Testimonio: Shirley Baskett

Excavé con la pala en la tierra seca de verano y saqué otro terrón cubierto de maleza en el patio trasero. Esa era la única manera en que podía mantener la cordura. Pensé en Adán escondiéndose en el jardín del Edén y hundí la pala otra vez en el suelo duro.

Unos pocos días antes me había graduado del Colegio Bíblico y ahora me encontraba en la casa de mis padres. No había manera de que yo hablara con alguien de lo que había pasado en mi graduación esa noche. No hubiera podido explicármelo ni a mí misma.

Todavía soy joven pensé, más de un hombre me había roto el corazón y estaba consciente que formar una buena relación con un hombre era difícil para mí. Cuando me encontré a mi misma enamorándome de una mujer, sabía que estaba en conflicto con mi fe, pero pensé que era simplemente mi fantasía, me entretuve con mis pensamientos, nunca creí que pudiera pasar.

En la noche de mi graduación la conexión fue eléctrica y tuvimos un sentimiento vertiginoso de culpa y obsesión. Como cristianas sabíamos que esto nunca debió haber comenzado y el temor a Dios junto con el desaliento era un tormento pero estar separadas era peor.

Permanecí en la casa de mis padres por un año, Auckland y ella se quedaron en la Isla del Sur. Teníamos la esperanza de regresar el tiempo y que nuestras vidas volvieran al buen camino. Bueno, lo hice. Mientras ella, sin yo saberlo se fue directamente a empezar una nueva relación con otra mujer. Durante ese año parecía que mis oración solo golpeaban el techo.

Para enfrentarlo, empecé a beber y a fumar, y me justifique como una creyente liberal. Salía con personas que estaban al margen de la iglesia, era crítica con aquellas que consideraba demasiado “rectos”. Culpé de mi conflicto al legalismo y al pensamiento estrecho de la iglesia.

Cuando mi amiga vino a la ciudad al final del año y quería estar conmigo, yo ya estaba cansada de pelear con mi corazón y estaba de regreso de alguna forma al cielo. Ahora yo sabía que Dios me hizo de la manera que yo era. ¿Seguramente había habido algún tipo de error y yo era un hombre atrapado en el cuerpo de una mujer? Yo estaba bien consciente que me estaba alejando de Dios y durante los siguientes meses recuerdo claramente haber perdido mi alegría cuando mi risa sonaba hueca.

Una vez que yo puse mis pies en el camino elegido, mi amante me dejó por otra persona. Estaba más destrozada que nunca. Esta vez yo había vendido mi alma y renunciado a mi fe por esta mujer. Sin embargo, por ahora ya estaba convencida que había nacido homosexual y que nada podría cambiarme. La única esperanza era encontrar otra alma gemela.

Me encontré a la deriva en la “escena”, primero en los bares y luego en el “club de mujeres”. Terminé en una ciudad como ratonera áspera, ruidosa y pendenciera. Luego me fui a Sydney, Australia con mi amante en turno. Rápidamente me estaba convirtiendo en alcohólica, en Sydney era raro que no fumara algún tipo de droga. Mi pareja y yo nos quedamos con un grupo de bisexuales prostitutas que estaban usando heroína. Aquí ellas eran menos posesivas y se metían menos en peleas físicas. Pero la vida nocturna era más siniestra y rápida.

Cuando mi relación terminó después de dos años, me di cuenta que tenía poca habilidad y deje de creer y amar, y decidí disfrutar todas las relaciones casuales que pudiera conquistar. Yo no entendía a las muchachas bi-sexuales, yo prefería las mujeres. El pensar de una relación con un hombre era repulsivo para mí.

Tuve que regresar a Nueva Zelanda para cambiar algo de mi propiedad. Luego conseguí un trabajo que había deseado pero estaba detenido. Traté de asentarme de nuevo en mi antigua escena. Ahora viviendo con mis nuevas filosofías, también era feliz yendo de una persona a otra o varias al mismo tiempo si lo podía hacer.

En este punto yo creía que por fin había derrotado al Diablo en su propio juego. Descubrí que si solo murmuraba que trataría de volver a Dios, yo podría tener a la persona que yo deseara. Yo hice esto deliberadamente y sin la verdadera intención de que pudiera volver a Dios y tenía a la muchacha que yo le había insistido por muchos años. Pero era una victoria vacía porque ahora no le podía confiar mi corazón a ella.

Mi vida se estaba volviendo vacía aun cuando yo encontraba a alguien que realmente le importaba. Era incapaz de devolver el favor. Yo era una mujer muerta caminando. Decidí que debería terminar el cuadro y acabar con esta cáscara vacía de mi cuerpo. No estaba deprimida, solo pensaba en este punto terminar con mi existencia. Después de todo, ya estaba al final de mis 20’s y podía ver mi vejez como un futuro solitario.

Oré muchas veces pero el techo de concreto estaba siempre ahí. Traté de nuevo. Oré:

“Dios, no sé siquiera si tú estas ahí, pero si lo estás, y si yo puedo regresar a ti por favor muéstramelo. No espero una luz de neón pero por favor muéstramelo”.

Esa noche yo tuve una visita. Yo vivía sola en un piso interior en la ciudad. Ahí en el escalón de la entrada estaba un muchacho alto y delgado de nombre Geoff que había conocido en mis tempranos días de cristiana. Estaba un poco perpleja de ver como él había venido a visitarme, hacía mucho que no me había tocado ver cristianos aparte de mi hermana oradora.

El me explicó que mi mamá y hermana, después de ocho años y medio, telefonearon a la iglesia de la ciudad para que enviaran a alguien a verme. La iglesia era grande con aproximadamente 2,000 personas y la llamada podría haber sido ignorada, pero el pastor a quien le tocó la petición se había convertido a través de mi hermana. El delegó la solicitud y recayó en alguien que me conocía, Geoff.

Geoff sabía cómo había sido mi vida y oró antes de venir a verme. Pasaron tres semanas para que él se sintiera confiado de irme a ver. Fue justo en el día que yo había orado por mi señal. Sabía que si Dios estaba tratando de llegar a mí, entonces yo podría hacerlo.Decidí esa noche, sabía que tenía una última oportunidad para regresar a Jesús y la tomé firmemente.

Ese viernes fui al bar gay donde solía beber, que esa noche estaba cerrando.  Nunca tuve que saber a dónde irían mis amigos después de esto y por lo tanto, tener la tentación de beber con ellos. Antes de que cerraran había ordenado algunas  rondas de cerveza y fui a despedirme de cada uno de ellos.

“¿A dónde vas?”

Todos querían saber.

“Regreso con Dios”.

Era todo lo que les podía decir.

“Tu volverás. Nadie se sale así como así”,

decían con desprecio.

El domingo fui a la iglesia con Geoff y su familia. Aprendí mucho en los días siguientes pero nunca volví atrás desde ese día. Era extremadamente difícil, pero no imposible.

Por un tiempo Dios me permitió pensar que era una lesbiana en celibato. No pensé siquiera verme a mí misma como heterosexual. Un día mientras iba manejando le silbé a una hermosa muchacha. Inmediatamente me di cuenta que había una presencia en el carro. Jesús estaba en el asiento del pasajero. No había condenación, solo una fuerte revelación de mi disparate. La etiqueta de homosexual célibe se cayó de mí como una piedra. Yo era como Dios me había hecho, una mujer. Y Jesús vino a ser el íntimo amor que yo había buscado toda mi vida. Dios me convenció de que “Él es mi amado y yo soy suya” nadie me ha amado como Él lo ha hecho.

Cuando encontré mi paz con Dios y regrese siguiéndolo con todo mi corazón, no me hacía ilusiones con volver a mi antiguo estilo de vida. Mi experiencia con Jesús era tal que no tenía dudas de que los dos estilos de vida eran incompatibles como la mermelada y el ajo, o como las cebollas en escabeche y el helado.

Dios me llevó hasta el punto de casarme con un hombre maravilloso. El me dejó muy claro que Pete iba ser el compañero de mi vida. En mis lecturas de la Biblia me di cuenta que el amor era más acerca de ceder nuestros derechos y morir al egoísmo, ya sea en el matrimonio, la amistad o la familia. He estado casada durante veintiséis años. Nuestro matrimonio se ha fortalecido y madurado, y nuestro amor ha crecido y convertido en una unión firme.

Dios también me llamó a trabajar como una predicadora ambulante y como Pastora ordenada. Tenía un largo camino por recorrer, desde donde había estado viviendo en desobediencia, ignorancia y orgullo, hasta donde Dios quería que estuviera.

Quizás has tenido tantos fracasos que no te atreves a pensar que puedes caminar con libertad. Si yo he podido ser una corredora que va a la cabeza y tú quieres correr conmigo, siguiendo a Jesús no importa a qué precio, puedes unirte a un ejército de vencedores.

La historia de Shirley está escrita en el libro The Woman Who Outran The Devil (La mujer que derrotó al diablo).

Shirley Baskett es pastora ordenada, actualmente es directora del ministerio Renew en Melbourne, Australia. Es directora de Exodus Asia Pacífico que reúne diversos ministerios en Nueva Zelanda y Australia que ayudan a personas con quebranto sexual, además de colaborar con otros ministerios en países asiáticos. 

Traducción: Rosana López.

