Amoríos en Línea

Por Kerby Anderson

El atractivo de las ciberrelaciones La Internet se está volviendo un caldo de cultivo para el adulterio, según varios expertos que trazan el patrón de las aventuras extramatrimoniales. Así que hablaremos del fenómeno de los amoríos en línea.

Peggy Vaughn es la autora de The Monogamy Myth (El mito de la monogamia), y trabaja también como experta de America Online en problemas causados por la infidelidad. Ella predice que “un papel de Internet en el futuro será como fuente de aventuras amorosas”. Está escribiendo su segundo libro sobre el tema del adulterio, y dice que podría basar la mitad de su libro solo en cartas que recibe de personas que iniciaron un amorío en línea. [ref]Karen Peterson, “Spouses Browse Infidelity Online,” USA Today, 6 July 1999, 1D.[/ref]

Un amorío en línea (o ciberamorío) es una comunicación íntima o sexualmente explícita entre una persona casada y otra persona que no es su cónyuge, que tiene lugar en Internet. En general, esta comunicación tiene lugar a través de un servicio en línea, como America Online o Compuserve. Los participantes suelen concurrir a una sala de “chat” para comenzar una conversación grupal, y luego pasan a un modo de conversación uno a uno. Las categorías de las salas de chatvan de “soltero y a gusto” a “casado y coqueteando” o “desnudo frente al teclado”.

Las mujeres de una sala de chat suelen sorprenderse de lo que se desarrolla en un período relativamente corto de tiempo. Al principio, la conversación es estimulante, con cierto coqueteo. Sin embargo, las mujeres se ven confrontadas rápidamente con preguntas y comentarios cada vez más sexuales. Aun cuando los comentarios no se vuelvan personales, las mujeres pronto se encuentran compartiendo información íntima acerca de ellas y sus relaciones que nunca compartirían en persona con alguien. Peggy Vaughn dice: “Madres de su casa en salas de chat están compartiendo todo este material personal que ocultan de sus parejas”. Encuentra que la intensidad de las relaciones en línea de las mujeres puede “escalar rápidamente a pensar que han encontrado un alma gemela”.

Los amoríos en línea difieren de los amoríos del mundo físico en algunas cosas, pero son similares en otras. Los ciberamoríos están basados en la comunicación escrita, donde una persona puede sentirse más libre para expresarse anónimamente que en persona. Frecuentemente, la comunicación se vuelve sexualmente gráfica y pervertida, de formas que tal vez no ocurriría si una persona real estuviera escuchando esos comentarios y pudiera actuar en consecuencia. Los participantes de un amorío en línea a menudo cuentan la historia de su vida y sus secretos más recónditos. También crean un nuevo personaje, se vuelven sexualmente aventureros y simulan ser diferentes de lo que son.

La simulación es un tema importante en los ciberamoríos. Los hombres dicen ser profesionales (médicos, abogados) que hacen ejercicios diariamente en el gimnasio. Y todos dicen que si su esposa supliera sus necesidades no estarían de compras por sexo en Internet. Las mujeres dicen ser delgadas, atractivas sexualmente y aventureras. El anonimato de Internet les permite divulgar (o aun crear) sus fantasías más alocadas. De hecho, la conversación franca y el flirteo dan grandes dividendos en la cantidad de hombres en una sala de chat que quieren hablar y encontrarse con ellas.

Así como Internet se ha convertido en una nueva fuente de pornografía para muchos, también parece haberse convertido en una nueva fuente de aventuras amorosas. Las relaciones en línea suelen cruzar el límite dejando una estela de dolor, congoja y también divorcio. Aun cuando estos amoríos en línea no involucren el sexo, pueden ser muy intensos y amenazar igualmente un matrimonio.

Estadísticas actuales sobre el adulterio

En un artículo anterior, hablé de algunas de las estadísticas relacionadas con el adulterio. Antes de seguir adelante, déjeme actualizarle algunos de esas cifras con una multitud de estudios que llegan, todos, a conclusiones similares.

