La homosexualidad y el cristiano: Las preguntas que con mayor frecuencia hacen los homosexuales
P.- Como homosexual, yo creo que mis sentimientos sexuales son naturales y normales. ¿Por qué está esto en contra de la voluntad de Dios?
R.- La homosexualidad está en contra de la voluntad de Dios porque ella nunca fue parte del propósito original de Dios o su intención sobre la conducta sexual humana. Viendo la necesidad que Adán tenía de un compañerismo físico y emocional, Dios no creó para Adán otro hombre, por el contrario, Dios creó a la mujer para el hombre (Véase Génesis 2:18-25 y 1 Corintios 11:9). Este fue el plan original de Dios. Obviamente su designio fue la natural y complementaria función de los órganos sexuales masculinos y femeninos y de los temperamentos masculinos y femeninos. Antes de la caída de la raza humana, sólo existían las relaciones masculino-femeninas. Como todo en la tierra, la unión humana heterosexual (masculino-femenina) también fue afectada y pervertida por la caída de la raza humana. Esto condujo a casos de poligamia (tener más de una esposa. Génesis 4:19); adulterio (Gén. 38:15); violación (Gén. 34:2) así como el apareo o unión homosexual fueron consecuencia de la caída.
Aunque una persona puede “sentir” que su orientación sexual o sus impulsos internos son naturales y normales para ella, recuerde que los sentimientos nos pueden descarriar (véase Jeremías 17:9). Lo que nosotros podamos “sentir” que es correcto no lo hace moralmente correcto. La conclusión aquí es que vivimos de acuerdo a los principios de la Palabra de Dios, no de acuerdo con nuestros sentimientos.
P.- Se me ha dicho que la Biblia, en ningún versículo, condena “de plano” la homosexualidad. Incluso he oído decir que la palabra “homosexual” no aparece en las Escrituras originales. ¿Qué me puede informar al respecto?
R.- Usted primero debe decidir si va a aceptar o no que la Biblia es Palabra de Dios y que ella es la verdadera y absoluta autoridad en materia de fe y conducta. Usted también debe creer que los escritos de la Biblia son relevantes y aplicables a nuestros días. Yo creo, como dice 2 Pedro 1:21 que “los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”. Yo creo que la Biblia es la Palabra de Dios, que no tiene error y que tiene verdadera vigencia para nosotros hoy (Isaías 40:8 y Salmo 119:160). Segunda Timoteo 3:16 lo dice aún mejor: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”.
Para contestarle esta pregunta, la Biblia sí condena “de plano” la conducta homosexual tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento (vea Levítico 18:22 y 20:13, Romanos 1:24-32 y 1 Corintios 6:9-10).
La palabra “homosexual” es una palabra relativamente nueva, la misma no aparece en los escritos originales de la Biblia, pero Dios no necesitaba de etiquetas modernas para describir las prácticas homosexuales. Además, la palabra “homosexual” es un término general que cubre una variedad de conductas sexuales (uni-sexuales). Dios, sin embargo, es mucho más específico en su Palabra. Hay varias palabras en griego y hebreo (los idiomas en los cuales las Escrituras originales fueron escritas) que apuntan con precisión las distintas clases de conductas sexuales que Dios declara que son pecado. Una conducta sexual pecaminosa incluye: el sexo fuera del matrimonio o el sexo sin la intención de casarse, el adulterio, el sexo con miembros de la familia, el sexo con animales, la prostitución masculina y femenina y todos los actos sexuales pasivos y agresivos con personas del mismo sexo. (Debe tomarse nota que todas las referencias a la homosexualidad en las Escrituras se refieren al sexo entre hombre y hombre, excepto en Romanos 1:26-27 que son los únicos versículos que condenan el lesbianismo).
P.- Puesto que vivimos bajo la “Gracia” y no bajo la “Ley” ¿por qué debemos preocuparnos por las anticuadas normas del Antiguo Testamento y las leyes levíticas que normaban la ceremonia, el alimento y el sexo?