Por Rusty Wright

¡Oigan, chicos! ¿Quieren leer un material realmente genial sobre el amor y el sexo que tal vez nunca escuchen de sus padres? ¡Presten atención! (Pero… traten de no escuchar durante los próximos segundos) ¡Oigan, padres! ¿Quieren saber cómo hablar a sus hijos sobre el sexo de una forma que entiendan y con la que se sientan identificados? Sigan leyendo {1}

Está bien, chicos. Pueden volver a escuchar.

“¿Cómo puedo tener una vida amorosa satisfactoria? ¿Cómo puedo sacar lo máximo del sexo?”. Los estudiantes universitarios de todo el mundo hacen estas preguntas. Al hablar en sus universidades, he intentado ofrecer algunos principios prácticos, porque creo que tanto el placer como la satisfacción emocional son aspectos importantes del sexo. Estos principios tienen que ver con los adolescentes también. Adolescentes de todas las edades.

El sexo ocupa nuestras mentes frecuentemente. Según dos psicólogos de la Universidad de Vermont y la Universidad de South Carolina, el 95% de las personas piensa en el sexo al menos una vez por día. {2} Usted podría preguntarse: “¿Quiere decir que el 5% no lo hace?”.

¿Por qué existe el sexo? Uno de los principales propósitos del sexo es elplacer. Un sabio llamado Salomón escribió, con terminología “para ver acompañado con los padres”, lo siguiente:

15 bebe el agua de tu propio pozo, comparte tu amor sólo con tu esposa. 16 ¿Para qué derramar por las calles el agua de tus manantiales     teniendo sexo con cualquiera? 17 deben reservarla sólo para los dos; jamás la compartan con desconocidos.

18 que tu esposa sea una fuente de bendición para ti.     Alégrate con la esposa de tu juventud. 19 es una cierva amorosa, una gacela llena de gracia.     Que sus pechos te satisfagan siempre.     Que siempre seas cautivado por su amor. {3}

El antiguo soneto de amor de Salomón, el “Cantar de los Cantares”, es uno de los mejores manuales sobre sexo escritos jamás. Detalla la belleza de la relación sexual y es una descripción sumamente franca de la intimidad sexual marital. Tal vez quieras leerlo. ¿Te sorprende saber que está en tu Biblia?

Otro propósito del sexo es desarrollar una totalidad o unidad. Mil quinientos años antes de Cristo, Moisés, el gran libertador israelita, escribió: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”. {4} Cuando dos personas se unen sexualmente, se vuelven “una sola carne”.

Un tercer propósito del sexo es la procreación. ¡Por supuesto!, sin ella no estarías aquí. Aprendemos esto en el primer año de biología, ¿no es cierto?

De acuerdo, así que el sexo es para el placer, la unidad y la procreación. Pero ¿cómo pueden las personas obtener lo máximo del amor y el sexo?

Cómo tener una vida amorosa más satisfactoria

Una forma de no tener una vida amorosa satisfactoria es concentrarse exclusivamente en la técnica sexual. Ciertamente no hay nada de malo en aprender las técnicas sexuales, pero las técnicas por sí solas no son la respuesta.

Las cualidades que contribuyen a una vida sexual exitosa son las mismas que contribuyen a una relación interpersonal exitosa. Cualidades como el amor, el compromiso y la comunicación.

Piensa en el amor. Como señala el popular conferencista y autor Josh McDowell, esas románticas palabras: “Te amo”, pueden ser interpretadas de diferentes formas. Un significado es: “Te amo si: si sales conmigo… si estás de buen humor… si te acuestas conmigo”. Otro significado es: “Te amo porque: eres atractivo/a.… fuerte… inteligente”. Ambos tipos de amor deben ser ganados.

El mejor tipo de amor es incondicional. Dice: “Te amo, punto. Te amo aun cuando aparezca alguien mejor parecido/a, aun cuando cambies, aun cuando tengas mal aliento por la mañana. Pongo tus necesidades por sobre mis propias necesidades”. Una joven pareja comprometida tenía la popularidad, inteligencia, buena apariencia y éxito atlético que parecían augurar un brillante futuro. Entonces la mujer sufrió un accidente que la dejó paralizada de por vida. Su prometido la dejó.

Entonces, ¿era su amor por ella “amor, y punto”? ¿O era amor “si”, o amor “porque”? El amor incondicional (o “menos condicional”, porque ninguno de nosotros es perfecto) es indispensable para una relación duradera.

El escenario apto para que se dé el amor incondicional, con el cariño y aceptación, que se requiere para obtener la plenitud en una relación sexual, en forma incuestionable es ¡el matrimonio! El sexo, visto de esta forma, se convierte, en una expresión significativa del amor mutuo, y no sólo en una actividad centrada en uno mismo.

El compromiso es, también, importante para una fuerte relación y el sexo satisfactorio. Sin el compromiso mutuo, ninguno de los involucrados podrá tener la confianza máxima de que la relación es segura.

La buena comunicación es esencial. Si surge un problema, las parejas necesitan hablarlo y perdonarse, antes que “cocerse en su propia salsa”. En palabras de un profesor de sociología, “la estimulación previa sexual involucra una relación de 24 horas”. {5}

Entonces, te preguntarás: “¿Y qué de la actividad sexual antes del matrimonio?”. Hablaremos más sobre ese tema a continuación.

¿Por qué esperar?

Después que hablé en una clase de sexualidad humana en la Universidad Estatal de Arizona, un estudiante dijo: “Usted está hablando del sexo dentro del matrimonio. ¿Y el sexo prematrimonial?”. Tenía razón. Yo estaba diciendo que la relación sexual había sido ideada para funcionar mejor en un matrimonio feliz, y recomendaba esperar hasta el matrimonio antes de experimentar el sexo.

Este punto de vista es, por supuesto, muy polémico. Tal vez estés de acuerdo conmigo, o podrías pensar que soy de otro planeta, y respeto tu derecho a sentir de esa forma.

Esta es la razón por la que yo esperé. Yo lo hice, en primer lugar, por una razón moral: Dios en la Biblia claramente dice que esperemos. {6} Algunos piensan que Dios quiere hacerlas infelices, pero la realidad es que Él nos ama y quiere lo mejor para nosotros.

Además, hay razones prácticas para esperar.

El sexo prematrimonial puede atentar contra una fuerte relación y una vida amorosa gratificante. Demasiado a menudo, es meramente una experiencia auto gratificante. Luego de un encuentro sexual íntimo, un integrante de la pareja podría estar diciendo: “Te amo”, mientras el otro piensa: “Lo amo” (al sexo, no a la persona).

Con mucha frecuencia, al sexo prematrimonial le falta un compromiso total y permanente. Esto puede crear inseguridad. Por ejemplo, mientras la pareja no está casada, persiste el pensamiento recurrente: “Si él/ella ha dormido conmigo, ¿con quién más podría haberse acostado?”. Luego de casarse, piensan: “Si estuvo dispuesto/a a romper una norma moral conmigo antes de estar casados, ¿lo hará con otra persona después de casados?”. La duda puede minar su relación.

El sexo prematrimonial puede inhibir la comunicación también. Cada uno podría preguntarse: “¿Cómo me comparo con los demás amantes de mi pareja? ¿Les dirá a ellos/ellas cómo soy en la cama?”. Cada uno puede volverse menos abierto; la comunicación puede deteriorarse, así como la relación. El sexo prematrimonial puede reducir las posibilidades de que las personas experimenten unidad y placer. El sexo prematrimonial puede introducir factores que son difíciles de vencer. Una joven mujer que acababa de casarse me habló de su perspectiva luego de una conferencia en una universidad en Sydney, Australia. Dijo: “Realmente me gusta lo que usted dijo sobre esperar. Mi novio y yo teníamos que tomar la decisión y decidimos esperar” (cada uno había estado sexualmente activo en relaciones anteriores). Continuó diciendo: “Con todas las demás tensiones, las decisiones y la presión del compromiso, el sexo hubiera sido solo una preocupación más. Esperar hasta nuestro matrimonio antes de tener sexo fue la mejor decisión que tomamos jamás”.

Palabras sabias. En resumen, yo esperé porque Dios lo dijo, porque había muchas ventajas prácticas y porque ninguno de los argumentos que había escuchado a favor de no esperar eran lo suficientemente fuertes. {7}

El elemento esencial

¿Sabes? Hay poderosos factores emocionales que pueden hacer que a un joven le resulte difícil esperar hasta el matrimonio para tener relaciones sexuales o dejar de tenerlas, la mayoría de ellos ligados con carencias afectivas y problemáticas arraigadas en las relaciones familiares y cercanas.

Así, el anhelo de estar cerca de alguien o el ansia de expresar amor pueden generar intensos deseos de intimidad física. Muchos solteros quisieran esperar, pero carecen de la fuerza interior o de autoestima que se requiere, a veces temen perder el amor si postergan el sexo.

A menudo, el sexo trae vacío a las personas. Como me dijo una productora de televisión: “Francamente, creo que la revolución sexual ha tenido un efecto contrario al buscado. Es degradante ser tratado como un pedazo de carne”. La noche anterior su amante había justificado la decisión de él de dormir con otras personas diciéndole a ella: “Hay suficiente de mí para todos”. Lo que sospecho que quiso decir es: “Hay suficiente de todos para mí”. Ella se sentía engañada y sola.