Una conclusión es que el adulterio se está volviendo más frecuente, y los investigadores están encontrando que las mujeres tienen la misma probabilidad que los hombres de tener un amorío. Un estudio de 1983 encontró que el 29 por ciento de las personas casadas de menos de 25 años de edad había tenido una aventura amorosa, sin ninguna diferencia estadística entre la cantidad de hombres y mujeres que escogieron ser infieles a sus cónyuges cuando eran jóvenes. [ref]Philip Blumstein and Pepper Schwartz,American Copules (New York: William Morrow,1983). [/ref] En comparación, sólo el 9 por ciento de los cónyuges en la década de 1950 debajo de 25 años había participado en sexo extramatrimonial. Otro estudio llegó a la conclusión de que a los 40 años de edad entre el 50 y el 55 por ciento de los esposos, y entre el 45 y el 55 por ciento de las esposas, participan en un amorío extramatrimonial. [ref]Maggie Scarf, Intimate Partners (New York: Ballantine, 1996).[/ref]

Las aventuras amorosas suelen ser más que un evento de una sola vez. Un estudio de 1987 encuestó a 200 hombres y mujeres y encontró que sus amoríos duraban, en promedio, dos años. [ref]Trish Hall, “Infidelity and Women: Shifting Patterns,” New York Times, 1 June 1987, B8. [/ref]De hecho, los amoríos pasan por transiciones a lo largo del tiempo. Pueden comenzar como relaciones románticas, sexuales o emocionales, y pueden convertirse en amistades íntimas. Las aventuras amorosoas que se transforman en amistades pueden durar décadas o toda la vida.

Los amoríos en línea difieren de otros amoríos en que pueden no involucrar un componente físico, pero el apego emocional sigue estando. Los amoríos en línea se desarrollan por la doble atracción de la atención y el anonimato. Alguien que ha sido ignorado por un cónyuge (o al menos percibe que ha sido ignorado) de pronto se convierte en el centro de la atención en una sala de chat o en un intercambio de e-mails uno a uno. Una mujer lo encuentra emocionante, hasta intoxicante, que todos estos hombres quieran hablar con ella. Y están ansiosos de escuchar lo que ella dice y necesita.

El anonimato alimenta esta intoxicación, porque la persona en el otro extremo de este ciberamorío es desconocida. Él o ella puede ser tan hermoso/a e inteligente como usted pueda imaginarla en sus sueños. La fantasía es alimentada por la falta de información y el anonimato. Nadie en ciberlandia tiene mal aliento, calvicie, “salvavidas” abdominales, o mal humor. El sexo es el mejor que usted pueda imaginar. Los hombres son cálidos, sensibles, amables y comunicativos. Las mujeres, osadas, sensuales y eróticas.

¿Es todo esto demasiado bueno para ser verdad? Por supuesto. Los ciberamoríos son solo fantasía. En general, cuando se encuentran los ciberamantes, hay una gran decepción. Ninguna persona real puede competir con un amante de ensoñación. Ningún matrimonio puede competir con un ciberamorío. Pero, también, un amorío en línea no puede competir realmente con una verdadera relación que brinda amistad real e intimidad marital.

No obstante, los amoríos en línea son seductores. Un adicto a Internet pide a un cónyuge “un minuto más”, así como un alcohólico justifica “un trago más”. Los ciberamoríos brindan una oportunidad para convertirse en otra persona y “chatear” con vecinos distantes e invisibles en el limbo de alta tecnología del ciberespacio. Se suplen necesidades sociales y emocionales, se permite y aun se alienta el flirteo, y una ilusión de intimidad alimenta la adicción que ha atrapado a tantos navegantes desprevenidos de la Internet.

Motivaciones para los amoríos

Los amoríos suelen desarrollarse porque la relación suple varias necesidades sociales y psicológicas. Las necesidades de autoestima suelen estar en el primer lugar de la lista. Las necesidades de autoestima se suplen a través del conocimiento, la comprensión y la aceptación. Los psicólogos dicen que esas necesidades se potencian al hablar íntimamente sobre sentimientos, pensamientos y necesidades. Esto puede tener lugar en persona o a través de Internet.

Aun cuando los amoríos en línea pueden no involucrar un componente físico, el apego emocional puede ser igualmente fuerte y aun abrumador. Y, cuando terminan, este fuerte apego suele dejar a los participantes con un dolor emocional.

