Una Iglesia más sana: Comenzando con el Liderazgo


Por Pedro Delgado

Una Iglesia más sana: Comenzando con el Liderazgo

En el boletín anterior presentamos el artículo:Recomendaciones para implementar el ministerio de restauración sexual en su su iglesia local”, que tuvo como propósito, dar una visión general sobre cómo introducir en nuestras congregaciones locales enseñanzas y ministración encaminadas a prevenir el quebrantamiento sexual, así como pautas para brindar ayuda a quienes han sido afectados por el mismo.

Dimos sugerencias y pautas, incluso un orden propuesto de áreas de atención y haciendo algunas recomendaciones de recursos para tener más herramientas de discipulado

Es importante enfatizar una vez más, que los temas relacionados con la restauración y la prevención del quebranto sexual, no son temas únicamente para los jóvenes, o para quienes luchan con algún tipo de quebrantamiento sexual. Son temas que competen a toda la congregación, hombres y mujeres de todas las edades.

Estos temas deben comenzar a tratarse de una manera profunda y vivencial, en primer lugar, en todos los niveles de liderazgo de una congregación. Es una iniciativa que generalmente surge de parte del pastor principal, y de ahí debería ser transmitido hacia los ancianos, pastores auxiliares, diáconos, ujieres, líderes de células en casa, líderes de alabanza y maestros de escuela dominical. Es importante romper con algunos paradigmas. Uno de ellos, que ha causado mucho daño, es una creencia errónea acerca de los pastores y líderes.  A menudo se les ve como si su proceso de santificación hubiera ya culminado, y que no necesitan rendir cuentas ni mucho menos tratar asuntos del pasado, mismos que se supone ya ha resuelto. Esta falsa concepción es a veces promovida por el mismo comportamiento y postura pastoral, aunque también tiene que ver con paradigmas culturales religiosos que venimos arrastrando de tiempo atrás.

Hemos sugerido estudiar concienzudamente el libro “Liderazgo” de Frank Worthen, un libro que, aunque está dirigido en primer lugar a personas involucradas en el ministerio de restauración sexual, aborda la importancia de considerar la autenticidad del llamado al liderazgo; asimismo nos invita a poner delante de Dios nuestras motivaciones para involucrarnos en el mismo.

Otro libro que queremos recomendar, que contiene información y orientación sumamente valiosa, es el de “Una iglesia emocionalmente sana” de Peter Scazzero. Aunque Exodus Latinoamérica se ha centrado en temas de sexualidad, éstos no dejan de estar íntimamente vinculados con eventos traumáticos que todos venimos enfrentando a lo largo de nuestra vida. Llegamos a Cristo con un enorme bagaje que tiene que ser tratado, compuesto entre otras cosas, por falsas creencias, una identidad quebrantada, heridas del alma, pecados perniciosos, etc., y aunque ciertamente la Palabra de Dios va obrando en nuestras vidas y su Espíritu va enseñándonos constantemente, hay situaciones en las que necesitamos del Cuerpo de Cristo, necesitamos quien nos ayude a resolver algunos asuntos, a romper con hábitos pecaminosos, y personas en liderazgo, no están exentos de esto, por el contrario, son quienes tienen prioridad.  Tristemente, son muchos pastores y líderes que nos han buscado para pedirnos ayuda porque están batallando con algún pecado que vienen arrastrando de toda la vida, y algunos de ellos llevan años sirviendo en sus iglesias locales, pero pareciera que mientras más tiempo pasa, es más vergonzoso y difícil tener la humildad para reconocer que necesitan ayuda, y solicitarla. Andy Comiskey decía que para que una persona en liderazgo pueda ser profundamente sanada, tiene que rendir su fulgorosa capa de liderazgo, a fin de que Dios pueda obrar. Algo nada fácil. Las consecuencias son dolorosas: situaciones de adulterio, caídas morales escandalosas que causan un profundo dolor al Cuerpo de Cristo.

Algo importante que aporta Peter Scazzero en su libro es el principio de sabernos escuchados apropiadamente, que es el comienzo de una sanidad más profunda. Dice en Santiago 1:19Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse”. ¡Cuánta falta hace eso en nuestras iglesias hoy en día! Lastimosamente, algunas congregaciones que se han pronunciado fuertemente en contra de viejas prácticas  religiosas, han caído también en una nueva religiosidad, asumiendo que porque la gente pasa al frente, “caen”, y/o muestran síntomas de “liberación demoníaca”, ese bagaje del que hablamos, va siendo resuelto de una vez y para siempre. No dudo en lo absoluto del poder de Dios, y estoy seguro que muchas veces Dios ha obrado en esos momentos de ministración, aun en medio de abusos y errores doctrinales, ¿Por qué? porque Dios es un Dios de gracia magnífica. Recordemos los abusos que existían en la iglesia de Corinto, abusos en pecados carnales, en el uso de los dones espirituales, entre otros, y aun así, el Espíritu de Dios se movía en esa congregación. Querer que Dios opere siempre en todas las personas de la misma manera es un error; asumir que gente con severas heridas emocionales son sanados porque fueron empujados en un momento de ministración efervescente, es un grave error que cobra una factura muy alta. Jesucristo mismo, cuando sanaba a los enfermos, lo hacía de formas distintas.

Seguramente sin intención de dañar, se ha enseñado a la gente que Dios suele obrar de ciertas maneras, como si fórmulas o algoritmos, sobre todo ante el afán de algunos pastores y consejeros de detener el sufrimiento de la gente, quizá de despertar su fe. Cuando mucha gente, lo que está necesitando en principio, es ser escuchada por alguien, sentarse frente a un pastor de carácter compasivo para ser confrontados con amor, gracia y verdad, buscando soluciones que involucran decisiones y perseverancia, aconsejados que necesitan ser animados, acompañados en su proceso de sanidad, crecimiento y libertad.

Muchas personas nos preguntan cómo pueden ayudar a personas que están batallando con pecado sexual, y aunque hay muchos recursos y podemos proveer innumerables consejos y recomendaciones, la clave está en el discipulado. En 2017 fui diagnosticado durante 6 meses con colitis nerviosa, y recibí una y otra vez diversos medicamentos para tratarla. No fue sino hasta julio de ese año, que un médico al fin me diagnosticó correctamente: cáncer. Me encontraron un tumor retroperitoneal que había estado creciendo hasta alcanzar unos 8 cm de diámetro. Igualmente nos sucede en nuestras congregaciones. Peter Scazzero menciona cómo casi pierde la vida a causa de un diagnóstico errado, y reconoce cómo él mismo en su labor pastoral, diagnosticó y trató a mucha gente de forma equivocada. Gente que siguió enferma espiritual y emocionalmente, incluso menciona gente que “murió espiritualmente”, en su fallido intento por ayudarles con premura, aplicando alguna de esas fórmulas de consejería que abundan: escuchar brevemente, dar pasajes bíblicos que aparentemente se pueden aplicar al problema, orar y esperar lo mejor.

Amados pastores, líderes y hermanos en general, les animamos para que cada quien haga lo que les corresponde, como miembros del Cuerpo de Cristo; que busquemos la dirección del Espíritu Santo para desarrollar e implementar estrategias para que el liderazgo sea un liderazgo más sano, transparente, y humilde, más íntegro; porque estas características, son las que Cristo anhela en Su Iglesia, y es necesario comenzar desde arriba. Es nuestra oración que Dios le provea los recursos y la dirección necesaria, para lograr iglesias más sanas espiritual, emocional y físicamente; auténticas comunidades restauradoras.

“Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria”. 1 Pedro 5:2-4