R.- Muchas personas creen que podemos ignorar el “Código de Santidad” del Antiguo Testamento que Dios le dio a Moisés mientras los israelitas caminaban por el desierto. En este código estaban las normas de Dios para nuestra sexualidad, incluyendo la condenación de la homosexualidad por parte de Dios.
El argumento natural es: “si estamos bajo la Gracia y no bajo la Ley, entonces podemos descartar la condenación que Dios hace de los actos homosexuales en Levítico 18:22 y 20:13″. Algunos sostienen que estas leyes ya no son aplicables a nosotros, o que Dios solamente dio estas leyes para estimular el crecimiento poblacional de los israelitas y asegurar así su supervivencia. A esto, debemos informarle que Dios prohibió el adulterio y el incesto. El guió a los israelitas a la guerra en varias ocasiones, y Dios les ordenó dar muerte a quienes desobedecieran sus leyes morales; todo lo cual contribuyó a reducir la población. ¡De manera que a Dios no le interesaba tanto la cantidad, lo que sí le interesaba, y aún le interesa, es la calidad!
El Código de Santidad de Dios para Israel tenía dos categorías: 1) las leyes “ceremoniales o simbólicas” y 2) las leyes “morales”.
Las leyes ceremoniales tenían que ver con la adoración religiosa, leyes dietéticas, de indumentaria y varios aspectos culturales de los judíos que tenían el objeto de dar al pueblo de Israel el carácter de pueblo separado para Dios. Estas leyes ceremoniales también simbolizaban el futuro advenimiento del Mesías; estas leyes eran temporeras (Hechos 1:15).
Las leyes morales, en cambio, eran los principios de Dios para la humanidad, y no se limitaban a la cultura judía, sino que eran de carácter universal. Estas leyes morales son permanentes (Salmo 119:160) y se aplican a todas las culturas incluyendo a nuestra sociedad moderna. Obviamente los mandamientos concernientes a la sexualidad y homosexualidad son parte de las leyes morales de Dios. Jesús abolió la ley ceremonial o simbólica (Efesios 2:15), más El no vino para descartar la ley moral (Vea Mateo 5:17-19).
Jesús dijo acerca de los mandamientos morales del Antiguo Testamento: “Cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos” (Mateo 5:19. Lea también el capítulo 6 de Romanos).
P.- ¿Dijo Jesús, alguna vez, algo acerca de la homosexualidad?
R.- Directamente no, sin embargo, hay muchas cosas que Jesús dijo y que no están registradas en la Biblia (vea Juan 21:25). Él pudo haberlo mencionado, aunque probablemente no tuvo ocasión de hacerlo (los judíos de su época estaban estrictamente en contra de tales prácticas). Hay muchos temas que Jesús nunca mencionó tales como el incesto, la violación y la bestialidad. Pero el hecho de que Jesús no mencionara estas prácticas no significa que esté bien que se lleven a cabo.
Jesús siempre respaldó la ley del Antiguo Testamento (Mateo 5:17-19), que estrictamente condenaba la homosexualidad. Jesús sólo habló de sexualidad en sentido heterosexual. La otra y única alternativa al matrimonio que dio Jesús es el celibato (ninguna clase de sexo en Mateo 19:12). Además, no hay evidencia, en lo absoluto, de que se hubiere acusado de homosexualidad a los discípulos de Jesús. Los enemigos de Cristo gustosamente lo hubieran expuesto, ya que la homosexualidad era un crimen condenable con muerte en la cultura judía.
P.- A pesar de las desventajas, yo estoy satisfecho con el estilo de vida homosexual y no deseo convertirme en heterosexual. Yo no pienso que sea justo que Dios espere que yo renuncie a lo que tengo ahora y que trate de vivir como heterosexual. ¿Qué se supone que debo hacer?
