Un Dios compasivo: La actitud cristiana ante la tragedia

Por Leo Chain

¿Cuál debiera ser nuestra postura como cristianos ante los recientes acontecimientos trágicos en Orlando? La actitud de Jesucristo, una actitud compasiva, dolor ante la tragedia, tristeza ante la pérdida de vidas humanas; más aún cuando estas personas fueron asesinadas sin motivo alguno y de una forma tan cruel.

 ¿Hace alguna diferencia el hecho de que muchas de las personas acribilladas hayan sido homosexuales? Ninguna.  Eran personas cuyas vidas fueron arrancadas; personas a las que Dios amaba y por las que Cristo murió; personas a las que fuimos llamados como iglesia a ministrar, abrazar y servir.

 Esta masacre fue motivada, entre otras cosas, por el odio, un odio al cual se le facilitó su consumación mediante el acceso a las armas de fuego, y aparentemente también por un vínculo con una organización terrorista islámica radical que promueve crímenes hacia personas que no piensan como ellos, crímenes de intolerancia.

 El nuestro es un Dios de amor, de compasión, tolerante, justo y santo. Es un Dios que se duele de la tragedia. Podemos leer en Ezequiel 18:32 que Él no quiere la muerte del pecador, sino que vuelva sus ojos a Él y encuentre vida.

 En el nuevo testamento encontramos el mismo pensamiento.  En Juan 3:17 la Biblia dice que Dios no envió a Jesucristo al mundo para condenarlo, sino para que el mundo fuera salvo a través de creer en Él, a través de vivir por Él, de tener una nueva vida, una nueva mente y un nuevo corazón, transformado por el Espíritu Santo.

 Los recientes crímenes no son el resultado del pecado de nadie, ni tampoco un juicio de parte de Dios. Es más, la primera vez que la Biblia menciona la palabra juicio es en el contexto de una actitud justa de las personas, con la determinación de guardar las leyes como una forma de vida; la última vez que la Biblia menciona el juicio tiene que ver con la decisión divina de condenar, sentenciar y castigar actos de corrupción, inmoralidad y muerte a causa del odio y de motivos religiosos.

 Lamentamos profundamente lo ocurrido en Orlando; lamentamos también aquellos actos de agresión motivados por la intolerancia, el odio religioso, la lucha por el poder, o por cualquier otro motivo. Lamentamos profundamente que los medios de información no le den la misma importancia y guarden silencio ante los miles de cristianos exterminados. Nos dolemos por los mártires y víctimas en todo el planeta cada día: desde los cristianos perseguidos, las niñas secuestradas en Nigeria por Boko Haram, las víctimas a causa de los conflictos y represión en Oaxaca, los bebés a quienes se le arrebata la oportunidad de vivir, hasta los cristianos asesinados recientemente en Puebla a causa de su fe.

 Oremos que Dios en su misericordia ayude a las familias de las víctimas a encontrar paz y consuelo. Que, en medio de la confusión e impotencia, que, en medio del dolor, de las heridas y los corazones quebrantados, las personas y familias puedan volver sus ojos a Dios y encontrar un refugio en Él.

Oremos que la Iglesia, que cada persona del cuerpo de Cristo combata al mal con el bien, que cada hijo de Dios brille en medio de la oscuridad y tome decisiones y actitudes apropiadas. Orlando está viviendo esta tragedia porque alguien decidió dar cabida al mal y al odio en su corazón y llevarla a su máxima expresión asesinando. Es tiempo de decir No a la maldad, al odio, al pecado que habita en cada uno de nosotros; revisemos nuestro corazón, pidamos a Dios que lo examine y veamos si hay algo oscuro, turbio, intolerante o indigno que debamos confesar, entregar a Dios y cambiar. Oremos que la iglesia de Cristo se levante en una actitud compasiva y amorosa, tal como lo haría Jesús.

Autor imagen: Patxi Velasco Fano http://blogs.21rs.es/kamiano/