Las mujeres dicen sentirse emocionadas por el interés de su amante en ellas, físicamente, emocionalmente e intelectualmente. También están muy fascinadas por la oportunidad de conocer a un hombre distinto (en la forma de pensar y sentir). También se sienten en intimidad con sus amantes porque pueden hablar de sus sentimientos abiertamente. Sin embargo, cuando termina la aventura amorosa, sienten mucha culpa con relación a su esposo y a sus hijos. También lamentan el engaño que acompañó el amorío.

Los hombres dicen que se sienten emocionados por la experiencia sexual de la aventura amorosa. Tratan de controlar sus sentimientos en el amorío y no compiten con los sentimientos que tienen por su esposa. A menudo limitan su relación emocional con su amante. Los hombres también sienten culpa y lamentan el engaño cuando termina un amorío, pero menos que la mayoría de las mujeres.

Los hombres y mujeres tienen aventuras amorosas por diferentes razones. La investigación ha mostrado que las mujeres buscan amoríos a fin de ser amadas, tener un amigo y sentirse necesitadas. Los hombres buscan amoríos para lograr satisfacción sexual, amistad y diversión. [ref]Annette Lawson, Adultery: An Analysis of Love and Betrayal (New York: Basic Books,1988).[/ref]

Parece ser que el porcentaje de mujeres que tienen sexo extramarital ha aumentado en las últimas décadas. En 1953, Alfred Kinsey encontró que el 29 por ciento de las mujeres casadas reconocieron haber tenido al menos un amorío. [ref]Alfred Kinsey, et. al. Sexual Behavior in the Human Female(Philadelphia: W.B. Saunders,1953).[/ref] Una encuesta de Psychology Today en 1970 informó que el 36 por ciento de sus lectoras había tenido sexo extramarital.[ref]R. Athanasiou, et. al. “Sex: A Report to Psychology Today Readers,” Psychology Today, July 1970, 39-52.[/ref] Un estudio de 1987 encontró que el 70 por ciento de las mujeres encuestadas había participado en una aventura amorosa. [ref]Shere Hite, Women and Love (New York: Alfred Knopf, 1987).[/ref]

También parece que las mujeres que están empleadas a tiempo completo fuera de la casa tienen una mayor probabilidad de tener un amorío que amas de casa de tiempo completo. Varios estudios llegan a la misma conclusión. Un estudio encontró que el 47 por ciento de las mujeres que tenían empleos de tiempo completo y el 27 por ciento de amas de casa de tiempo completo habían participado en una aventura amorosa antes de cumplir los 40 años.[ref]Carol Travis and Susan Sadd,The Redbook Report on Female Sexuality (New York:Delacorte Press, 1977).[/ref] Y la revista New Woman encontró que el 57 por ciento de las esposas empleadas que habían tenido un amorío conocieron a su amante en el trabajo.[ref]”Infidelity Survey,” New Woman, October- November 1986.[/ref]

En contra de la sabiduría convencional, una aventura amorosa no ayudará a su matrimonio. En 1975, Linda Wolfe publicóPlaying Around después de haber estudiado a veintiún mujeres que estaban teniendo amoríos para mantener sus matrimonios intactos. [ref]Linda Wolfe, Playing Around: Women and Extramarital Sex (New York: WilliamMorrow, 1975).[/ref] El razonamiento para muchas de estas mujeres era que, si podían suplir sus propias necesidades, sus matrimonios serían más exitosos. Muchas decían que estaban desesperadamente solas. Otras tenían miedo, y creían que sus esposos no las amaban o no estaban dedicados a su matrimonio. Cinco años después del estudio inicial, solo tres de las veintiún mujeres seguían casadas.

El adulterio puede destruir un matrimonio, sea en un amorío físico o en un amorío en línea.

Cómo impedir un amorío

El esquema general para algunas de estas ideas viene del terapeuta familiar Frank Pittman, autor de Private Lies: Infidelity and the Betrayal of Intimacy (Mentiras privadas: Infidelidad y la traición de la intimidad), si bien he agregado material adicional. Él ha aconsejado a 10.000 parejas a lo largo de los últimos cuarenta años, y unas 7.000 han experimentado infidelidad. Tienen diecinueve sugerencias específicas para parejas sobre cómo evitar los amoríos. [ref]”Reducing the risks of a wandering eye,” USA Today, 6 July 1999, 10D.[/ref] Consideremos algunas de ellas.

