¿Se puede salvar este matrimonio?

Por Alan Medinger

Cuando era niño, la revista Ladies Home sacaba un artículo mensual “¿Se puede salvar el matrimonio?”  El simple hecho que estuviera mirando esta revista quizá pueda decir algo sobre mi temprana confusión de género. De lo que me acuerdo, los artículos describían algunas horrendas situaciones de las parejas, y luego decía como se habían solucionado o no.

Nos encontramos nosotros mismos haciéndonos esta pregunta en forma regular, debido a que muchos de los hombres con atracción al mismo sexo que han venido a nosotros y como casi todos los hombres con adicciones heterosexuales son casados, trabajar con matrimonios y tratar de ayudar a las esposas es una parte importante de nuestro ministerio. Como ministros siempre trataremos de salvar los matrimonios, pero a menudo necesitamos ayudar a las esposas cuyos esposos están involucrados en pecados sexuales para honestamente evaluar sus situaciones y decidir en forma racional el curso a seguir.

El punto clave, por supuesto, es que cada mujer deberá hacer lo que Dios le pide hacer en su situación. Sin embargo, para la esposa que está atrapada entre querer escapar de una situación terriblemente dolorosa, y al mismo tiempo querer mantener su matrimonio, es más fácil decirlo que hacerlo.

Dios nos hablará en el contexto de la situación que estamos experimentando para entender racionalmente como la situación puede ayudarnos a oír a Dios más claramente. El propósito de este artículo es ayudar a las esposas, especialmente a aquellas en gran tormento emocional a ver su situación más claramente, y desde allí trazar el curso con la ayuda de Dios. Si el artículo pudiera ayudar a algunos esposos a ganar visión sobre lo que sus esposas están pasando y cuáles son sus necesidades, esto sería una ganancia definitiva.

Este artículo está dirigido ciertamente a la esposa de aquellos adictos al sexo, pero también le habla a las esposa de cualquier hombre que está involucrado en repetitivo pecado sexual. La tentación sexual libera químicos en el cerebro, y en algunas personas esto parece afectar el auto-control en forma similar a la primera bebida de un alcohólico. Pero la adicción no es jamás una justificación para pecar, y solamente Dios es suficientemente sabio para juzgar si una persona es realmente impotente o solamente es desenfrenada. Para los propósitos de este artículo, la distinción no es importante. Sin embargo para facilitar la expresión me referiré al “adicto”.

La mayoría de las veces un artículo como este es escrito por una mujer, una esposa. Pensamos que podía ser útil que fuera escrito por un hombre que sin lugar a dudas fue una dicto al sexo, pero un hombre que ha tenido más de 25 años de haber ganado alguna objetividad en el tema. Además, mucho del entendimiento que aquí se refleja proviene de mi esposa Willa, y sus años de trabajar con esposas.

A continuación 12 preguntas que quizá la esposa se haga a medida que considera en oración su situación:

1. ¿Quiere él cambiar? Es una pregunta más difícil de lo que parece a primera vista porque la mayoría de los adictos tanto aman, como odian su adicción. En los 10 años en que actué como homosexual siendo casado, yo odiaba lo que estaba haciendo, pero a la vez no veía como podría vivir sin ello. Las señales positivas importantes aquí serían, (1) él sabe lo que está haciendo, (2) cree que es incorrecto, y (3) está tratando de hacer algún esfuerzo para detenerlo.

2. ¿La ama? Las esposas son muy rápidas en contestar, “Si el verdaderamente me amará, no estaría haciendo estas cosas”. Generalmente esto no es verdad. El uso que él hace de la pornografía, sus encuentros homosexuales anónimos, el uso continuo de prostitutas probablemente no tenga nada que ver con usted. Estas cosas son simplemente manifestaciones de su enfermedad. Busque señales de su amor en otras formas. Busque su amabilidad, su ternura, su consideración y la forma en que cumple con sus otras obligaciones como esposo.

3. ¿Está teniendo sexo con otras personas, o se limita su adicción a la pornografía, la masturbación y demás? Jesús dijo que desear a una mujer es adulterio, así que el pecado de quienes usan la pornografía puede ser tan profundo como el de hombre teniendo relaciones con otra persona. Sin embargo, puede que no vaya tan bajo en la balanza como para caer en engaño y decadencia si aún no ha comenzado a dar rienda suelta a sus fantasías. Si está relacionándose con otras personas, para su propia protección de enfermedades, usted debería evitar tener sexo con él. Por supuesto, esto puede generar mayor presión dentro del matrimonio.

4. ¿Su actuar con otros es puramente sexual y no se relaciona con ellos? La mayoría de mis encuentros homosexuales fueron anónimos, pero estuve con un hombre varias veces y empecé a desarrollar sentimientos hacia él. Aunque yo no era en esa época cristiano y poco entendía de lo que estaba viviendo, de alguna forma por medio de la Gracia de Dios, yo sabía que esto sería mucho más profundo y una traición mortal hacia Willa y terminé la relación. Si un esposo da su corazón así como su cuerpo a otra persona la situación es peor.

5. ¿Está haciendo algo para cambiar? ¿Está viendo a un consejero o asistiendo a un grupo de apoyo? ¿Lee libros sobre adicción sexual? Quizá no haya logrado algún progreso, pero la continuidad que muestra en esfuerzos visibles para cambiar, pueden mostrar donde está su corazón.