Le expliqué a la productora y a su audiencia televisiva que la sexualidad involucra también lo espiritual. Un sabio maestro entendió nuestra soledad y anhelos de amor. Reconoció las necesidades emocionales humanas de estima, aceptación y totalidad, y ofreció un plan para suplirlas. Su plan ha ayudado a las personas a ser personas “flamantes” por dentro. {8} Prometió amor incondicional a todos los que lo pidieran. {9}

Una vez que sabemos que somos amados y aceptados, podemos tener una mayor confianza y seguridad para ser vulnerables en las relaciones, así como una nueva fuerza interior para hacer elecciones sabias para una vida segura y plena.{10} El maestro dijo: “Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”. {11} Millones de personas dan fe de la seguridad que Él puede brindar en las relaciones. Su nombre, por supuesto, es Jesús de Nazaret.

Si bien yo había sido un escéptico, puse mi fe en Él personalmente durante mi primer año en la universidad. Mediante una simple actitud del corazón, dije: “Jesús, creo que moriste y resucitaste por mí. Te pido que entres en mi vida, me perdones y me des la nueva vida que prometiste”. Me perdonó todas mis faltas y defectos -y tenía (y tengo) muchos. Dijo que su propia muerte y resurrección -una vez que aceptaba su perdón- borró mi culpa. {12} ¡Esas eran buenas noticias!

El matrimonio en el cual participa Jesús puede ser como un triángulo, con Dios en el vértice superior y los dos cónyuges en los vértices inferiores. Al acercarse cada cónyuge más a Dios, también se acercan entre sí. La vida no se vuelve perfecta, pero la presencia y amistad de Dios es el elemento esencial a toda relación.

Así, que comienza por lo esencial, y en su momento disfrutarás al máximo del regalo de tu sexualidad, en el ambiente seguro y confiable diseñado para ello: un matrimonio bajo la bendición de Dios.

Notas 1. Partes de este artículo están adaptadas de Rusty Wright, “Dynamic Sex:

locking the Secret to Love,” Every Student’s Choice, 1996,

2. Kathleen Kelleher, “Entertaining Fantasies? Don’t Worry, Everyone’s Doing It,” Los Angeles Times, August 15, 1995, E1. Ella cita a Harold Leitenberg de la Universidad de Vermont y Kris Henning, “ahora en la Escuela Médica de la Universidad de Carolina del Sur”.

3. Proverbios 5:15-19 (Nueva Traducción Viviente)

4. Génesis 2:24.

5. Emily Dale, Ph.D., Department of Sociology and Anthropology, Illinois Wesleyan University, Bloomington, Illinois, 1975.

6. 1 Corintios 6:18; 1 Tesalonicenses 4:3.

7. Para un resumen de los argumentos a favor de sexo prematrimonial, con respuestas, ver Wright, “Dynamic Sex: Unlocking the Secret to Love,” op. cit.

8. 2 Corintios 5:17.

9. Juan 3:16; 13:34, 35; 17:20, 23, 26; 1 Juan 4:7-21, 5:14, 15.

10. Hechos 1:8; Efesios 5:18; Gálatas 5:16-24; 1 Corintios 6:18-20.

11. Juan 8:32.

12. Lucas 24:44-47; Colosenses 2:12-14.

Traducción: Alejandro Field

Acerca del Autor

Rusty Wright, un escritor y orador asociado a Probe Ministries, es un conferencista internacional y galardonado autor, periodista y columnista especializado que ha dado conferencias en seis continentes. Es licenciado en Psicología de Duke University y tiene una Maestría en Teología de Oxford University. Se lo puede contactar en RustyWright@aol.com. Por favor indique a qué artículo se está refiriendo. ¿Qué es Probe?

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Por el tiempo que la humanidad ha estado sobre la tierra, hemos asociado crianza maternal con confianza y nutrición. Incluso, la idea de confiar en Dios está estrechamente relacionada a la confianza aprendida durante nuestras relaciones más tempranas.

El Salmo 22:9 dice “Pero tú me sacaste del vientre materno; me hiciste reposar confiado en el regazo de mi madre”.

Sin embargo, una madre puede contribuir tanto a vidas fructíferas como a vidas desperdiciadas, cuando se ha tenido una crianza maternal negativa, podemos comenzar un patrón de desconfianza por el resto de nuestras vidas; y, volvernos agresivos, combativos, controladores, escondiendo nuestras necesidades tanto como la vulnerabilidad.

Existen seis necesidades básicas que deben ser suplidas por una madre: seguridad, nutrición emocional, confianza básica, pertenencia y tener alguien a quien amar.

A medida que usted comience a ver y comprender los elementos que hicieron falta en la crianza maternal recibida, su responsabilidad es lamentar y perdonar, para que pueda ser sanado de cualquier cosa que su madre pudo haber hecho mal. Entonces, conforme toma responsabilidad por su parte del problema, podrá recibir lo que no adquirió, obtener control, y cambiar esas partes de su vida que no han resultado para usted hasta hoy. En este proceso de perdón y responsabilidad, encontrará crecimiento ilimitado.

Ahora describiremos brevemente seis tipos de mamá [1], a fin de que comprenda como se relaciona su historia con su madre, con su vida actual.

LA MAMÁ FANTASMA

Es una mamá desprendida y ausente, que no está disponible emocionalmente para el niño. Algunas variantes que también hacen imposible la relación son cuando existe abuso, control, demandas de perfección, abandono, dificultades en la vida de la madre que la alejan del niño, o bien madres reactivas con las que el niño no puede compartir libremente sin que se moleste.

Los resultados de este tipo de mamá son problemas como, superficialidad en las relaciones, distanciamiento, retraimiento, desconfianza, hostilidad, agresión y relaciones negativas.

Si una madre fue emocionalmente inaccesible, frecuentemente en la vida adulta evitaremos los riesgos por temor a ser destruidos por fracasos, no podemos aceptar críticas y resolver problemas, sufrimos culpa devastadora, y nos sentimos separados de nuestros talentos.

Emocionalmente el tipo de crianza de la mamá fantasma se ve vinculada a dificultades como depresión, sentimientos de vacío, adicciones, problemas en el pensar (pensamientos sospechosos, paranoicos, desconfianza, etc.), desesperanza y falta de significado.

Reconstruya su relación. Dios lo hizo para que dependiera de Él y de otras personas, lo quiere relacionado con Él y con la humanidad, en una mutua y sana dependencia. Está bien desear alcanzar y encontrar a alguien en los tiempos de soledad, tensión y conflicto.

 

LA MAMÁ MUÑECA DE PORCELANA

Es una mamá frágil, no puede tratar con situaciones desagradables o tensas de la vida. Se abruma con los problemas de su niño, así como los de ella misma. Falla en dar contención emocional al niño, esta es la función en la cual la mamá literalmente retiene los sentimientos del niño, hasta que él pueda manejarlos por sí mismo e intercambiar estos sentimientos por serenidad, reposo y amor. La contención se proporciona mediante las acciones de calmar, validar, estructurar y confrontar las emociones del niño.

Los que tienen un pasado frágil de crianza maternal desarrollan un estilo de relacionarse fallido, alejan el acercamiento que necesitan. En un intento de manejar sus propias ansiedades se convierten en cuidadores, apresurándose a rescatar y estabilizar amigos que están teniendo conflictos; desarrollan agresividad; se desconectan cuando experimentan sentimientos abrumadores. Presentan problemas funcionales como, poca confianza en la habilidad para tomar decisiones o estilos rígidos de pensar en su desempeño profesional; emocionalmente puede presentarse depresión, ansiedad y problemas de comportamiento.

Tome el control: lleve sus sentimientos y confusión a otros, como pueden ser grupos de apoyo, consejeros y amigos confiables, que lo ayuden a pensar en forma más contenida.

LA MAMÁ CONTROLADORA

No permite independencia y afirmación de voluntad, ni separación. No promueve la identidad y las diferencias individuales. Falla en disciplinar las elecciones, comportamientos y actitudes pobres, y en imponer límites; no se opone al deseo del niño de evitar independencia y separación, esto es, disfruta de la dependencia del niño hacia ella, usa al niño para llenar sus vacíos.

Dentro de los resultados de una crianza controladora encontramos en las relaciones inhabilidad para decir no, temor de intimidad y compromiso, codependencia. Funcionalmente se presenta desorganización, incapacidad de reconocer sus talentos y habilidades, no aprende a retrasar la gratificación, e irresponsabilidad. Así como problemas emocionales, como depresión, sentimientos de ineficiencia y desesperación, adicciones y problemas de impulsos, aislamiento, estados de ansiedad y ataques de pánico, tendencia a culpar a otros, tener mentalidad de víctima.

Conviértase en su propia persona. No es sólo que tiene una mamá que no lo deja irse o que lo hace sentirse culpable. El meollo del asunto es que tiene un problema de carácter personal, Necesita desarrollar su identidad y autonomía, así como fijar límites.

LA MAMÁ TROFEO

Este tipo de mamá tiene una gran necesidad de “ser especial”, de ser reconocida por medio de su hijo o de ella misma. Manifiesta amor condicional, determinado por los logros del niño. Da alabanzas al niño en cualquier actividad que realiza, y lo justifica cuando no obtiene éxito en lo que emprende, culpando a otras personas por ello; falla en aceptar las partes débiles, negativas, mediocres, malas o que no le gustan de su hijo.

Una crianza maternal “trofeo”, puede generar que el hijo se encuentre siempre actuando para otros, ser demandante, o bien buscar ser especial en todas las situaciones y relaciones. En su desempeño es perfeccionista, teniendo expectativas de alabanza ante el mínimo logro, y esconde los fracasos.

Emocionalmente puede presentar depresión, ansiedad, vergüenza, culpabilidad, compulsiones y adicciones. Y en el plano espiritual, puede generar dificultad en sentirse cerca y seguro con Dios, así como un sentido de maldad abrumador que lo mantiene ciega a la luz del perdón y la gracia de Dios.

Vuélvase real. Debemos enfrentar la realidad, apoderarnos de nuestra imperfección, dolor y fracaso; y con la ayuda de nuestras personas de apoyo crecer en la aceptación propia, dejando de buscar aceptación de nuestra madre y de los demás en general.

LA MAMÁ AÚN JEFA

Este tipo de mamá transmite el mensaje a su hijo de “no importa la edad que tengas siempre seré tu madre”. Tiene ideas rígidas y no permite que su hijo difiera de ella respecto a ningún tema. No permite que su hijo rete su autoridad. La posición del hijo debe ser obedecer sin preguntar. Por ello falla en preparar a su hijo para asumir su rol de adulto y tomar decisiones.

Los resultados de este tipo de crianza son que se presenta una ambivalencia en la persona: un lado deprimido, en el que tiene sentimiento de inferioridad, se siente incapaz de tomar decisiones, con temor al éxito y no se siente como adulto en un mundo adulto; y un lado alentado en el que adopta un papel superior y aspira a conducir y controlar a otros, se torna crítico y condescendiente, tiende a actuar como padre y es rebelde a la autoridad.

En lo funcional, lo vemos con preocupación acerca de lo que otros piensen sobre sus metas y si son las metas “correctas” y con problemas para terminar lo que empieza. Emocionalmente se advierte ansiedad y depresión por sentir que es incapaz de ser adulto, con enojo y sentimientos sexuales reprimidos, así como desórdenes compulsivos y obsesivos. Espiritualmente ve a Dios como un juez dictador, por lo que su relación con Dios está basada en el temor y depende de su actuación. Intelectualiza a Dios.

Reconstruya su madurez. Requiere pasar por un proceso de volverse un igual con su madre adulta y con los otros; en el que, con la ayuda de su grupo de contemporáneos apoyo, reevalúe sus creencias, tome sus propias decisiones, maneje su sexualidad, reconozca y persiga sus talentos y sueños, entre otros aspectos importantes.

LA MAMÁ “AMERICAN EXPRESS”

Su nombre se debe al slogan publicitario de la tarjeta de crédito “American Express: no salga de la casa sin ella”. Frustra todo intento de independencia del hijo y de alejarse del hogar. Se resiste a entregar el control de su vida a un hijo ya adulto.

Los resultados de este tipo de crianza maternal son, en lo relacional, en forma ambivalente busca una pareja que lo mime, pero a la vez resiente ese trato; abandona a la pareja, evitan la intimidad en las relaciones, idealizan una pareja que nunca encuentran, se convierte en la madre de otros en relaciones de dependencia. Depende de otros para motivar el desarrollo de su vida espiritual.

En lo funcional, actúa con desorganización, irresponsabilidad, tiene problemas de desarrollo en los aspectos de identidad y talento, y presenta dificultades en retrasar la gratificación. Las señales emocionales son, depresión, sentimientos de falta de poder e inutilidad, adicciones, aislamiento, ansiedad y ataques de pánico.

Deje el hogar en la forma correcta. Antes de buscar dejar este tipo de relación, debe desarrollar y estabilizar un “hogar emocional”, cimentar relaciones de nueva crianza maternal con cónyuge, amistades, grupos de apoyo, iglesia, terapeutas; empiece a tomar posesión de sus éxitos y fracasos, y tome responsabilidad de sus tareas funcionales.

¿Y AHORA QUÉ?

Una vez que usted ha dado pasos en suplir sus necesidades de crianza, puede encaminarse a buscar la reconciliación. Cuando las personas se reconcilian, se vuelven a los que estaban distanciados y pueden relacionarse nuevamente. La reconciliación es una de las principales necesidades con las que Dios nos creó, y se presenta en distintos ámbitos.

Debemos aceptar nuestra responsabilidad en nuestras relaciones, dejar de negar nuestros problemas, dejar de culpar a mamá, a Dios y a las circunstancias.

Para buscar la reconciliación con su madre, si mamá está dispuesta, puede invitarla a un proceso de restauración, pídale perdón por sus respuestas a sus errores de crianza, fije límites saludables y empiece a desarrollar una nueva relación de amistad en adultez. Si no está dispuesta, perdónela, lamente su ideal de mamá, dispóngase a relacionarse con ella en los aspectos que sí sean compatibles y, ámela lo más que pueda.

En la reconciliación consigo mismo, es necesario lidiar con las heridas de la niñez, aceptar las realidades del pasado, lamentarlas en el presente con el apoyo de una persona de confianza y dejarlas ir.

En la reconciliación con sus relaciones seguras, es preciso buscar reparar relaciones dañadas en el pasado, esto le ayudará a crecer

Fundamentalmente, necesitamos ser reconciliados con el Reconciliador.

Si nunca ha invitado a Cristo a que entre en su vida, que lo perdone, y que le permita comenzar de nuevo, lo invitamos a que lo haga.

Si usted es cristiano que está alejado de Dios, le sugerimos que con urgencia se vuelva a relacionar con El y su amor.

Esta reconciliación formal, es la base de nuestra habilidad para perdonar y relacionarnos, no sólo con Dios, sino con mamá, con otros y con nosotros mismos.

Tomado del libro Factor Mamá por Dr. Henry Cloud y Dr. John Townsend, Editorial Vida, 2002.

[1] Para una descripción completa de cada tipo de mamá, los resultados de su crianza y las formas específicas de superar los problemas que generan, y para restaurar las relaciones, se recomienda consultar el libro “El Factor Mamá”.

La mayoría de la gente desea una amistad agradable, mutuamente satisfactoria con esa persona tan importante en la vida: nuestra madre.

Sin embargo para algunas mamás significa conflictos o problemas.

Dios le dio una mamá para que lo criara, protegiera y convirtiera en adulto. Su mamá o alguna persona en ese papel, estuvo allí en el mismo centro de su transformación en lo que ahora es.

Pero muchas veces, la realidad no llega a lo ideal. Puede experimentar una gran variedad de problemas con su madre, tal vez sienta que no puede comunicarse con ella, que no respeta sus elecciones y valores, que rechaza a su familia y amigos, que no tiene libertad para tener una vida aparte sin perder su amor, tiene dificultad en decirle no y confrontarla, que tiene que esconder su verdadero yo y ser perfecto, o siente culpabilidad cuando ella quiere que la cuide y no lo hace, o  por no cumplir sus expectativas y deseos, y otros más.

Sin embargo, como amamos profundamente a nuestra madre, tenemos dificultad en hablar de nuestros sentimientos problemáticos con ella, y podemos preguntarnos:

¿Cómo puedo tener una relación mejor hoy en día con mi madre o con la de alguien más?

¿Cuál de mis problemas en mis relaciones o trabajo pudo haber sido influido por mi madre?

¿Qué fue lo bueno y lo malo en mi crianza maternal, y cómo puedo pasar por encima de mis problemas de crianza y seguir adelante?

¿Cuál es la mejor forma de criar a mis hijos?

Hacerse estas preguntas no es deslealtad a nuestra madre. Dios decretó lo especial e importante de la crianza maternal. “Honrarás a tu padre y a tu madre”, es un tema repetido a través de la Biblia. Pero también necesitamos ser honestos, decir la verdad, sanar, perdonar y lamentar, y al mismo tiempo honrar a mamá.

¿QUÉ HAY EN CUANTO A MAMÁ?

La calidad de la relación con su madre no sólo dicta como irán las cosas entre ustedes dos, sino que impacta drásticamente todos los ámbitos de su vida. En esa relación se aprenden normas de intimidad y relación,  y  también  como manejar fracasos, emociones conflictivas, expectativas e ideales, el dolor y la pérdida, y muchos otros componentes del “coeficiente intelectual emocional”, esa parte de nosotros que garantiza si seremos o no exitosos en el amor y el trabajo.

En resumen gran parte de nuestro desarrollo emocional es determinado por dos realidades: cómo nos crió mamá y cómo respondimos a esa crianza.

Ilustraremos con un ejemplo: David aprendió en su proceso de crianza que el acercamiento podía ser peligroso, cuando estaba herido o con miedo, su madre se ponía ansiosa y lo mimaba al extremo de sofocarlo; como resultado cuando su esposa se le acercaba en forma emocional, David levantaba sus barreras, y se protegía contra un excesivo comprometimiento  emocional. Se encontró en una situación perdida, aunque no le gustaba apartarse de su cónyuge, no le gustaba estar cerca tampoco. De cualquier manera la dejaba insatisfecha. Hasta que David tratara con sus temores de intimidad, esa pauta continuará.  La lucha de David refleja nuestro tema: lo que aprendimos en relación con nuestra madre, afecta profundamente cada aspecto de nuestra vida.

No obstante, esta situación no tiene que perpetuarse. Así como los planes de Dios para que aprendiéramos formas de relacionarnos con la madre pueden terminar en destrucción de nuestras vidas adultas, también su plan de restauración puede traer  cambio y crecimiento.

