Cómo manifestar a nuestro hijos nuestra arrepentimiento

Por Dan Hitz -Restoration Ministries

En esta serie hemos visto como construir una relación con nuestros hijos y cómo corregirlos de una manera redentora, que verdaderamente les fortalezca y les dé poder para tomar mejores decisiones. En este artículo vamos a ver la forma de arrepentirnos ante nuestros hijos por los errores que hemos cometido, y cómo mejorar nuestra relación rota con ellos.

Algunos de los pensamientos en este artículo provienen de una enseñanza sobre el arrepentimiento que escuché hace muchos años por Jack Frost de Shiloh Place Ministries. Otros han sido cosas que he aprendido a través de los años como padre que ha cometido muchos errores. Lo más importante en todo el proceso son la honestidad, la humildad y la disposición a admitir cuando nos equivocamos.

Todos nosotros como padres hemos cometido errores. Algunos de nosotros hemos cometido ciertos errores básicos que se pueden corregir simplemente diciendo que actuamos mal y que lamentamos lo que hicimos. Pero ¿qué acerca de quienes hemos cometido errores enormes que han dejado heridas abiertas en el corazón de nuestros hijos? Las heridas del abuso físico o emocional, o las heridas provenientes de la ruptura de una familia por el adulterio y el divorcio no pueden ser aliviadas con un simple “lo siento”. En estos casos, el proceso es mucho más complicado y lleva mucho más tiempo. Los errores cometidos durante el desarrollo del niño también pueden requerir mucho más tiempo y esfuerzo que descuidos simples.

Cuando usted se da cuenta de que ha herido profundamente a su hijo o hija, el primer paso es orar por revelación de las cosas específicas que el Espíritu Santo quiere que se arrepienta. Cuando queremos restaurar una relación, es fácil decir un montón de cosas en una solo disculpa. Incluyendo todo lo que pensamos que puede ser importante para nosotros, pero es posible que se pase por alto las heridas más profundas en los corazones de nuestros hijos y de hecho estar siendo motivados por el  deseo egoísta de aliviar nuestra propia culpa. En lugar de una simple disculpa superficial, tome algo de tiempo para pedir al Señor que le muestre algunas maneras específicas en que ha herido a sus hijos. Más importante aún, pida revelación para que más allá de las acciones concretas pueda ver los problemas más profundos del corazón. Superficialmente, un padre que ha avergonzado a su hijo creativo porque le gusta cantar y bailar mientras que no es bueno para practicar deportes, tendrá que arrepentirse por cualquier palabra degradante que le haya dicho; pero en un nivel más profundo, también tendrá que arrepentirse por no tomarse el tiempo para entender su corazón y valorar los dones que el Señor le dio a su hijo para expresarse. A medida que pase algún tiempo en oración, el Señor puede ayudarle a ver qué temas son importantes para su hijo que pudieran parecer insignificantes o pasar desapercibidos para usted. También Dios puede ayudarle a entender el impacto más profundo de sus acciones en el corazón de su hijo.

Después de que elabore una lista de ofensas específicas, pase algún tiempo en oración pidiendo al Señor que prepare su corazón para arrepentirse, y que el corazón de su hijo o hija esté abierto para escuchar su arrepentimiento. La última cosa que usted desearía es que su hijo perciba su conversación con él como: “es que sólo quería pedirme disculpas para sentirse mejor con él mismo”. Es por eso que usted necesita pasar tiempo en oración. Es necesario que comprenda realmente cómo sus ofensas hirieron a su hijo y que asuma sus propios errores sin excusas. Los corazones heridos a menudo se protegen encerrándose en muros impenetrables. Se requiere un toque del Espíritu Santo para ablandar el corazón de su hijo y que sea capaz de sentirse cómodo para  abrirse, para escucharlo y confiar en lo que usted le está diciendo. No demande perdón inmediato o vulnerabilidad, especialmente si en el pasado demostró con sus acciones que no era una persona segura. La confianza no se puede exigir, se debe ganar. Si ha herido a su hijo con un comportamiento repetitivo, tomará algún tiempo que reconozca que usted verdaderamente ha cambiado y que es una persona segura. Pasar tiempo en oración antes de conversar con su hijo permite que el Señor prepare los corazones de todos los involucrados y hace el proceso mucho más fácil.

