Por Daniel Schwartz

Siendo el hermano menor de ocho hijos, crecer en un pueblo tranquilo en el norte de California fue agitado y ruidoso. Mi papá tenía tres trabajos para ayudar a pagar las cuentas, y mi mamá se quedaba en casa la mayor parte del tiempo para asegurarse de que sus hijos estuviéramos bien cuidados. En general, la vida era normal: ir a la iglesia todos los domingos, asistir a eventos deportivos y cocinar en casa todos los días, porque salir a comer era terriblemente caro. Uno de mis pasatiempos favoritos eran mirar televisión, hacer caminatas por el bosque y jugar con nuestro perro mascota, Skipper. Sin embargo, una serie de eventos serviría para alterar mi vida en los años venideros.

Por Dr. Doug Carpenter

Un famoso psicólogo, Carl Jung, dijo que “la vergüenza es una enfermedad que devora el alma”. El abuso sexual es la vergüenza secreta que yace profundamente dentro de los niños y de los hombres. Durante décadas, el enfoque de la investigación sobre el abuso sexual, los programas educativos y los medios de comunicación se ha centrado en el sufrimiento de las mujeres. Se ha prestado mucha menos atención a los efectos del abuso sexual en los hombres.

¡Los hombres que han sufrido abuso sexual merecen ser escuchados y sanar! El niño interior herido merece ser consolado y protegido, y el adulto merece estar libre del impacto del abuso sexual y pasar a vivir una vida feliz libre de compulsividad y disfunción emocional, física, relacional y sexual.

Ser hombre

Como hombres vivimos tiempos complicados donde la autenticidad de nuestro cristianismo está siendo diluida entre la confusión de género y el virus de la pasividad. La imagen del hombre, su identidad y su propósito han sufrido un desgaste que partiendo desde Génesis llega hasta nuestros días. La pérdida de identidad, y por tanto de autoridad, ha sumido al hombre en una desorientación tal, que le ha incapacitado para cumplir con su misión convirtiéndole, a lo largo de todo un proceso que analizaremos, en una triste caricatura del modelo que Dios planeó.

En esta obra se analiza la crisis de la masculinidad desde los campos de la teología, la antropología, la historia y la cultura. El libro se divide en tres ejes fundamentales: