Por Leonor M.

Hay una historia muy peculiar:
Una mañana muy fría, un hombre iba de prisa hacia su trabajo. Al doblar una esquina en su carro, vio a un niño que apretaba su nariz contra la vitrina de una panadería. Allí dentro, el panadero amasaba una mezcla fragante para una nueva horneada de pan.
El niño huérfano, hambriento, observaba cada movimiento del panadero. El hombre detuvo su vehículo, descendió y fue hasta donde estaba aquel pequeño.
Hijo, ¿te gustaría comer alguno de esos panes? El niño quedó asombrado.
-¡oh! sí… me gustaría mucho.
Entonces el hombre entró y compró una docena; los puso dentro de una bolsa y  volvió donde estaba el niño afuera, de pie.
-Aquí están -ofreció el hombre, extendiendo la bolsa al niño.
Al irse, sintió que tiraban de su camisa. Miró hacia atrás y oyó cuando el niño le dijo: -¡Señor!… ¿usted es Dios?

Por Bob Davies

Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.
Lucas 2:10-11

Por Sue Bohlin

No existe tal cosa como un dolor sin sentido en la vida de un hijo de Dios. ¡Cómo me ha alentado y fortalecido esto en los valles de sufrimiento y dolor! En este ensayo hablaré sobre el valor del sufrimiento, un elemento desagradable y no negociable de la vida en un mundo caído.

Tocando lo intocable: Una historia sobre SIDA

Era el 25 de marzo de 1986 — un día que nunca olvidaré. Toda Heidelberg, Alemania, estaba cargada de vida aquel día con el fresco resplandor de la primavera.

Por Esly C.

Desde una perspectiva cristiana podemos tratar el tema de la “homosexualidad” desde tres puntos de vista: como posesión demoníaca, como desvío de conducta y como estilo de vida alternativo. En este trabajo estaremos presentando las tres perspectivas en cuanto a su base conceptual, su base bíblica, su pronóstico y resolución, y una breve evaluación de cada postura.

Homosexualidad y posesión demoníaca

Este primer acercamiento percibe la homosexualidad como causado por demonios. Se entiende que los demonios existen todavía y que su existencia es capaz de explicar muchos de los problemas que las personas afrontan.

“Espíritus demoníacos pueden invadir y vivir en los cuerpos humanos… al habitar en la persona, obtienen ventajas sobre la persona… cuando los demonios habitan en el individuo la persona “tiene” o “está con” demonios, o se queda “poseída por demonios” (Hammond & Hammond, 1973).

La expresión “poseída por” demonios parece haber creado mucha confusión a través de los siglos. En el griego antiguo, había la palabra daimonizomai, que significaba “endemoniado” o “tener demonios”, en cuanto que posesión tiene la connotación de propiedad total. Esta diferencia se vuelve significativa cuando a esta enorme polémica se añade el hecho sobre si los cristianos pueden o no tener demonios. Hammond & Hammond, (1973) hacen esta observación para aclarar que si bien los cristianos pueden tener demonios, no pueden ser poseídos por ellos ni ser su propiedad ya que son propiedad de Cristo. Los demonios en un cristiano no serían más que “inquilinos” o invasores que tendrían que ser confrontados y expulsados.

Desde esta perspectiva se cree:

  1. Que hay demonios;
  2. Que pueden invadir a las personas;
  3. Algunas corrientes dentro del cristianismo admiten la posibilidad que también los cristianos podrían tenerlos (aunque no pueden ser poseídos por ellos), mientras otras corrientes no lo admiten ya que el “cuerpo es templo del Espíritu Santo” (1 Cor. 6:19) y no puede haber comunión entre la luz y las tinieblas en un solo cuerpo.

Según Hammond (1973) hay también distintos tipos de demonios. Hace una lista de 53 grupos de demonios (pp. 113-115) que incluyen desde los demonios de amargura, rebelión, envidia, depresión hasta los de impureza sexual (en ellos se incluye la homosexualidad) y la muerte.

Como comentamos más arriba, hay corrientes que perciben que la homosexualidad tiene como causa la presencia de un demonio en el cuerpo de la persona. El demonio de la homosexualidad (o lesbianismo) sería la causa de dicha conducta, por esto la causa sería espiritual y no tendría origen emocional y/o psicológico. También su resolución tendría que tener elementos espirituales.

Esta perspectiva cristiana es muy corriente entre los miembros de iglesias más conservadores, especialmente entre los pentecostales y/o los que abrazan los conceptos de “guerra espiritual”.

Homosexualidad como desvío de conducta

Esta es la perspectiva más defendida por los psicólogos cristianos. Se cree que la homosexualidad es causada por un(os) trauma(s) en la primera infancia que impidieron el desarrollo psicosexual apropiado de la persona. Elizabeth Moberley (1983) en su libro afirma que el individuo sufre de una falta de identificación con del progenitor de mismo sexo y que, al entrar en la pubertad, las necesidades no satisfechas de la primera infancia se erotizan haciendo que la persona busque en las personas de su mismo sexo lo que no encontró en su padre o madre, pero ya con el elemento sexual. Esto explicaría la falta de madurez emocional en muchas personas que sufren de tales dificultades de orientación sexual ya que no desarrollaron un aspecto importante y significativo de su personalidad.

Dentro de este acercamiento la conducta homosexual es percibida como pecado, pero Collins (1980) hace una distinción muy significativa: él diferencia entre la conducta homosexual (donde se practica actos homosexuales) y la orientación homosexual (donde existe una atracción por las personas del mismo sexo, pero no hay la práctica de actos homosexuales; de hecho, hay situaciones donde la persona rechaza tales sentimientos y deseos.)

Collins reconoce que en el primer caso, de la práctica de actos homosexuales, habría una situación de pecado ya que la Biblia condena claramente tal conducta (Génesis 19:1-11; Levítico 18:22; Levítico 20:13; Jueces 19: 22-25: Romanos 1:25-27; 1 Cor. 6:9, 1 Tim. 1:9-10) Hay cinco pasajes bíblicas que tratan de la homosexualidad en un contexto de prostitución masculina: Deuteronomio 23:17; 1 Reyes 14:24; 1 Reyes 15:12; 2 Reyes 23:7).

Por otro lado, Collins afirma que en ningún lugar de la Biblia se condena la orientación homosexual aunque fomentar fantasías y pensamientos homosexuales podrá llevar al individuo al riesgo del pecado de lascivia (de la misma manera que pasa con los heterosexuales). Esta diferencia es muy importante para los que trabajan en consejería con personas que están luchando con dificultades en su orientación sexual porque les ofrece la posibilidad e no caer en la condenación bíblica (al no estar desarrollando una vida sexual activa fuera del matrimonio – cosa condenada también a los heterosexuales). Esto produce un sentimiento de alivio en cuanto al sentimiento de culpa, lo que posibilita que el desarrollo de la psicoterapia o consejería sea fructífero. Así el enfoque de la condenación ya no es sobre la persona (que es más difícil de cambiar) sino sobre sus actos, sobre los cuales sí tiene control.

Collins (1980) también menciona otra diferencia: identifica a homosexuales circunstanciales, aquellos que eligen una conducta homosexual temporal porque parejas sexuales del sexo opuesto no están disponibles (por ejemplo, encarcelados o marineros).

Dentro de esta perspectiva no se puede afirmar que haya una única causa clara para la homosexualidad, pero se descarta la idea popular que tenga causa genética, biológica o congénita (Evans apud Collins, 1980: 319).

Hay varias teorías sobre cómo se desarrolla la homosexualidad. La más aceptable hoy en día por personas que trabajan directamente con aquellas que están saliendo de un estilo de vida homosexual es la que compartimos más arriba: que hubo una falta de identificación con el genitor del mismo sexo, el niño o la niña no desarrolla el rol sexual que le pertenece y al erotizar su conducta con la entrada a la pubertad, se encuentra en una situación donde su sexualidad sufre de un desvío en cuanto al objeto de su deseo. Recomendamos la lectura de los libros señalados en la bibliografía de este artículo.

Collins también apunta otras posibles causas:

  1. Relaciones padres/hijos donde la dinámica familiar es disfuncional;
  2. Relaciones familiares donde existe mucha desconfianza, historias de abuso sexual y/o incesto, vínculos de dominación, etc.
  3. Miedo por experiencias traumáticas con el sexo opuesto (violaciones, incesto, enseñanzas de sospecha en cuanto al sexo opuesto, falta de interacción entre los sexos durante adolescencia, etc.)
  4. Opción consciente por un estilo de vida homosexual, por personas que quieren “estar a la moda”; o que tuvieron una experiencia homosexual que les hace vulnerables al estilo de vida homosexual al pensar que habiendo tenido una experiencia son homosexuales.

Homosexualidad como estilo de vida alternativo

Posiblemente sea una sorpresa para algunos cristianos en América Latina, pero el acercamiento de ser cristiano y homosexual activo es defendido por muchos cristianos, especialmente en los Estados Unidos y Europa. Su defensa es que no hay condenación bíblica para una relación homosexual “monogámica” y duradera dentro el contexto del amor y cuya contra parte sería el matrimonio heterosexual.

Bíblicamente, la defensa depende de las siguientes afirmaciones (y aquí estamos resumiendo la posición de Scanzoni y Mollenkott, 1980):

  1. Referente a la historia de Sodoma y Gomorra, ciudades que fueron destruidas por Dios por sus perversidades (Gen 19), (y que da origen a la palabra sodomía); comentan las autoras que los enfoques de la condenación son:

a). El deseo de practicar actos homosexuales violentos con los huéspedes de Lot; 

b). La falta de hospitalidad con extranjeros.

2. Las condenaciones descritas en Levítico 18:12 forman parte de un Código de Santidad de los israelitas antiguos. Si fuéramos a obedecer todo lo que está allí tendríamos que prohibir a las mujeres que se vistan con ropa de hombre, prohibirles llevar cabello corto, no tener relaciones durante la menstruación, no usar tejidos de hilos mixtos, no comer carne que tenga sangre, etc. Las autoras insisten que tales reglas fueron dadas para mantener al pueblo israelita separado de sus vecinos ya que muchas de las religiones de las naciones vecinas incluían prácticas homosexuales en los ritos de fertilidad. Así el pueblo judío debería evitar todo tipo de idolatría y sus prácticas

3. Las autoras Scanzoni y Mollenkott (1980) hacen una larga exposición sobre el texto de Romanos 1, en cuanto a lo que sería o no natural, el contexto social de la época en que escribe San Pablo, y el uso de algunas palabras en el griego original cuya comprensión, para las autoras, es bastante discutido. Vale volver al texto original de ellas para una mejor comprensión de la defensa de esta posición.

Por otro lado, Scanzoni y Mollenkott insisten en la necesidad de una experiencia de conversión para entrar en el Reino de Dios, pero afirman que tal conversión no borra automáticamente la orientación homosexual ni transforma a la persona en heterosexual por milagro. Todos (homo y heterosexuales) tienen que lidiar con la “naturaleza antigua”.