Cuando usted hable con su hijo o hija, claramente mencione cada ofensa de la que se está arrepintiendo sin anteponer ninguna excusa. Refuerce que su hijo no merecía lo que le pasó, y déjele saber lo arrepentido que se encuentra. Resista la tentación de ofrecer disculpas al estilo: “siento mucho que yo _________, pero es que tú ________”. No se trata de lo que su hijo hizo mal que dio lugar a que usted reaccionara con la dureza que lo hizo. Se trata de su respuesta áspera hacia él. También es importante resistir la tentación de pedirle en este momento a su hijo que le perdone. Ello pondría en la espalda de él la responsabilidad de responder de la manera correcta a su arrepentimiento, en lugar de darle la oportunidad de escuchar la intención de su corazón. Otro día puede pedirle a su hijo que lo perdone, pero deje que su conversación inicial sea únicamente sobre la responsabilidad que usted está asumiendo por su mal actuar hacia él, y  que sepa cuánto lo lamenta. Si su hijo responde con un: “está bien, papá”, dígale que lo que usted hizo en realidad no estuvo bien y que él no merecía haber recibido su mala reacción.

Pregúntele a su hijo o hija si hay algo que usted ha hecho que le ha ofendido y que usted no ha hablado todavía sobre ello. Esta es otra área en la que la preparación a través de la oración es importante. Si su hijo le explica algo de lo que no era consciente resista la tentación de ponerse a la defensiva. Si necesita tiempo para procesar lo que su hijo le ha compartido antes de poder responder, con calma dígale que necesita tiempo y que se compromete a reanudar la conversación después de haberlo procesado y orado (asegúrese de que usted verdaderamente reanudará la conversación en un momento posterior). Lo más importante en este momento es escuchar el corazón de su hijo y dejarle saber que le escuchó y que tendrá en cuenta lo que él le ha comentado. Si después de un tiempo de reflexión, realmente no puede acomodar los pensamientos de su hijo con los suyos, habiendo orado previamente, explíquele lo que hay en su corazón y pida que ambos puedan comprender el corazón del otro y simplemente estar de acuerdo en que no están de acuerdo.

Dé tiempo para que el Espíritu Santo obre en el corazón de su hijo. Él puede tener una amplia gama de reacciones hacia su arrepentimiento, desde amor, perdón y aceptación; hasta ira y rabia. A veces la gente no comprende el “enójate pero no peques” hacia aquellos que los han herido, y su hijo puede considerar su disculpa como una señal de que ahora puede estar enojado con usted. También puede probarle para comprobar si realmente está dispuesto a trabajar en sus propios asuntos. Si esto sucede y usted comienza a reaccionar mal hacia su hijo; deténgase, reconozca su mala reacción, y ofrézcale disculpas. Permita que el Espíritu Santo cambie su relación. Esto puede tomar tiempo.

Algunas heridas y relaciones pueden requerir ayuda profesional para lograr una verdadera sanidad. Si usted se encuentra en esta situación, busque la ayuda de un terapeuta cristiano o de un pastor. Los demás pueden negarse a escuchar nuestras disculpas. No podemos obligar a la gente a que nos perdone, ni podemos demandar que se restauren las relaciones rotas. Lo mejor que podemos hacer es ofrecer nuestras más sinceras disculpas y reconocer que nuestros pecados han sido colocados en la cruz de Jesucristo. Entonces podemos caminar en el perdón eterno que sólo Él puede ofrecer, independientemente de la respuesta de los demás.

Reconciliation Ministries 2015

Traducción: Leonor M.