Adolescentes y homosexualidad: Un tiempo de crisis para intervenir

Por Bud Searcy
New Creation Ministry

«Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados». Santiago 5:19-20

Los índices de drogadicción, actividad sexual y suicidio entre nuestra juventud están más elevados que en cualquier otra época. Por lo menos el 77% habrán probado el alcohol o las drogas, y más del 80% habrán tenido sexo para cuando hayan terminado la preparatoria. Las noticias acerca de sobredosis intencionales y pactos suicidas aderezan los reportes de noticias que alguna vez destacaron los logros estudiantiles.

Mientras que es difícil obtener estadísticas sólidas, algunos expertos afirman que la homosexualidad está en aumento, especialmente entre los jóvenes.  Esto puede tener mucho que ver con la desintegración familiar, los incrementos en la violencia intrafamiliar, el incesto y el abuso infantil, también se suman al problema. Quizá la creciente tolerancia hacia la homosexualidad difundida en los medios de comunicación y en la misma sociedad, junto con la creciente confusión moral creada por la ética situacional enseñada en las escuelas públicas, han hecho de la experiencia homosexual una opción viable de explorar. Aunado a eso, no podemos ignorar el hecho de que muchos adolescentes que creen que pudieran tener una atracción al mismo sexo, están siendo alentados por consejeros y otros profesionales para abrazar la identidad gay.

Los años de la adolescencia son cruciales debido a que la sexualidad aún está en formación, y por tanto, surgen conflictos internos relacionados con este proceso. Por supuesto que repercute la presión por parte de los compañeros y de la sociedad, a fin de que experimenten sin miramientos su sexualidad. La actividad sexual durante estos años de formación conduce a una mayor confusión, a conclusiones erróneas referentes a la sexualidad, y son un anfitrión para la llegada de problemas mayores. Una vez que los adolescentes han llegado a ser sexualmente activos, y se relacionan con otros jóvenes que están en la misma situación, pueden perderse durante años, y lo más probable es que no pidan ayuda. Nosotros debemos estar dispuestos a iniciar el acceso a la vida de un adolescente que lucha.  Algunos de ellos pueden estar luchando con atracción al mismo sexo. ¿Quién es la mejor persona para hacer este trabajo? Mientras que la mayoría de los padres hacen lo mejor que pueden, el corazón del problema es generalmente debido a una ruptura relacional entre un padre e hijo. Además, la mayoría de los adolescentes que sospechan que podrían ser homosexuales son extremadamente renuentes a decirlo a sus padres.

¿Qué tal el pastor de una iglesia? El pastor es a menudo la última persona a quien, alguien que está luchando contra la homosexualidad, se acercaría para pedir ayuda.

¿Quién queda?… Tú y yo. Nosotros somos sus maestros, sus líderes de grupos de jóvenes, sus vecinos y sus hermanos en Cristo. Nosotros somos los que tenemos la responsabilidad de actuar si el Señor trae a un adolescente con conflictos a nuestra vida. Tú puedes ser una influencia importante en el cambio de rumbo, en la vida de un adolescente, por tu disponibilidad en involucrarte.

No necesitas ser un experto sobre homosexualidad para ayudar a alguien que está luchando con ella. No seas intimidado por tu falta de conocimiento. Los principales requisitos son un compromiso con Jesucristo, un amor para los jóvenes y disponibilidad. Una persona sensible a las señales de lucha homosexual puede amorosamente intervenir y ayudar a un joven a trabajar con esos sentimientos.

Identificando las señales

¿Cómo puedes saber que una persona está luchando contra la homosexualidad? Las siguientes señales no son una lista extensa, ni son indicadores exclusivos de conflicto homosexual. Varios en combinación, sin embargo, alertarán sobre un problema que necesita intervención.

1. Ruptura emocional entre padres e hijos

En términos generales un 80% de homosexuales provienen de hogares en los cuales el padre fue un alcohólico o drogadicto. Los índices de abuso familiar, (sexual, físico y emocional), y el abandono resultan ser mucho más altos entre aquellos en la población homosexual. De mayor significado es la falta de unión y la ruptura relacional entre el joven y su padre del mismo sexo. Esto es especialmente cierto entre los chicos y sus padres. Esta misma dinámica es aplicable para las chicas, pero muchas lesbianas han sido heridas por sus padres.

