Las personas heridas hieren a otras personas

Algunas formas de abuso son más devastadoras de lo que uno se puede imaginar. Y tristemente, la devastación rara vez se detiene en la víctima. Las ondas del primer acontecimiento se extienden mucho más allá de la persona abusada y de la familia de él o ella. A veces esto se llama el ciclo del abuso, y en varias formas esto puede continuar a través de la vida de la víctima. Como dice el dicho, las personas heridas hieren a otras personas. Un periódico local en California, el Lodi Sentinel, informó recientemente de un estudio realizado por el Departamento de Justicia que “pinta retratos de vidas rotas y da claves de por qué el año pasado más de medio millón de personas estuvieron chocando con las autoridades locales”.

Por Leonor M.

Luces de colores, comidas deliciosas, regalos, risas y tintineantes villancicos navideños inundan el ambiente, sonrisas y buenos deseos a tu alrededor, pero… en tu interior se instala la oscuridad: tristeza, desesperanza y un fuerte sentimiento de soledad parecen inundar tu corazón y nublar tu visión de tal manera que parece imposible disfrutar esta festiva temporada, antes bien, deseas meterte en cama y dormir hasta que llegue enero…

¿Te identificas con esta descripción?

Para tu alivio, no estás solo, esta es una condición más común de lo que creemos, se suele llamar depresión navideña, e incluso psicológicamente –bajo ciertas peculiaridades- se ha catalogado como trastorno afectivo estacional (TAE)[1], caracterizado por la presencia de episodios depresivos, con somnolencia excesiva y aumento en la ingesta de alimentos, que acontecen de manera recurrente al llegar el otoño-invierno.

Don Schmierer
Adaptado del libro “Sanando Heridas del Pasado”

El hermano de Ricardo, Juan, quien también tiene un tipo de personalidad sensible / orientada a las relaciones interpersonales, cuenta una historia algo diferente. Él ha luchado con atracciones hacia el mismo sexo desde la adolescencia, y está confusión cuidadosamente escondida le ha producido un tremendo sentimiento de culpa y vergüenza. Y aunque se casó y tuvo hijos, nunca fue realmente capaz de relacionarse con sus hijos. Para hacer las cosas peores, él reaccionó a la disciplina dura de su padre yendo en la dirección opuesta con su propia familia. Él no disciplinó ni puso límites con sus hijos. Era su esperanza que siendo un padre amoroso formaría niños amorosos y cooperadores.

Don Schmierer
Adaptado del libro “Sanando Heridas del Pasado”

Todos deseamos ser amados, sentirnos amados, dar y recibir amor. Nuestro deseo humano de amor y de un lugar dónde pertenecer es quizás la mayor búsqueda de la vida, y ocasiona también algunas de las mayores desilusiones en la vida. Cuando nuestro anhelo por el amor se frustra o cuando nuestros seres amados nos demuestran que son menos que perfectos –siendo crueles, críticos, de espíritu mezquino, deshonestos, desleales o aun abusivos –nos encontramos en un mundo de maltrato.

No importa dónde voy, encuentro gente sufriendo. Quizás tú has tenido la misma experiencia. De hecho, puedes estar mirando fijamente a los ojos de una persona herida, cada vez que te miras en el espejo. Si ese es el caso, y deseas encontrar algunas respuestas a tus propias preguntas acerca del dolor y de la sanidad, me gustaría hacerte unas pocas preguntas, antes de empezar. No las tienes que contestar todas ahora mismo, pero piensa en ellas mientras lees y regresaremos a ellas más adelante. Por ahora, apenas pregúntate a ti mismo…

Por Leo Chain

¿Cuál debiera ser nuestra postura como cristianos ante los recientes acontecimientos trágicos en Orlando? La actitud de Jesucristo, una actitud compasiva, dolor ante la tragedia, tristeza ante la pérdida de vidas humanas; más aún cuando estas personas fueron asesinadas sin motivo alguno y de una forma tan cruel.

 ¿Hace alguna diferencia el hecho de que muchas de las personas acribilladas hayan sido homosexuales? Ninguna.  Eran personas cuyas vidas fueron arrancadas; personas a las que Dios amaba y por las que Cristo murió; personas a las que fuimos llamados como iglesia a ministrar, abrazar y servir.

Por Pedro Delgado

1 Pedro 3:13-16 “¿Quién podrá hacerles daño, si ustedes siguen el bien?  ¡Dichosos ustedes, si sufren por causa de la justicia! Así que no les tengan miedo, ni se asusten.  Al contrario, honren en su corazón a Cristo, como Señor, y manténganse siempre listos para defenderse, con mansedumbre y respeto, ante aquellos que les pidan explicarles la esperanza que hay en ustedes.  Tengan una buena conciencia, para que sean avergonzados aquellos que murmuran y dicen que ustedes son malhechores, y los calumnian por su buena conducta en Cristo”.