R.- Dios no le está pidiendo que se convierta en heterosexual. La heterosexualidad no es su objetivo, estar en posición honrosa delante de Dios sí lo es. Dios no desea que usted abandone el sexo homosexual sólo para comenzar a practicar el sexo correcto. Los heterosexuales no tienen la bendición del cielo por el sólo hecho de no ser homosexuales. Recuerde que Dios no tiene odio personal contra los homosexuales. Él no la considera pecado extremo. Sin embargo, Dios tiene odio personal contra el pecado, y El odia también el pecado heterosexual (incesto, adulterio, violación) tanto como la homosexualidad, robo, asesinato, mentira y chisme. Dios odia el pecado porque Él sabe que ello conduce a la corrupción, destrucción y castigo eterno. Dios odia el pecado, incluyendo el pecado homosexual, porque Él ve cómo el pecado destruye a aquellos a quienes El creó y ama. Sí, Dios es Amor, pero su amor nunca justifica nuestra conducta pecaminosa. El desea perdonarnos y transformarnos de manera que le agrademos, pero nos toca a nosotros estar dispuestos a ser transformados. Cuando Dios requiere cambio, El hace posible el cambio (Marcos 20:27 y Filipenses 4:13).
La única relación sexual que Dios bendice es la de un hombre y una mujer que han hecho un compromiso mutuo de por vida: el matrimonio (vea Hebreos 12:4). Cualquiera otra forma de sexo es pecado, sea esta homosexual o la “correcta” (straight), como hemos mencionado anteriormente, la única otra alternativa al matrimonio heterosexual es el celibato. Esto sonará extremo, especialmente en nuestra sociedad de “sexo fácil”, pero la actitud de Dios hacia el sexo no es casual. No hay argumento o filosofía humana que pueda cambiar a Dios o lo que Él ha dicho acerca del pecado, incluyendo la homosexualidad (vea Malaquías 3:6). Dios nunca transigirá en sus normas para satisfacer nuestros deseos humanos. Sus caminos no nos parecerán justos a nosotros, pero Dios es Dios, no nos compete a nosotros cuestionar sus normas, sólo obedecerlas.
Aunque usted pueda disfrutar el ser homosexual por ahora (aun cuando la Biblia, en Hebreos 11:25, dice que el pecado trae deleites temporales), sólo una relación real y vital con Dios nos traerá duradera felicidad y propósito en la vida. Dios nos ha creado para que necesitemos de Él y ninguna otra cosa satisfará esa necesidad. Cuando no tenemos una correcta relación con Dios, empezamos a buscar por todos lados y a probar de todo para cubrir esa necesidad que tenemos de Él. Pero ni filosofías, estilos de vida, dinero, fama, sexo, ni siquiera religión, pueden ser a la larga un sustituto de Dios.
P.- Si Dios es un Dios de amor, ¿cómo puede Él condenar a alguien?
R.- Sí, Dios es Amor (1 Juan 4:8), aunque la versión divina del amor no es siempre como nuestra versión humana del amor. Dios también es verdad (Juan 14:6-7), y el amor de Dios no entrará en componendas con su verdad. De hecho, el juicio de Dios se basa en la verdad (Romanos 2:2). Jesús vino al mundo a mostrarnos el amor de Dios y dio pruebas de su amor por la humanidad muriendo por nosotros en la cruz (Juan 3:16-17). Jesús nos amó suficientemente a todos para ser honesto con nosotros. Él estuvo dispuesto incluso a redargüir a personas con la verdad de modo que ellas pudieran abandonar el pecado y ser salvas. Jesús reprendió duramente a su discípulo Pedro por haber asumido una actitud errónea (Marcos 8:33).
Jesús arremetió contra los religiosos hipócritas (Mateo 23) y amenazó a un pecador con castigo si no dejaba de pecar (Juan 5:14). Jesús nunca condenó a la gente, pero sí condenó sus malas acciones y sus actitudes erróneas (Mateo 23:27-28; Marcos 7:20-23). Él les advirtió que si ellos no se tornaban de su pecado y se allegaban a Dios (que se arrepintieran), ellos sufrirían tormento eterno en el infierno después de la muerte (Lucas 13:1-5 y Hechos 17:30-31).
Las personas terminan yendo al infierno, no por los pecados que cometieron, sino porque ellas nunca se arrepintieron de sus pecados y no se reconciliaron (o se arreglaron con dios). Debido a la caída de la raza humana (lea Génesis 3), toda la creación, incluyendo a cada ser humano, se ha contaminado con el pecado. No importa si una persona ha asesinado con un hacha, es una prostituta, homosexual o la abuela más dulce del mundo, todos hemos sido afectados por la destructora plaga del pecado. El pecado nos separa de Dios aquí en la tierra, y será causa de nuestra eterna separación con Dios aún después de la muerte (Isaías 59:1-2).
