El desarrollo clásico de la atracción lésbica – 2a Parte

Por Anne Paulk

Leer 1a Parte

Trauma Infantil

Tanto Chris como Latasha fueron testigos de diferentes formas de abuso contra sus madres. En consecuencia, ambas hicieron votos de no ser como sus madres, débiles y vulnerables. Las dos mujeres se moldearon a sí mismas como varones, rechazando sus propias cualidades femeninas e involucrándose en actividades predominantemente masculinas.

De acuerdo con la encuesta que llevé a cabo entre ex lesbianas, más del 60% fueron testigo de alguna forma de abuso contra un miembro de su familia. Sorprendentemente, un 90% experimentó alguna forma de abuso contra ellas mismas.

Las tres formas más comunes de abuso sufrido antes de los 18 años por estas mujeres fueron emocional (casi un 70%), sexual (más del 60%) y el abuso verbal (más de la mitad de las mujeres).

Las que fueron víctimas de abuso sexual por parte de varones, la mayoría (casi el 70%) fueron acosadas por un hombre que no entra en las categorías de “familia” o “amigos”. Los dos grupos más amplios de abusadores que le siguen eran “amigos de la familia” y “otro miembro de la familia” que no incluía al padre, padrastro, hermano o hermanastro. Ambas categorías sumaban un 25% de los incidentes, pero los hermanos no se quedaban atrás, sumando un 20% de los abusadores.

El incidente de abuso sexual entre las lesbianas es increíblemente alto si lo comparamos con las estimaciones nacionales de abuso sexual de mujeres en general. Las estadísticas usuales predicen que un 25% o 17% de las mujeres de Estados Unidos serán agredidas sexualmente en algún momento de su vida. ¡Pero más del 60% de las mujeres encuestadas sufrieron abuso sexual en la infancia! Mis estadísticas no incluyen la violación después de los 18 años. Según el Dr. Stanton Jones, “En otras palabras, la experiencia de haber sufrido abuso sexual en la infancia significa tener más del triple de probabilidades de, más tarde, declararse con una orientación homosexual”.

De acuerdo al Tercer Estudio de Incidencia Nacional de Abuso Infantil y Negligencia (Third National Incidence Study of Child Abuse and Neglect -NIS3 en inglés), la investigación más amplia que se ha realizado en los Estados Unidos sobre el abuso y abandono infantil, la ocurrencia de estos pecados contra los niños va en aumento. Estos son los cuatro resultados principales:

  • Las niñas sufrían abuso tres veces más frecuentemente que los niños.
  • Los niños tenían un riesgo más grande de abandono emocional y de sufrir heridas graves que las chicas.
  • Tanto los niños como las niñas son más vulnerables al abuso sexual a partir de los tres años.
  • La incidencia del maltrato no varía en función de la raza.

El impacto del abuso y el trauma en la infancia, en las mujeres adultas, puede ser totalmente devastador. El abuso escribe sobre el corazón y el alma de las niñas mensajes aparentemente imborrables sobre su sentido del yo, sus relaciones y su habilidad para confiar en otros.

La Dra. Nancy Faulkner revisó los hallazgos clínicos sobre el abuso sexual infantil en su artículo “La caja de Pandora: El Secreto del Abuso Sexual Infantil” (Pandora’s Box: The Secrecy of Child Sexual Abuse, en inglés).  La Dra. Faulkner escribió: “Las víctimas de abuso sexual con frecuencia experimentan sentimientos de vergüenza, culpa, aislamiento, impotencia, vergüenza e inadecuación. Incluso pueden llegar a aceptar la responsabilidad del abuso echándose la culpa a sí mismas”.

Rosie O’Donnell escribió recientemente en su libro “Encontrándome” (Find Me, en inglés) en el cual se identifica como lesbiana:

“Fui una niña abusada. Es algo con lo que he elegido no especular en mi vida pública… Así que, sí, he sido abusada, aunque los detalles no son importantes. Lo que sí es importante es que, supuestamente, había tratado las secuelas en la terapia. ¡Qué ingenua era! El abuso es una saga en curso para todos los que lo hayan vivido. Puede empezar y terminar en un tiempo real, pero en el tiempo mental dura para siempre”.

O’Donell comparte un ejemplo de su saga en curso: “¿Por qué me siento atraída por Stacie?” (Stacie es una joven a la que ella intentaba ayudar a escapar de una situación de abuso). “Oh, por un millón de razones, una de las cuales fue esta: revivir un sentido de estar compartiendo el mismo dolor”.

Con declaraciones muy vulnerables, Rosie describe su motivación para ayudar a otros hoy: “Para decirlo sin rodeos, no tengo límites. Cero, nada, nada de nada, ninguno… Estoy continuamente funcionando como salvadora. Me guste o no, escucho sus voces [madres biológicas en la agencia de adopción en la que ella ayuda], veo sus rostros, me pongo el traje de súper mujer y… ¡aquí vengo a salvar el día!… Es una compulsión. No puedo ayudarme a mí misma”. Más tarde, en su libro, ella afirma:

“Esto, quizá, sea una cosa de abuso. Cuando tus límites han sido violados, sencillamente dejas de ver el espacio entre las personas, de manera que el dolor de la gente se convierte en tu dolor y tienes que hacer algo para detenerlo. Al mismo tiempo, sin embargo, la codependencia es una táctica para distanciarse; estás tan ocupada intentando salvar al mundo exterior que te olvidas de la gente que tienes cerca. Y entonces, al final o al principio, te olvidas de ti misma, de que deberías ser una de las que merece ser salvada”.

Otro resultado, en algunas de las historias de las mujeres encuestadas, ha sido el de los efectos del abuso sexual por parte de mujeres mayores. Cuando esto ocurre, la joven puede llegar a preguntarse si es lesbiana porque ha experimentado cierto grado de placer, primero, por la atención que le ha prestado una mujer mayor, y segundo, por la propia actividad sexual.

En vez de ser sólo actos de agresión, estas violaciones tienden a ser más seductoras por naturaleza. Una mujer me dijo que recibió atenciones sexuales por parte de una niñera cuando era muy pequeña, alrededor de los cinco años de edad. Esta mujer era renuente a admitir que el contacto había sido sexual, ya que esto respondía a una necesidad de atención femenina que su madre era incapaz de darle. Pero esta experiencia fue la causa de que ella cuestionara su identidad sexual a muy temprana edad.

Por lo tanto, el abuso infantil o presenciar el abuso, puede llevar a una chica a rechazar, a una edad muy temprana, su propio yo femenino. Este rechazo temprano se observa claramente en muchos aspectos.


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