También citan en su libro muchos estudios que han sido desarrollados por personas que son homosexuales y que no son perturbadas o “neuróticas”. Defienden la posición que la homosexualidad es simplemente una variación sexual, de origen genético y que simplemente no se ha podido confirmarlo todavía. La idea es que los homosexuales sufren lo que sufren porque son discriminados por la sociedad y, en especial, por la Iglesia. La autoras afirman que la Iglesia no debería discriminar contra los homosexuales porque están perpetuando mitos y estereotipos, o que están “levantando falso testimonio contra su prójimo” (Scanzoni y Mollenkott, 1980).

Elegimos el libro de Scanzoni y Mollenkott, “Is the Homosexual My Neighbor? ” para ejemplificar este acercamiento, por no es el único libro que defiende esta posición. Ya existen las Iglesias Comunitarias Metropolitanas que congregan específicamente a homosexuales, afirmando que es necesario que haya un lugar donde tales personas puedan adorar a Dios sin discriminación ya que las Iglesias tradicionales no las aceptan. Defienden que es posible ser cristiano y homosexual, y que no hay necesidad de cambiar de orientación, pero que se debe evitar la promiscuidad y el sexo casual, manteniendo relaciones duraderas, del tipo matrimonio, con una pareja única.

Pronóstico/Tratamiento/Cura/Resolución

Evaluemos los tres acercamientos en cuanto a su aspecto terapéutico o resolución.

  1. La perspectiva de la homosexualidad como posesión demoníaca exige explicaciones y soluciones eclesiásticas. La gran mayoría de las iglesias tienen en sus cánones, rituales que tratan de esto, aunque muchos no estén ya en uso.
    Generalmente, si consideramos la homosexualidad como posesión demoníaca la solución es un exorcismo o “echar el demonio”. Si la causa es considerada espiritual, la cura también tendrá que serlo. Lo delicado es discernir cuando la causa es espiritual o emocional, pero sabemos que si es cuestión espiritual, al echarse el demonio, la cura es instantánea.
    (Queremos constatar que hay un excelente artículo sobre el diagnóstico diferencial entre posesión demoníaca y enfermedad mental que se puede conseguir escribiendo a Eirene Internacional, que ayudará en el discernimiento de tales situaciones.)
  2. En el caso de considerar a la homosexualidad como desvío de conducta, el pronóstico es distinto. Para sorpresa de muchos, el pronóstico para el cambio de orientación sexual es mejor que la recuperación de un alcohólico [ref]Conversación personal con Sy Rogers, ex-presidente de Exodus Internacional, 1989.[/ref]. La literatura psicoanalítica tiene una perspectiva pesimista según Freud, pero hay una nueva corriente (Nicolisi, 1991) que desarrolla activamente “la terapia reparativa del homosexual”.
    Nicolisi hace una observación interesante. De su vasta experiencia trabajando con hombres afirma que hay hombres homosexuales que no son “gay”; son hombres que no están contentos con su orientación y que la quieren cambiar. El entiende que hablar de alguien como “gay” es describir una ideología política, un estilo de vida, y que, por lo tanto, no todos los homosexuales son “gay”.
    Hay muchísimos autores, psicólogos y consejeros que afirman que es posible el cambio hacia la heterosexualidad, y otros que ayudan a la persona hacia una opción sana por el celibato, de la misma manera en que viven muchos heterosexuales. En el caso de ser la homosexualidad de origen emocional/psicológica la cura también tendría que ser psicoterapéutica.
    Hay muchos autores (Collins, 1980; Nicolisi, 1991; Dallas, 1991) que afirman que existe la posibilidad de un cambio (incluyendo autores seculares), y muchos testimonios de personas que han cambiado (Rogers, 1994; Worthen, 1983; Comiskey, 1989; Cook, 1985; Payne, 1981, etc.). Los terapeutas que son cristianos afirman la importancia de la gracia de Dios y el poder del Espíritu Santo en este proceso.
  3. En cuanto a la homosexualidad como estilo de vida alternativo, no hay qué “curar”, ya que sostienen que es imposible cambiar (¿Puede cambiar el etíope su piel o el leopardo sus manchas? Jer. 13:23). ¿Porque no ser cristiano y homosexual? (Berry, 1981; Calrk, 1978; Ellens, 1978). Lo que se quiere decir es que un homosexual que practica una relación de fidelidad mutua con su pareja no está en pecado, y, por lo tanto, no tiene que cambiar. Así que personas que buscan ayuda psicoterapéutica no deben ser animadas a cambiar, sino a ajustarse y a aceptar su condición de variante sexual, y buscar vivir bien con su pareja cuando es el caso.

Análisis Crítica y Evaluación

Hay que hacer algunas observaciones en cuanto a los tres acercamientos aquí presentados.

En cuanto a la cuestión de posesión demoníaca el riesgo más grande es el de las generalizaciones simplistas y reducciones absolutistas. Se empieza a” ver demonios detrás de cada árbol” y todo se explica por demonios. Es importante percibir que somos criaturas complejas y que no hay explicaciones simples para todo. No dudamos que haya casos donde la persona se haya sanado a través de la oración [ref]Feitosa, R. (1979) Coisas da Vida, programa de televisión auspiciado por los Ministerios de Nueva Vida, transmitido en Brasil por la antigua TV Tupi. Disponible en portugués a través de Eirene Internacional. Hay una entrevista con un hermano que se curó de esta manera.[/ref], pero parece ser la excepción y no la regla.

También es importante no atribuir todo a causas externas al punto que la persona se sienta impotente para resolver la situación. Muy pocos cristianos que creen que la homosexualidad es simplemente un demonio, aceptan que pueda haber otras explicaciones para el problema, pero nada impide que una persona que tenga un demonio reciba oración, que se eche el demonio y que la persona siga con síntomas de homosexualidad.