Mucha gente sufre bajo el engaño de que su madre es el verdadero problema y varios enfoques psicológicos promueven de alguna manera esta postura; pero pensar que la solución vendrá de culpar a los padres, tratando de que cambien, o continuar procesando los sucesos del pasado, pasan por alto las modificaciones de carácter necesarios que llevan a la cura verdadera.

DOS CONSIDERACIONES

Hay dos puntos muy importantes que deben resolverse en nuestra relación con la madre. El primero trata de cómo nos sentimos hoy con respecto al pasado, y el segundo trata de cómo repetimos las pautas del pasado.

El primer punto es comprender los sentimientos que tenemos hacia nuestra madre, los daños que sentimos fueron ocasionados por ella, y las necesidades que no suplió. En este punto debemos identificar sentimientos reprimidos de enojo, desconfianza, de ser controlado, dominado, etc. De no ser resueltos estos sentimientos serán llevados a todas las áreas de nuestra vida principalmente al matrimonio, mediante el fenómeno que los psicólogos llaman “transferencia”,  que es la tendencia de orientar sentimientos hacia personas en el presente –muy comúnmente al cónyuge-, cuando deberían ser dirigidos hacia individuos en el pasado. Si alguien nos maltrata, y fallamos en resolver esos sentimientos heridos, vamos a desbaratar  futuras relaciones que pueden parecerse en carácter, con las que fuimos maltratados.

Si tenemos sentimientos sin resolver hacia nuestra madre necesitamos tratar con esa relación, mediante el proceso del perdón. El perdón implica ver sinceramente los problemas y las relaciones; enfrentarlos, soltarlos y llorar nuestras pérdidas. Nos libera del pasado. Mencionamos lo malo que sucedió, lo miramos, experimentamos los sentimientos, y los soltamos. La meta es llegar al lugar donde “terminamos con la madre”, preparados para ver a las personas como son.

El segundo punto, tiene que ver con el entendimiento de las dinámicas y pautas de comunicación e interacción que aprendimos en nuestra relación con mamá. Necesitamos mirar hacia los patrones que aprendimos en la relación materna. Pautas de prevención, control, sumisión, autoridad, pasividad, agresividad y demasiado control, desconfianza, etc. Eso es lo que la crianza significa: interiorizamos las costumbres de nuestros padres, y luego vivimos de acuerdo a ellas.

Estas pautas de relación son como mapas desplegados en nuestro cerebro: ellos determinan como actuaremos en diferentes tipos de relaciones. La Biblia nos dice que nosotros repetimos modelos de relación no sanos, hasta que nos apoderamos de ellos y trabajamos a través de ellos (ver Marcos 7:8-9).

Nuestra relación con mamá necesita más que perdón: requerimos conocer la dinámica y las pautas aprendidas para separarnos de ellas,  y  cambiarlas a otras más útiles.

EL PROCESO DE CRIANZA MATERNAL Y SU RESTAURACIÓN

Una buena madre hace esto: escucha y acepta lo negativo, se contiene, y ayuda a su hijo a no sentirse abrumado; se siente confortable con las imperfecciones del pequeño. Este último toma ese consuelo de ella dentro de su personalidad, y contribuye a que su madre se sienta también cómoda con esos defectos. El proceso maternal de aceptación, forma al niño.

Algunas personas, sin embargo, no reciben esa empatía y comprensión de sus madres, por lo tanto fracasan en proporcionárselos a sus hijos.

Dios diseñó varios ingredientes dentro del proceso de crecimiento que una “madre suficientemente buena” provee. Sin embargo aunque usted no haya recibido todo lo que necesitaba de su mamá, puede en su vida adulta recibir esos ingredientes de otra persona, para que su vida pueda funcionar correctamente, restableciéndose así su proceso de crianza maternal.

Es decir, necesitamos obtener de otros, como por ejemplo de un buen amigo, lo que no recibimos completamente de nuestra madre; en realidad es así como las amistades actúan unas por otras, todos los días.

Para que nos volvamos enteramente confortables con nosotros mismos, necesitamos a alguien con quien podamos ser lo que somos. Necesitamos aceptación y comprensión, para poder refrenar e integrar todas nuestras partes.

Por lo tanto, no sólo necesitamos resolver las cosas con una persona de nuestro pasado, sino que debemos obtener de otros lo que no recibimos de nuestra madre.

En el siguiente boletín, trataremos los diferentes tipos de mamás: la mamá fantasma, la mamá muñeca de porcelana, la mamá controladora, la mamá trofeo, la mamá aún jefa y la mamá “American Express”; los resultados de cada tipo de crianza así como los pasos hacia la reconciliación.

Tomado del libro Factor Mamá por  Dr. Henry Cloud y  Dr. John Townsend,  Editorial Vida,  2002.

Si desea más información sobre cómo puede adquirir este libro por favor escriba a ventas@exoduslatinoamerica.org

Por Alan Medinger

Cuando era niño, la revista Ladies Home sacaba un artículo mensual “¿Se puede salvar el matrimonio?”  El simple hecho que estuviera mirando esta revista quizá pueda decir algo sobre mi temprana confusión de género. De lo que me acuerdo, los artículos describían algunas horrendas situaciones de las parejas, y luego decía como se habían solucionado o no.

Nos encontramos nosotros mismos haciéndonos esta pregunta en forma regular, debido a que muchos de los hombres con atracción al mismo sexo que han venido a nosotros y como casi todos los hombres con adicciones heterosexuales son casados, trabajar con matrimonios y tratar de ayudar a las esposas es una parte importante de nuestro ministerio. Como ministros siempre trataremos de salvar los matrimonios, pero a menudo necesitamos ayudar a las esposas cuyos esposos están involucrados en pecados sexuales para honestamente evaluar sus situaciones y decidir en forma racional el curso a seguir.

El punto clave, por supuesto, es que cada mujer deberá hacer lo que Dios le pide hacer en su situación. Sin embargo, para la esposa que está atrapada entre querer escapar de una situación terriblemente dolorosa, y al mismo tiempo querer mantener su matrimonio, es más fácil decirlo que hacerlo.

Dios nos hablará en el contexto de la situación que estamos experimentando para entender racionalmente como la situación puede ayudarnos a oír a Dios más claramente. El propósito de este artículo es ayudar a las esposas, especialmente a aquellas en gran tormento emocional a ver su situación más claramente, y desde allí trazar el curso con la ayuda de Dios. Si el artículo pudiera ayudar a algunos esposos a ganar visión sobre lo que sus esposas están pasando y cuáles son sus necesidades, esto sería una ganancia definitiva.

Este artículo está dirigido ciertamente a la esposa de aquellos adictos al sexo, pero también le habla a las esposa de cualquier hombre que está involucrado en repetitivo pecado sexual. La tentación sexual libera químicos en el cerebro, y en algunas personas esto parece afectar el auto-control en forma similar a la primera bebida de un alcohólico. Pero la adicción no es jamás una justificación para pecar, y solamente Dios es suficientemente sabio para juzgar si una persona es realmente impotente o solamente es desenfrenada. Para los propósitos de este artículo, la distinción no es importante. Sin embargo para facilitar la expresión me referiré al “adicto”.

La mayoría de las veces un artículo como este es escrito por una mujer, una esposa. Pensamos que podía ser útil que fuera escrito por un hombre que sin lugar a dudas fue una dicto al sexo, pero un hombre que ha tenido más de 25 años de haber ganado alguna objetividad en el tema. Además, mucho del entendimiento que aquí se refleja proviene de mi esposa Willa, y sus años de trabajar con esposas.

A continuación 12 preguntas que quizá la esposa se haga a medida que considera en oración su situación:

1. ¿Quiere él cambiar? Es una pregunta más difícil de lo que parece a primera vista porque la mayoría de los adictos tanto aman, como odian su adicción. En los 10 años en que actué como homosexual siendo casado, yo odiaba lo que estaba haciendo, pero a la vez no veía como podría vivir sin ello. Las señales positivas importantes aquí serían, (1) él sabe lo que está haciendo, (2) cree que es incorrecto, y (3) está tratando de hacer algún esfuerzo para detenerlo.

2. ¿La ama? Las esposas son muy rápidas en contestar, “Si el verdaderamente me amará, no estaría haciendo estas cosas”. Generalmente esto no es verdad. El uso que él hace de la pornografía, sus encuentros homosexuales anónimos, el uso continuo de prostitutas probablemente no tenga nada que ver con usted. Estas cosas son simplemente manifestaciones de su enfermedad. Busque señales de su amor en otras formas. Busque su amabilidad, su ternura, su consideración y la forma en que cumple con sus otras obligaciones como esposo.

3. ¿Está teniendo sexo con otras personas, o se limita su adicción a la pornografía, la masturbación y demás? Jesús dijo que desear a una mujer es adulterio, así que el pecado de quienes usan la pornografía puede ser tan profundo como el de hombre teniendo relaciones con otra persona. Sin embargo, puede que no vaya tan bajo en la balanza como para caer en engaño y decadencia si aún no ha comenzado a dar rienda suelta a sus fantasías. Si está relacionándose con otras personas, para su propia protección de enfermedades, usted debería evitar tener sexo con él. Por supuesto, esto puede generar mayor presión dentro del matrimonio.