De igual importancia que las señales externas de interacción familiar insana, es la forma en que el chico responde al ambiente familiar. Muchas veces ninguno de los síntomas anteriormente citados está presente, aun así, hay ruptura relacional. El adolescente pudiera sentirse rechazado y esto pudiera incluso no ser real, sino percibido o interpretado así por parte del joven. La mayoría de las personas con atracción al mismo sexo tienen una naturaleza sensible, e interpretan la ausencia paterna y algunas otras acciones o actitudes, como señales de rechazo, aunque éste no sea real. Ya sea que el problema sea real o imaginario, el efecto es el mismo: el niño sensible, como un mecanismo de defensa, se aparta emocionalmente para guardarse contra mayores heridas. ¿El joven que conoces se siente rechazado o parece emocionalmente apartado de su padre del mismo sexo?

2. Ciclos insanos

Este fundamento puede provenir de una serie de ciclos emocionales insanos que nutren un estilo de vida homosexual. Mientras que no todos los ciclos pueden aparecer en un individuo, muchos de ellos sí aparecerán. Son identificables y progresivos.

  • Ciclo de rechazo —El rechazo es el corazón de la lucha homosexual. Una niñez de rechazo da comienzo a una vida de rechazo. Esto causa odio a sí mismo y rechazo a su propia identidad sexual, produciendo un comportamiento que genera un mayor rechazo, y así sucesivamente. ¿Experimenta el joven mucho rechazo por otros? ¿Hay evidencia de incomodidad con su género sexual? ¿Desprecia a otros, especialmente a aquellos de su mismo sexo? (las chicas también pueden sentirse molestas o temerosas de los hombres).
  • Ciclo de vergüenza —La vergüenza está cercana al auto rechazo. No involucra lo que hacemos, sino lo que somos. Es el sentimiento doloroso de ser malo como persona, viéndose uno mismo en una forma pequeña, devaluada, sugiriendo que la persona es defectuosa, inadecuada e indigna. La mayoría de los jóvenes que luchan con sentimientos homosexuales tienen la misma actitud hacia los homosexuales que muchas otras personas. La culpa y la vergüenza por los sentimientos que no pueden controlar o comprender producen una continua repugnancia de sí mismos. ¿Conoces a un joven que constantemente siente que es una persona horrible?
  • Ciclo de autocompasión —Mientras que la mayoría de nosotros nos sentimos afligidos por nosotros mismos de vez en cuando, muchos con atracción al mismo sexo, están encerrados dentro de un ciclo habitual y crónico de autocompasión. ¿El joven parece constantemente lamentarse de sus circunstancias? ¿Tiene la mayor parte del tiempo una actitud de “pobre de mí”?
  • Ciclo de temor — Muchos con atracción al mismo sexo, están sujetos a niveles anormales de temor. ¿El joven se muestra temeroso? ¿Teme conocer nuevas personas, ir a eventos sociales, o hacer nuevas actividades? ¿Teme al fracaso, al éxito, y a lo que los demás piensan? ¿Percibe al mundo en general un lugar de peligros constantes?
  • Ciclo de envidia —La admiración hacia ciertos tipos de gente pronto se convierten en envidia para la persona con AMS (atracción al mismo sexo). Sienten envidia hacia ciertas características físicas, habilidades, o rasgos de carácter que otros del mismo sexo tienen y ellos no. El deseo de poseer esos rasgos es una fuerte motivación detrás de las atracciones homosexuales. Sienten que encontrar la realización en otro que posee esos rasgos les hará completos y aceptables. ¿Envidian o son atraídos hacia ciertos tipos de personas con un físico específico o rasgos de personalidad?

3. Aislamiento autoimpuesto

Muchos con sentimientos homosexuales se describen a sí mismos como “forasteros encerrados en sí mismos”. Esto es porque se sienten diferentes de las demás personas. Ellos tampoco se amoldan a la sociedad para la masculinidad o para la femineidad. Esta diferencia es a menudo reforzada por la forma en la que sus compañeros se relacionan con ellos. El resultado es un aislamiento autoimpuesto. ¿Es la persona en cuestión alguien solitario? ¿Se involucran y adaptan sin problema en eventos de jóvenes? ¿Cómo responden los demás hacia ellos? ¿Son el centro de burlas? ¿Les ponen apodos, o les llaman con vocabulario ofensivo, refiriéndose a ellos como homosexuales?