Esto es porque pueden existir dos condiciones a la vez: aunque se echa el demonio, persisten las huellas emocionales del pasado. Es importante tener en cuenta esta realidad, ya que muchos piensan que al volver o seguir con los impulsos y atracciones homosexuales que “no son salvos”, que ” han perdido su salvación” o que la oración no les sirvió para nada. Hay cosas que toman tiempo para sanarse: así es con la homosexualidad. Las personas que siguen con sus dificultades después de haber recibido oración y/o liberación debe considerar la posibilidad de hacer psicoterapia con un psicólogo cristiano a fin de resolver los aspectos emocionales y/o psicológicos.

En cuanto a la tercera posición hay que hacer la observación que muchos de los autores que defienden la postura de ser cristiano y homosexual se encuentran en esta situación. ¿Hasta que punto no buscan justificar su misma condición? Dos preguntas básicas tienen que ser contestadas con honestidad: 1) ¿Las Escrituras condenan (o no) la práctica homosexual? 2) ¿La ciencia podrá comprobar verdaderamente que cambiar la orientación es imposible?

Además de estas preguntas existe el hecho referente al número de parejas homosexuales en una relación de fidelidad mutua de por vida: es ínfimo. Nicolisi (1991) describe un estudio de McWhirter y Mattison (1984 apud Nicolisi) donde buscaron comprobar que homosexuales lograban vivir en relaciones duraderas. Ellos, una pareja homosexual, uno psicólogo y el otro psiquiatra, después de mucha búsqueda encontraron 156 parejas cuyas relaciones de convivencia habían durado entre 1 y 37 años. Dos-tercios de los que contestaron al estudio habían iniciado la relación con la expectativa de fidelidad mutua.

Los resultados demostraron que de los 156 apenas siete habían logrado mantener la fidelidad mutua. De estas siete parejas, ninguna había vivido juntos más de cinco años. “En otras palabras, fueron incapaces de encontrar una pareja homosexual que mantuviesen fidelidad sexual por más de cinco años.” (Nicolisi, 1991:111)

Conclusión

Quisiera compartir un poco de mi experiencia sobre este tema. En todos mi años de práctica psicoterapéutica los únicos que me han buscado con propuesta de cambio de orientación sexual, sin excepción, fueron cristianos. Muchos homosexuales no-cristianos me buscaron también, pero no con esta propuesta de ayuda. Quizás el Espíritu Santo que vive dentro del cristiano hace que busque vivir más de acuerdo con la Palabra de Dios…

He visto cambiar a varias personas, tanto hombres como mujeres, pero les confieso que en general no tuvieron mucha ayuda de la Iglesia. Muchos me buscaron porque temían (con razón) que si el pastor supiera, les echaría de la Iglesia. Buscaban la gracia de Jesús y no la condenación eclesiástica.

En los últimos años he visto que las actitudes de muchos pastores en cuanto a la homosexualidad han empezado a cambiar y también he visto una búsqueda sincera para una mejor comprensión de la situación de estas personas. He visto consejeros cristianos que honestamente quieren entender más, para poder ayudar mejor.

Las personas a las que he tratado tampoco se han sanado de un día al otro. Fueron meses y a veces años de psicoterapia, pero los resultados son muy positivos. Es interesante notar que ellos tenían algunos elementos en común: 1) poseían gran motivación para cambiar, un enorme deseo de dejar atrás su orientación homosexual; 2) tenían un firme compromiso y invertían su tiempo en el proceso de la psicoterapia. No fallaban a las sesiones, luchaban con sus problemas sin pena aún con todo el dolor que muchas veces tenían que enfrentar al recordar el pasado. 3) tenían una vida de oración activa.

En su proceso hubo básicamente dos momentos: el primero fue de tratamiento. Evaluar las experiencias del pasado, muchas veces revivirlas para poder desahogarlas; hacer la quirurgia emocional de abrir heridas infectadas, echar el alcohol del Espíritu Santo y hacer los puntos que ayudarían a cicatrizar las huellas de una forma sana. Había que averiguar las experiencias del pasado, su relación con sus genitores y familiares, ¿qué modelos de conducta fueron incorporados? ¿ qué conductas fueron reforzadas por los padres? Es un trabajo de paciencia. No hay curas mágicas, pero hay sanidad.

El segundo aspecto es el de aprendizaje. Cuando hayamos podido encontrar los “nudos” del pasado y el proceso de cicatrización esté bien instalado, la persona está lista para progresar en su desarrollo psicosexual que estuvo estancado. Hay que “aprender” a ser hombre o mujer, como todos lo han aprendido: viendo a los demás, imitando a modelos sanos, conviviendo con personas que puedan ayudar en esto. Hay que aprender a relacionarse con las personas del mismo sexo a través del vínculo de la amistad, del amor cristiano, y no por el eros como en el pasado. Hay que descubrir el misterio del sexo opuesto. Hay mucho que aprender.

Creo que el psicodrama ha sido muy útil en este proceso al permitir que las personas puedan aprender sus nuevos roles en un ambiente de protección y ayuda. Me acuerdo de casos donde el chico tuvo que aprender a invitar a una chica al cine por primera vez, o una chica que tuvo que aprender a vestirse como mujer y desarrollar su feminidad. J.L. Moreno observó una vez que las personas se enferman en grupo (su familia) y que tienen que sanarse en grupo. He encontrado la verdad de la importancia de la Familia de Cristo en situaciones así.

