Encontrando el verdadero amor

Por Leonor M.

Hay una historia muy peculiar:
Una mañana muy fría, un hombre iba de prisa hacia su trabajo. Al doblar una esquina en su carro, vio a un niño que apretaba su nariz contra la vitrina de una panadería. Allí dentro, el panadero amasaba una mezcla fragante para una nueva horneada de pan.
El niño huérfano, hambriento, observaba cada movimiento del panadero. El hombre detuvo su vehículo, descendió y fue hasta donde estaba aquel pequeño.
Hijo, ¿te gustaría comer alguno de esos panes? El niño quedó asombrado.
-¡oh! sí… me gustaría mucho.
Entonces el hombre entró y compró una docena; los puso dentro de una bolsa y  volvió donde estaba el niño afuera, de pie.
-Aquí están -ofreció el hombre, extendiendo la bolsa al niño.
Al irse, sintió que tiraban de su camisa. Miró hacia atrás y oyó cuando el niño le dijo: -¡Señor!… ¿usted es Dios?

Esta historia nos habla de una realidad, todos, de una u otra manera estamos en busca de un amor incondicional, verdadero, de recibir aprecio y sentirnos valorados.

Esto es así, porque de esa manera fuimos diseñados. Todo empezó, desde el principio, desde el Génesis.
Dios creó al hombre y a la mujer, y los puso en el jardín del Edén, donde tenían todo lo que necesitaban; ellos estaban físicamente vivos, pero también espiritualmente vivos, porque tenían una relación profunda, íntima y cercana con Dios.

Neil Anderson en su libro Victoria sobre la Oscuridad, nos explica cómo el ser humano fue originalmente creado con tres ATRIBUTOS:

1. Tenía un propósito e importancia.
Tenía un sentido de destino y de realización, así como de valía a los ojos de Dios. En Génesis 1:27-28, leemos: “Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó, y los bendijo con estas palabras: ‘Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo,  y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo'”.

2. Estaba confiado y seguro.
Había provisión para todas sus necesidades. Génesis 1:29 “También les dijo: ´Yo les doy de la tierra todas las plantas que producen semilla y todos los árboles que dan fruto con semilla; todo esto les servirá de alimento´”.

3. Tenía un sentido de identidad y pertenencia.
Hacia Dios y de uno para con el otro. Gen 2:22-25  “De la costilla que le había quitado al hombre,  Dios el Señor hizo una mujer y se la presentó al hombre, el cual exclamó: ´Ésta sí es hueso de mis huesos´, y carne de mi carne porque del hombre fue sacada´. Por eso el hombre deja a su padre y a su madre,  y se une a su mujer,  y los dos se funden en un solo ser. En ese tiempo el hombre y la mujer estaban desnudos,  pero ninguno de los dos sentía vergüenza”.
En esta posición privilegiada y este entorno seguro, Dios les dio a Adán y Eva, una pequeña instrucción, en la que demostrarían su confianza y amor por Dios:
“Dios el Señor tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara, y le dio este mandato: ´Puedes comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer.  El día que de él comas, ciertamente morirás´”. Génesis 2:15-17
Sin embargo no pasaron la prueba de confianza, le dieron más credibilidad a una serpiente – satanás-, que a la amorosa advertencia de su Padre:
“La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer,  y que tenía buen aspecto y era deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fruto y comió. Luego le dio a su esposo,  y también él comió. En ese momento se les abrieron los ojos, y tomaron conciencia de su desnudez. Por eso,  para cubrirse entretejieron hojas de higuera.” Génesis 3:6-7

¿Cuáles fueron las consecuencias de este acto de desobediencia?

Si bien, en el momento no murieron físicamente, sí lo hicieron espiritualmente: se separaron de Dios.
La vida es relación, la muerte es separación… así, cuando el hombre muere físicamente es porque se separa su alma y su espíritu de su cuerpo físico, por lo que la muerte espiritual fue su separación de Dios.
Los efectos afectaron también su cuerpo (empezó un proceso de envejecimiento, surgieron las enfermedades, etc.) y cada área de sus almas:

• Mente: conocimiento perdido de Dios. “Cuando el día comenzó a refrescar,  oyeron el hombre y la mujer que Dios andaba recorriendo el jardín;  entonces corrieron a esconderse entre los árboles,  para que Dios no los viera”. Génesis 3:8

• Voluntad: Antes sólo tenían la ocasión de tomar una sola decisión equivocada: comer del árbol de la ciencia del bien y el mal; ahora tienen demasiadas decisiones a la vuelta de cada día.

