El Adulterio

El adulterio y la sociedad

El séptimo mandamiento dice: “No cometerás adulterio”. Sin embargo, este pecado ha sido cometido a lo largo de toda la historia. Hoy, sin embargo, el adulterio parece más descontrolado que nunca. Entretanto, historias en los periódicos sensacionalistas informan sobre los amoríos de políticos, millonarios y estrellas de cine, y películas como “El paciente inglés”, “El príncipe de las mareas” o “Los puentes de Madison” incluyen y aun promueven el adulterio.

¿Qué tan extendido está el adulterio? Dos de los estudios más confiables llegan a conclusiones similares. El Informe Janus sobre el Comportamiento Sexual estima que “más de un tercio de los hombres y un cuarto de las mujeres reconocen haber tenido al menos una experiencia sexual extramarital”. [ref]Samuel Janus and Cynthia Janus, The Janus Report on Sexual Behavior (New York: John Wiley and Sons, 1993), 169.[/ref]Una encuesta hecha por el Centro de Investigación de la Opinión Nacional de la Universidad de Chicago encontró porcentajes menores: el 25 por ciento de los hombres y el 17 por ciento de mujeres había sido infiel. Aun cuando se apliquen estas proporciones menores a la población adulta actual, esto significa que unos 19 millones de esposos y 12 millones de esposas han tenido una aventura. [ref]Joannie Schrof, “Adultery in America,” U.S. News and World Report, 31 Aug. 1998, 31.[/ref]

Independientemente de las cifras reales, el punto a destacar es que el adulterio es mucho más común de lo que nos gustaría admitir. El terapeuta familiar y psiquiatra Frank Pittman cree que “tal vez haya tantos actos de infidelidad en nuestra sociedad como existen accidentes de tránsito”.[ref]Frank Pittman, Private Lies: Infidelity and the Betrayal of Intimacy (New York: Norton, 1989), 117.[/ref] Además, sostiene que el hecho de que el adulterio se haya vuelto algo habitual ha alterado la percepción que tiene la sociedad de él. Dice: “No vamos a volver a los tiempos en que los adúlteros eran puestos en un cepo y humillados públicamente, ni convertirnos en una de esas sociedades –de las que hay muchas– donde el adulterio se castiga con la muerte. La sociedad, en todo caso, no puede hacer cumplir una regla que viola la mayoría de las personas, y la infidelidad es tan común que ya no es una conducta desviada“. [ref]Ibid., 13.[/ref]

Tal vez usted esté pensando: “Esto es solo un problema entre los no cristianos de la sociedad. No puede ser un problema en la iglesia. Ciertamente las normas morales de los cristianos son más elevadas”. Bueno, hay evidencia creciente de que el adulterio es, también, un problema en círculos cristianos. Un artículo en un número de 1997 de la revista Newsweek señaló que varias encuestas sugieren que tanto como el 30 por ciento de los ministros protestantes varones han tenido relaciones sexuales con mujeres distintas de sus esposas. [ref]Kenneth Woodward, “Sex, Morality and the Protestant Minister,” Newsweek (28 July 1997), 62.[/ref]

El Journal of Pastoral Care, en 1993, publicó una encuesta entre pastores bautistas del Sur en la que el 14 por ciento reconoció haber participado en “conducta sexual impropia de un ministro”. También informó que el 70 por ciento había aconsejado al menos a una mujer que había tenido relaciones con otro ministro.

En 1988, una encuesta entre casi 1000 clérigos protestantes de la revista Leadershipencontró que el 12 por ciento reconoció haber tenido relaciones sexuales fuera del matrimonio, y que el 23 por ciento había hecho algo sexualmente impropio con alguien que no era su cónyuge. Los investigadores entrevistaron también a casi 1000 suscriptores deChristianity Today que no eran pastores. Encontraron que los números eran casi el doble: el 45 por ciento dijo haber hecho algo sexualmente inadecuado, y el 23 por ciento había tenido relaciones extramaritales. [ref]“How Common Is Pastoral Indiscretion?” Leadership (Winter 1988), 12.[/ref]

El adulterio está en la sociedad y ahora está en la iglesia. Veremos ahora algunos de los mitos que rodean las aventuras extramaritales.