Pero la “Buena Nueva” es esta: Ahora es posible arreglarnos con Dios y agradarle al ser removidos y lavados nuestros pecados mediante la fe en Jesús, quien ha preparado el camino para que nosotros regresemos a Dios mediante la fe en Jesús, nuestros pecados no nos separarán de Dios (vea Efesios 2:8, Lucas 7:50 y Gálatas 3:26).
Porque le costó a Jesús su vida para prepararnos el camino de regreso a Dios. Dios habrá de juzgar severamente a quienes rechacen a Jesús (le desobedezcan) y a sus enseñanzas. Quienes directa o indirectamente rechacen a Cristo no han sido limpiados de su contaminación con el pecado, y Dios no permitirá que el pecado y su corrupción existan en el cielo. La Biblia dice que ninguno de nosotros es lo suficientemente bueno para tener entrada al Cielo sin haber sido limpiados por fe en Jesús (lea Romanos 3). Aunque el juicio de Dios es justo y terrible, nadie necesita ir al infierno. Es por eso que Jesús ha preparado un camino de escape para nosotros. Todos los que vengan a Cristo por su perdón y limpieza no serán echados fuera (Juan 6:37).
P.- Aunque yo soy un homosexual practicante, yo creo en Dios y en Jesús y me considero ser un cristiano. Se me ha dicho que uno no pude ser homosexual y cristiano a la vez. ¿Qué me pueden decir al respecto?
R.- Primero tenemos que determinar las características de un cristiano. En primer lugar, un cristiano es una persona que vive en obediencia a las enseñanzas de Jesucristo, a pesar del sacrificio personal, reconociendo que las enseñanzas de Cristo son la verdad última (Juan 14:6, 18:37). Tal obediencia requiere Dios del cristiano no sólo para que éste pueda entrar en el Cielo, sino como prueba de nuestro amor por El y por nuestros semejantes (Juan 14:15,23-24; Hebreos 5:9 y 1 Pedro 1:22).
Esta obediencia es posible sólo después de una experiencia sobrenatural que Jesús llamó ser “nacido de nuevo” (Juan 3:3). Nacer de nuevo en el Espíritu de Dios es un resultado de la fe en Jesús, de lo que Él dijo que Él era, y de lo que Él ha hecho por nosotros. Pero una fe salvadora es mucho más que sólo creer (Santiago 2:19). La fe que salva es la fe que confía en Dios y cree en lo que Jesús ha dicho al grado de que uno hace un compromiso de seguir el camino de Cristo por toda la vida. Este compromiso de por vida requiere de la voluntad de abandonar todas las cosas que Dios declara que son pecado. La Biblia dice que, si una persona ha nacido de nuevo, vivirá para agradar a Dios mediante la obediencia a su Palabra (Juan 8:31).
También, la Biblia declara que como prueba de la experiencia del “nuevo nacimiento”, la persona no vivirá más en un estado o situación de continuo pecado (1 Juan 3:9-10). La persona que ha nacido de nuevo no será más esclava del pecado y de sus pasiones, se convertirá y renunciará a sus malos caminos (vea Romanos 6 y Hebreos 10:26-27).
Aunque la persona habrá de luchar con el pecado y las tentaciones después de haber nacido de nuevo (Romanos 7, 1 Corintios 10:13 y Santiago 1:12), ella no continuará llevando un estilo de vida de desobediencia a Dios (Juan 14:23-24).
La Palabra de Dios dice claramente que la homosexualidad es pecado, y que todos los que continúen practicando y viviendo en el pecado sexual no entrarán en el Cielo, por el contrario, serán juzgados y castigados eternamente (1 Corintios 6:9-10, Gálatas 5:10-21 y Apocalipsis 21:7-8). Aunque la persona, en el juicio de Dios, asuma su defensa diciendo que es cristiana, la Palabra de Dios nos dice que nuestras acciones revelan la verdad más que nuestras palabras (Gálatas 5:19-25 y Mateo 15:7-8). Como dice Tito 1:16: “Ellos profesan conocer a Dios, pero con sus hechos lo niegan”.