6. ¿Es honesto con usted? Este es un punto críticoDesafortunadamente la mayoría de los hombres que caen en pecados sexuales en forma habitual no son honestos con sus esposas. El miedo y la vergüenza bloquean la honestidad. Si existe una batalla de poder en el matrimonio, el tendrá temor que ella use el conocimiento de sus debilidades como un arma contra su cabeza. Pero independientemente de esto, la esposa tiene el derecho de exigir que su esposo sea honesto. Ella no tiene de que aferrarse si él no es honesto. Esto no quiere decir que ella tiene que ser su socia responsable o que ella necesite conocer todos los detalles desagradables de sus pecados, pero ella si necesita conocer donde se encuentra él en sus luchas. El matrimonio no puede reconstruirse a menos que él sea honesto.

7. ¿Dónde se encuentra él espiritualmente? Si se ha apartado de Dios y de la iglesia a causa de su culpabilidad y vergüenza, no hay mucha esperanza para el matrimonio. Él mismo se ha separado de la fuente de la Gracia, y el verdadero cambio es poco probable hasta que haya una renovación espiritual.

8. ¿Cumple con sus otras obligaciones como marido y como padre? Si lo hace, mucho de su vida está bien y sus valores son correctos y esto trae esperanza. Más aún, usted podrá vivir en mejor forma con este problema mientras se soluciona. Si su vida toda está fuera de control, o si es tan narcisista que no puede ver sus necesidades o las de los hijos, muchas otras cosas tienen que pasar más que ganar el control sobre su sexualidad. De hecho, la mayoría de las personas necesitan entender las bases de la vida—mantener un trabajo, actuar responsablemente, superar otras adicciones—antes de estar listos para enfrentar sus batallas sexuales.

9. ¿Son satisfactorias las relaciones sexuales dentro de su matrimonio? Muchos hombres con adicciones sexuales tienen dificultad con la intimidad. La pornografía y la masturbación pueden insensibilizar a un hombre e impedirle tener una verdadera relación sexual amorosa.

10. ¿Tiene usted problemas que deban ser resueltos? Nada de lo que usted haga puede ser una justificación del pecado de sexualidad de su esposo, pero los matrimonios pocas veces están en problemas únicamente por los problemas de una persona. Sin embargo, encontramos que con la dimensión del problema sexual del esposo, muchas mujeres sienten que si sus problemas sexuales son solucionados, todo quedará arreglado. Muy pocas veces es así. Una razón por la cual no es de esta manera, es que las mujeres que sin saberlo se casan con homosexuales o con hombres adictos sexualmente, sienten atracción hacia ellos, por alguna debilidad o problema en ellas mismas. Una mujer que tiene temor de una fuerte sexualidad masculina, puede sentir atracción hacia la “gentileza” de un hombre homosexual. Una mujer que tiene dificultad en relacionarse con alguien, a menos que ella lo pueda cuidar, la codependencia, se sentirá atraída hacia un hombre con problemas, como en el caso del hombre adicto al sexo.

11. ¿Qué otros problemas hay en el matrimonio? Esto es similar al Nº 10. Con gran certeza su problema sexual no es el único problema en el matrimonio. ¿Cuáles son los otros problemas? ¿Necesita ayuda para resolverlos? ¿Está él dispuesto a ir a un consejero? Mientras que otras barreras caen, a medida que el perdón y la Gracia actúan en su matrimonio, mientras que él verdaderamente llega a amarla, la sanidad comienza a tomar lugar en él.

12. ¿Después de considerarlo todo, son la separación y el divorcio una opción mejor que el permanecer juntos y vivir con el problema? No es incorrecto considerar cosas prácticas dentro de sus opciones. ¿La llevará el divorcio a la pobreza? ¿Qué pasará con los hijos? El que usted tenga fundamentos bíblicos respecto a la separación y el divorcio no significa que usted tenga que separarse o divorciarse—o que Dios quiere que usted lo haga. Quizá lo único que requiere es carecer de todo excepto su confianza en que Dios le solucionará todas las cosas.

El propósito de todas estas preguntas no es el darle un medio de medir su matrimonio—siete positivas usted se queda, seis y usted se retira—sino el de ayudarla a aclarar algunos de los pensamientos y temores que aparecen en su mente cuando considera la situación. Le puede ayudar el hecho de escribir las respuestas, de tal forma que pueda poner a descansar algunos de los otros temas. Entonces, con todo esto y con el consejo de su pastor y de otras personas piadosas en su vida, ore con todo su corazón. Mi esposa sugiere el irse sola un fin de semana a orar en paz y en aislamiento. Allí, puede ser que oiga la voz de Dios decirle, si el matrimonio puede salvarse o no. La respuesta puede no ser la que usted espera.

Ahora, una palabra a los esposos. Algunas veces, después de una caída sexual la esposa exige que el esposo le prometa que jamás volverá a hacerlo. De repente usted se lo ha prometido a usted mismo muchas veces y ha fallado, de tal forma que sabe que no puede prometerle eso a ella. Pero fíjese en estas preguntas y encontrará algunas cosas que usted si puede hacer. Puede tratar de amarla con todo su corazón. Puede ser honesto con ella. Puede cumplir con todas sus otras obligaciones como esposo y como padre. Puede asistir a su grupo de apoyo con su socio responsable o con su consejero. Puede buscar a Dios con todo su corazón. El simple hecho de hacer estas cosas puede que no sea todo lo que su esposa necesita para cumplir los deseos de su matrimonio, pero le pueden dar esperanza a ella, y puede ser que eso sea todo lo que usted tenga para darle en este momento.

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