Mitos acerca del adulterio

La infidelidad marital destruye matrimonios y familias, y a menudo conduce al divorcio. El sentimiento público contra el adulterio es, en realidad, bastante fuerte, ya que aproximadamente ocho de cada diez estadounidenses no están de acuerdo con el adulterio. [ref]En esta encuesta, se les preguntó a los estadounidenses: “¿Qué opina acerca de que una persona casada tenga relaciones sexuales con alguien que no es su cónyuge?”. Sus respuestas: el 79% contesto “siempre está mal” y un 11% contestó “casi siempre está mal”. Citado en “Attitudes on Adultery,” USA Today/CNN/Gallup Poll, 1997.[/ref]

Pero, aun cuando la mayoría de las personas consideran que el adulterio está mal y saben que puede ser devastador, nuestra sociedad perpetúa todavía varias mentiras acerca del adulterio a través de una mitología popular sobre los amoríos extramaritales. En este punto, queremos examinar algunos de los mitos sobre el adulterio.

Mito número 1: “El adulterio tiene que ver con el sexo”. A menudo, justamente lo contrario es cierto. Cuando se descubre una aventura sexual, los que la observan dicen: “¿Qué le vio a ella?” o “¿Qué le vio a él?”. Frecuentemente, el sexo es mejor en casa, y la pareja matrimonial es por lo menos tan atractiva como la pareja adúltera.

Ser bonita, apuesto o sensual no suele ser lo más importante. Las parejas de las aventuras no suelen escogerse porque sean más bonitas, apuestos o sexy. Suelen escogerse por diversos tipos de razones extrañas y no sexuales. Generalmente, la otra mujer o el otro hombre en una relación adúltera satisfacen necesidades que no satisface el cónyuge en el matrimonio. El Dr. Willard Harley, en su libro His Needs, Her Needs: Building an Affair-Proof Marriage (Las necesidades de él, las necesidades de ella: Cómo construir un matrimonio a prueba de amoríos) indica cinco necesidades básicas del hombre y cinco necesidades básicas de la mujer. Él cree que las necesidades insatisfechas de cualquiera de los integrantes de la pareja son una causa importante de las aventuras extramaritales.

También encontró que las personas se involucran en estos amoríos con una asiduidad asombrosa, a pesar de las fuertes convicciones morales o religiosas que puedan tener. La falta de realización en una de estas áreas emocionales básicas crea un vacío peligroso en la vida de una persona. Y, lamentablemente, muchos terminarán por llenar esa necesidad fuera del matrimonio.

Frank Pittman, autor del libro Private Lies: Infidelity and the Betrayal of Intimacy (Mentiras privadas: La infidelidad y la traición de la intimidad), encontró en su propio estudio personal que muchos de sus pacientes que tenían aventuras tenían una buena vida sexual, pero provenían de matrimonios con poca o ninguna intimidad. Concluyó que: “Las aventuras tenían, por lo tanto, una probabilidad tres veces mayor de ser la búsqueda de un compinche que de un mejor orgasmo”. [ref]Pittman, 122.[/ref]

El sexo puede no estar involucrado en algunos amoríos. “La relación podría ser meramente un vínculo emocional. La consejera Bonnie Weil advierte que estas denominadas “aventuras del corazón” pueden ser aún más traicioneras que el tipo puramente físico. Las mujeres, en especial, tienden a dejar a sus esposos cuando sienten un fuerte vínculo emocional con otro hombre”. [ref]Bonnie Eaker Weil, Adultery: The Forgivable Sin (Norwalk, Conn.: Hastings House, 1994), 9.[/ref]

Mito número 2: “El adulterio tiene que ver con el carácter”. En el pasado, la sociedad despreciaba a los alcohólicos como personas que tenían un carácter débil debido a su problema. Ahora lo consideramos como una adicción o aun una enfermedad. Si bien esto no justifica el comportamiento, podemos ver que no puede ser rotulado simplemente como un problema de carácter.

Hay evidencia psicológica creciente de que el comportamiento adúltero en los padres afecta dramáticamente a los hijos cuando llegan a la adultez. Así como el divorcio en una familia influye en la probabilidad de que los niños adultos consideren el divorcio, el comportamiento adúltero de los padres parece generar un comportamiento similar en sus hijos. ¿Acaso no es éste un ejemplo más de la enseñanza bíblica de que los pecados de una generación recaen sobre la siguiente?

