Autor: Anónimo

Sin entrar en muchos detalles, comenzaré diciendo que justo en el momento en que pensamos que nuestra hija (la llamaremos Mary) estaba a salvo y felizmente casada, recibí una llamada telefónica de ella diciendo que dejaría a su esposo de apenas 9 meses y que “nunca tendría otro hombre en su vida”. Me sorprendió y asumí que quería decir que sus experiencias pasadas junto con su experiencia actual le habían demostrado que simplemente no necesitaba un hombre en su vida para ser feliz.

PERO, la llamada telefónica de un amigo en común que siguió poco después me tomó por sorpresa cuando me dijeron que a la persona le preocupaba que Mary pudiera perder la custodia de nuestra nieta de cinco años debido a su decisión de vivir un estilo de vida gay. Nos quedamos impactados. Nunca lo hubiéramos esperado. No sucedió nada en su vida que nos llevara a esperarlo (de hecho, todos los signos conducían a lo contrario).