Cuando la paciencia de Dios finalmente se acaba, te das cuenta que estas rodeado por la cerca que tanto amaste.  Tristemente, habrás perdido tu apetito por las cosas de Dios.  Tu relación habrá muerto.

A menudo, en las decisiones que debemos tomar, sólo dos opciones se presentan: experimentar bienestar y alivio, o soportar el sufrimiento y las condiciones difíciles.  Nuestra tendencia natural es elegir lo que es más fácil y cómodo y evitar todas las circunstancias difíciles.  Sin embargo, el alivio nos arrulla y llegamos a ser engañados fácilmente.

Tomar el camino del sufrimiento puede parecer tonto.  Pero si Dios nos ha llamado a esta jornada, no seremos engañados.  Nuestros sentidos llegarán a ser cada vez más agudos, a tener más discernimiento entre el bien y el mal.

Para las personas que dejaron atrás la homosexualidad, ¿cuáles son las mentiras que tan fácilmente llegamos a creer para tratar de evitar la cruda realidad?  Aquí están algunas de las cosas que el enemigo nos querrá hacer creer:  “naciste así; no puedes cambiar; deja de intentarlo, vive el presente y disfruta de la vida.  Si Dios te hizo gay, entonces Dios debe aprobar la vida gay.  ¡No luches más!”

Preguntas

Una y otra vez, la gente me hace la misma pregunta:  “¿Cómo es que tanta gente puede creer que la homosexualidad es compatible con el cristianismo?  Miles de miembros en las iglesias gay y todos esos sacerdotes y ministros gay de las principales denominaciones no pueden estar equivocados”.

La respuesta es, “Sí, un gran número de gente puede estar equivocada.  ¡Equivocados a muerte!”  Piensa en las masas de gente en la Biblia que estuvieron equivocadas.  ¡Pregunta a la multitud que se burló de Noé mientras construía el arca (antes que empezara a llover)!  ¡Pregunta a los habitantes de Sodoma (antes que cayera fuego)!

Normas

No te dejes engañar por la mayoría que tratan de establecer las normas.  Hay sólo una persona que establece las normas:  Dios.  Estudia y medita en las Escrituras para descubrir lo que dice, y no permitas que nadie te conduzca extraviadamente hacia falsas enseñanzas.

Toma muy en cuenta la siguiente advertencia; ¡puede salvar tu vida eterna!

“Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra”.  (Tito 1:16)

Aunque creo que, en la mayoría de los casos, debemos permanecer en nuestra iglesia local y perseverar, hay ocasiones en las que debemos salir.  Esta también puede ser una decisión difícil.  Vivimos en un tiempo sin ley, de la iglesia: Icabod.  Icabod significa, “la gloria ha sido traspasada” (ver 1 Sam. 4:21).

No te dejes descarriar o engañar por aquellos que se niegan a seguir a Cristo en total obediencia.  Jesús dijo de aquellos que desvían a los demás:

“¡Ay de vosotros… porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros.  ¡Ay de vosotros, guías ciegos!”  (Mateo 23:15, 16)

Tomando una posición

Si tu iglesia está presentando enseñanzas antibíblicas y humanistas, toma una posición.  En un espíritu de humildad, confronta a tu pastor en forma privada.  Si él se niega a oír, toma contigo a uno o dos hermanos que confirmen la herejía que está siendo enseñada.

Hablar contra falsas doctrinas no te hará popular, pero es vitalmente necesario.  Entonces, si no puedes cambiar la situación, sacúdete el polvo de los pies y sal (Lucas 9:5).

A menudo, tomar esta decisión, es difícil porque tu iglesia puede ser más que un lugar de adoración; si has crecido allí, puede ser una tradición familiar y parte de las raíces espirituales que has desarrollado en amor.  Sin embargo, el permanecer en lo antiguo y lo familiar no vale la pena si estamos expuestos al engaño.

Aunque no todas las denominaciones están comprometidas con la Palabra de Dios, en muchas de ellas hay facciones que destruyen las normas de Dios y establecen las ideas del hombre.

Los grupos pro-gay están ahora firmemente establecidos en los círculos luteranos, presbiterianos, católicos, bautistas y pentecostales.  (Estos grupos no están necesariamente avalados por sus iglesias, pero están trabajando duro para ganar aprobación).

Así que debemos saber, estar alerta y no permitir que el enemigo se lleve a la iglesia que hemos conocido y amado.

Gran abismo

Dios está permitiendo que una gran grieta se haga en la Iglesia.  La división se está llevando a cabo en dos grupos: aquellos que le conocen, aman y le siguen incondicionalmente; y aquellos que han hecho a Dios a su propia imagen, presentando a un dios que ofrece solo el razonamiento defectuoso del hombre y los prejuicios particulares del hombre.

¡No seas engañado!  Toma una posición de justicia y únete al remanente que está dispuesto a entregar su vida por el Señor Jesús.

La batalla ha comenzado, y se incrementará mientras avanza el tiempo.  Solamente tenemos dos opciones: total obediencia al Señor, o compromiso.  ¿Cuál será tu decisión?

© Exodus Latinoamérica

Revisión: 29 de agosto de 2018.

Por Beth Lueders

Todo lo que la gente ha estado diciéndome es que Dios me va a mandar al infierno”, explica Ron, un graduando de bachillerato en Orlando, Florida.  “Dicen que la Bibia dice que se supone que los hombres no deben tener relaciones con hombres, sino con mujeres, o algo así.  Yo no creo todo lo que la Biblia dice.  Entonces, ¿me iré al infierno o no?”  Una pregunta difícil. 

CASO No. 1.

Susan y Carol habían sido amigas por muchos años. Debido a su relación íntima, no era un secreto que Carol y su marido tenían problemas maritales. Un día, mientras almorzaban juntas, Carol admitió que ella tenía algo importante que confesar. Susan percibió la aprehensión en la voz de Carol: “un divorcio -pensó Susan- ella se está divorciando”.

Respirando hondo, Carol comenzó: “Me asusta tener que decirte esto, pero lo tengo que hacer. Yo no puedo seguir aparentando lo que no soy. No deseo que esto afecte nuestra amistad. Tú eres como una hermana para mí”. A través de la mesa Susan tomó la mano de su amiga y dijo: “¿Qué es Carol?, es acaso tu matrimonio? Lo que sea me lo puedes decir…”

Las lágrimas empezaron a inundar los ojos de Carol. “Susan, no es mi matrimonio, eso sería más fácil, creo yo. Se trata de mí. Yo…yo soy homosexual. Soy lesbiana…”