Por Dan Hitz

“¿Nadie te ha condenado?” “Nadie, Señor”, dijo ella. “Entonces tampoco yo te condeno”, declaró Jesús. “Ve ahora y deja tu vida de pecado”. Juan 8:10b-11 NVI

La simple verdad de Juan 3:16 es que “…tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree no se pierda, mas tenga vida eterna”. Es a través de la gracia que somos “salvos por medio de la fe” y somos hechos “nuevas criaturas” (Efesios 2:8-9; 2 Corintios 5:17). No podemos hacer nada para ganar nuestra salvación. No podemos ser “suficientemente buenos” para calificar para el Cielo. Simplemente estamos llamados a entregar nuestras vidas a la autoridad de Jesucristo y recibir Su Espíritu dentro de nosotros. En realidad, esa es una gran entrega de nuestras vidas y un regalo aún mayor de Su salvación eterna.

Autor: Anónimo

Sin entrar en muchos detalles, comenzaré diciendo que justo en el momento en que pensamos que nuestra hija (la llamaremos Mary) estaba a salvo y felizmente casada, recibí una llamada telefónica de ella diciendo que dejaría a su esposo de apenas 9 meses y que “nunca tendría otro hombre en su vida”. Me sorprendió y asumí que quería decir que sus experiencias pasadas junto con su experiencia actual le habían demostrado que simplemente no necesitaba un hombre en su vida para ser feliz.

PERO, la llamada telefónica de un amigo en común que siguió poco después me tomó por sorpresa cuando me dijeron que a la persona le preocupaba que Mary pudiera perder la custodia de nuestra nieta de cinco años debido a su decisión de vivir un estilo de vida gay. Nos quedamos impactados. Nunca lo hubiéramos esperado. No sucedió nada en su vida que nos llevara a esperarlo (de hecho, todos los signos conducían a lo contrario).

Nunca pensé en el uso de la pornografía como un problema. Lo veía como algo que “no dañaba a nadie” y me sentía “a salvo”. En la secundaria era normal que los chicos hablaran de la pornografía, lo que hacía que pareciera que todos la consumían, como algo totalmente normal y natural. Lo que no sabía es que estaba usando la pornografía como una droga para disociarme de mis emociones y alejarme de Dios. A medida que pasaba el tiempo, me llevaba cada vez más a un mayor aislamiento y me hacía sentir más y más deprimido, alimentando un ciclo que no conocía ni entendía. Debido a que estaba tan involucrado en la negación y el aislamiento, tampoco pensaba en cómo afectaría esto a quienes estaban a mi alrededor, y nunca pensé en mi relación distante con Dios. Darme cuenta de que el uso de la pornografía era un problema, e incluso una adicción, fue como levantar una niebla pesada frente a mí, disipando las mentiras que aceptaba como verdad.

Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del autor, y no necesariamente representan la posición de Exodus Latinoamérica

Por Dr. Steven R Tracy

Las familias abusivas tienden a parecerse a otras familias en nuestros vecindarios, escuelas e iglesias cuando están fuera de la privacidad de su propio hogar. Desafortunadamente, las similitudes pueden detenerse por completo cuando están detrás de las puertas cerradas y las cortinas de su propia casa. Tracy describe esto como la banalidad del mal: las personas malvadas no se ven mal, se ven como todos los demás”. Este es el desafío para aquellos de nosotros que crecimos en una familia disfuncional. Escuché muchas veces lo amable que era mi madre de personas que conocían su lado saludable.

• Recibiendo • modelando • enviando •

Después de escribir Tu matrimonio sí importa y Tu identidad sí importa, era una asignatura pendiente seguir con la saga y publicar Tus hijos sí importan, completando así una trilogía donde trabajamos el matrimonio, el crucial papel del hombre y la crianza de los hijos.

Probablemente este sea el libro más importante de esta serie, pues nuestros hijos no solo constituyen el reemplazo generacional natural, sino que debido a la educación recibida también serán para las futuras generaciones, transmisores de la fe o, lamentablemente, transmisores de los valores de una sociedad depravada en muchos aspectos. Aquí radica la enorme responsabilidad de conseguir educar a nuestros hijos en los valores que emanan de la Palabra de Dios, para que no sean arrastrados por la corriente de una sociedad líquida con la que nos toca competir.

Un manual para padres con hijos pródigos

Qué hacer cuando tu hijo se desvía…

A menudo todo comienza con una llamada telefónica: quizá sea un oficial de policía, maestro, pastor, amigo, reportero de prensa o incluso tu hijo o hija. Sea quien sea, te dicen algo que nunca hubieras deseado escuchar, algo que te debilita causando conmoción, incredulidad y consternación:

“Me voy de casa. No puedo aguantarte ni a ti ni a tu religión”.

“Estoy embarazada”.

“Estoy viviendo con mi novia”.

“Su hijo ha sido arrestado por vender drogas”.

Por Víctor T

Las personas con quebrantamiento mencionan a menudo que una de las cosas que más dolor les causó en los primeros años de vida, y que se prolongó a la adultez, fue la relación con su padre. El anhelo de vivir en plenitud y libertad se ha visto interrumpido dramáticamente por la ausencia de una de las personas más importantes en el desarrollo, nuestro padre.

La escasa o nula presencia, o la equívoca participación e involucramiento en los años formativos puede causar mucho daño. A través de los años Éxodus Latinoamérica y muchos otros involucrados en los temas de quebranto sexual y relacional, han planteado que la figura paterna es un eslabón importante en la cadena de la formación de identidad.

10 Cualidades del corazón que facultan a nuestros hijos a tomar decisiones correctas

Josh McDowell comparte diez cualidades del Padre celestial que nos pueden ayudar a los padres terrenales a modelar a nuestros hijos los valores de la Biblia, para que estén capacitados para tomar las decisiones que agradan a Dios y traigan bendición a la familia y a otros.

Por Arline de Westmeier

Discernir la voz de Dios y entender su voluntad es como aterrizar nuestro avión durante la noche sin poder ver la pista hacia la cual nos dirigimos.

Dios nos ha dado luces de aterrizaje que al estar prendidas y alineadas pueden asegurarnos que hemos oído su voz y que en ese lugar que Él nos indica encontraremos la pista, aunque no la veamos sino hasta el momento en que ya estemos aterrizando.

Por Leonor M.

Hay una historia muy peculiar:
Una mañana muy fría, un hombre iba de prisa hacia su trabajo. Al doblar una esquina en su carro, vio a un niño que apretaba su nariz contra la vitrina de una panadería. Allí dentro, el panadero amasaba una mezcla fragante para una nueva horneada de pan.
El niño huérfano, hambriento, observaba cada movimiento del panadero. El hombre detuvo su vehículo, descendió y fue hasta donde estaba aquel pequeño.
Hijo, ¿te gustaría comer alguno de esos panes? El niño quedó asombrado.
-¡oh! sí… me gustaría mucho.
Entonces el hombre entró y compró una docena; los puso dentro de una bolsa y  volvió donde estaba el niño afuera, de pie.
-Aquí están -ofreció el hombre, extendiendo la bolsa al niño.
Al irse, sintió que tiraban de su camisa. Miró hacia atrás y oyó cuando el niño le dijo: -¡Señor!… ¿usted es Dios?

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