4. ¿Su actuar con otros es puramente sexual y no se relaciona con ellos? La mayoría de mis encuentros homosexuales fueron anónimos, pero estuve con un hombre varias veces y empecé a desarrollar sentimientos hacia él. Aunque yo no era en esa época cristiano y poco entendía de lo que estaba viviendo, de alguna forma por medio de la Gracia de Dios, yo sabía que esto sería mucho más profundo y una traición mortal hacia Willa y terminé la relación. Si un esposo da su corazón así como su cuerpo a otra persona la situación es peor.

5. ¿Está haciendo algo para cambiar? ¿Está viendo a un consejero o asistiendo a un grupo de apoyo? ¿Lee libros sobre adicción sexual? Quizá no haya logrado algún progreso, pero la continuidad que muestra en esfuerzos visibles para cambiar, pueden mostrar donde está su corazón.

6. ¿Es honesto con usted? Este es un punto críticoDesafortunadamente la mayoría de los hombres que caen en pecados sexuales en forma habitual no son honestos con sus esposas. El miedo y la vergüenza bloquean la honestidad. Si existe una batalla de poder en el matrimonio, el tendrá temor que ella use el conocimiento de sus debilidades como un arma contra su cabeza. Pero independientemente de esto, la esposa tiene el derecho de exigir que su esposo sea honesto. Ella no tiene de que aferrarse si él no es honesto. Esto no quiere decir que ella tiene que ser su socia responsable o que ella necesite conocer todos los detalles desagradables de sus pecados, pero ella si necesita conocer donde se encuentra él en sus luchas. El matrimonio no puede reconstruirse a menos que él sea honesto.

7. ¿Dónde se encuentra él espiritualmente? Si se ha apartado de Dios y de la iglesia a causa de su culpabilidad y vergüenza, no hay mucha esperanza para el matrimonio. Él mismo se ha separado de la fuente de la Gracia, y el verdadero cambio es poco probable hasta que haya una renovación espiritual.

8. ¿Cumple con sus otras obligaciones como marido y como padre? Si lo hace, mucho de su vida está bien y sus valores son correctos y esto trae esperanza. Más aún, usted podrá vivir en mejor forma con este problema mientras se soluciona. Si su vida toda está fuera de control, o si es tan narcisista que no puede ver sus necesidades o las de los hijos, muchas otras cosas tienen que pasar más que ganar el control sobre su sexualidad. De hecho, la mayoría de las personas necesitan entender las bases de la vida—mantener un trabajo, actuar responsablemente, superar otras adicciones—antes de estar listos para enfrentar sus batallas sexuales.

9. ¿Son satisfactorias las relaciones sexuales dentro de su matrimonio? Muchos hombres con adicciones sexuales tienen dificultad con la intimidad. La pornografía y la masturbación pueden insensibilizar a un hombre e impedirle tener una verdadera relación sexual amorosa.

10. ¿Tiene usted problemas que deban ser resueltos? Nada de lo que usted haga puede ser una justificación del pecado de sexualidad de su esposo, pero los matrimonios pocas veces están en problemas únicamente por los problemas de una persona. Sin embargo, encontramos que con la dimensión del problema sexual del esposo, muchas mujeres sienten que si sus problemas sexuales son solucionados, todo quedará arreglado. Muy pocas veces es así. Una razón por la cual no es de esta manera, es que las mujeres que sin saberlo se casan con homosexuales o con hombres adictos sexualmente, sienten atracción hacia ellos, por alguna debilidad o problema en ellas mismas. Una mujer que tiene temor de una fuerte sexualidad masculina, puede sentir atracción hacia la “gentileza” de un hombre homosexual. Una mujer que tiene dificultad en relacionarse con alguien, a menos que ella lo pueda cuidar, la codependencia, se sentirá atraída hacia un hombre con problemas, como en el caso del hombre adicto al sexo.

11. ¿Qué otros problemas hay en el matrimonio? Esto es similar al Nº 10. Con gran certeza su problema sexual no es el único problema en el matrimonio. ¿Cuáles son los otros problemas? ¿Necesita ayuda para resolverlos? ¿Está él dispuesto a ir a un consejero? Mientras que otras barreras caen, a medida que el perdón y la Gracia actúan en su matrimonio, mientras que él verdaderamente llega a amarla, la sanidad comienza a tomar lugar en él.

12. ¿Después de considerarlo todo, son la separación y el divorcio una opción mejor que el permanecer juntos y vivir con el problema? No es incorrecto considerar cosas prácticas dentro de sus opciones. ¿La llevará el divorcio a la pobreza? ¿Qué pasará con los hijos? El que usted tenga fundamentos bíblicos respecto a la separación y el divorcio no significa que usted tenga que separarse o divorciarse—o que Dios quiere que usted lo haga. Quizá lo único que requiere es carecer de todo excepto su confianza en que Dios le solucionará todas las cosas.

El propósito de todas estas preguntas no es el darle un medio de medir su matrimonio—siete positivas usted se queda, seis y usted se retira—sino el de ayudarla a aclarar algunos de los pensamientos y temores que aparecen en su mente cuando considera la situación. Le puede ayudar el hecho de escribir las respuestas, de tal forma que pueda poner a descansar algunos de los otros temas. Entonces, con todo esto y con el consejo de su pastor y de otras personas piadosas en su vida, ore con todo su corazón. Mi esposa sugiere el irse sola un fin de semana a orar en paz y en aislamiento. Allí, puede ser que oiga la voz de Dios decirle, si el matrimonio puede salvarse o no. La respuesta puede no ser la que usted espera.

Ahora, una palabra a los esposos. Algunas veces, después de una caída sexual la esposa exige que el esposo le prometa que jamás volverá a hacerlo. De repente usted se lo ha prometido a usted mismo muchas veces y ha fallado, de tal forma que sabe que no puede prometerle eso a ella. Pero fíjese en estas preguntas y encontrará algunas cosas que usted si puede hacer. Puede tratar de amarla con todo su corazón. Puede ser honesto con ella. Puede cumplir con todas sus otras obligaciones como esposo y como padre. Puede asistir a su grupo de apoyo con su socio responsable o con su consejero. Puede buscar a Dios con todo su corazón. El simple hecho de hacer estas cosas puede que no sea todo lo que su esposa necesita para cumplir los deseos de su matrimonio, pero le pueden dar esperanza a ella, y puede ser que eso sea todo lo que usted tenga para darle en este momento.

Copyright © 2001 Regeneration, Inc.  Publicado con autorización

Por Don Schmierer

He estado con una madre que estaba muriendo de cáncer, tenía su corazón destrozado porque dejaba atrás a  una familia joven para ser criada por el padre. No hace mucho tiempo, mi esposa y yo nos sentamos con una madre despojada, quien quedó sola para criar a sus niños después de que su esposo fue asesinado por un conductor ebrio. He visto la devastación de la vida y la propiedad ocasionada por lo que las compañías de seguros llaman “actos de Dios o desastres naturales”. Mi corazón se ha dolido sobremanera en la medida en que he llegado a conocer a las víctimas entre mis prójimos –almas desechas, con carne y sentimientos humanos y sueños, así como los suyos y los míos. Podría escribir una obra de libros acerca de las heridas y dolores que he encontrado.

Si, la vida es injusta. La vida lastima. La vida deja atrás al herido, al quebrantado y al perdido Y eventualmente se hace la pregunta, “¿Así que dónde estaba Dios? ¿Cómo pudo permitir Él que esto aconteciera?” Tristemente, a causa del enojo dirigido a Él, mujeres y hombres heridos, a menudo rehúsan ir a la misma Fuente de curación y esperanza que ellos necesitan tan desesperadamente. ¿Es Dios, en realidad, responsable? A mí me gustan las palabras de Phillip Yancey en Tratando de Alcanzar al Dios Invisible,

“Cuando la Princesa Diana murió en un choque de automóvil, yo recibí una llamada telefónica de un productor de televisión ¿puede usted aparecer en nuestro programa? Preguntó él. Queremos que usted explique cómo pudo Dios permitir que un accidente tan terrible sucediera.” Sin pensarlo yo le contesté, ¿pudo eso haber tenido algo que ver con un conductor borracho que iba a noventa millas por hora en un túnel estrecho? ¿Exactamente, cómo estuvo Dios implicado?

 Jesús se afligió acerca de muchas cosas que sucedían en este planeta, una señal segura de que Dios las lamenta mucho más que nosotros… la Biblia no nos suministra respuestas sistemáticas a las preguntas de los “¿por qué?”, y a menudo las evita enteramente. La providencia divina es un misterio que sólo Dios entiende. … Ningún humano amarrado al tiempo, viviendo en un planeta rebelde, ciego a las realidades del mundo que no se ve, tiene la habilidad de comprender tales respuestas…”

 Tú puedes estar enojado con Dios. Puedes no creer aún en Dios. Y aunque creas puedes preguntarte si Él está interesado personalmente en ti, y si puedes confiar en Él.