Primero, acepte la posibilidad de ser atraído sexualmente a otra persona y tener fantasías sexuales. Frank Pittman cree que debemos reconocer que este tipo de pensamientos pueden desarrollarse, para que uno no los asuste y haga que se escondan. Pero también dice que uno no tiene que actuar de acuerdo con ellos.

Segundo, debemos pasar tiempo con persona monógamas. Él dice: “Constituyen un buen sistema de soporte”. Expresándolo negativamente: “No se dejen engañar: ‘Las malas compañías corrompen las buenas costumbres'” (1 Corintios 15:33).

Tercero, trabaje en su matrimonio. Él dice que debemos mantener nuestro matrimonio sexualmente atractivo y trabajar para tener intimidad con nuestro cónyuge. También dice que debemos hacer que el matrimonio sea una parte importante de nuestra identidad. “Lleve su matrimonio con usted dondequiera que vaya”.

Cuarto, sea realista en cuanto a su matrimonio. Pittman dice: “No espere que su matrimonio lo haga feliz. Vea a su pareja como una fuente de bienestar más que una causa de infelicidad”. Acepte la realidad del matrimonio; no es siempre hermoso. También acepte que ambos son imperfectos.

Quinto, mantenga el matrimonio en igualdad. Compartan las tareas de padres. “Si no, un integrante de la pareja se convertirá en un padre de tiempo completo y el otro integrante, en un hijo de tiempo completo”, sin responsabilidades y que busca ser cuidado. Y mantengan la relación en un pie de igualdad: “Cuanto más igualitario sea, más lo respetarán y valorarán ambos integrantes”.

Sexto, si aún no están casados, tenga cuidado con su elección de una pareja para el matrimonio. Por ejemplo, cásese con alguien que cree en la monogamia y tiene una historia familiar monogámica. Frank Pittman dice: “Es una mala idea convertirse en el quinto esposo de una mujer que ha sido infiel a los cuatro anteriores”. También, cásese con alguien que respeta y quiere a su género. “El carácter especial que tiene usted se le pasará a su cónyuge y, con el tiempo, lo considerará como integrante del género que desprecia”.

Séptimo, llame a su casa cada día cuando viaja. “De lo contrario, comenzará a tener una vida separada”. Y manténgase fiel. “Si usted quiere que su pareja (se mantenga fiel), es una buena idea mantenerse fiel usted mismo”. Y asegúrese de ser abierto, sincero y auténtico. Las mentiras y el engaño crean una vida secreta que puede permitir que ocurra una aventura amorosa.

Finalmente, no sobre reaccione o exagere las consecuencias de un amorío, si ocurre. Pittman dice: “No significa que habrá un divorcio, un asesinato o un suicidio. Refrénese y vuelva a meterse en el matrimonio”.

Los amoríos pueden destruir un matrimonio. Tómese el tiempo para hacer que su matrimonio sea resistente a las aventuras amorosas, y así evitar el dolor, la culpa y el remordimiento que resultan inevitablemente. Y, si ha caído en un amorío, ábrase camino de vuelta y reconstruya su matrimonio.

Las consecuencias de los amoríos

Cuando Dios ordena: “No cometas adulterio” (Éxodo 20:14), lo hizo por nuestro propio bien. Hay significativas consecuencias sociales, psicológicas y espirituales del adulterio.

Un importante costo social es el divorcio. Un amorío que se descubre no tiene que terminar en divorcio, pero suele ser el caso. Alrededor de un tercio de las parejas siguen juntas después de descubierto una aventura amorosa adúltera, mientras que los dos tercios restantes suelen divorciarse.

No es sorprendente que la tasa de divorcios es mayor entre personas que tienen amoríos. Annette Lawson (autora deAdultery: An Analysis of Love and Betrayal [El adulterio: Un análisis de amor y traición]), encontró que los cónyuges que no tenían aventuras amorosas tenían la menor tasa de divorcios. Las mujeres que han tenido múltiples amoríos (especialmente si comenzaron a principios de su matrimonio) tenían la tasa más elevada de divorcios.