• Emociones: La sensación de confianza y bienestar que sentían, se tornó en temor e inseguridad. “Pero Dios el Señor llamó al hombre y le dijo:   ¿Dónde estás?  El hombre contestó:   Escuché que andabas por el jardín,  y tuve miedo porque estoy desnudo.  Por eso me escondí”. Génesis 3:9

De ahí que al estar separados de Dios (el pecado nos separa de Dios) lo que antes eran ATRIBUTOS del ser humano, se  convirtieron en NECESIDADES:

• Sentido pertenencia = RECHAZADO  (necesidad DE PERTENENCIA).
• Sentido de identidad, propósito e importancia= CULPA Y VERGÜENZA (NECESIDAD DE AUTOESTIMA).
• Sentirse confiado y seguro= DÉBIL E INDEFENSO (NECESIDAD DE FORTALEZA Y DOMINIO PROPIO).

Así,  el ser humano empezó a vivir independiente de Dios, y a buscar suplir estas necesidades por sí mismo y no en Dios… por ello la esencia del PECADO ES VIVIR INDEPENDIENTE DE DIOS. Es buscar satisfacer nuestras legítimas necesidades no en Él, sino siguiendo nuestros propios deseos, lo que el sistema de este mundo nos ofrece o incluso el enemigo de Dios.

En nuestro diario vivir y en nosotros mismos, podemos reconocer como hemos intentado satisfacer esas necesidades la mayoría de las veces en forma inconsciente a través de muchas formas, y sin lograr la satisfacción que requerimos: en logros, personas, dinero, vicios etc.
Un ejemplo de cómo una mujer trato de encontrar la satisfacción de sus necesidades en forma incorrecta, es la historia de la mujer Samaritana (Juan 4:5-42). En ella leemos que Jesús llegó a un pueblo samaritano llamado Sicar, y  fatigado del camino cerca del mediodía,  se sentó junto al pozo e inició una interesante conversación con esta mujer en la que podemos reconocer cada una de estas necesidades, y al finalizar vemos la respuesta de Dios para ellas.

¿Qué nos enseña esta anécdota?

Para empezar, su protagonista tiene algunas desventajas dada la época: era mujer, samaritana y pecadora.
Había tenido cinco maridos y el que ahora tenía no era su marido. Algunos dicen que era una prostituta, pero en aquel entonces las mujeres no se divorciaban de los hombres (sino eran los hombres los que las divorciaban, y si fueran ellas las infieles las apedreaban), por lo que es probable que ella hubiera sido continuamente rechazada, lo que sí es seguro es que estaba herida, muy herida y era criticada por la gente, por eso iba al pozo al mediodía, cuando nadie más iba… sola, rehuyendo de la gente.

Pensando con qué actitud iba al pozo, podemos prever cómo reacciona una persona a las heridas conforme a su temperamento, cómo se asumen diferentes mecanismos de defensa en forma inconsciente, por tanto, si era… COLÉRICA, era una persona enojona, agresiva, argumentativa; MELANCÓLICA, malhumorada, hostil, criticona; SANGUÍNEA, apagada, indiferente; FLEMÁTICA: depresiva, inactiva, contemplativa.
¿Qué temperamento crees que tenía?
Esto lleva a pensar en que, todos buscamos sobreponernos al rechazo, a la necesidad de aceptación, a sentirnos valorados e importantes, por lo que nos esforzamos por ser aceptados, sin embargo viene más rechazo, y regularmente  se asume una de tres posibles mentalidades defensivas:

• Buscar sobresalir y  ser perfeccionista y competitivo
• Ceder al sistema, sentirse incapaz de hacer nada bien y mirarse a sí mismo como inútil y sin valor, o bien,
• Rebelarse contra el sistema: luchar en su contra; en una forma de decir “no te necesito” asumir un comportamiento inapropiado socialmente.

La Samaritana muy probablemente asumió esta actitud de rebeldía contra el sistema…se advierte ante lo argumentativo en su conversación con el Señor, a lo largo de su conversación vemos como el Señor fue tocando cada una de sus necesidades, y con mucha sabiduría y amor fue desarmando una a una sus defensas:

NECESIDAD DE SENTIRSE CONFIADA Y SEGURA. Fue al pozo por agua…tenía sed (versículos 7 y 15)
NECESIDAD DE PERTENECER. Hablaba de “nuestros” antepasados…ustedes los judíos (versículo 20)
NECESIDAD DE IMPORTANCIA Y AUTOESTIMA. Nosotros adoramos aquí… el Señor le dijo que podría adorar y se le reveló como el Mesías (versículos 23 y 26), quien habló con ella cuando ¡NADIE LE HABLABA!
Vemos como en este encuentro la mujer fue cambiando gradualmente su percepción de quien era Jesús: JUDÍO, SEÑOR, RABÍ, PROFETA… ¡EL MESÍAS!
Y cómo permitió que el Señor fuera tocando sus heridas… que llegara al punto medular de su necesidad, de su identidad misma.

