El mito del arreglo rápido
Por Frank Worthen – Fundador del Ministerio
“Love In Action”, San Francisco, CA, USA
Espero que este documento logre aclarar algunos de los conceptos erróneos sobre nuestro ministerio, dirigido especialmente hacia la comunidad gay. Amor en Acción (Love in Action) se formó en 1973 para prestar ayuda y reconfortar a homosexuales que estaban dejando el estilo de vida gay. Hoy en día, AMOR EN ACCION es una de cien agencias similares en todo el mundo. Nuestro ministerio ex-gay en las Filipinas se ha implantado ahora con el mismo patrón. A través de reuniones de grupo, personas “gay” podían compartir sus pruebas y dificultades, al igual que sus victorias. Al comenzar a escucharse sobre nuestro ministerio (a través de los medios, al igual que de los testimonios de nuestros miembros), comenzaron a surgir ideas erróneas sobre el mismo. Quizá el concepto equivocado más grande ha sido que el cambio podía ser instantáneo, como encender o apagar la luz. El mundo nos ha programado para esperar resultados inmediatos, de modo que a menos que lo que estamos escuchando sea una novedad sorprendente, no amerita nuestra atención.
La cura instantánea
No sólo el mundo en general, sino también el mundo cristiano ha llegado a esperar resultados inmediatos. Los cristianos anhelan ver el día en que, en un abrir y cerrar de ojos, seremos levantados en el aire y convertidos en nuevas criaturas. Los cristianos están atrapados por el deseo de lo milagroso. Exhiben etiquetas engomadas en el guardafango de sus autos que dicen: “¡Espera un milagro!” Quieren saber de curaciones instantáneas. Aunque todo es posible, y no negamos la posibilidad de milagros, con frecuencia el milagro del cambio demora más de lo esperado.
Con frecuencia recibimos cartas y llamadas telefónicas de personas que tienen en mente esta cura instantánea. Una carta decía: “He escuchado que ustedes convierten a homosexuales en heterosexuales.” Otra persona nos dijo por teléfono: “Tengo apenas tres minutos. Por favor, díganme qué debo hacer para convertirme en heterosexual.”
El lado oscuro de esperar esta cura instantánea es que algunos grupos cristianos buscan utilizarnos para avanzar sus propias causas. Nos convertimos en ejemplos o en modelos para probar el punto de que los “gays” sí pueden cambiar. El problema en todo esto es que no se da espacio para el “proceso de cambio”. El mensaje se convierte en una severa condenación de toda persona gay, exigiendo un cambio inmediato. Porque hemos dicho que la gente gay permanece en el estilo de vida gay por opción, se ha trasmitido el mensaje: “Los gays son gay por opción, ¡así que cambien ahora!” Este no es un mensaje redentor. Debe ofrecerse ayuda práctica y apoyo para aquellos que estén considerando abandonar el estilo de vida gay. San Santiago habló de palabras huecas como estas, de palabras sin acciones. (Santiago 2:16)
La respuesta gay
La comunidad gay está igualmente confundida sobre este tema. Nos perciben como una amenaza y con frecuencia escriben artículos sobre nosotros en las que nos hacen aparecer como deprogramadores. Al igual que ciertos segmentos de la Iglesia cristiana, no admiten la posibilidad de un proceso de cambio, sino que continúan abordando este tema como teniendo dimensiones de blanco o negro: O convertimos a la gente de homosexuales a heterosexuales, o no lo hacemos. Si nuestra gente vuelve a caer de tanto en tanto en el estilo de vida gay, esto se utiliza como prueba de que el cambio es imposible y que estamos presentando mentiras. Pareciera que ninguna de las partes está dispuesta a reconocer cualquier factor condicional.
Nuestra respuesta
En ningún momento ha proclamado nuestro ministerio a voces haber encontrado una nueva cura para la homosexualidad. No proclamamos un método o un sistema, sino a una Persona: a Jesucristo. Las Escrituras nos dicen que el mundo no puede recibir las cosas de Dios, que, al estar atrapado en sus imaginaciones vanas y razonamiento absurdo, el mundo está ciego a la Verdad. Aunque se nos exhorta a ser un pueblo aparte del mundo (estar en el mundo, pero no ser de él), el mundo continúa siendo parte importante del pensamiento cristiano. ¿Pueden cambiar los gays? ¡Absolutamente! Pero muy raras veces cambian de la noche a la mañana.