Este Dios de quien te voy a hablar no es un campo de energía separado y desinteresado ni una fuerza cósmica. Él no es un amable abuelo que quiere que nosotros seamos simplemente “felices” y Él no es una palabra mágica que podemos decir para obtener cualquier cosa que queramos. También estarás contento de saber que Él no se parece a ningún padre áspero y disciplinador que has conocido en la tierra. De hecho, Su deseo es hacer inmensurablemente más que todo lo que pudieras pedir o imaginarte, (Efesios 3:20). Y esto es lo que tu Dios Padre dijo a su pueblo en tiempos antiguos, y todavía lo dice a su pueblo hoy:

“Porque Yo sé los planes que tengo para vosotros,” declara el Señor, “planes para darles prosperidad y no dañarlos, planes para darles esperanza y un futuro. Entonces me invocareis y vendréis y orareis a mí, y yo os oiré. Me buscareis y me hallareis porque me buscareis de todo vuestro corazón.” (Jeremías 29:11-13).

 Tomado con permiso del libro “Sanando heridas del pasado” De Don Schmierer, disponible en la librería de Exodus Latinoamérica, ventas@exoduslatinoamerica.org. Derechos Reservados.

Don Schmierer ha dedicado cuatro décadas de su vida al ministerio cristiano y la consejería. En 1958, mientras se encontraba al servicio de la armada de su país, se vinculó al ministerio Los Navegantes, el cual estaba dirigido a militares y estudiantes universitarios. Fundó “His Sevants” en 1958, continuando así su trabajo entre estudiantes, profesionales y líderes de iglesias. Él y su esposa Diana también han colaborado en varios programas cristianos para la recuperación de adictos. Don y Diana han estado casados por más de 40 años. Su trabajo incluye la administración de proyectos y propiedades. Viven en una granja en el norte de Carolina.

Por Andrew Comiskey

 Cada uno de nosotros se convierte en ser humano como producto de la unidad entre un hombre y una mujer.

Después de esto nos definimos basados en lo que parece ir en contra de nosotros, lo que no somos, como no somos como el otro, como no seremos como ‘ellos’.

Tito 3:3 ‘…nosotros éramos necios y desobedientes…éramos esclavos de todo género de pasiones y placeres. Vivíamos en la malicia y en la envidia.’

Para mí la Iglesia era el enemigo, que se oponía a mí. Yo justificaba mi odio que estaba basado en la hipocresía que percibía.

Sin embargo, una cosa quedaba de la religión de mi niñez: el poder de la cruz. Acostumbraba a llevar una cruz en el pecho y aunque insensato y odioso, creía en su autoridad. Un día estábamos en el lago y un amigo se estaba ahogando, mientras el luchaba por sujetarse a mí para ayudarlo a salir del agua el jaló la cruz que llevaba puesta. Me reí y pensé: ¡una cruz en intercambio por la vida de un amigo!

Largo tiempo después llegó un momento en que tuve que darle cara al hecho de que como mi amigo yo estaba muriendo y necesitaba ser salvado, yo también estaba debajo de las profundas aguas del odio y de la necedad. Ahora yo tenía oídos para oír; el pobre escucha, el pobre hombre que yo era podía escuchar la voz del cielo que nunca se detuvo de hablarme a mí.

Tito 3:4-5 ‘Pero cuando se manifestaron la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador, él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia sino por su misericordia.’

Mis ojos comenzaron a abrirse al real poder de la cruz: el poder de la misericordia. Yo comencé a entender lo que Dios había soportado por mí –el sufrimiento del Hijo y del Padre como el peso del pecado- mi pecado y todo el pecado del mundo que separaban a Dios de Dios. Lloré al considerar la agonía que el Padre y el Hijo tuvieron que pasar para asegurar mi libertad.

Mi división, lo que estaba opuesto a mí, había sido quebrantado por la separación de Dios de Dios. ¡Eso era el abandono de Jesús por parte del Padre! Entonces reunidos en el poder de la resurrección, el Hijo y el Padre me invitaron a entrar en una relación con ellos. Misericordia: yo había encontrado a mi hermano Jesús, y a mi padre Dios.

La “herida paterna” de Jesús sanó mi herida. Todo lo que tomó fue una simple aceptación de mi necesidad de misericordia. Sin embargo, yo no sabía en lo que me estaba metiendo.

Yo pronto descubrí que la cruz me ofrecía mucho más que sanidad ‘espiritual’; la cruz cambiaba todo, como yo existía en relación a todo el mundo.

La cruz y su misericordia significaban que yo ahora era definido por la unidad del Padre y del Hijo, y de Su Iglesia. Esto significaba unirme a otros en relaciones que dan vida y en formas creativas.

Pablo lo dice de la mejor manera a los efesios que luchaban con una inmensa diferencia entre judíos y griegos en la Iglesia. ‘Porque Cristo mismo es nuestra paz, que ha hecho de los dos uno, y ha destruido la barrera, la pared de división de hostilidad…Su propósito era el crear una nueva humanidad de los dos, haciendo así la paz y de esta forma un solo cuerpo para reconciliar a ambos a Dios a través de la cruz…porque a través de Él ambos han accesado al Padre por un mismo Espíritu.’

Yo me reconcilié con otros a través de la cruz en la iglesia. Yo descubrí esto rápidamente al huir de una fiesta gay en la que estaba: ‘Ustedes antes ni siquiera eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios; antes no habían recibido misericordia, pero ahora ya la han recibido.’ 1P 2:10

Yo descubrí la misericordiosa cruz en la iglesia. El comenzó a arrancar paredes que dividían mi ser. En verdad yo estaba opuesto a mí, yo estaba en desacuerdo con la masculinidad. El amor de Cristo a través del apoyo de los hombres me ayudó a arrancar las paredes que me separaban de mi propia masculinidad. Esto me llevó a ver una profunda división en mí ser, el odio a mi padre. El descubrir la unidad con otros hombres me preparó para sanar mi relación con mi padre. Esto comenzó un largo proceso de unirme a él. Mi padre recientemente falleció, y yo con tristeza recuerdo su buena memoria a diario.

Luego yo comencé a experimentar los deseos normales hacia la mujer, combinado con un llamado a amar como Jesús la ama a ella. No solamente convirtiéndome en ‘normal’; sino transformándome como Cristo, en como Él ama a los demás.

Mas compromiso en el cuerpo de Cristo: mis pastores me invitaron: “¿extenderías tú la cruz misericordiosa a otros quebrantados para que puedan encontrar su lugar en el Cuerpo de Cristo?” Un lugar para cualquiera que sabía que él o ella eran pobres y necesitaba misericordia. Un grupo se convirtió en dos y tres grupos se convirtieron en una capacitación para que otros grupos pudieran ser llevados a cabo. Ahora gente se une en cada continente para descubrir la cruz y el poder misericordioso que los une en el amor real.

En una ocasión en una Capacitación de Aguas Vivas en Argentina Dios me recordó: “Andy la cruz está quitando las paredes de división entre hombres y mujeres, protestantes y católicos, ricos y pobres, europeos y africanos/gente nativa, el educado y el iletrado, esos que lidian con pecados sexuales más exóticos y el pecado heterosexual normal, el abusado y esos que han abusado”.

Todos están encontrando sanidad a través de la misma cruz –Dios sacando la paredes divisorias de la hostilidad que nos hace tontos y odiosos; Él se está convirtiendo en nuestra paz en este cuerpo y reconciliando a todos de una manera creativa y de una manera que da vida.

Ese es el poder de la misericordia –estas son buenas noticias de lo que Jesús ganó para nosotros en la cruz! Él y el Padre ahora nos invitan a nosotros a su casa a tomar parte de la plenitud de esa misericordia de una manera profundamente personal pero a la vez relevante a todos.

¡Hay esperanza para todos! El desea que nosotros seamos libres en unión a Él y a Sus ricas intenciones para nuestra vida.

Por Frank Worthen

Después que el Espíritu Santo trae convicción de pecado, debe seguir el arrepentimiento.  Antes de la gloriosa resurrección, Jesús tuvo que caminar el camino solitario de la Vía Dolorosa, el camino de aflicción.

La muerte de un sueño es algo triste.  Es duro para una persona que ha dejado una vida de pecado basada en el quebrantamiento relacional y sexual, hacer a un lado la fantasía de que algún día la persona correcta va a llegar y a traer la satisfacción que ha buscado durante tanto tiempo.  Pero mientras permanezca este sueño, el cambio estará bloqueado.

¿Cuál es el verdadero significado de arrepentimiento?  Significa un cambio de mente, un cambio de dirección y, en el análisis conclusivo, aflicción que inicia la acción.  No es suficiente estar afligido por la pérdida de un estilo de vida confortable, ni es suficiente tener buenos pensamientos sobre Jesús mientras continúas caminando en la oscuridad.  Uno debe tener un profundo dolor por afligir al Espíritu Santo y una resolución de que esto no continuará sucediendo.  Como dijo Juan el Bautista:

“Hagan pues, frutos dignos de arrepentimiento, esto es, tengan una conducta digna de un corazón transformado y que aborrece el pecado”.  (Lucas 3:8 Biblia amplificada versión en inglés)

La acción que el arrepentimiento inicia puede ser dejar una relación, separarse de amistades de muchos años, dejar un trabajo y cambiarse a uno nuevo.

Nadie escapa a la cruz

Si vamos a estar en una estrecha relación con Jesús y vamos a ser guiados por el Espíritu Santo, no podemos escapar de la cruz.