La psicoterapia de grupo a veces refleja esta realidad. También los hermanos y hermanas en la Iglesia han podido ofrecer su contribución. Me acuerdo de un pastor que se dispuso a ser modelo de hombre para muchos jóvenes que estaban dejando la vida homosexual, y otro que no temía mostrarles afecto, darles abrazos, y ofrecerles amistad como parte del amor sincero de Cristo. Quizás lo que más me conmueve todavía es el pastor que acompañó a un querido hermano que, habiendo dejado la homosexualidad, descubrió que estaba con SIDA. Este pastor le acompañó hasta la puerta del Cielo y no permitió que otra persona, le entregara al Señor cuando El le vino a recoger.

Espero que estas palabras le ayuden a reflexionar con seriedad sobre este tema, pero deseo ardientemente que también les lleve a tener una postura de compasión y rescate hacia las personas que sufren por su orientación sexual. Nadie puede alcanzar la “estatura de la persona perfecta” que es Jesús (Ef. 4:13), sin la gracia de Dios. Todos necesitamos redención.

Bibliografía del texto:

Berry (1982), Clark (1978) Ellens(1978) en el antiguo CAPS Bulletin. Actualmente la Christian Association of Psychological Studies (CAPS) publica el Journal of Psychology and Christianity.

Collins, G. (1980) O Aconselhamento Cristão. Sociedade Religiosas Edições Vida Nova: São Paulo. Capítulo 22. Dirección: Caixa postal 21486; 04698-970 São Paulo, SP, Brasil.

Comiskey, A. (1989) Pursuing Sexual Wholeness: How Jesus Heals the Homosexual. Lake Mary, FL: Creation House.

Cook, C (1985) Homosexuality: An Open Door? Boise, ID: Pacific Press.

Dallas, J. (1991) Desires in Conflict: Answering the Struggle for Sexual Identity. Eugene: Harvest House Publishers. (Eugene, Oregon, 97402)

Hammond y Hammond (1973) Pigs in the Parlor.

Moberley, E. (1983) Homosexuality: A New Christian Ethic, publicado por James Clarke: Cambridge, Inglaterra. Dirección James Clarke & Co. Ltd; 7 All Saints Passage, Cambridge, CB2 3LS, England.

Nicolisi, J. (1991) The Reparative Therapy of the Male Homosexual. Northvale: Jason Aronson, Inc. (Jason Aronson Inc, 230 Livingston St.; Northvale, NJ 07647, USA).

Payne, L. (1981) The Broken Image: Restoring Personal Wholeness through Healing Prayer. Westchester, IL: Crossway Books. Un lindo testimonio de una mujer que dejó el lesbianismo y pasos prácticos de grande ayuda.

Rogers, S. (1994) El Hombre en el Espejo. La Paz: Eirene Internacional. (Casilla 3450, La Paz, Bolivia).

Scanzoni y Mollenkott (1980) Is the Homosexual My Neighbor?

Sall (1975) Faith, Psychology and Christian Maturity. Tiene un capítulo sobre el diagnóstico diferencial entre enfermedad mental y posesión demoníaca que es un verdadero tesoro. Publicado en portugués por Eirene do Brasil, Caixa postal 900; 80001-970 Curitiba, PR, Brasil).

Worthen, F. (1984) Steps Out of Homosexuality. Love in Action.

Información adicional:

En español:

Rogers, S. (1994) El Hombre en el Espejo, publicado por Eirene Internacional. Un testimonio fascinante de un hombre que vivió casi dos años como mujer, preparándose para la operación de cambio de sexo cuando Dios intervino en su vida.

Varios otros materiales también disponibles por Exodus Latinaomérica, www.exoduslatinoamerica.com 1. También saben de ministerios existentes en América Latina.

En portugués:

Carvalho, E. (ed) (1989) Homossexualismo: Abordagens Cristãs, publicado por Eirene do Brasil. Pedidos a Caixa postal 900; 80001-970 Curitiba, PR, Brasil. Contiene muchos artículos sobre el tema.

Dando Inicio a um Ministerio Cristão com Homossexuais, (1989) publicación del Cuerpo de Psicólogos y Psiquitras Cristianos (CPPC) del Brasil, junto con Eirene do Brasil, Caixa postal 900, 80001-970 Curitiba, PR, Brasil.

Ultimato, revista que ha publicado varios artículos sobre este tema. Caixa postal 43; 36570-000 Viçosa, MG, Brasil.

Exodus Internacional Brasil, Caixa postal 222; 36571-000 Viçosa, MG, Brasil

En inglés:

Love in Action, P.O. Box 753307, Memphis, TN 38175-3307, EUA. Tienen un programa residencial de un año.

Regeneration, Box 9830, Baltimore, MD 21284-9830. EUA. Este ministerio vende la gran parte de los libros aquí mencionados en inglés.

(Este texto fue publicado por Eirene Internacional.© Esly Regina Carvalho. Prohibida su reproducción sin permiso escrito de la autora.)

Derechos autorales de traducción en español © 1995 Esly Carvalho. Todos los derechos reservados. Publicado originalmente en portugués 1988.
Spanish translation copyright © 1995 by Esly Carvalho. All rights reserved. Originally published in portuguese in 1988.

Por Kerby Anderson

Cada año, hay vidas de mujeres (y hombres) que son alteradas o destruidas por alguien que abusa de ellas. Las cicatrices emocionales y físicas, así como la destrucción resultante, aparecen claramente en estadísticas sociales y criminales.