4. Obsesión por un “amigo especial”

De todas las señales hasta este punto, la siguiente es probablemente el mejor indicador. Mientras que sucede entre heterosexuales, es un suceso común en relaciones homosexuales. Una relación de dependencia emocional; ya sea que conduzca al sexo o no, es insana. (Nota: Durante la primaria y la secundaria, la convivencia entre el mismo sexo, que parece dependencia, es normal, pero estas uniones van desapareciendo durante los primeros años de preparatoria). ¿Parece que él/ella habla sobre un amigo/a especial del mismo sexo todo el tiempo? ¿Va a lugares sin su amigo? ¿Muestran ellos afecto inapropiado que hace a otros sentirse incómodos? ¿Está el joven malhumorado o deprimido cuando su amigo no está cerca o cuando su amigo desarrolla otras relaciones? ¿Son posesivos de su tiempo y atención? ¿Quieren ser como ellos (en la forma de vestirse, modales, etc.)?

5. Una actitud de crítica y amargura

La amargura que no ha sido resuelta es parte fundamental de la homosexualidad. La amargura hacia aquellos que han provocado heridas conduce a una actitud crítica de sí mismo y de otros. ¿Se señalan por sus fracasos? ¿Son duros consigo mismos cuando sus expectativas no son alcanzadas? ¿Critican duramente a otros por ser menos inteligentes, mejor parecidos o que tienen lo que ellos desean? ¿Critican a cristianos o a la iglesia por no aceptar a gente como ellos? ¿Critican a la sociedad por ser intolerante de aquellos que son diferentes?

6. Rebelión abierta

El tener una actitud de crítica a menudo proviene de una franca rebelión. Esta rebelión puede tomar varias formas. ¿Desechan ellos los valores familiares? ¿Han cambiado su concepto de Dios? ¿Retan interpretaciones tradicionales de las Escrituras, especialmente aquellos pasajes que tratan con la homosexualidad? ¿Hay un cambio en la asistencia a la iglesia o en las actividades de los jóvenes? ¿Son callados con respecto a sus amigos? ¿Han cambiado su apariencia?

¿Cómo podemos ayudar?

Una vez que hemos identificado a un joven que puede estar luchando con su sexualidad, hay unas cuantas cosas que podemos hacer para prepararnos. Asegúrate de haber tratado primero con tus propios asuntos y examina tus motivos para ayudarles. ¿Cuál es tu actitud hacia los homosexuales? ¿Es firme tu relación con Cristo? ¿Hay algunas áreas de tu propia vida que sean inconsistentes con la voluntad de Dios (especialmente tu sexualidad)?

No necesitas ser un profesional para ayudar. Para que puedas ayudar con mayor efectividad, a continuación, se presentan algunas pautas prácticas a considerar:

  • No llegues a conclusiones precipitadamente. Algunas personas tienen sentimientos homosexuales casuales, otros se involucran experimentalmente en actividad homosexual motivados por la curiosidad o por la excitación de lo prohibido. Estas personas pueden cuestionar su orientación sexual, pero no son homosexuales. EVITA ETIQUETARLOS. Si tienen a alguien con quien hablar, reciben atención, y son reafirmados en su sexualidad, pueden ser capaces de superar la situación.
  • No te espantes. Espera “revelaciones” inesperadas. Si se establece una relación de confianza, el joven puede querer compartir todo contigo. Esto puede venir en un momento inesperado y él o ella probablemente estarán muy sensibles a cualquier señal de condenación o de rechazo. Cualquier reacción exagerada puede alejarlos. Comunica aceptación. No temas reafirmarlos mediante el contacto físico. No temas el estar condonando su comportamiento por tu aceptación de ellos como personas.
  • No tomes sus sentimientos como algo pasajero. Fallar en tomar con seriedad los sentimientos de los jóvenes, es tomar con ligereza una lucha agonizante. Estos sentimientos no desaparecerán simplemente por sí mismos. Escucha y compadécete.
  • No los rechaces. Probablemente ellos esperen que tú los rechaces una vez que conozcas la verdad. Tu amor incondicional y aceptación pueden ayudar a romper el ciclo de rechazo. No tengas pánico si expresan sentimientos sexuales hacia ti. El sexo y el afecto pueden estar entrelazados en su mente. Si fracasan, necesitan que alguien recoja las piezas y los vuelva al camino.
  • No temas demostrar amor.  El amor de Jesús debe ser activado en una comunicación verbal que es consistente con acciones de aceptación, interés y disponibilidad. No temas tocarlos con un abrazo de afirmación (con su autorización), un abrazo de seguridad rodeando sus hombros o estrechar sus manos en oración.
  • No permitas que se hagan demasiado dependientes de ti. Jesucristo es la respuesta, no tú. Solamente Dios puede traer cualquier cambio necesario. Tú eres un instrumento de Dios y como tal falible. Debes estar dispuesto a admitir tus limitaciones. Condúcelos a un caminar más profundo con Jesús y a una creciente dependencia en Él.
  • Sé amigo. Quizá no seas su consejero, pero puedes ser su amigo. Los amigos, como parte de una red de apoyo, son los recursos más necesarios en esta área, pero de los que hay menor existencia. Establece una relación de confianza. No violes su confianza, ni su confidencialidad. Provee un lugar seguro en donde ellos puedan compartir sentimientos negativos sin crítica o reprimenda.
  • Guíalos a Jesucristo. No estás presentando un código moral o solamente la promesa de la heterosexualidad. Estás ofreciendo una persona real, Jesucristo. Dios está interesado en redimir a toda la persona, no solamente su sexualidad. No señales solamente sus pecados sexuales y ayúdales a ver a Jesús como la respuesta a todos sus pecados. En una genuina relación con Cristo vendrá el deseo y la habilidad del Espíritu Santo para hacer Su voluntad, incluso en su sexualidad.
  • Ve a una persona completa, no a un homosexual. No hay nada realmente especial sobre la homosexualidad. Como muchos otros pecados, es una forma errada de buscar amor y afirmación. Jesús es la respuesta a esa necesidad.
  • Evita hacer de la homosexualidad el tema central de tu conversación. Ayúdales a verse a sí mismos como Dios los ve: como gente completa, no como seres sexuales solamente.
  • Interésate lo suficiente para confrontar. Ama lo suficiente como para ser honesto. No des la espalda a las normas divinas. No temas una confrontación amorosa donde afirmes el amor de Dios por él/ella, y al mismo tiempo le expliques que la homosexualidad es un pecado. Evita la tentación de desecharlos si no cumplen con las expectativas.
  • Comparte de tu vida. Quizá no te puedas relacionar con los sentimientos homosexuales, pero has experimentado rechazo, soledad, heridas, lujuria, etc. Mientras compartas tus luchas personales en estas áreas y cómo tratar con ellas, ayudarás a poner sus problemas en perspectiva y a darle esperanza para superarlas.
  • Sé paciente. Los sentimientos homosexuales no van a cambiar de la noche a la mañana. Eso puede suceder con tiempo, sanidad y apoyo compasivo de amigos y consejeros bíblicos. Resiste la tendencia a juzgar su progreso, tu propia habilidad como ayudador, o el poder de Dios para traer cambio en Su propia forma y tiempo. No te desalientes, pero ora por ellos continuamente.
  • Condúcelos a medios que les ayudarán. No lo refieras con un consejero a menos que sepas su posición acerca de la homosexualidad y el tipo de consejería que le pueden brindar. Háblales de Exodus Latinoamérica, anímalos a escribirnos info@exoduslatinoamerica.org. Podemos enviarles información, recursos y datos de consejeros capacitados, si existe alguno en su localidad.  Ya sea que los envíes con nosotros o con otra persona, no los olvides. Aún necesitan de tu amistad y apoyo.

“Y Jehová es el que va delante de ti; Él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas, ni desmayes”.
Deuteronomio 31:8

Traducción y adaptación: Pedro Delgado

Revisión: 26/09/2018

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