El proceso de sanidad
Si Dios sana a alguien a lo largo del tiempo, no aceptamos o reconocemos esto como un milagro “genuino”. Una vez más, tiene que ser de inmediato o nada. Muchos no aceptan menos de Dios. O es un Dios milagroso, o no es Dios. Lamentablemente, esta forma de pensar ha impedido seriamente que muchos homosexuales reciban ayuda. Grandes denominaciones y grupos paraeclesiales continúan hasta la fecha con su convicción de un cambio inmediato. No ven la necesidad de grupos de consejería o de cualquier tipo de ministerio especial para personas gay. Si sus recursos fueran utilizados para ayudar al proceso de cambio, miles de personas estarían encontrando liberación en este momento. Pero dejan de prestar ayuda que es necesitada urgentemente debido a su ceguera en esta área.
El cambio puede ser silencioso e invisible
El asistir a una de nuestras reuniones de grupo puede ser muy desilusionante para alguien que llega esperando resultados inmediatos. Podría salir pensando que nuestro ministerio ex-gay no es más que un grupo ordinario de estudio bíblico. Sin embargo, la apertura y honestidad del grupo podría representar el comienzo de la sanidad de Dios. Es sólo después de muchos meses que podemos mirar hacia atrás y ver que de hecho está adquiriendo forma la victoria en nuestra vida.
De gloria en gloria
Sí, el cambio puede ser medido mejor al mirar en retrospectiva. ¿Dónde estabas hace un año? ¿Cuáles eran tus pensamientos, tus actitudes? ¿Qué opciones erróneas habías asumido entonces que has superado desde entonces? El cambio es un proceso constante, continuo. La Biblia nos dice en 2 Corintios 3:18: “Por eso, todos nosotros, ya sin el velo que nos cubría la cara, somos como un espejo que refleja la gloria del Señor, y vamos transformándonos en su imagen misma, porque cada vez tenemos más de su gloria, y esto por la acción del Señor, que es el Espíritu.” Sí, el cambio sí le llega al homosexual. ¡Hay miles de nosotros que fuimos homosexuales anteriormente y que podemos atestiguarlo! Pero ese cambio no siempre es obvio para el mundo. El mundo (y, desafortunadamente, gran parte de la comunidad cristiana) espera que el ex-homosexual pruebe de alguna forma que ya no es gay. Su testimonio no es suficiente; se exigen signos visibles. ¿Cuáles podrían ser estos signos? Ciertamente, todos aquellos que aconsejan a personas en problemas saben que el matrimonio no es en sí solo indicador de haber sido curado. Sin embargo, el matrimonio puede ser ciertamente un acontecimiento emocionante en la vida de un homosexual cambiado.
Pruébalo
El mundo y gran parte de la Iglesia sienten que es imperativo que el ex-homosexual establezca una relación con una persona del sexo opuesto — una relación con tonos claramente románticos. La opción de llevar una vida soltera dedicada al Señor se mira con sospecha. La lujuria, siempre y cuando sea hacia el sexo opuesto, se considera como un signo saludable dado por Dios. Sólo el tiempo verificará la obra del Señor. Muchos ex-homosexuales han tenido que avanzar laboriosamente, ocupando el puesto al que tienen derecho dentro de la Iglesia, y esperar hasta que cambien las actitudes. Con el tiempo, el Espíritu dentro del ex-homosexual hablará al Espíritu dentro de otros cristianos, verificando que el cambio es genuino.
¿Gay por opción?
El camino a la orientación homosexual comienza temprano en la vida y constituye un problema asexual hasta el momento de la pubertad. Antes de esto, es apenas una condición pre-homosexual. Al satisfacerse profundas necesidades no realizadas en la vida de una persona joven, puede evitarse una orientación homosexual. La única opción que se adopta es la de actuar sexualmente (ésta es una opción a menos que el o la joven haya sido obligado/a por otra persona a la fuerza, lo que sucede con mucha frecuencia). En la mayoría de los casos, la opción consiste en aceptar lo que los demás ya están diciendo de uno, incorporando el desprecio del mundo.
El señorío de Cristo
“Gay por opción” es una afirmación dura, condenatoria, irreal. En su búsqueda por sentirse completa, la persona homosexual puede haber ya dado algo a cambio: sexo por amor, atención y afirmación. Sí, esta puede ser una opción, pero todos nosotros optamos mal de vez en cuando. ¿Convertimos a homosexuales en heterosexuales? No, no lo hacemos, pero señalamos el camino al que sí lo puede hacer: Jesucristo. Sin embargo, ni siquiera Jesucristo obra contra la voluntad de persona alguna. El proceso de cambio comienza sólo cuando la persona gay se entrega completamente al Señorío de Cristo en su vida. El morir a sí mismo involucra a veces un proceso largo, doloroso, de sufrimiento, pero la recompensa es enorme. “Pero a quienes lo recibieron y creyeron en él, les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios.” (Juan 1:12)
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