Mito número 3: “El adulterio es terapéutico”. Algunos de los libros de psicología y revistas para mujeres que circulan en nuestra cultura promueven las aventuras extramaritales como positivas. Este mito de que una aventura puede reavivar un matrimonio aburrido es una mentira devastadora. Según la fuente que esté leyendo, una aventura hará lo siguiente: lo hará un mejor amante, lo ayudará a enfrentar su crisis de la edad media, traerá alegría a su vida o volverá a traer un poco de emoción a su matrimonio. Nada podría estar más lejos de la verdad. Una aventura podrá darle más sexo, pero podría darle también una enfermedad de transmisión sexual. Podría darle más emoción a su matrimonio, si para usted un divorcio en la corte es emocionante. Recuerde que el adulterio termina en divorcio el 65 por ciento de las veces. “Para la mayor parte de las personas y la mayoría de los matrimonios, la infidelidad es peligrosa”. [ref]Pittman, 37.[/ref]

Mito número 4: “El adulterio es inofensivo”. Las películas son tan solo uno de los lugares donde el adulterio ha sido promovido como algo positivo. El paciente inglés recibió doce nominaciones al Oscar, incluyendo mejor película del año, por su descripción de una relación adúltera entre un apuesto conde y la esposa inglesa de su colega. Los puentes de Madison relatan la historia de la esposa de un granjero de Iowa que tiene una breve aventura extramarital con un fotógrafo de la revista National Geographic que supuestamente la ayudó a dinamizar su matrimonio. El príncipe de las mareas recibió siete nominaciones al Oscar y muestra a un terapeuta casado que se acuesta con su paciente, también casada.

Note los eufemismos que ha desarrollado la sociedad a lo largo de los años para disculpar o suavizar la percepción del adulterio. Muchos no se pueden repetir, pero entre los que se pueden mencionar se encuentra: andar de juerga, dormir por ahí, tener una aventura, echar una cana al aire, escarceos amorosos. Algunos han llegado a sugerir que es simplemente una actividad recreativa, como jugar al sófbol o ir al cine.

El sexo prohibido es una adicción que puede y suele tener consecuencias devastadoras para una persona y una familia. El adulterio hace pedazos la confianza, la intimidad y la autoestima. Destruye familias, arruina carreras y deja una estela de dolor y destrucción a su paso. Este legado potencial de dolor emocional para los hijos de una persona debería ser suficiente para que se detenga y cuente el costo antes de que sea demasiado tarde.

Aun cuando los amoríos nunca se expongan, hay costos emocionales involucrados. Por ejemplo, las parejas adúlteras privan a sus cónyuges de la energía y la intimidad que deberían dedicarse al matrimonio. Engañan a sus parejas y se vuelven deshonestas acerca de sus sentimientos y acciones. Como dice Frank Pittman: “La infidelidad no está en el sexo necesariamente, sino en el secreto. No se trata de la persona con quien te acuestas sino a quien le mientes”. [ref]Ibid., 53.[/ref]

Mito número 5: “El adulterio tiene que terminar en divorcio”. Sólo alrededor del 35 por ciento de las parejas permanecen juntas una vez descubierta la aventura adúltera; el 65 por ciento restante se divorcia. Tal vez nada puede destruir un matrimonio más rápidamente que la infidelidad marital.

La buena noticia es que no tiene que ser así. Una consejera dice que el 98 por ciento de las parejas que trata permanecen juntas luego del asesoramiento. Si bien reconocemos que este índice de éxitos no es fácil de lograr y requiere decisiones morales y el perdón inmediato, lo que sí demuestra es que el adulterio no tiene que terminar en el divorcio.