Por tanto, basado en lo que la Biblia dice -y no en mi opinión- usted no puede ser un cristiano y continuar practicando la homosexualidad, ello es una directa contradicción con la Palabra de Dios. Recuerde, sin embargo, que quien clame a Dios por el cambio, Él le dará el poder para convertirse en su hijo (Juan 1:12-13).
P.- He estado leyendo acerca de homosexuales que han “nacido de nuevo” y liberados de la homosexualidad. ¿Hay algún testimonio bíblico de homosexuales que han sido cambiados por Dios?
R.- Sí. La Biblia dice que hay esperanza y libertad de la homosexualidad. En 1 Corintios 6:9-10 nos dice que ni los sexualmente inmorales, ni los idólatras, ni los prostitutos masculinos, ni los ofensores homosexuales…heredarán el Reino de Dios. En el verso 11 nos dice: “Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados (limpiados), ya habéis sido santificados (apartados), ya habéis sido justificados (declarados justos ante Dios) en el nombre del Señor Jesús y por el Espíritu de nuestro Dios”.
Independientemente del pecado, de la situación o del problema, Dios está dispuesto a perdonarnos y a cambiarnos de modo que podamos agradarle. Algunas de las personas más famosas de la Biblia fueron asesinos (Moisés, el Rey David y el Apóstol Pablo), fueron prostitutas (Rahab, María Magdalena). ¿Y por qué Dios las usó? Para probar que no hay pecado tan grande que Dios no pueda perdonar. Estas personas confiaron en el amor de Dios por ellos y permitieron que El cambiara sus vidas.
Sí. Pensar en el cambio puede asustar, pero recuerde que Dios le conoce a usted mejor que a nadie y le ama. El entiende sus temores, El conoce todos sus dolores y sabe que usted tiene necesidad de amor. Dios nunca le pedirá que haga algo que sea imposible y con Dios todas las cosas son posibles, incluyendo la libertad de la homosexualidad. ¿Se arriesgará usted a resistir a Dios y su amor? ¿Valdrá un momento de placer pasajero el precio que usted está pagando, tanto en esta vida como en la eternidad? Considere las alternativas. Nada tiene un valor más grande que el amor de Dios. ¡Confíe en Él y descubra su amor por usted!
“Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho” (Isaías 1:18-20).
COMENTARIOS FINALES
A pesar del mito popular de que los “homosexuales no pueden cambiar”, hemos visto la prueba bíblica que los homosexuales sí pueden cambiar. Las excusas: “una vez homosexual siempre homosexual” y “yo no lo puedo evitar, yo nací de esta manera”, ya no son verdad a la luz de las Escrituras. Además, hay ahora muchos cristianos en América y en todo el mundo que han sido libertados de la homosexualidad por el Poder de Dios, y ese número sigue creciendo.
Varios ex-homosexuales incluso se han casado y tienen familia, no como una “prueba” de su libertad de la homosexualidad, sino como una evidencia de sus nuevas vidas como seguidores de Cristo.
Por supuesto, no fue fácil para ninguno de ellos renunciar a la única vida que habían conocido. Cada uno de ellos tuvo que enfrentar luchas, rechazo y tentación, pero nunca cedieron y jamás dudaron de la habilidad de Dios para transformar sus vidas. Ellos estaban determinados y comprometidos a continuar su relación con Dios, sabiendo que Él les ayudaría a enfrentarse a un nuevo futuro. “De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17).
Nuestro propósito, al escribir este mensaje, no es condenarle. Le amamos, nos preocupamos y quisimos compartir la verdad que sabemos, para que usted pudiera venir a experimentar el tremendo amor que Dios tiene por usted. La Biblia dice que, si conocemos la verdad, entonces la verdad nos hará libres. Jesús es la verdad, y a Él le gustaría que usted comparta su vida con El.
Traducido del inglés por Rafael Angel M.
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