¿Cuál fue el resultado de este encuentro? ¡¡Transformación!!

Después de ese encuentro íntimo y sanador, la historia nos revela que hubo una maravillosa trasformación en esta mujer, pero también en su entorno: nos cuenta que la mujer dejó su cántaro (soltó su búsqueda de satisfacción personal),  volvió al pueblo y le decía a la gente (ya no se aislaba ni temía la crítica y el rechazo, sino que con valentía se acercó a las personas dando un mensaje): Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será éste el Cristo?… y fueron a ver a Jesús. Muchos de los samaritanos que vivían en aquel pueblo creyeron en Él por el testimonio que daba la mujer: “Me dijo todo lo que he hecho” (las personas empezaron a dar credibilidad en las  palabras de la mujer que antes reprobaban, creyeron a una mujer pecadora).

Antes iba sola al pozo, ahora…  ¡se relacionaba con el pueblo entero! Buscó a la gente y quiso compartir su bien. Fue este cambio de actitud y conducta, – ¿se le notaría en el brillo en sus ojos?, lo que hizo que la gente creyera que lo que ella les testificó era real y verdadero.

¿PORQUÉ FUE ESTO ASÍ, quien es ese JESUS que pudo transformar de esa manera una vida con un encuentro? Porque ¡Él es el AMOR VERDADERO! El único que sacia a profundidad y permanentemente.

“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios,  sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de  nuestros pecados”. 1 Juan 4:10
“Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos”. Juan 15:13
El que beba del agua que Yo le daré no tendrá sed jamás – le dijo a la Samaritana y nos lo dice a nosotros hoy.
Él es la provisión de Dios para restablecernos a nuestra posición original, ¡para reconectarnos con Dios Padre!, Jesús es el camino, la verdad y la vida, nadie va al Padre si no por Él.
La Biblia le llama el postrer Adán. Él vino con vida física y espiritual, para llevar sobre sí mismo las consecuencias de nuestra desobediencia, nuestra desconfianza en Dios y restablecernos en la relación con nuestro Padre Celestial; al tomar sobre Él nuestro pecado que nos separaba de Dios, nos acercó de nuevo, llenó con Su cuerpo quebrantado el abismo que nos separaba del Padre, pero además vino a suplir de nuevo tus necesidades más profundas:
“El ladrón no viene más que a robar,  matar y destruir;  yo he venido para que tengan vida,  y la tengan en abundancia” (Juan 10:10), por lo que ahora eres reintegrado a tu estado de hijo amado:

• Eres importante: te hace Su hijo, tienes identidad, y Él tiene un propósito para tu vida.
• Le perteneces; ¡eres de Él y Él es tuyo!
• Estás seguro y a salvo, porque Él cuida de ti y, te garantiza que:

¡Si Él no escatimó ni a Su propio hijo, junto con Él te dará todas las cosas! (Romanos 8:32)

Por tanto podemos de  nuevo suplir TODAS NUESTRAS NECESIDADES EN ÉL, por eso dice que Él nos da vida abundante.

¿Qué necesitamos ahora nosotros hacer para tener esa vida plena y abundante?

Tener UN ENCUENTRO con Él CARA A CARA, deleitarnos en Su Presencia, y derramar nuestro corazón y necesidades sólo en Su regazo. Verte en Sus ojos y dejar que Él llene cada necesidad de tu vida…como dice en Cantares 2:3-6:
“Bajo la sombra del deseado me senté, Y su fruto fue dulce a mi paladar. Me llevó a la casa del banquete,  Y su bandera sobre mí fue amor. Su izquierda esté debajo de mi cabeza, Y su derecha me abrace”. 
Cuando estás sobrecogido por Su amor, saciado y lleno tu tanque emocional, no puedes menos que amarte a ti mismo, y a los demás…a disculpar a otros por su conducta, porque tienes ese amor que disculpa las faltas de otros, por ello el recibir el amor de Dios, necesariamente se manifiesta en mejorar tus relaciones con otros…así como aconteció con la mujer samaritana.

Déjalo que toque tus heridas, permítele tomar tus fracasos y debilidades y que Él restaure el diseño original en ti, ¡EL RESTAURA LO QUE PASÓ y HACE NUEVAS TODAS LAS COSAS!

Si tú nunca has tenido un encuentro con Él, hoy es el día en que te veas en Sus ojos…
Si ya lo conoces, pero te has dado cuenta que aún no has aprendido a tener intimidad con Él y la confianza de encomendar tus necesidades a Su cuidado… también hoy es el día de que des ese paso valiente de amor.
Ora que el Señor te revele, y te permita experimentar esa aceptación, amor, valor y cuidado que Él tiene de ti.