Cómo prevenir el adulterio: las necesidades de ella

¿Cómo puede una pareja prevenir el adulterio? El Dr. Willard Harley, en su libro His Needs, Her Needs: Building an Affair-Proof Marriage (Las necesidades de él, las necesidades de ella: Cómo construir un matrimonio a prueba de amoríos) brinda algunas respuestas. Él encontró que los matrimonios que no logran satisfacer las necesidades de un cónyuge son más vulnerables a una aventura extramarital. A menudo, la falta de satisfacción mutua de las necesidades de los hombres y las mujeres se debe a una falta de conocimiento antes que una egoísta renuencia a ser atentos. Satisfacer las necesidades es críticamente importante porque, en los matrimonios que no suplen las necesidades, es llamativo y alarmante cuán consistentemente las personas casadas buscan saciar sus necesidades insatisfechas a través de una aventura extramarital. Si alguna de las cinco necesidades básicas de un cónyuge no es satisfecha, ese cónyuge se vuelve vulnerable a la tentación de una aventura.

Primero, veamos las cinco necesidades de la esposa.

La primera necesidad es de afecto. Para la mayoría de las mujeres, el afecto simboliza seguridad, protección, consuelo y aprobación. Cuando un esposo muestra afecto a su esposa, le está enviando los siguientes mensajes: (1) Te voy a cuidar y proteger; (2) Me interesan los problemas que enfrentas, y estoy contigo; (3) Creo que has hecho un buen trabajo, así que estoy orgulloso de ti.

Los hombres necesitan entender cuán fuertemente las mujeres necesitan estas afirmaciones. Para la esposa típica, difícilmente pueda recibir suficientes. Un abrazo puede comunicar todas las afirmaciones del párrafo anterior. Pero el afecto puede demostrarse de muchas formas, como ser: besos, tarjetas, flores, cenar afuera, abrir la puerta del coche, tomarse de las manos, caminatas luego de cenar, masajes en la espalda, llamadas telefónicas. Hay mil formas de decir “te quiero”. Desde el punto de vista de una mujer, el afecto es el pegamento esencial de su relación con un hombre.

La segunda necesidad es la conversación. Las esposas necesitan que sus esposos les hablen y las escuchen. Necesitan mucha conversación de doble vía. En el tiempo de sus citas antes del matrimonio, la mayoría de las parejas pasan tiempo demostrándose afecto y conversando. Esto no debería abandonarse luego del casamiento. Cuando dos personas se casan, cada integrante de la pareja tiene derecho a esperar que el mismo cuidado y atención amorosos que prevalecían durante el noviazgo continúen después del casamiento. El hombre que toma tiempo para hablar a una mujer tiene el camino abierto a su corazón.

La tercera necesidad es de sinceridad y franqueza. Una esposa necesita confiar en su esposo plenamente. Un sentido de seguridad es la trama común entretejida a través de cada una de las cinco necesidades básicas de una mujer. Si un esposo no mantiene una comunicación sincera y franca con su esposa, socava su confianza y termina por destruir su seguridad. Para sentirse segura, una esposa debe confiar en que su esposo le dará información precisa acerca de su pasado, el presente y el futuro. Si ella no puede confiar en las señales que él le envía, no tiene ningún fundamento sobre el cual construir una relación sólida. En vez de adaptarse a él, se siente desequilibrada; en vez de acercarse cada vez más a él, se aleja de él.

El compromiso financiero es una cuarta necesidad que experimenta una mujer. Ella necesita tener el dinero suficiente como para vivir cómodamente; necesita apoyo financiero. No importa cuán exitosa pueda ser la carrera de una mujer, en general ella quiere que su esposo gane el dinero suficiente como para permitirle sentirse apoyada y cuidada.

La quinta necesidad es el compromiso familiar. Una esposa necesita que su esposo sea un buen padre y tenga un compromiso con la familia. La vasta mayoría de mujeres que se casan tienen un poderoso instinto para crear un hogar y tener hijos. Sobre todo, las esposas quieren que sus esposos asuman un papel de liderazgo en su familia y se comprometan con el desarrollo moral y educativo de sus hijos.

Como prevenir el adulterio: Las necesidades de él

Ahora veamos las cinco necesidades que tienen los esposos.

La primera es la satisfacción sexual. La esposa típica no entiende la profunda necesidad que tiene su esposo del sexo más que el típico esposo entiende la profunda necesidad de afecto de su esposa. Pero estos dos ingredientes pueden trabajar muy estrechamente en un matrimonio feliz y realizado. El sexo puede ocurrir naturalmente y frecuentemente si hay suficiente afecto.