La Iglesia de Jesucristo en el mundo entero se está enfrentando con una serie de embates: posturas políticas, nuevas leyes, ideologías, ante lo cual, probablemente, no se encuentra preparada para responder estratégica y asertivamente. Ante tal sacudida lo que las diferentes iglesias locales han hecho, es reaccionar con enojo, con incredulidad, con pánico y hay aun quienes buscan estiran forzadamente su concepto de gracia, tratando de ser políticamente correctos. Pero ¿Qué es lo que Dios demanda de cada uno de nosotros, como sus siervos, como sus hijos, como aquellos que hemos sido redimidos y llamados a la santidad? Dios no puede ser burlado, ni por una serie de argumentaciones personales, ni por posturas políticas engañosamente establecidas. Él viene pronto, y tendremos que responderle cara a cara, cada uno de nosotros, sobre cuál está siendo nuestra respuesta en estos tiempos “de Noé”, de gente burlándose de Dios, acusándonos de retrógradas y malvados, llamando a lo bueno malo y malo a lo bueno, dándose en casamiento y haciendo a un lado el temor de Dios para vivir en un mundo de permisividad, hedonismo y desenfreno, e incluso enseñando así a los más pequeños. ¿Son ellos realmente nuestros enemigos?

Por Walt Heyer

Los primeros pioneros en la cirugía de reasignación de género y los estudios clínicos recientes coinciden en que la mayoría de las personas trans sufren de trastornos psicológicos concomitantes, lo que conduce trágicamente a altos índices de suicidio. La ilegalización de la psicoterapia para las personas trans puede ser políticamente correcto, pero muestra una imprudente indiferencia por la vida humana.

4 de octubre de 1966: El New York Daily News en su sección de farándula informó de una chica visitando los clubes de Manhattan y que admitía haber sido hombre en 1965. Había sido sometida a una operación de cambio de sexo en Baltimore en la clínica de género de la Universidad Johns Hopkins.

En 1979, trece años después, suficientes cirugías de género se habían realizado para evaluar los resultados. Ya era tiempo de tener un informe basado en pacientes reales.

Génesis 32-35

Dios no nos puede bendecir si no le entregamos el control total de nuestra vida. Cuando no le cedemos un área de nosotros, en realidad lo que estamos haciendo es reservar un espacio de muerte. Por tanto, Él en su amor, nos pide todo. Esto no es un asunto negociable. C.S. Lewis

“Y lo bendigo allí. Y llamó Jacob el nombre de  aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma”. Gen. 32:29-30.

¿Alguna vez se ha sentido arrinconado? ¿Ha sentido que no había salida de una situación particular? ¿Qué hizo? ¿Cómo respondió? ¿Maldijo o clamó a Dios?

Por Quin Sherrer y Ruthanne Garlock

Poco después el hijo menor juntó todo lo que tenía y se fue a un país lejano; ahí vivió desenfrenadamente y derrochó su herencia.  Lucas 15:13

El relato del hijo pródigo es la historia de un Dios que sale en busca de mí y que no descansa hasta encontrarme. Él me urge y me ruega, me pide que cese de aferrarme a los poderes de la muerte y que me deje abrigar por los brazos que me llevarán al lugar donde encontraré la vida que más deseo. Henri  J. M. Nouwen.

Si eres un padre que está orando por su pródigo, conoces la angustia que se siente al observar al hijo que amas profundamente, alejarse del amor de Dios. Pero ¿te has detenido alguna vez a considerar el dolor del corazón de Dios por sus hijos pródigos?

Por Phil Hobizal

Dentro de cada uno de nosotros existe una necesidad creada de relacionarse.

Dios puso esa necesidad dentro de cada persona como una necesidad básica que se debe suplir. Así como el hambre, la seguridad, y la necesidad de descansar se deben satisfacer, la necesidad de relacionarse pulsa por nuestros cuerpos con frecuencia. Ya que ésta es una necesidad legítima, si experimentamos rechazo y esa necesidad queda sin ser suplida, nos impulsará a buscar algo que llene ese hueco. En un intento desesperado para asegurar nuestro bienestar, a veces tomamos malas decisiones en cuanto a nuestras relaciones. Exigimos demasiado de nuestros amigos o de nuestros seres queridos, o nos alejamos por temor a un rechazo inminente de parte de ellos. Pero Dios tiene algo mejor.

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