“Ustedes bien saben que, por medio del bautismo, nos hemos unido a Cristo en su muerte.  Al ser bautizados, morimos y somos sepultados con Él; pero morimos para nacer a una vida totalmente diferente. Eso mismo pasó con Jesús, cuando Dios el Padre lo resucitó con gran poder”.  (Romanos 6:3-4 Traducción en Lenguaje Actual)

La nueva vida emerge del poder de la cruz.  En los tiempos que Jesús vivió, todos sabían lo que la expresión “toma tu cruz” significaba “estás en camino a tu muerte”.  Hay una finalidad sobre la muerte y debemos ver los viejos estilos de vida con la misma finalidad.  Cualquier remanente de nuestra antigua forma de vida impedirá que lo nuevo emerja.

La mayoría de los cristianos conocen la historia de Acán en Josué, capítulo siete.  Dios había instruido a los Israelitas para destruir completamente todas las cosas del enemigo.  Acán, sin embargo, tomó del botín algunas cosas que tenían gran valor terrenal y las escondió.  El resultado fue que Dios juzgó a toda la tribu de los Israelitas, trayendo derrota en la batalla y pérdida de vidas humanas.

Si escondemos cosas del antiguo estilo de vida, incluso si sentimos que tienen un gran valor, cosecharemos los efectos de este comportamiento.  Nuestro nuevo estilo de vida es dañado y otros a nuestro alrededor son afectados.

Como un cirujano busca cada rastro de cáncer de tal forma que ningún problema nuevo surja del antiguo, así también debemos remover todos los remanentes de nuestro pasado: toda pornografía, ropa que conlleve una respuesta sexual y recuerdos que hagan que la mente recuerde viejos tiempos.  Estas cosas deben ser completamente erradicadas.

Romper con una forma de vida confortable por aquella que es desconocida requiere un paso de fe en Jesús, sabiendo que Jesús iluminará el camino a la nueva vida abundante.  Las Escrituras nos dan una interesante comparación entre la vida de David y Saúl.

Saúl fue enviado a una misión de Dios con instrucciones implícitas similares a las que Acán recibió: destruir todo y no dejar nada que perteneciera al enemigo.  Sin embargo, él también conservó lo prohibido e intentó cubrir su mala acción.  Saúl nunca vino a una posición de total arrepentimiento.

David, durante un tiempo también se aferró a su pecado y no vino al arrepentimiento.  Estaba decidido a tener a Betsabé como compañera sexual sin importarle el hecho de que ella pertenecía a otro.  La determinación de David para pecar trajo muerte y destrucción a miles.

Saúl fue de un desastre a otro y murió separado de Dios.  Su orgullo destructivo y arrogancia y su falta de disposición para romper con su pasado lo condujo a un final triste.

Pero David se quebrantó, halló su limpieza y disfrutó el ser restaurado al compañerismo con Dios. Vino delante del Señor diciendo,

“Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado.  Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí.  Contra Ti, contra Ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio”.  (Salmo 51:2-4)

 

Por Leo Chain

 Hace muy poco finalizamos un evento de gran bendición. Mucha gente fue tocada por la mano de nuestro Dios; confesaron pecados y se liberaron de culpas con las que habían cargado por años. Lloramos, reímos, fuimos testigos de personas haciendo y confirmando compromisos con Dios, tomando decisiones para la eternidad, y haciéndose responsables por esas decisiones.

 La experiencia nos ha enseñado que después de tiempos como este, algunas personas experimentan algunos síntomas ligados a la depresión ligera. ¿Qué es lo que sucede? Me gustaría compartir contigo algo sobre lo que he llamado “Depresión post-congreso” y algunos consejos para sobrellevarla.

 Hay ciertos neurotransmisores que influyen en la forma en la que percibimos el ambiente y expresamos las emociones, y que también pueden influir en nuestro estado de ánimo y cómo procesamos las cosas después de un evento emocionalmente importante.

 Estos neurotransmisores ejercen cierta influencia en los patrones de conducta, pensamiento, el ciclo de sueño-vigilia, conducta, movimiento, estado de alerta, apreciación del dolor, actividad sexual, apetito y funciones cardiacas.

 Los congresos o seminarios de sanidad y restauración, son eventos emocionalmente importantes. Antes, durante, y después de los mismos, las personas son confrontadas con pecado, heridas y comportamientos inadecuados. Son animadas a tomar decisiones, a confesar, a pedir perdón, a reconciliarse con Dios. También los organizadores, conferencistas, equipo de apoyo y voluntarios son sometidos a una gran presión emocional, tensión, falta de sueño y cansancio físico.

 Todas las actividades y emociones involucradas implican ciertos cambios fisiológicos y neuroquímicos en el cuerpo, por lo que el cerebro presenta cierto desequilibrio químico al ser invadido por una serie de sustancias que estimulan las áreas que tienen que ver con los estados emocionales e inhiben las áreas que tienen que ver con la concentración y el pensamiento racional, por lo que, dependiendo de los recursos emocionales de la persona y de su temperamento, el resultado podría ser una ligera depresión, cansancio o desgano, dificultad para concentrarse en tareas cotidianas, las personas podrían sentirse eufóricas sin motivo, o profundamente tristes y con angustia, además de sentir que no lo pueden evitar conscientemente.

 ¿Por qué se dan todos estos cambios? Porque el cerebro está tratando de restablecer el equilibrio natural de sustancias resultantes de este periodo de tensión y emociones encontradas. Es sólo una forma en que el cuerpo nos está diciendo que algunos químicos se agotaron en el torrente sanguíneo, y tomará tiempo sintetizarlos de nuevo, pero mientras eso sucede, podemos tomar algunas medidas para ayudar.

 Es un periodo para cuidar el templo del Espíritu Santo, que es nuestro cuerpo, así que, después de este tipo de eventos, debemos enfocarnos en cambiar los pensamientos negativos, mejorar las relaciones interpersonales, seguir con nuestras actividades cotidianas, aprender y poner en práctica técnicas para relajarnos. Entre esas actividades ordinarias, no olvidemos seguir llevando, o iniciar, una relación de rendición de cuentas, la cual nos permitirá mantener el rumbo y saber que no estamos solos en nuestra lucha.

 Debemos tomar abundantes líquidos, de preferencia agua (y evitar bebidas estimulantes como café, refresco o te). Aún una ligera deshidratación puede causar efectos en el sistema metabólico y anticipar la aparición de fatiga, dificultad para concentrarse y hasta dolor de cabeza.

 Hay que seguir con una rutina de oración, y si aún no se tiene, empezar apartando un tiempo para hablar con Dios todos los días, ya que mientras se está orando se activa el lóbulo frontal, responsable del pensamiento creativo, por lo tanto la oración nos ayudará en la toma de decisiones y a la hora de encontrar la mejor solución a los problemas.

 Orar reduce la presión de la sangre, elimina la depresión y la ansiedad y reduce el pulso del corazón, proporciona bienestar psicológico, alivia dolores, y proporciona sensación de paz y tranquilidad. Se ha comprobado que orar al menos doce minutos al día retrasa enfermedades relacionadas con el envejecimiento, reduce el estrés y la ansiedad.

 La respiración abdominal tiene por sí sola la capacidad de producir cambios en el cerebro. Favorece la secreción de endorfinas, por lo que debemos aprender técnicas de respiración y relajación.

 Las personas físicamente activas tienen menores índices de ansiedad y depresión que las personas sedentarias. Por lo tanto, el ejercicio ligero, como caminar o trotar, puede brindarnos grandes beneficios al aumentar nuestra capacidad y nivel de respuesta, siendo más eficaces para responder y hacer frente a las sustancias químicas cerebrales asociadas con el estrés, la ansiedad y la depresión.

 La privación del sueño hace que el sistema inmunológico entre en acción, estresándolo y reduciendo las defensas, por lo que debemos buscar descansar y tener un buen tiempo para dormir.

 Es necesario reforzar los pensamientos hacia patrones de esperanza, ya que hay estudios que demuestran que los pensamientos de desesperanza después de un periodo de estrés generan hiperactividad, agresividad, impulsividad, fluctuaciones del humor, irritabilidad, ansiedad, insomnio, depresión, migraña, dependencia emocional y algunas alteraciones en el apetito, mientras que los pensamientos y actitudes positivas y de esperanza, ayudan a generar calma, paciencia, control de uno mismo, sociabilidad, adaptabilidad y humor estable.

 Es muy útil volver a escuchar, si es posible, las grabaciones de las conferencias, y compartir con nuestro mentor las cosas que aprendimos. También podemos escribir versículos bíblicos en algunas tarjetas que llevemos con nosotros a lo largo del día para memorizarlos; no hay como la Palabra de Dios para infundir a nuestra alma y espíritu pensamientos de sanidad y esperanza.

 Así que con estas medidas que están al alcance de todos, podremos lidiar de manera efectiva, si es el caso, con la ligera depresión post congreso, y será un tiempo para reafirmar lo que aprendimos, ser firmes en las decisiones y salir adelante, victoriosos en la batalla que Dios nos ha llamado a ganar.

Acompañando a las personas en su jornada de recuperación

¿Se ha puesto a pensar cuál podría ser la situación de una persona cuando llega a nuestras oficinas pastorales buscando ayuda?  Tal vez se dejó de su pareja, perdió el empleo a causa de sus conductas de riesgo, tal vez perdió a su familia inmediata, se siente sola, está cansada de vivir su vida, o anhela verdaderamente conectarse con Dios a través de Jesucristo. Este proceso restaurador comienza cuando la persona herida reconoce que su vida se ha salido de control y necesita ayuda.

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