La segunda necesidad de un hombre es el compañerismo recreativo. Él necesita que ella sea su compañera de juego. No es infrecuente que las mujeres, cuando son solteras, acompañen a los hombres en lo que a ellos les interesa. Se encuentran practicando la caza, la pesca, jugando al fútbol o viendo deportes o películas que nunca hubieran escogido por su cuenta.

Luego del casamiento, las mujeres a menudo tratan de interesar a sus esposos en actividades más de su propio gusto. Si fracasan sus intentos, tal vez alienten a sus esposos a continuar sus actividades recreativas sin ellas. Pero esta opción es muy peligrosa para un matrimonio, porque los hombres dan una importancia sorprendente a tener a sus esposas como compañeras de recreación. Entre las cinco necesidades básicas masculinas, para el esposo típico, pasar tiempo de recreación con su esposa solo es superado por el sexo.

La tercera necesidad de un esposo es una esposa atractiva. Un hombre necesita una esposa que a él le guste. El Dr. Harley dice que, en las relaciones sexuales, la mayoría de los hombres encuentran que es casi imposible apreciar a una mujer por sus cualidades interiores solamente; debe haber más. La necesidad de un hombre del atractivo físico de su compañera es profunda.

La cuarta necesidad de un hombre es el apoyo doméstico. Él necesita paz y quietud. Es tan profunda la necesidad que tiene un esposo de apoyo doméstico de su esposa que a menudo fantasea sobre cómo ella lo recibirá amorosamente y agradablemente a la puerta, y sobre hijos que se portan bien y que también están contentos de verlo y recibirlo en la comodidad de un hogar bien mantenido.

La fantasía continúa. Su esposa lo lleva a sentarse y relajarse antes de participar de una sabrosa cena. Más tarde, la familia comparte una caminata a la noche, y él vuelve y acuesta a los niños sin inconvenientes o problemas. Luego él y su esposa se relajan, charlan y tal vez ven un poco de televisión hasta retirarse a una hora razonable para amarse. A las esposas tal vez les cause gracia este escenario, pero esta visión es bastante frecuente en las vidas de fantasía de muchos hombres. La necesidad masculina de que la esposa “se ocupe de las cosas” –-especialmente él– es generalizada, persistente y profunda.

La quinta necesidad es admiración. Él necesita que ella esté orgullosa de él. Las esposas necesitan aprender a expresar la admiración que ya sienten por sus esposos, en vez de presionarlos para obtener mayores logros. La admiración sincera es un gran motivador para los hombres. Cuando una mujer dice a un hombre que él es maravilloso, eso lo inspira a lograr más. Se considera capaz de manejar nuevas responsabilidades y perfeccionar habilidades mucho más allá de su nivel actual.

Si alguna de las cinco necesidades básicas de un cónyuge queda sin satisfacer, esa persona se vuelve vulnerable a la tentación de una aventura. Por lo tanto, la mejor forma de prevenir el adulterio es satisfacer las necesidades de su cónyuge y fortalecer su matrimonio.

Traducción: Eduardo Figueroa
Revisión: Alejandro Field

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Acerca del autor

Kerby Anderson es el director nacional de Probe Ministries International. Recibió su B.S. de Oregon State University, M.F.S. de Yale University, y M.A. de Georgetown University. Es autor de varios libros, incluyendo Genetic Engineering (Ingeniería genética), Origin Science (La ciencia de los orígenes), Living Ethically in the 90s (Cómo vivir éticamente en la década del 90), Signs of Warning (Señales de advertencia), Signs of Hope (Señales de esperanza), y Moral Dilemmas (Dilemas morales). Director general y colaborador de los libros Marriage, Family and Sexuality y Technology, Spirituality, & Social Trends, de Kregel Publications.

Es un columnista nacionalmente sindicado cuyas editoriales han aparecido en los periódicos Dallas Morning News, Miami Herald, San Jose Mercury, y Houston Post.

Es el anfitrión de “Probe,” y suele servir como anfitrión invitado en el programa radial “Point of View” (Punto de vista – USA Radio Network). Si usted tiene algún comentario o pregunta sobre este artículo, envíelo por favor a espanol@probe.org. Por favor indique a qué artículo se está refiriendo.

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