Un dato menos conocido es que las personas que se divorcian raramente se casan con la persona con la que están teniendo una aventura amorosa. Por ejemplo, el estudio del Dr. Jan Harper de hombres exitosos (ejecutivos, empresarios, profesionales) encontró que muy pocos hombres que tienen amoríos se divorcian con su esposa para casarse con su amante. Solo 3 por ciento de los 4.100 hombres exitosos encuestados terminaron por casarse con su amante. [ref]Jan Halper, Quiet Desperation: The Truth About Successful Men (New York: WarnerBooks, 1988).[/ref]

Frank Pittman ha encontrado que la tasa de divorcios entre las personas que se casaron con su amante era de 75 por ciento. [ref]Frank Pittman, Private Lies: Infidelity and the Betrayal of Intimacy (New York: Norton,1989).[/ref] Las razones para la alta tasa de divorcios incluyen: intervención de la realidad, culpa, expectaciones, una desconfianza general del matrimonio, y una desconfianza de la persona con la que tuvo la aventura amorosa.

Las consecuencias psicológicas son importantes también, aun cuando a veces son más difíciles de discernir. Las personas que tienen un amorío a menudo lo hacen por necesidad de autoestima, pero frecuentemente erosionan aún más esos sentimientos al violar la confianza, la intimidad y la estabilidad en una relación matrimonial. Los amoríos no estabilizan un matrimonio, sino que lo desestabilizan.

Los amoríos destruyen la confianza. No es de extrañar que los matrimonios formados luego de una aventura amorosa y un divorcio tengan una tasa de divorcios tan elevada. Si su nuevo cónyuge engañó antes, ¿qué garantía tiene de que esta persona no comenzará a engañarlo a usted? La desconfianza del matrimonio y la desconfianza de la persona que participó en el amorío son temas importantes.

Finalmente, están las consecuencias espirituales de los amoríos. Apenamos al Señor con nuestras acciones. Avergonzamos al Señor cuando nos convertimos en una estadística más de un fracaso moral dentro del cuerpo de Cristo. Ponemos en peligro el vínculo sagrado del matrimonio entre nosotros y nuestro cónyuge. Traemos culpa a nuestra vida y vergüenza a nuestro matrimonio y nuestra familia. Las aventuras amorosas se cobran un precio tremendo en nuestra vida y las vidas de quienes amamos y apreciamos.

Y no olvidemos las consecuencias a largo plazo. Los amoríos, por ejemplo, pueden llevar a embarazos no deseados. Según un informe: “Los estudios de grupos sanguíneos muestran que tanto como 1 de cada 10 bebés nacidos en Estados Unidos no es hijo del esposo de la madre“. [ref]William Allman, “The Mating Game,” U.S. News and World Report, 19 July 1993, 57-63. [/ref] Las aventuras amorosas también pueden producir enfermedades de transmisión sexual como sífilis, clamidia, herpes o aun SIDA. Muchas de estas enfermedades no son curables y durarán toda la vida.

El adulterio es peligroso, al igual que los amoríos en línea. La popularidad de la reciente película Tienes un e-mail ha ayudado a alimentar la fantasía que uno está escribiendo a Tom Hanks o Meg Ryan. En prácticamente cada caso, nada podría estar más lejos de la verdad. Un amorío en línea podría ocurrirle a usted, y la trama podría parecerse más a Atracción fatal.

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Traducción: Alejandro Field Reproducido con permiso.


Acerca del autor

Kerby Anderson es el director nacional de Probe Ministries International. Recibió su B.S. de Oregon State University, M.F.S. de Yale University, y M.A. de Georgetown University. Es autor de varios libros, incluyendo Genetic Engineering (Ingeniería genética), Origin Science (La ciencia de los orígenes), Living Ethically in the 90s (Cómo vivir éticamente en la década del 90), Signs of Warning (Señales de advertencia), Signs of Hope (Señales de esperanza), y Moral Dilemmas (Dilemas morales). Director general y colaborador de los libros Marriage, Family and Sexuality y Technology, Spirituality, & Social Trends, de Kregel Publications.

Es un columnista nacionalmente sindicado cuyas editoriales han aparecido en los periódicos Dallas Morning News, Miami Herald, San Jose Mercury, y Houston Post.

Es el anfitrión de “Probe,” y suele servir como anfitrión invitado en el programa radial “Point of View” (Punto de vista – USA Radio Network). Si usted tiene algún comentario o pregunta sobre este artículo, envíelo por favor a espanol@probe.org. Por favor indique a qué artículo se está refiriendo.

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