Si bien el abuso se denuncia poco, las estadísticas actuales de crímenes al menos comienzan a contar la historia. El Informe Uniforme de Crímenes del FBI indica rutinariamente a la violencia doméstica como la principal causa de lesiones para mujeres de entre 15 y 44 años de edad en Estados Unidos. Estas lesiones superan a las de los accidentes automovilísticos, los ataques callejeros y las violaciones combinadas.

El abuso puede ser manifiesto, flagrante y descarado. Pero puede ser también sutil y artero. Puede hacer explosión o introducirse gradualmente en una relación. Si bien las mujeres son las principales víctimas del abuso, los hombres también pueden serlo.

Uno de los primeros pasos para tratar con el abuso es identificarlo. Esto suele ser difícil porque puede manifestarse de distintas formas. Esta es una breve reseña de los distintos tipos de abuso.

1. Abuso emocional es el uso de estrategias mentales o juegos psicológicos. Esto podría incluir cosas como ira, agresión, humillación, intimidación, asecho, temor, poder y control. El objetivo es causar daño emocional a la otra persona.
2. Abuso físico incluye el uso de partes del cuerpo o armas para amenazar, castigar, dominar, contener, controlar o lesionar a otra persona.
3. Abuso sexual es el uso de acciones sexuales forzosas que pueden dominar, manipular, amenazar, lesionar, corromper o controlar a otra persona.
4. Abuso social involucra otras formas de abuso para dominar, manipular o controlar las relaciones sociales de otra persona.
5. Abuso financiero es el uso de dinero o cuestiones relacionadas con lo financiero para dominar, amenazar o controlar. Esto puede hacerse para dañar a otra persona o sacar provecho financiero de esa persona.
6. Abuso espiritual es el control de los intereses o prácticas religiosas de otra persona. Puede causarse daño espiritual al criticar las convicciones religiosas de una persona o al distorsionarlas con propósitos religiosos.

Si bien el abuso puede asumir diversas formas, suele haber elementos comunes. Por ejemplo, a menudo existe la tendencia de culpar a la víctima del abuso. A una mujer, por ejemplo, tal vez un pastor o un miembro de la iglesia le diga que “se someta” o que “ore más por su matrimonio”. Y, a menudo, las mujeres vuelven a involucrarse en relaciones abusivas, para sorpresa de muchos.

En este artículo intentaremos brindar algunas respuestas y una perspectiva sobre este tema importante. (Quisiera señalar también que ya tenemos artículos en el sitio Web de Probe que tratan con temas como el abuso verbal y el abuso espiritual.)

Tipos de abusadores

Si bien el abuso y la violencia doméstica se encuentran entre los problemas sociales más acuciantes de nuestro tiempo, la mayor parte de la sociedad (incluyendo las iglesias) sigue considerando a esta crisis como un asunto privado. A las mujeres abusadas los pastores y los miembros de la congregación suelen aconsejarles que “oren más” o “intenten ser una mejor esposa”.

El abuso ha sido ignorado no sólo por la iglesia sino a menudo por la profesión médica. En su estudio del abuso, Evan Stark y Ann Flitcraft encontraron que, de un millón de mujeres que solicitaron tratamiento médico por lesiones sufridas de esposos y novios, los médicos identificaron correctamente las lesiones como resultado de golpizas sólo el cuatro por ciento de las veces. [ref]Evan Stark and Ann Flitcraft, “Medical Therapy as Repression: The Case of the Battered Woman,”Health and Medicine, 1982, 29-32.[/ref]

Frecuentemente el abuso infantil y la violencia doméstica van de la mano. Los hombres que abusan de su esposa abusan a menudo también de sus hijos. La investigación demuestra que, en hogares donde ocurre la violencia doméstica, los hijos son abusados en una proporción de 1500 por ciento superior al promedio normal. [ref]Maria Roy, “Children in the Crossfire,” Health Communications, 1988.[/ref]

A menudo este abuso comienza antes que nazca el niño siquiera. Un estudio de 1200 mujeres embarazadas blancas, latinas y afroamericanas encontró que una de cada seis informó que hubo abuso físico durante el embarazo.[ref]Judith McFarlane, “Abuse During Pregnancy: A Cross-Cultural Study of Frequency and Severity of Injuries,” National Coalition Against Domestic Violence Fact Sheet (Denver, 1994).[/ref]

Los investigadores ahora concluyen que hay dos tipos de abusadores. Neil Jacobson y John Gottman lo documentan en su libro When Men Batter Women.[ref]Neil Jacobson and John Gottman, When Men Batter Women: New Insights into Ending Abusive Relationships (New York: Simon & Schuster, 1998).[/ref] Su estudio de más de 200 parejas en relaciones peligrosas ayudó a destruir mitos y arrojó nueva luz sobre las relaciones abusivas.

Ellos describen dos tipos de golpeadores: los “cobras” y los “perros Pit Bull”. Los “cobras” son los más severamente violentos de los dos. Golpean velozmente y ferozmente, manteniendo siempre el control y sintiéndose con derecho a todo lo que desean.

Los “perros Pit Bull” son violentos porque son inseguros. Tienen una mayor probabilidad de perder el control, y dejan que sus emociones se caldeen lentamente hasta que explotan de ira.

Jacobson y Gottman estudiaron intensamente unas 60 de las 200 parejas viendo cintas de video de discusiones no violentas de golpeadores severos con su cónyuge. Para eliminar parte de la subjetividad, monitorearon también los signos vitales (ritmo cardíaco, flujo de sudor) de las parejas.

Encontraron que los “cobras” se asemejan a la serpiente de la que toman su nombre. Permanecen inmóviles y concentrados justo antes de atacar a su víctima. Se vuelven internamente serenos durante el abuso. Mientras que el ritmo cardíaco de los “perros Pit Bull” aumenta durante el abuso, el ritmo cardíaco de los “cobras” llega a disminuir.

Los “perros Pit Bull” son impulsados por una profunda inseguridad y suelen tener una dependencia insalubre de la compañera abusada. Temen perder a su esposa, así que intentan controlarla mediante el abuso físico y emocional.

Los “cobras” a menudo han sido abusados ellos mismos físicamente o sexualmente (frecuentemente en la niñez), y tienden a considerar a la violencia como una parte inevitable de la vida.

Límites

A menudo las víctimas del abuso sienten que merecen el abuso que reciben. Han sido convencidas (por su pareja o tal vez por la sociedad en general) de que el abuso es culpa de ellas. No lo es. Para reforzar esta afirmación, estas son ocho cosas que nadie merece:[ref]Puede encontrarse una lista más detallada en Mary Marecek, Breaking Free from Partner Abuse(Buena Park, Calif: Morning Glory Press, 1999)[/ref]

1. Nadie merece ser empujado, abofeteado, magullado ni pateado. No hay ninguna excusa que justifique este tipo de acciones, sean drogas, alcohol, problemas financieros o problemas familiares.
2. Nadie merece ser abusado verbalmente. Nadie debe ser insultado o tratado a los gritos sin ninguna razón aparente.
3. Nadie merece que le dañen sus posesiones (arrojando platos, desgarrando ropa) o que le destruyan regalos. Estas cosas no se vuelven automáticamente “de él” simplemente porque pagó por ellas de una cuenta corriente conjunta.
4. Nadie merece que interfieran con su posibilidad de ir de un lado a otro. Usted no necesita que le digan cuándo puede y cuándo no puede salir de la casa, ir de compras o ir a la escuela.
5. Nadie merece ser seguido, acosado o espiado. Como adulto, usted tiene derecho a ir donde usted quiera, y pasar el tiempo de la forma que usted escoja.
6. Nadie merece ser ridiculizado, denigrado, menospreciado, ni que se burlen de ella. Esto se aplica tanto en el hogar como en público.
7. Nadie merece ser privado emocionalmente. Todos tienen necesidades emocionales: de amar, de ser amado, de cuidar y ser cuidado, de necesitar de otros y de ser necesitado por otros. Esto involucra más que una sola persona que exige su tiempo y atención.
8. Nadie merece ser aislado. Usted merece tener una comunidad de personas alrededor suyo además de sólo un cónyuge que domina su vida.

Toda persona tiene derechos que deben ser afirmados para impedir que tenga lugar el abuso. Esta es una breve lista de esos derechos:

1. Usted tiene derecho a ser tratado con respeto. Todas las personas son creadas a la imagen de Dios (Génesis 2:26, 27) y tienen valor y dignidad. Usted merece respeto independientemente de su condición económica, raza, religión o sexo.
2. Usted tiene derecho a ser escuchado. Usted tiene ideas y opiniones, y debe tener la libertad de expresarlas.
3. Usted tiene derecho a un sistema de ayuda. Usted no debería tener que depender de una persona en su vida para que satisfaga todas sus necesidades emocionales y que lo separa del resto de la sociedad.
4. Usted tiene derecho a ir de un lado a otro libremente. Usted debe poder tomar decisiones con relación a lo que hace con su tiempo libre.
5. Usted tiene derecho a tener privacidad y espacio propios. Usted no renuncia a esos derechos cuando se casa o cuando comienza a tener hijos.
6. Usted tiene derecho a mantener una identidad separada.

Cada uno de estos derechos es importante para establecer límites en una relación. Estos son los componentes clave para impedir el abuso.

Mitos del abuso

Veamos ahora algunos de los mitos acerca del abuso.[ref]Andrea Lissette and Richard Kraus, Free Yourself from an Abusive Relationship (Alameda, Calif: Hunter House, 2000).[/ref]

Un mito es que las víctimas del abuso vienen de familias de menores ingresos. En realidad, las víctimas de la violencia doméstica vienen de todas las condiciones sociales. La raza, la religión, el trasfondo socioeconómico no son predictores del abuso. Las víctimas del abuso pueden ser personas de buena o mala educación, profesionales o trabajadores comunes.

Un segundo mito es que las víctimas permanecen en relaciones abusivas porque les gusta ser abusadas. Esto no es cierto sencillamente. Muchas han sido condicionadas para aceptar las golpizas porque son culpadas por sus abusadores, pero no les gusta ser golpeadas. Muchas víctimas en realidad “aceptan el abuso como habitual en las relaciones” [ref]Eve Buzawa and Carl Buzawa, Domestic Violence: The Criminal Justice Response (Thousand Oaks, Calif: Sage Publications, 1996).[/ref]

Entonces, ¿por qué no se van las víctimas? La respuesta a esto suele ser bastante compleja. Muchas mujeres creen que no pueden irse porque “él no puede vivir sin mí”. Temen que tendrá una crisis nerviosa, se suicidará o perderá su trabajo.

Tal vez crea que los hijos necesitan un padre, racionalizando que un padre abusador es mejor que no tener ningún padre. Y ella tal vez piense que no podrá mantenerse por su cuenta en el mercado laboral.

Muchas mujeres temen ser muertas si dejan una relación abusiva. Y ese temor puede estar justificado. Los estudios demuestran que las mujeres golpeadas tienen una mayor probabilidad de ser muertas después de dejar una relación abusiva. [ref]Mary Ann Dutton, “The Dynamics of Domestic Violence: Understanding the Response from Battered Women,” The Florida Bar Journal, October 1994.[/ref]

Las víctimas del abuso también se autoconvencen de que las cosas van a mejorar. “La esperanza nunca muere”, y siempre hay esperanza de que, con los cambios adecuados y el trabajo duro, el abuso desaparecerá. Lamentablemente, no lo hace.

Un tercer mito es que la violencia ocurre mayormente entre extraños. En contra de la opinión popular, el mayor riesgo de ataque de una mujer viene de un compañero íntimo. Las estadísticas del Departamento de Justicia indican que las mujeres son atacadas siete veces más frecuentemente por ofensores con quienes tienen una relación íntima que las víctimas masculinas de la violencia. [ref]”Violence Against Women: Estimates from the Redesigned Survey, August 1995,” Report from the U.S. Justice Department (Washington, DC: Bureau of Justice Statistics, 1996).[/ref]

Un cuarto mito es que el abuso no es un problema importante. La violencia doméstica es uno de los principales problemas de salud hoy. Como hemos mencionado, afecta a cada uno de los segmentos socioeconómicos de la sociedad. “Los funcionarios federales estiman que la violencia doméstica cuesta a las empresas estadounidenses 4.000 millones de dólares al año en menor productividad, rotación de personal, ausentismo y el uso excesivo de beneficios médicos”. [ref]Patricia Riddle Gaddis, Battered But Not Broken (Valley Forge, Pa: Judson Press, 1996).[/ref]

Primero, los pastores y miembros de la iglesia deben ser conscientes del alcance del problema. He brindado algunas estadísticas sociales para demostrar cuán extendido está el abuso en nuestra sociedad. No es un problema que podamos ignorar o tratar mediante simples frases hechas.

Segundo, los pastores y consejeros necesitan ayudar a las víctimas del abuso a fijar límites en su vida. Las mujeres golpeadas suelen encontrar que les cuesta decidir cosas porque otro ha estado tomando decisiones por ellas. Muchas mujeres que viven en hogares violentos fueron de la casa de su padre directamente a la casa del abusador. Nunca han tenido demasiada experiencia en hacer sus propias elecciones personales.

Si usted quiere ayudar a una víctima del abuso, debería alentarla a tomar sus propias decisiones. Resista la tentación de rescatarla y asumir el control de su vida. Ella necesita sentir que está facultada para actuar y no sentirse inútil. Al mismo tiempo, usted puede brindar sugerencias sobre cómo encontrar un consejero familiar o una agencia que se ocupa de la violencia doméstica.

Tercero, si usted es un pastor, un consejero o simplemente un amigo compasivo, puede brindar consejos y consolación. Ella necesita oír de usted que no merece ser abusada. Reconozca la seriedad de la situación, y no deje que se autoconvenza de que el abuso desaparecerá.

Cuarto, esté preparado para una intervención en caso de crisis. Puede ser necesaria una rápida acción para protegerla a ella y a sus hijos. Pídale que describa las circunstancias de las últimas dos o tres golpizas. ¿Qué ocurrió antes del ataque (droga, alcohol, discusión)? ¿En qué estado se encuentra la relación de ella en este momento?

Un pastor o consejero que recibe una llamada de crisis sólo tiene unos pocos instantes para discernir el alcance de la amenaza, y deben tomarse acciones adecuadas. ¿Puede llegar ella a un lugar seguro inmediatamente? ¿Tiene usted un lugar para que ella vaya, de ser necesario?

A veces la crisis llega a su oficina o a su hogar. Un pastor, consejero o amigo compasivo tal vez necesite buscar atención médica y un lugar seguro lejos del abusador.

Si la pareja está separada, ella podría ser asechada por su abusador. Ella necesita saber quién puede protegerla y cómo ponerse en contacto con servicios legales.

Quinto, la iglesia debe abordar este importante tema del abuso doméstico. Al hablar del tema, rompemos el silencio que rodea el abuso y lo confrontamos con principios bíblicos. La iglesia debe hacer que los abusadores se hagan cargo de sus acciones. La intervención, la confrontación y el amor firme deben ser las herramientas usadas para combatir el abuso en nuestras comunidades.

Si el golpeador es un miembro de la iglesia, entonces Mateo 18 brinda un modelo para confrontar a los “ofensores” dentro de la iglesia. Gálatas 5:22-25 habla del fruto del Espíritu, que incluye amabilidad, bondad y dominio propio. Estos y muchos otros versículos brindan un modelo para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia (2 Timoteo 3:16). Los cristianos tienen un papel importante en tratar con el abuso dentro de nuestra sociedad.


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Traducción: Alejandro Field

Acerca del autor
Kerby Anderson es el director nacional de Probe Ministries International. Recibió su B.S. de Oregon State University, M.F.S. de Yale University, y M.A. de Georgetown University. Es autor de varios libros, incluyendo Genetic Engineering (Ingeniería genética), Origin Science (La ciencia de los orígenes), Living Ethically in the 90s (Cómo vivir éticamente en la década del 90), Signs of Warning (Señales de advertencia), Signs of Hope (Señales de esperanza), y Moral Dilemmas (Dilemas morales). Director general y colaborador de los libros Marriage, Family and Sexuality y Technology, Spirituality, & Social Trends, de Kregel Publications.
Es un columnista nacionalmente sindicado cuyas editoriales han aparecido en los periódicos Dallas Morning News, Miami Herald, San Jose Mercury, y Houston Post.
Es el anfitrión de “Probe,” y suele servir como anfitrión invitado en el programa radial “Point of View” (Punto de vista – USA Radio Network). Si usted tiene algún comentario o pregunta sobre este artículo, envíelo por favor a espanol@probe.org. Por favor indique a qué artículo se está refiriendo.

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Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz” Colosenses 2:13-14 

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